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Seminario
Epistemología:
Una mirada post-postivista
http://wwww.edupsi.com/epistemologia
epistemologia@edupsi.com

Organizado por : PsicoMundo

Dictado por :
Dra. Denise Najmanovich


Clase 11

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Queridos Todos:

Bienvenidos a otro año del seminario de Epistemologia Post-positivista. A partir de esta clase comenzaré a trabajar el problema de la "Representación". Hasta ahora hemos considado la problemática del Espacio Exterior. Cómo ésta noción se fue construyendo a partir del renacimiento, el cambio que significó respecto a la mentalidad medieval, los diversos actores sociales que participaron en esta producción de un mundo "independiente", el contexto social y filosófico en el que emergió. He querido mostrar a través de la narración cómo esta noción no cayó del cielo, ni fue producto de una iluminación filosófica, sino que a través de una multiplicidad de experiencia fue tomando cuerpo y moldéandose a través de la acción y la reflexión, en un contexto afectivo y político.

Ahora, comenzaremos a considerar la problámita central de la filosofía moderna, a la que Richard Rorty bautizó como " como el espejo de la naturaleza". Es mi intención mostrar cómo las problemáticas centrales de la modernidad, y particularmente de la epistemología fueron, son y serán, parte de una compleja red de interacciones en las cuales emerge un modo peculiar de experimentar el mundo y se legitima en la perspectiva filosófica llamada "representacionalismo" y que constituye la arena común de muy diversas propuestas filosóficas, siendo -además- el núcleo central de la epistemología de la modernidad.

Espero que a lo largo del año podamos profundizar en esta temática pués sólo a partir de un recorrido riguroso por la anatomo-fisiología del pensamiento representacionalista podremos comprender los límites del mismo y traspasarlos.

Es mi deseo contar con todos ustedes, a través de los comentarios y preguntas, para hacer de este seminario un encuentro de pensamiento.

Les agradezco a todos desde ya su participación

Dra. Denise Najmanovich

 

Clase 11

La "representación": de los presupuestos a las problemáticas

En las arenas de la filosofía moderna se han enfrentado muchas veces el realismo y el idealismo, el empirismo y el racionalismo. A lo largo de los siglos los enfrentamientos han tomado diversas formas, pero los seguidores de cada grupo han mantenido siempre con pasión unas discusiones interminables, irresolubles y en muchos casos absurdas, a las que gustan llamar "debates racionales".

Como no deseo unirme al pugilato verbal que ha enfrentado a los bandos clásicos, he elegido abordar el tema desde una perspectiva centrada en la pregunta por el terreno común que hizo posible estos enfrentamientos. Deseo explorar esa zona de acuerdos que ha hecho posible el desacuerdo: el lenguaje desde el cual se presentan los argumentos y el escenario donde se sustentaron los debates.

Como ha señalado magníficamente Michel Serres "dos interlocutores, empeñados en contradecirse, por muy violentamente que se enfrenten, y mientras acepten limitarse a una discusión, necesitan hablar una lengua común" 1. Pero no solo eso deben compartir, sino que es necesario un escenario que los albergue a ambos, un conjunto de acuerdos sobre los cuales sea posible disentir.

Ese ámbito ha sido la concepción representacionalista del conocimiento. Sobre ese escenario se han montado una gran variedad de obras filosóficas: desde matchs encarnizados, hasta comedias de enredos. En las arenas "representacionalistas" disfrutaron la gloria y vivieron el ocaso muchos pensadores.

La "teoría representacionalista" 1, a pesar de ser condición necesaria del espectáculo filosófico, no era considerada parte del mismo, y por lo tanto no fue cuestionada. Asumida como obvia se hizo invisible a los contendientes y, por lo tanto, aceptada acríticamente por todos.

Es por ello que consideraré en primer lugar el escenario en el cual emergió la concepción representacionalista, para explorar el contexto de su nacimiento y desarrollo, e intentar comprender cómo fue que llegó a hacerse "transparente". Examinaré luego sus características centrales, sus presupuestos y sus versiones, para finalmente avanzar hacia una mirada que nos permita ver las lagunas, los vacíos, los límites del representacionalismo, hasta llegar a las compuertas evolutivas que nos permitirán salir de su universo de posibilidades hacia un mundo más complejo y multidimensional.

