
Seminario
Epistemología:
Una mirada post-postivista
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Organizado por : PsicoMundo
Dictado por
:
Dra. Denise Najmanovich
Clase 20
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Queridos Todos: Esta ha sido un año difícil aquí en la Argentina y en casi toda latinoamérica. Sin embargo aquí estamos, con una frecuencia menor, pero sin bajar los brazos.
Hoy quiero compartir con Uds. la clase 20 en al que expongo y discuto las concepciones de una de las pensadoras norteamericanas más brillantes de la actualidad: Evelyn Fox Keller. Espero que les resulte interesante y recibir vuestras ideas, comentarios, aportes o cualquier forma de "retroalimentación" e intereacción que quieran inventar.
Cordialmente
Dra. Denise Najmanovich
Evelyn Fox Keller
¿El ejemplar más pernicioso?Denise Najmanovich
Cuando Ann Koblitz la bautizó de esta manera tan poco amigable, dejó en claro al menos un aspecto del impacto que causaron las teorías de Evelyn Fox Keller en los medios científicos y académicos. Esta investigadora incansable que transitó por la física, la teoría feminista, la retórica, la historia y la filosofía de la ciencia ha sido - y aún es - una de las exponentes más destacadas de los que podríamos llamar epistemología post positivista y del feminismo académico norteamericano.
Evelyn Fox Keller es una perfecta representante de los espíritus nómades. Formada en los rigores de las ciencias "duras" , se doctoró en física por la Universidad de Harvard en 1963, y luego trabajó con gran éxito en el desarrollo de modelos matemáticos para la biología. Fue pionera en el utilización del concepto de género como herramienta para pensar la actividad científica, particularmente en el campo de las ciencias "duras". Su biografía de la genetista Bárbara McClintock, es una clara muestra de una nueva historiografía científica que combina una forma narrativa deliciosa y cautivante con un desarrollo conceptual sutil y filosóficamente agudo.
Ganadora de la beca MacArthur, una de las distinciones más importantes en el mundo académico, trabaja en la actualidad en el programa de Ciencia, Tecnología y Sociedad del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Desde allí prosigue su infatigable tránsito entre las fronteras disciplinarias, corriendo los riegos y disfrutando tanto de los beneficios como de las oportunidades que brinda la "transgresión a la ortodoxia".
Operando desde los márgenes y los intersticios de la vida académica, Evelyn Fox Keller ha ejercido un fuerza capaz de demoler viejos prejuicios y de construir nuevas metáforas para pensarnos en este fin de siglo, en el que las certezas clásicas se desvanecen y las propuestas nacientes tardan en florecer.
El poder subversivo de la función historizante
Para poder escribir su libro sobre la vida y obra de Barbara McClintock, Evelyn Fox Keller se embebió en el espíritu de la obra de esta genetista extraordinaria (tanto por su genialidad como por su estilo cognitivo, lejos del orden habitual de la comunidad científica) . No fue ésta una decisión menor. Con ella abandonó para siempre el lecho dorado de la crónica historiográfica clásica, de los textos impersonales en los que el autor no se implica en la trama que produce, de una historia cronologista, característica de la tradición positivista.
Como en tantos aspectos de la creación, es muy probable que la decisión inicial no fuera consciente por parte de Fox Keller, pero su persistente labor en estas dos últimas décadas no deja lugar a dudas respecto a la inmersión definitiva de esta autora en una corriente post-kuhniana.
T. S. Kuhn fue uno de los exponentes más importantes de la nueva historiografía de la ciencia y sus obras "La revolución copernicana" y "La estructura de las revoluciones científicas" marcaron un hito en el devenir de esta disciplina e influyeron notablemente en el pensamiento y la obra de Fox Keller.
Al comenzar sus investigaciones históricas, Kuhn encontró que sus ideas sobre qué era la ciencia, provenientes de su formación como científico y de sus incursiones en la filosofía de la ciencia positivista, no concordaban en absoluto con la empresa que se ponía de manifiesto en sus estudios sobre el desarrollo de la física. Esto lo llevó a promover un estilo de historiar muy diferente de la tarea positivista consistente en recolectar anécdotas y ordenarlas cronológicamente.
Kuhn osó interrogar a fondo la historia de la ciencia para tratar de comprenderla. Se embebió en el espíritu de los autores que estudiaba, permitió que la belleza de sus teorías lo cautivara, intentó restituirles la coherencia que la historiografía positivista les había robado, como luego lo haría Fox Keller en su biografía de Bárbara McClintock. Kuhn desarrolló un modelo de historia viva y latente, plena de sentido, totalmente diversa de la versión anacrónica tradicional que consiste en medir los conocimientos del pasado con la vara de los del presente, despedazando para ello los universos de sentido que le daban coherencia y significado a los sucesos y a las teorías.
