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Seminario
Estimulación temprana en niños ciegos y disminuidos visuales

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ciegos@edupsi.com

Organizado por PsicoMundo y Fort-Da

Dictado por : Cristina Oyarzabal


Clase 3
La importancia del juego como constitutivo y constituyente de la subjetividad
Cristina Oyarzabal


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Los terapeutas que atendemos niños en comparación con los terapeutas de adultos, tenemos una responsabilidad suplementaria.

¿Por qué? o ¿cuál es esta responsabilidad en más a la que me refiero?

Cuando trabajamos con adultos, la demanda es suprimir o minimizar el mal-estar que le produce el síntoma por el cual acude a la consulta; por otro lado si escuchamos atentamente la demanda que se nos dirige a los terapeutas de niños, veremos que más allá de la preocupación por los síntomas que el niño pueda presentar, se manifiesta claramente el pedido de que nos ocupemos de que se constituya un sujeto. En la experiencia clínica cotidiana suele suceder que tal demanda de estructuración subjetiva no se encuentre presente ni en los padres ni en el niño; entonces esa preocupación será nuestra ocupación; ocuparnos de que un sujeto psíquico se constituya. Estas fallas en la constitución de la subjetividad se dan con bastante frecuencia (aunque, cabe destacar, no necesariamente ) en el campo en el que estamos situados, en primer lugar: el de la Estimulación Temprana, en segundo término: el de los pequeños niños ciegos.

A quienes trabajamos con niños –sobre todo cuanto más pequeños son- se nos agrega entonces una obligación: ocuparnos de lo que todavía no está constituido.

Quería hacer esta breve introducción para entrar en el tema de la clase de hoy, que es el tema del juego. Es aquí donde el Psicoanálisis nos da un gran aporte en relación a una pequeña pero fundamental serie de descubrimientos.

Se trata de los dos juegos demostrados como universales:

1 - el "fort-da" ,

2 - los juegos llamados "transicionales" y

3 - "juegos de borde" o "juego de la caída" serie de juegos propuestos por el psicoanalista argentino (desde hace años residente en Porto Alegre, Brasil) A. Jerusalinsky; de quien tomaremos muchos de sus aportes que desde hace décadas viene haciendo al campo de la Discapacidad y el Psicoanálisis.

1 - Juego del fort-da

"Está- no está" descrito por Freud en "Más allá del principio del placer". Se trata de un juego de descubrimiento-encubrimiento en una serie que hacia atrás juego podríamos encontrarlo en el famoso juego del "cu-co" está-no está) y hacia delante llegará hasta la formación de la mentira .

Es fundamental para todo aquel que trabaje con niños, valorar la importancia de este juego y si no está, si el niño no lo ha armado hay que lograr que aparezca, ya que es constitutivo y constituyente del psiquismo.

El juego que Freud observa en su nietito de apenas 18 meses se le torna (a Freud) una acción enigmática y fue necesaria su repetición para que cobrase para él sentido. Es el conocido juego del carretel. No voy a desarrollarlo aquí, ya que, quiero –a partir de este juego, hacer otras consideraciones. Los invito a que acudan al texto freudiano , apenas dos páginas en "Más allá del principio del placer" texto de 1920 ; tan sólo dos páginas que nos abre al mundo infantil.

Les decía, hace un rato, que este juego del fort-da hace serie hacia atrás con el juego del "cu-co" y hacia delante con la adquisición de la mentira, toda una conquista simbólica infantil que aparece como la prueba de que la mirada del Otro no se extiende hasta su verdad subjetiva. Se trata de un recurso fundamental para mantener en la intimidad las circunstancias de su goce. Pero, no vamos hablar de la mentira (sólo lo enuncio al pasar) ya que nos estamos ocupando del juego en los niños pequeños.

Para hacer este análisis voy a seguir a Paul Assoun, un psicoanalista francés; todos los autores que vayamos viendo clase por clase, están en la Bibliografía General.