Ya hemos viajado a través del Quattrocento italiano donde vimos emerger las prácticas de pintores y arquitectos que nos han legado las primeras manifestaciones de un espacio independiente y abstracto, supuestamente anterior a su "representación" pictórica y regido por las leyes geométricas de la perspectiva.

Ahora consideraré el espacio "interior", el del sujeto, el de la mente, el del "yo pienso" cartesiano. En particular me detendré en los vínculos que unen al mundo exterior con el espacio subjetivo según los filósofos de la Modernidad 1. No consideraré las diferencias entre distintas doctrinas sino la arena común: el representacionalismo, concibiéndolo como el modelo canónico que guió las reflexiones y sobre el que fue posible desarrollar los debates. Este escenario, sobre el que se construyeron los diferentes modelos del conocimiento de la filosofía Moderna, sólo pudo adquirir una presencia claramente definida a posteriori de las reflexiones cartesianas que establecieron el "espacio interior", espacio en el cual ha de reflejarse el mundo exterior para los empiristas o desde el cual se lo proyecta según los racionalistas. Sin embargo, no debemos olvidar que mucho tiempo antes de Descartes el terreno fue abonado por artistas y comerciantes, imprenteros y lectores, humanistas y funcionarios de las ciudades. Posteriormente, la filosofía Kantiana contribuyó de una manera decisiva a poner la problemática del conocimiento en un primer plano de la reflexión y con ello llevó el problema de la representación a su punto más alto. Sus aportes no rompieron con el espacio representativo sino que se limitaron a crear otra formulación del problema, utilizando los mismos substratos que ya habían establecido los empiristas y los racionalistas anteriores a Kant:

La separación radical entre el espacio externo y el interno (Objeto-Sujeto).

La "correspondencia" entre nuestro conocimiento del mundo y lo que este es.

La afirmación de la objetividad y universalidad del conocimiento. Jerarquización de la problemática de la Verdad.

La concepción a-histórica y desencarnada del Sujeto.

Sobre estos cuatro elementos claves se han construido múltiples modelos representacionalistas del conocimiento que coinciden en que éste es una "representación" interna del mundo externo. Es decir, que nuestro conocimiento es o bien un "reflejo" o bien una "proyección" , y que la imagen "interna" se "corresponde" con lo que está fuera de nosotros, que existe entre el mundo y nuestra "imagen mental" de él un "isomorfismo" fundamental. El modelo kantiano es el más sofisticado y sutil de todos los que se plantearon en la Modernidad, pero el "giro copernicano" que produjo este autor en la reflexión filosófica al dar lugar a la actividad constructiva del sujeto no alcanzó a transformar el espacio global del pensamiento: la arena representacional. "La forma en que Kant realizó el cambio permanecía todavía dentro del marco de referencia cartesiano; se formulaba todavía como una respuesta a la cuestión de cómo podíamos pasar del espacio interior al espacio exterior2 ".

En los apartados anteriores vimos cómo se construyó el espacio exterior a partir de nuevas experiencias (la vida en la ciudad, los viajes ultramarinos), nuevas prácticas (arquitectura y pintura renacentistas) y de la reflexión sobre ellas que realizaron los europeos del Quattrocento. Ahora, consideré el surgimiento del espacio interior en la reflexión cartesiana como tributario de un rico conjunto de nuevas costumbres, nuevos hábitos y nuevas creencias que fueron desarrollándose entre el renacimiento y la época de este gran pensador. A partir de estos análisis se desplegará la problemática representacionalista centrada en la preocupación de cómo se efectúa el pasaje del espacio interior al exterior (o viceversa) y qué puede garantizar que el conocimiento sea un reflejo fiel del mundo.