En el prefacio a su libro "La Tensión Esencial", Kuhn nos cuenta su tránsito entre dos formas radicalmente distintas de historiografía: el modelo positivista lineal, abstracto y logicista, y un modelo complejo, no lineal, encarnado y enraizado. Al principio de su carrera, cuando comenzó sus investigaciones históricas sobre la física aristotélica, hizo como todos los historiadores positivistas: le preguntó a los textos antiguos qué tanto sabían de mecánica y - obviamente- la respuesta fue: " poco y nada ". De esta manera se suponía que quedaba demostrando que los antiguos no sólo tenían muy pocos conocimientos, sino que gran parte de lo que sabían era erróneo. Desde este punto de vista la física aristotélica era completamente absurda: sólo habría servido para retrasar miles de años la aparición del verdadero conocimiento (como suelen decir los panegíricos de la ciencia moderna). Sin embargo, Kuhn se preguntó: ¿ Cómo un notable talento como el de Aristóteles, que había iluminado tantas áreas de conocimiento, podía haber fracasado tan completamente al estudiar el movimiento ? ¿ Cómo podía ser que unas teorías aparentemente tan absurdas como las de la física aristotélica, fuesen tomadas tan en serio, durante tanto tiempo y por tantos grandes pensadores ?
Es obvio que Aristóteles, como nosotros mismos, o aún los mismísimos físicos cuánticos, podía haberse equivocado, pero como lo sugiere Kuhn : ¿sus errores podían ser tan flagrantes ? Súbitamente, una tórrida mañana de verano, se le presento a Kuhn la respuesta: se trataba de encontrar una nueva manera de leer los textos.
El resultado de su trabajo fue una revolución historiográfica en el estudio de la ciencia. Desde la nueva perspectiva, los historiadores poskuhnianos de la ciencia tratan de poner de manifiesto la integridad histórica de la ciencia en su época, en lugar de buscar contribuciones permanentes de una ciencia antigua a nuestro caudal de conocimientos como hacen los positivistas que presuponen un progreso que se supone es lo que deben demostrar.
Al igual que Kuhn, Evelyn Fox Keller vivió una metamorfosis profesional y conceptual fruto de su trabajo historiográfico sobre Barbara McClintock 1. Fox Keller buscó y, sin lugar a dudas encontró a la científica detrás de la teoría genética. Aunque pueda resultar extraño, al decir que encontró a la científica detrás - o en- la teoría, quiero decir que halló una subjetividad peculiar responsable de esta producción de conocimiento. Encontró a una mujer que había desarrollado un estilo de investigación propio, una genetista con una mirada amplia y compleja de los fenómenos biológicos en medio de una corriente cada vez más reduccionista y simplista. Encontró, además, otra muestra fehaciente de que hacer ciencia no es dejar "hablar a los datos", sino que
" Inevitablemente, el ' ver ' entraña una forma de subjetividad, un acto de imaginación, un modo de mirar que necesariamente viene en parte determinado por una perspectiva privada. Sus resultados no son nunca simples ' hechos ' trasladables a juicios ' objetivos ', sino constataciones o imágenes que dependen de las visiones internas que las generan." (Evelyn Fox Keller, 1984)
Fox Keller ha contribuido como pocos a cuestionar la Mitología de la Mirada Objetiva, que nos presenta al científico como una máquina registradora de datos provenientes de una naturaleza radicalmente extraña e independiente de él. Particularmente, nos ha advertido del peligro que entraña no reconocer que la objetividad es, precisamente, un mito de la modernidad, y que tiene que ser desenmascarado, porque:
" Los mitos no examinados, donde quiera que sobrevivan, tienen una potencia subterránea, afectan nuestro pensamiento de manera peculiar para la que no estamos preparados, y cuanto menos alertas estemos, menor será nuestra capacidad para resistir su influencia" (Fox Keller, 1991)
En su trabajo sobre Barbara McClintock, Fox Keller hizo gala de lo que he dado en llamar función historizante. Entiendo ese concepto como la capacidad humana de dar sentido al pasado, sumergiéndose en los meandros de la memoria, dialogando con los restos arqueológicos que nos legó un tiempo anterior, que no puede ser revisitado más que por inferencias, hilando indicios y tejiendo historias, desde un hoy ineludible para el sujeto historiador. Sin embargo, a diferencia de anacronismo positivista, esta aceptación de la actualidad de las preguntas que se hace el historiador, de sus preocupaciones y metodologías, de su peculiar estilo de trabajo, no queda ocluido en una narración impersonal y supuestamente objetiva. Además, y fundamentalmente, el presente no es utilizado como vara de medida, para interrogar a un pasado tonto, ignorante o ingenuo, sino por el contrario se intenta dar cuenta de las legitimidades y coherencias de la producción científica en cada contexto histórico.
El historiador está comprometido en un diálogo activo con lo que hemos dado en llamar vestigios, reliquias, recuerdos, indicios, restos, de un pasado que siempre parece estar volviendo y remodelándose en la actividad de sujetos dotados de memoria e imaginación. La función historizante, no registra "hechos" -¿acaso ellos podrían sobrevivir al devenir temporal?- sino que produce narraciones sobre un pasado que no es totalmente independiente de nosotros, ya que se instancia a través de nuestra memoria, nuestros sistemas simbólicos, nuestras preguntas.
En palabras del gran historiador Lucien Febre: "¿Dónde captar el hecho en sí, ese pretendido átomo de la historia? (...)no se trata de datos, sino de lo tantas veces creado por el historiador, lo inventado, lo fabricado con ayuda de hipótesis y conjeturas, mediante trabajo delicado y apasionante" (Febre, 1993).
Son las narraciones las que constituyen la trama de lo que concebimos como nuestra historia.