Ya que estamos tratando acerca de niños ciegos, me parece fundamental estudiar el tema de la "mirada" y Assoun hace un estudio muy detallado de cómo Freud muestra la situación en que la experiencia de la mirada se liga a la pérdida de objeto cuando intenta comprender la angustia (originaria) del dolor.

Se trata de la situación del lactante en que en lugar de su madre ve a una persona extraña; evidentemente hay allí angustia (relacionada a la pérdida del objeto materno) pero la expresión del rostro y la reacción de las lágrimas muestran que además siente dolor. El dolor en los rasgos del niño que todavía no puede distinguir entre la desaparición temporaria y la pérdida permanente: si no ve a su madre inmediatamente obra como si nunca más volviera a verla: perder de vista, por lo tanto, equivale a perder a secas.

Sólo saldrá de ese estremecimiento - en que el dolor desfigura sus rasgos- al entender que la desaparición de la madre es seguida por su reaparición.

Su madre lo auxilia con el conocido juego de cubrirse el rostro para volver a descubrirlo provocándole alegría. De esta manera da lugar a una experiencia de nostalgia que reemplaza a la de desesperación.

La pérdida de vista no sólo es metáfora de la pérdida de objeto, también, la configura. La pérdida de vista hará estragos si coincide con una necesidad que la madre debe aplacar. Punto inefable del dolor donde perder de vista el objeto será lo peor de la pérdida.

Assoun nos habla acerca de la mirada de dolor originario utilizando una expresión muy elocuente, nos habla de un " dolorismo "de la mirada.

¿Qué hace, entonces, el lactante - se pregunta- si la madre ha partido y transita por el mundo?

Estamos frente a un niño de un año y medio de edad que articula sólo unas pocas palabras; dispone de unos pocos sonidos dotados de significaciones apenas comprensibles .

Sin embargo, dará voz, literalmente: "o- o" –" a-a" en una larga jaculatoria verbal que Freud interpreta como la puesta en escena de un juego que consiste en arrojar "pequeños objetos" a un rincón de la habitación. Esta seudo interjección significaría "fort" (allá: término mediante el cual nombra el alejamiento).

Freud comprende el juego en toda su secuencia de desaparición y reencuentro, esta repetición incansable escande las idas y venidas de la madre.

En lugar de lágrimas y gritos, ahora el niño convoca a sus fonemas y realiza mediante la voz la "renuncia pulsional".

2 - Juego de "éste es el otro"

El objeto transicional constituye el descubrimiento fundamental de Winnicott que además puntualiza en un conjunto de fenómenos con ese mismo nombre "fenómenos transicionales"

Haré aquí una apretada síntesis, razón por la cual los invito a leer el texto de Winnicott: " Realidad y Juego".

Hacia el año 1951, Winnicott formula su primera hipótesis acera de la existencia de lo que él denomina "objetos transicionales" y "fenómenos transicionales"

Nos dice que es por todos conocido el hecho de que los recién nacidos usan el puño, los dedos, los pulgares para estimular la zona erógena oral, no sólo –dice- para satisfacer los instintos de dicha zona sino, también, para lograr una tranquila unión. Se sabe, también, que pasados unos pocos meses los bebés sienten placer en jugar con muñecos y que la mayor parte de las madres les ofrecen algún objeto especial, esperando que los niños se apeguen a ellos.

El autor sostiene que hay una relación entre estos dos grupos de fenómenos, separados por un espacio temporal.

A ese objeto, Winnicott lo llama "la primera posesión"; es la primera posesión de "no- yo". Hay una variación muy amplia en la secuencia de hechos que comienza con la introducción del puño en la boca por parte del bebé recién nacido y que conducirá al apego a un osito, a un muñeco u otro tipo de juguete.