La jerarquización creciente del sentido de la vista y la expansión de sus metáforas durante el Renacimiento no se detuvo en la obra de sus artistas plásticos sino que se extendió como reguero de pólvora para enseñorearse sobre un gran conjunto de temáticas. Las metáforas ópticas y el estudio sistemático de sus tópicos fueron cuestiones claves en los siglos siguientes al Renacimiento 1, en particular, la expansión del universo de lectores gracias a la imprenta contribuyó fuertemente a este privilegio visual. A su vez la metáfora de la "impresión", es decir la posibilidad de obtener copias "idénticas" de un original a través de un procedimiento mecánico, entró en resonancia con las prácticas pictóricas y los teorías óptico-geométricos abonando el campo del que habría de surgir la "teoría" representacionalista. En las siguientes citas de Locke podremos atisbar claramente este espíritu:

"Supongamos que la mente es, como nosotros decimos, un papel en blanco, vacío de caracteres, sin ideas ¿Cómo se llena? ¿De donde procede el vasto acopio que la ilimitada y activa imaginación del hombre ha grabado en ella con una variedad casi infinita? A esto respondo con una palabra: de la experiencia. En ella está fundado todo nuestro conocimiento, y de ella se deriva todo en último término. Nuestra observación, ocupándose ya sobre objetos sensibles externos, o ya sobre las operaciones internas de nuestras mentes, percibidas y reflejadas por nosotros mismos, es la que abastece a nuestro entendimiento con todos los materiales del pensar."

"Cuando las ideas simples se ofrecen a la mente, el entendimiento no puede rehusar tenerlas, ni alterarlas cuando están impresas, ni borrarlas para hacer otras nuevas de la misma manera que un espejo no puede rehusar, alterar o destruir las imágenes o ideas que los objetos puestos delante de él producen3"

Como podemos apreciar, las concepciones de Locke (1632-1704), muestran la pregnancia de lo visual (cuando habla de observación), de la imprenta (al referirse a la impresión de la ideas) y de la óptica (cuando se refiere a que las ideas son reflejadas y que lo mismo que un espejo nuestra mente no las puede rechazar), en su concepción del conocimiento.

En este apartado recorreremos una vertiente del "problema de la representación" que se relaciona con el rol jugado por las tecnologías de la "palabra" en la concepción de un mundo abstracto, anterior, y re-presentable y de un Sujeto cognoscente desencarnado e independiente. En particular consideraré el impacto de la extensión de la práctica de la lectura gracias a la imprenta. Exploraré la potencia de la metáfora mecanicista de "impresión" que permitió pasar de las concepciones "generativas medievales", a las "reproductivas" del renacimiento y la Modernidad. Finalmente he de darle un lugar destacado a la consideración de la problemática de la "percepción" mostrando cómo las metáforas óptico-geométricas y mecánicas, han formado parte de las teorías clásicas de la percepción y el conocimiento, formando el núcleo central de las presunciones del representacionalismo. En particular me detendré en la "visión" pues la Modernidad ha jerarquizado este sentido por encima de todos los demás y ha construido mucha de la "evidencia" favorable a las concepciones clásicas gracias a la peculiares asunciones de sus teorías perceptivas.

Notas

(1) Ni siquiera era considerada "Teoría" pues era asumida como descripción y no como elaboración reflexiva. Se convertirá en teoría cuando se "vele" la transparencia, cuando salga del trasfondo y se vuelva protagonista.

(2) Es importante destacar que para que se haya podido reflexionar sobre las conexiones entre ambas, primero hubo que separarlos, delimitarlos, definirlos, pues como hemos visto, para la mentalidad medieval no existían estos ámbitos discriminados y el hombre era parte de la naturaleza en un mundo unificado por la voluntad divina.

(3) Kepler y Galileo se interesaron profundamente en la cuestión, tanto desde lo teórico como desde lo práctico. Newton dedicó tanto o más interés a sus estudios ópticos que a la mecánica. Los estudios alquímicos de gran importancia en la época centraban buena parte de sus concepciones en preceptos ópticos.

(4) Serres, "El contrato natural"

(5) Rorty, R. "La Filosofía y el espejo de la naturaleza"

(6) Locke, J. " Ensayo sobre el entendimiento humano"


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