La biografía de Barbara McClintock es una de esas narraciones deliciosas donde la historiadora, Evelyn Fox Keller, ejerce con lucidez y pasión la función historizante. En su texto emerge una investigadora, mujer de carne y hueso, en el trance de parir un conjunto de hipótesis que van a contramano del establishment científico. Estas hipótesis no descienden del cielo de la lógica pura, ni son emanaciones de los hechos experimentales, sino que - como nos muestra la autora -, son frutos de un peculiar estilo de investigación caracterizado por lo que Fox Keller denominó un "sentimiento por el organismo" (feeling for the organism). Esta peculiar sensibilidad la llevó a decir: " Cuando miro una célula, entro en ella y me doy una vuelta por su interior, a ver qué encuentro" (Citado en Fox Keller, 1984). Qué lejos está este sentimiento-pensamiento de la "objetividad racionalista" 2! No en vano el último capítulo de su libro va encabezado por un pensamiento de Pascal:
" Hay dos extremos igualmente peligrosos:
Cerrarse a la razón o a todo lo demás "
(Pascal)El texto de Fox Keller deja emerger una historia viva, nos incita a producir significados diferentes, nos brinda una lectura alternativa. Lejos de los clásicos novelones de la historiografía positivista, que presentan al héroe científico en cabalgata triunfal hacia la verdad, la biografía de Barbara McClintock nos muestra a la ciencia como "una empresa humana en el seno de la cultura" (Fox Keller, 1989). La autora sitúa la acción en el contexto de las polémicas que atraviesan la actividad científica, establece recorridos por los márgenes, delinea diversos estilos de investigación en el campo de la genética, se interroga por "el aspecto subjetivo de la objetividad" (Fox Keller, 1994)
Desde el ejercicio activo de la función historizante, Fox Keller da forma sin congelar, deja abiertos un conjunto de interrogantes que podrán complementar su propio aporte introduciendo múltiples perspectivas, y fundamentalmente se implica desde un rol activo y a la vez respetuoso, no avasallador, rigurosamente erudito en su labor de historiadora, que da lugar a una producción de sentido rica, fértil, creativa.
"Al ejercer la función historizante, nos damos la posibilidad de que emerjan otros mundos posibles. Al derretir las "historias oficiales", se abren paso nuevas preguntas que van dando lugar a otras historias, con caminos encabalgados, entrecruzamientos, nudos, cimas y hondonadas, y lagunas. Vamos construyendo la historia como una red fluida que incluye al historiador y su contexto, pero que no busca en el pasado un espejo que le muestre 'cómo ha evolucionado', sino una raíz intrincada de la que ha surgido en un medio nutricio, en un entramado de relaciones. (Najmanovich & Droeven, 1997)
Esta función historizante está siempre ligada a nuestra capacidad de hacer preguntas, a una punzante curiosidad, a la fuerza erótica de la interrogación. Es desde allí que Fox Keller se lanzó tras una pregunta clave que atraviesa sus investigaciones de las últimas dos décadas:
"¿ Cómo es posible que la racionalidad científica pueda vers e al mismo tiempo como masculina e impersonal? ¿cómo el pensar "objetivamente" definido como un pensamiento exterior al sujeto- puede ser al mismo tiempo asumido como "pensar como un hombre" ? (Keller, 1991)
La visión desde "ningunlugar"
El estilo de Evelyn Fox Keller está firmemente unido a una decisión a la vez personal y política: la de dar cuenta de sus preguntas en el contexto teórico, social y personal en el que surgen y se desarrollan. Fox Keller no es ingenua, sabe que las relaciones entre la producción científica y los imaginarios sociales son complejas, y justamente por eso es fundamental explorarlas, hacerlas emerger, desplegarlas. En su texto "Reflexiones Sobre Género y Ciencia", sostiene esa apuesta ética, política y cognitiva al dejar en claro el ambiente político y académico en el que se desarrollaron sus cuestionamientos e investigaciones. Fox Keller nos cuenta cómo el fermento político de la década de 1960 influyó tanto en los estudios sociales sobre la ciencia, en la revisión del modelo positivista y en el desarrollo del movimiento de mujeres que propulsó los cuestionamientos que dieron origen a la teoría feminista. En particular el interés de esta perspectiva se centró en una pregunta clave
¿Qué es lo que significa llamar masculino a un aspecto de la experiencia humana y a otro femenino? ¿En qué afectan estas etiquetas a la forma de estructurar nuestro mundo experiencial, de asignar valores a los diferentes dominios de éste?(Fox Keller, 1989
En los sesenta y los setenta estas preguntas fueron el ariete con el que las feministas embistieron la fortaleza positivista. Interrogaron las concepciones clásicas de diversas disciplinas, "exigiendo un importante examen de muchos de los supuestos fundamentales que aún prevalecen en psicología, economía, historia, literatura - todos los campos de las humanidades y las ciencias sociales"(Fox Keller, 1989).
En las últimas décadas, lideradas por Fox Keller, las feministas (del ámbito académico norteamericano) se han atrevido a cuestionar a la vaca sagrada del panteón positivista: la ciencia natural. Este desafío tiene doble filo, por un lado cuestiona los supuestos centrales de la filosofía positivista y por el otro erosiona el realismo ingenuo del hombre común - y del científico!!!.