Aparte de las satisfacción erótica oral, Winnicott estudia otras cuestiones que resultan fundamentales , entre ellas:

  1. la naturaleza del objeto.
  2. la capacidad del bebé de reconocer ese objeto como un "no-yo"
  3. la ubicación del objeto: afuera, adentro, en el límite
  4. la capacidad del niño para idear, imaginar, crear un objeto
  5. el inicio de un tipo afectuoso de relación de objeto

Winnicott usa los términos "objetos transicionales" y "fenómenos transicionales" , para designar esa zona intermedia de experiencia, entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto, entre la actividad creadora primaria y la proyección de lo que ya se ha introyectado.

De acuerdo a esta definición, también el parloteo del bebé y el modo en que un niño mayor repite un repertorio de melodías y canciones preparándose para dormir es ubicado por Winnicott en la zona intermedia, como fenómenos transicionales, junto con el uso que se hace de objetos que no forman parte del cuerpo del niño aunque todavía no se los reconozca totalmente como pertenecientes a la realidad exterior.

El enfoque de este autor se relaciona con la primera posesión, y con la zona intermedia entre lo subjetivo y lo percibido objetivamente.

Winnicott detalla, detenidamente, las primeras experiencias funcionales del bebé, tales como la experiencia autoerótica como resulta ser la succión del pulgar y nos dice que dichas experiencias van acompañadas por la formación de pensamientos o fantasías; a todas estas cosas, las denomina fenómenos transicionales.

Si observamos a un bebé veremos que suele surgir algo o algún fenómeno, tales como un puñado de lana o la punta de una manta, o una palabra o una melodía, que llega a tomar una importancia fundamental para el bebé a la hora de dormir, y que resulta ser una defensa contra la ansiedad, especialmente, la de tipo depresivo. Suele suceder que el niño haya encontrado algún objeto y lo utilice y, entonces, se convierte en lo que este autor, denomina como objeto transicional. Los padres conocen el valor de este objeto y la madre permite que se ensucie e incluso que tenga mal olor, ya que se da cuenta que en caso de lavarlo provoca una ruptura en la continuidad de la experiencia del bebé, pudiendo destruir la significación y el valor del objeto para el pequeño niño.

Los fenómenos transicionales suelen aparecer desde los cuatro a seis meses hasta los ocho a doce meses de vida.

Es importante destacar que no se observa una diferencia apreciable entre los niños y las niñas en el uso de la primera posesión "no- yo" que Winnicott llama objeto transicional.

Es cierto que un trozo de una manta (o lo que fuese) simboliza un objeto parcial , como el pecho materno, sin embargo, lo importante no es tanto su valor simbólico como su realidad. El que no sea el pecho ( o la madre) tiene tanta importancia como el hecho de representarlos (al pecho o a la madre)

Sin embargo, debe señalarse que a veces no existe un objeto transicional fuera de la misma madre. O el bebé está perturbado en su desarrollo emocional a punto tal que le resulta imposible gozar del estado de transición, o bien se quiebra la secuencia de los objetos usados.

Al objeto transicional no se lo olvida ni se lo llora sino que va perdiendo significación y esto sucede porque los fenómenos transicionales van tornándose difusos y van extendiéndose a todo el territorio intermedio entre la "realidad psíquica interna" y "el mundo externo" es decir, a todo el campo cultural

3 - Juego de "cae-no cae"

Podemos observar en los niños toda una serie de juegos que podrían llamarse como " juegos de borde", tales como por ejemplo ,tirar juguetes fuera de la cuna, empujar lentamente objetos hacia el borde de la mesa hasta hacerlos caer, hurgar en agujeros y pequeñas aberturas, jugar a caer desde distintos lugares; los niños son pequeños especialistas en andar por los bordes.

Es bastante frecuente observar que en los niños autistas ante la intervención adecuada de algún terapeuta que les abre la dimensión de una pérdida posible, o sea, cuando los niños autistas comienzan a mejorar una de las primeras palabras que dicen es "cae" o "cayó". Esta es una observación muy interesante que hace Jerusalinsky.

Nosotros lo ilustraremos, con un caso clínico, en la próxima clase.


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