Los objetivistas - en cualquiera de sus versiones- sostienen a la vez la paradójica existencia de una ciencia sin sujeto, pero producida por una racionalidad masculina. La subjetividad, por otro lado, queda del lado femenino del universo junto con el sentimiento y la emoción. Fox Keller lo expresa de una manera contundente, al afirmar que "En esta división del trabajo emocional e intelectual, las mujeres han sido garantes y protectoras de lo personal, lo emocional, lo particular, mientras que la ciencia - la provincia por excelencia de lo impersonal, lo racional y lo general- ha sido reservada a los hombres. " (Fox Keller, 1989) (15).
Con la introducción de la categoría de género utilizada para interrogar a la historia, la sociología y la filosofía de la ciencia, Fox Keller comienza una camino sumamente fecundo en la exploración de las metáforas y categorías que atraviesan la producción de conocimiento, especialmente en aquellos bastiones que se suponían inexpugnables: la sagrada tierra de las ciencia "duras". Aún en los lugares supuestamente más libres del "pecado" de la subjetividad, en el reino de la física y la matemática, se han encontrado permanentes, y pervasivas, evidencias de la actividad de sujetos humanos - hombres y mujeres - en su construcción. Al respecto las palabras de Fox Keller resultan absolutamente claras:
"Del mismo modo que la ciencia no es el esfuerzo puramente cognitivo que pensábamos, tampoco es tan impersonal como pensábamos: la ciencia es una actividad profundamente personal así como social" (Fox Keller, 1989)(15)
Tanto la filosofía positivista como el pensamiento popular han caído bajo el hechizo del canto de sirenas de la objetividad. La concepción moderna sobre la ciencia supone que ésta es un producto de una mente desencarnada, de una razón autónoma: una razón cartesiana. Es por eso que muchos autores han planteado que la mirada moderna es una mirada "desde la perspectiva de Dios", o "desde Nowhereland 3". Ahora bien, nunca se han ocupado en explicar cómo es posible que esa mirada condescienda a bajar hasta nosotros, los seres humanos, o hasta los científicos, en el caso en que no se los incluya como miembros de la especie. Esta capacidad de la filosofía positivista y sus divulgadores de eludir el proceso de creación de la ciencia, tanto en sus aspectos personales como en los sociopolíticos y éticos, se ha sostenido eludiendo permanentemente la historia viva de la investigación y construyendo una historia abstracta (o ahistórica) de la ciencia.
La nueva historiografía eclosionó en la posguerra y en los sesenta se sumaron a sus esfuerzos las historiadoras provenientes del feminismo que aportaron sus propias categorías y métodos para "encarnar" y "vitalizar" las narraciones del proceso de producción de teorías científicas. Luego se incluyeron investigadores que, desde muchas otras perspectivas, como la lingüística, las ciencias cognitivas, la antropología, la filosofía del lenguaje, consideran que el MITO DE LA OBJETIVIDAD, es en la actualidad el principal obstáculo para comprender la empresa científica. Como lo plantea Fox Keller :
Una ideología objetivista, que proclama prematuramente el anonimato, el desinterés y la impersonalidad, y que excluye radicalmente al sujeto, impone un velo sobre las prácticas científicas, .... (Fox Keller, 1989)(15)
Esta ideología objetivista se fue imponiendo a fuerza de implementar de dispositivos técnicos que - sabiamente condimentados con un discurso filosófico desarrollado ad-hoc - fueron invadiendo progresiva y sostenidamente las formas de vida en las sociedades occidentales a través de varios siglos.
En la pintura, la técnica de la perspectiva, es particularmente eficaz para presentar esta concepción de la ciencia sin sujeto, ya que por su construcción elimina al artista de su obra. Al mirar un cuadro construido según esta técnica, es como si miráramos al mundo a través de una ventana: el observador está necesariamente afuera del cuadro, separado de aquello que está "representado". El artista que lo pintó está ausente, su presencia ha sido eliminada merced al artificio de la técnica. Siguiendo los aportes de diversos pensadores que desarrollaron a fondo esta temática - Kuhn, Rotman, Panofsky, Thuillier, Santillana- Evelyn Fox Keller presenta un cuadro vívido de la "estratagema objetivista" y desnuda las conexiones entre los procedimientos artísticos, técnicos, y simbólicos en la producción de conocimiento.
La modernidad no descendió del cielo en paracaídas, ni emergió adulta del océano. No cubrió con su manto de racionalidad "pura" a todo el planeta, ni atrapó de manera uniforme el imaginario de Occidente. A lo largo de varios siglos, en forma despareja e intermitente se fueron generando, creciendo y desarrollando un conjunto de formas de pensar, de sentir, de expresarse, de relacionarse, de construir, de viajar, de explorar , de amar, de valorar, de sufrir, de conocer y de enseñar que hacia los siglos XVI y XVII constituía una forma de vida y pensamiento humano radicalmente diferente de aquella que en Occidente la antecedieron. Algunas ideas brotaron, germinaron y crecieron, otras colapsaron. Algunos modelos se desarrollaron en algunos lugares exclusivamente y otros se expandieron en todas las direcciones.
La mentalidad moderna no es un sistema homogéneo. Por el contrario es el nombre genérico de una red compleja de ideas, conceptos, modos de abordaje, perspectivas intelectuales, estilos cognitivos, valores, prácticas sensibles y sistemas perceptivos que han caracterizado una época amplia. Algunos de ellos como el Mito de la Objetividad, surgieron de esta densa red de prácticas y creencias y fueron expandiéndose en el tiempo ( a lo largo de décadas y centurias) y en el espacio (incluyendo cada vez más vastas comunidades humanas).
Un elemento clave para componer una imagen de la Modernidad es darse cuenta que desde su perspectiva conceptual las coordenadas son fijas: sólo se reconoce la legitimidad de una única mirada. En la ciencia y la filosofía positivista esta concepción se plasmó a través del MITO OBJETIVISTA, que supone que los seres humanos podemos mirar el mundo desde afuera de nosotros mismos. En la pintura se expresó a través de la técnica de la perspectiva lineal y la ilusión realista.
En la actualidad, muchos pensadores cuestionan esta mitología de la mirada desde ningún lugar. Yo he propuesto que esta creencia sólo ha podido sostenerse porque la estandarización y cosificación de los sistemas de representación matemáticos - la geometría analítica primero y luego el Cálculo Infinitesimal - y el establecimiento del "experimento controlado" como modalidad clave de interrogación a la naturaleza, fijaron un modo de conocimiento sobre cuyo origen eludieron sistemáticamente preguntarse tanto los científicos cómo los filósofos positivistas, que tomaron como presupuesto lo que debían demostrar (Najmanovich, 1994).
Estas estandarizaciones que condujeron a la posibilidad de pensar en un conocimiento sin sujeto (ya que éste era reemplazable por cualquier otro que siguiera el proceso estandarizado) se fueron instalando a través de un conjunto amplio de prácticas sociales ligadas al pasaje del Medioevo a la Modernidad. Podemos mencionar como ejemplo a la construcción, difusión e imposición de los patrones e instrumentos de medida ( el metro patrón, el kilo patrón etc.), la contabilidad de doble entrada, el establecimiento de nuevos modelos vinculares sistematizados - especialmente en las ciudades con la agremiación - y un cambio radical en las relaciones de poder entre los distintos actores sociales y los modos de fijación de los nuevos estatus sociales.
Los conceptos y procedimientos que hoy nos resultan cotidianos, obvios, naturales, han sido el fruto de una dolorosa revolución intelectual y tecnológica, ligada a los procesos histórico-sociales que se produjeron en el pasaje del Medioevo a la Modernidad. Los hombres de Occidente atravesaron varios siglos de transformaciones de sus valores, de sus modos de representación, de sus sistemas vinculares, de sus estilos cognitivos, de sus perspectivas teóricas y estéticas. Estos cambios estuvieron indisolublemente ligados con profundas modificaciones en las instituciones religiosas, profesionales, legales, políticas y sociales que condujeron a un nuevo orden social: la Modernidad.
Los hombres modernos creyeron que era posible "encerrar" el tiempo dentro de los relojes, "capturar" el espacio dentro de un cuadro y el movimiento en un conjunto de "leyes naturales" necesarias y eternas. Tan ocupados estaban - y en muchos sentidos aún estamos - en estas tareas que se "olvidaron" que estos objetos, técnicas e ideas eran productos de su propia acción.
Fox Keller se ha inspirado en ejemplo del desarrollo de la perspectiva lineal en la pintura para mostrar cómo fue posible esta operación de eliminación del sujeto de la producción de conocimiento científico.
Es importante destacar que la técnica de la perspectiva se inventó antes 4 del nacimiento de la Ciencia Newtoniana y de las Meditaciones Filosóficas de Descartes que abrieron las puertas para el establecimiento de la mentalidad Moderna. Sin embargo, tanto la perspectiva como muchas otras técnicas y su aceptación social extendida, formaron parte de las condiciones de posibilidad para que el modelo científico y la filosofía cartesiana encontraran un suelo fértil para su aceptación.
La invención de la perspectiva lineal en el Renacimiento generó lo que hoy podríamos denominar como la ilusión del realismo. La perspectiva permitió una geometrización de la representación espacial sobre la base de principios y reglas claramente explicitados y sistemáticos que son coherentes con la nueva manera de percibir y concebir a la naturaleza, propia del Quattrocento. Esta geometrización creó la ilusión de un espacio previo, anterior a la existencia tanto de los objetos que luego lo poblarán, como de los sujetos responsables y artífices de la representación.
En la concepción medieval el espacio no podía existir independientemente de las figuras que lo pueblan, el espacio emerge de las relaciones mutuas entre las personas y los objetos lo habitan, define y configuran. Tanto desde el punto de vista del proceso que lo engendra como por sus contenidos - los tamaños representan valores y no magnitudes físicas supuestamente independientes- nunca es un espacio abstracto.
El espacio renancentista, por el contrario, ya no es cualitativo como el Medieval, sino ilimitado e idéntico en todas sus direcciones, un espacio sin cualidad, regido únicamente por la técnica de la perspectiva lineal. De esta manera se pretende crear un espacio anterior e independiente de los objetos que después se situarán en él: un espacio abstracto. Este espacio no es un contexto ni un medio ambiente, sino un soporte supuestamente inerte, vacío, neutral. Un espacio creado por un ojo que se sitúa en "Ningúnlugar" (cuando lo que sucede es que el artista elige un punto de vista fijo, estático y externo, desde el cual observa con un sólo ojo!!!).
El espacio de la perspectiva y el cartesiano son sólo algunas de las formas de concebir el espacio, y ambas son reducciones de la compleja experiencia espacial que tenemos los seres humanos. Esta abstracción y reducción de la experiencia es posible gracias a la transformación del espacio como dimensión corporalmente significativa - sensible y vivencial- en un espacio matemático estandarizado gracias a procedimientos normatizados.
A esta reducción de la experiencia se la llamó pomposamente objetividad, cuando se trata meramente con normatización o estandarización. Lo que sucede es que al "olvidar" el proceso y centrarse en los productos, ocluímos los fenomenos constructivos que les dieron origen. En particular, quedan ocultos el sujeto y la comunidad, su existencia en un cuerpo vivo, histórico y sus interacciones con su comunidad en la producción de sentido y en la actividad productiva de los mundos en los que convivimos.
La maravillosa técnica de la perspectiva lineal contribuyó decisivamente a fomentar la ilusión realista. La geometrización del espacio posibilitó la creencia en un espacio independiente, y por lo tanto, en la separación del sujeto (que quedaba oculto del otro lado del cuadro) y el mundo (que lo precedía y era independiente de él).
Estos giros conceptuales implicados en el desarrollo de técnicas de estandarización fueron parte de las condiciones de posibilidad que jugaron un papel clave en la estructuración de una teoría del conocimiento objetivista y realista que recién en las últimas décadas ha comenzado a verse seriamente amenazada.
Las paradojas de la objetividad científica
El ejercicio lúcido de la función historizante hizo que luego de escribir su biografía de Barbara McClintok, FoxKeller no pudiera sostener más una visión ingenua sobre la objetividad científica. A lo largo de los años los cuestionamientos se fueron profundizando, la pequeña herida original llevó a mutaciones cada vez más profundas.
"Me llevó muchos años descubrir la relación entre el concepto de género y el de ciencia, llegar a reconocer, diría más, a poder "ver" cómo los atributos clásicos de la ciencia -racionalidad y objetividad- son concebidos como "masculinos" y, como contrapartida, aquellas características consideradas como "femeninas" - emotividad y subjetividad- son excluidas como no científicas" (Fox Keller, 1991) (Reportaje en Pagina).
En su libro más famoso, Reflexiones Sobre Género y Ciencia, profundiza su mirada respecto al mito objetivista destacando particularmente las relaciones entre objetividad y dominación. Fox Keller interroga a fondo: "¿La objetividad es una palabra clave de la dominación masculina? Si lo es ¿cómo llegó a serlo? Y, por último, ¿podría ser de otro modo?" (Fox Keller, 1989).
Lanzada al ruedo, Fox Keller encuentra una red conceptual clave que liga los conceptos de objetividad, autonomía, competencia y control. Es desde esta compleja trama donde la narrativa positivista expulsó al sujeto de la producción de conocimiento, lo sacó del cuadro merced a la técnica de la perspectiva, lo eliminó del discurso de la ciencia merced a la estratagema de una protocolarización de la producción de textos científicos.
Los "papers" exigen la estricta ausencia de la primera persona para dar paso al omnipresente "pronombre impersonal". Esta narrativa lleva implícita "la historia de una elisión, de la descorporización y el disloque progresivos del observador y autor científico, que finalmente deviene tan completa como para permitir una representación del mundo comprensiva y aparentemente carente de sujeto, libre de subjetividad" (Fox Keller, 1994).
Las relaciones entre objetividad, autonomía, control y poder han sido exploradas en las últimas décadas por diversos autores. Feyerabend, Castoriadis, Maturana, Varela, Habermas, Morin, Thuillier, han hecho aportes fundamentales para avanzar en el proceso de desmitificación y en la comprensión del rol social de la ideología cientificista. El trabajo de Fox Keller se inscribe en esta perspectiva de exploración desde un registro particular: el de género. Esto la lleva a distinguir dos formas radicalmente distintas de entender la objetividad: una Objetividad Estática - que ella considera Masculina- y una Objetividad Dinámica - con sesgo Femenino.
"La objetividad dinámica tiende a una forma de conocimiento que garantice la integridad independiente del mundo que nos rodea, al mismo tiempo que sigue siendo consciente de nuestra conectividad con ese mundo, y de hecho se apoya en ella."
(...)
" Llamo objetividad estática a la búsqueda de un conocimiento que empieza por la separación del sujeto y el objeto en lugar de intentar desenmarañar la unión que se produce entre uno y otro. (Fox Keller, 1989)(126,7)
En una línea de reflexión que la une a Piaget, Fox Keller se propone "hacer uso de la experiencia subjetiva en interés de una objetividad más efectiva". Ambos destacan que la objetividad y su correlato, el realismo, son estrategias cognitivo-políticas que consisten en ignorar la existencia del yo. A pesar de ello, no están dispuestos a "quemar las naves". Tanto uno como el otro escuchan aún el canto de las sirenas objetivistas que pretenden que la eficacia es un privilegio propio de la ciencia moderna. Sin embargo, debemos destacar fuertemente que esta afirmación esconde no sólo falsedad, sino confusión. Por un lado, quisiera dejar en claro que todas las culturas y estilos cognitivos son eficaces en relación a sus proyectos y parámetros. Resulta completamente absurdo pretender medir con nuestra vara los logros de otros, cuando ni siquiera comprendemos su metas. En segundo lugar, el objetivismo es una postura filosófica que sostiene la radical independencia de sujeto y objeto, y no un método de investigación. Por lo tanto, los científicos pueden "poner entre paréntesis esta hipótesis" (Maturana, 1994) , y seguir su práctica científica sin temor a perder su eficacia, pero ganando la posibilidad de tener un compromiso ético radicalmente ausente en la perspectiva objetivista. Para algunos, esto puede ser visto negativamente ya que la responsabilidad es vista exclusivamente como "un esfuerzo no remunerativo". Para otros - entre los que me incluyo - sólo el compromiso ético nos da la posibilidad de desplegar nuestra humanidad.
Lo que Fox Keller ha llamado "Objetividad dinámica", yo lo he concebido como "Proceso de Objetivación" poniendo el acento en la producción y no en el producto del conocimiento. Dejar de utilizar el sustantivo "objetividad" y comenzar a pensar en términos de un verbo -"objetivar"-, nos permite darnos cuenta de la imprescindible actividad del sujeto en la producción de todo conocimiento, incluido el conocimiento científico. Este desplazamiento lingüístico - conceptual nos lleva a dejar de pensar en el conocimiento como algo instantáneo, imagen especular de una realidad independiente, representación fosilizada de un afuera estable y comenzar a concebirlo en términos de procesos activos. Estos procesos son llevados a cabo por los sujetos humanos en interacción mutua en sus comunidades y con el medio en el que con-viven. Un sujeto solo no puede objetivar: puede delirar. Desde este punto de vista la objetivación es un proceso del cual emergen los significados a través de la interacción social humana, en un contexto histórico determinado.
Si somos consecuentes en abandonar la idea de un mundo objetivo, predeterminado y ajeno, también tendremos que perder en el camino al sujeto de la Modernidad. Ese sujeto que adoptó dos maneras básicas de presentarse: el modelo kantiano -universal y abstracto- y el modelo romántico - caracterizado por un "yo esencial", carozo de la personalidad y asiento de una identidad fija.
Los enfoques complejos pretenden dar cuenta de la actividad humana, partiendo de la aceptación de que no nacemos sujetos sino que devenimos tales en la interacción humana en el seno de una comunidad, en permanente intercambio con un mundo. La objetivación es el resultado de un bucle interactivo auto-organizando, a través del cual los sujetos construyen mundos cognitivos y vivenciales merced a procesos de estandarización teóricos y prácticos en múltiples niveles: perceptivo, organizacional, interaccional,.
A partir de este análisis podemos damos cuenta que, tanto la objetivación como la subjetivación son procesos que el pensamiento Moderno separó arbitrariamente para vendernos dos productos llamados "sujeto" y "objeto". Estos cortes son posibles porque hay períodos relativamente estabilizados, "islotes temporarios de Orden en un mar de Caos" (Morin, 1981). Ahora bien, que sean posibles no implica que sean necesarios. La Modernidad recortó al mundo a su manera, pero en la contemporaneidad estamos tomando conciencia de lo extremadamente peligroso que es confundir recortes verosímiles con esencias universales.
En la actualidad, estamos inmersos en una temporalidad agitada, en contextos turbulentos, más cerca de la rompiente que del centro de la isla del Orden. Desde esta perspectiva, el universo entero toma otro color, otra espesura, otra densidad. No nos alcanza con las coordenadas fijas de Descartes, no estamos cómodos en una identidad estática y rígida que tiene grandes riesgos de quebrarse en este mundo alborotado de fin de milenio.
Las descripciones dinámicas están desarrollándose en todas las áreas y una concepción global de la producción científica despegada del modelo objetivista-cientificista está desarrollándose a pleno. Autores como Evelyn Fox Keller son claves en la construcción de este paisaje cognitivo contemporáneo. Su pregunta fundamental sobre cómo podía concebirse una objetividad a la vez impersonal y masculina puso en juego una de las paradojas claves de la mitología cientificista. Esta paradoja se relaciona con un borde de imposibilidad dentro del modelo positivista, con un límite que le es imposible atravesar.
Los hombres de la modernidad creyeron descubrir el universo tal cual es, independientemente de su propia mirada: objetivamente. De maneras distintas, desde Descartes hasta los neo-positivistas una larga lista de pensadores creyeron que era posible tener la perspectiva de Dios, pensar un universo independiente del pensamiento que lo esta pensando y por lo tanto tener un visión completa y absoluta del mismo. Se trata de un mundo objetivo y autosuficiente que alberga a un sujeto capaz de la objetividad, pero Oh Paradoja!, ¨ ¿cómo ha surgido este sujeto en un mundo objeto de pura materia en movimiento? y, además, cómo puede ser que este sujeto "objetivo" no pueda dar cuenta de su subjetividad: paradoja de paradojas!" (Najmanovich, 1995)
Las concepciones dinámicas permiten saltar hacia otro universo, atravesar la compuerta evolutiva que nos presenta la paradoja. Fox Keller lo ha hecho atrevidamente, pero a mi juicio ha llevado consigo dos "souvenirs" de la modernidad de los que convendría desembarazarse: el mito de que sólo la ciencia es eficaz y una concepción de la objetividad todavía atravesada por la categoría de género.
Las investigadoras feministas han sido un puntal en la crítica al cientificismo objetivista y a la filosofía positivista de la ciencia. Han trabajado arduamente en la construcción de nuevas narraciones históricas, encontrando actores olvidados - especialmente actrices-, ofreciendo nuevos sentidos, dejando que emerjan los contextos de producción del conocimiento. Sin embargo, considero que llamar masculina a la objetividad estática (Moderna) y femenina a la dinámica (posmoderna), no es en absoluto saludable, ya que nos mantiene en el campo del conocimiento como producto (sustantivo) y no como proceso. Es por eso que me parece más adecuada mi propuesta de la OBJETIVACIÓN DINÁMICA, centrada en los procesos y no en los productos de conocimiento.
La categoría de "género" es una herramienta tan valiosa como poderosa en manos de pensadoras como Evelyn Fox Keller.. Ha permitido abrir un nuevo mundo de interrogaciones, nos ha llevado hacia paisajes cognitivos desconocidos, nos ha brindado la oportunidad de cuestionar las viejas certezas. Sin embargo, no es la única cuña que se ha introducido para desbaratar el mito de la objetividad y puede volverse un "boomerang", si le exigimos más de la cuenta. Con esta calificación de la objetividad como masculina o femenina, se sostiene el mito modernista aunque desplazado a otro nivel.
La Objetividad Dinámica es una conceptualización que abre las puertas a una nueva forma de producir conocimiento, de validarlo, de transmitirlo. Desde esa perspectiva, se abre un espacio para el reconocimiento y la legitimación de una sensibilidad del tipo descripto en el caso de Barbara McClintock: una sensibilidad por el organismo. Una sensibilidad que le permitió desarrollar sus investigaciones en el ambiente de la seducción de la vida. Ésta sensibilidad no es femenina ni masculina. Más aún, estas categorías están en activa reestructuración. Si eliminamos la sustantivación y nos centramos en el proceso de objetivación no hay lugar para un atravesamiento de género y a la vez, podemos dar cuenta a la vez de la producción social del conocimiento (que aleja aún más la necesidad de la distinción masculino - femenino). Desde este punto de vista, considero que llevar la categoría de género más allá del contexto que le dio origen como herramienta cognitiva tiende a esencializarla, que es precisamente lo que se quiso evitar con su surgimiento. La propia Evelyn Fox Keller , pionera en este campo, ha señalado que "ha visualizado la categoría de "género" como un a ruta en una una red de cuestiones mucho más amplia"( Fox Keller, 1992)(7)
Es en este campo más amplio que la autora ha explorado a fondo las metáforas que nutren el cuerpo vivo de las teorías científicas. Desde este lugar es donde se ha manifestado más crudamente su fascinación por la eficacia de la ciencia moderna. Respecto de esta cuestión, ya hemos mencionado algunas falacias y confusiones que se ocultan en este postulado. Queda por destacar que, además, estas consideraciones ocultan la distinción crucial entre eficacia y eficiencia. La primera es cualitativa y acepta un amplio rango de satisfacción. Todo ser vivo es eficaz, toda cultura lo es. Sin embargo, la eficiencia es un concepto monodimensional, ya que se elige un parámetro al que se privilegia por sobre todos los demás, y se establece respecto de él una escala de medición cuantitativa. El método exige que el resto de las variables se comporte de modo estable. El acento que pone la industria moderna en la eficiencia está en relación directa con la creencia en la estabilidad y universalidad del contexto. Sin embargo, es interesante constatar que la eficiencia puede ser contraproducente, aunque a muchas personas esta afirmación las pueda dejar perplejas. En contextos cambiantes o inestables, la rigidez que exige la eficientización mecanicista ha llevado a la ruina a muchas empresas, organizaciones sociales e individuos.
Una comunidad científica que rompe con el mito de la objetividad no tiene porqué perder eficacia, pero deberá reconsiderar la cuestión de la eficiencia. No se producirá una pérdida importante de nuestra capacidad de acción, pero tal vez la limitaremos en cierto respectos, ya que la cuestiones éticas comenzarán a ser pertinentes en nuestros análisis. Más aún, es muy posible pensar que se incrementaran nuestra posibilidades de acción en otras dimensiones hasta ahora inexploradas, en la medida en que todas nuestras energías estaban orientadas a la manipulación eficientista de la naturaleza
Contrariando el mito del progreso, la sensibilidad de un modo de objetivación que tiene en cuenta a los sujetos y sus entornos, preferirá ciertos límites antes que dispararse acríticamente en alguna dirección fijada por la supuestamente impersonal lógica interna de la investigación. ¿Quien es "la lógica de la investigación", quién es "la ciencia", quién es "la física", quién es "la epistemología"?
Por otra parte, esta limitación en la inercia de la investigación abre las puertas para una remodelación de los vínculos entre ciencia, tecnología y sociedad, que muchos esperamos se oriente hacia un mayor respeto de la diversidad de modos de producción, de reconocimiento de la distintas miradas que surgen de los diversos escenarios en los que convivimos, de la construcción de nuevos modelos institucionales que permitan el control y direccionamiento social de la investigación.
En sus últimos trabajos, Evelyn Fox Keller ha realizado un giro desde las Reflexiones sobre Género y Ciencia, para focalizar su atención en las relaciones entre Lenguaje y Ciencia. Desde esta perspectiva, nos convida a tomarnos en serio la propuesta de Barbara McClintok: dejarnos seducir por lo vivo.
"Su punto de vista alternativo nos invita a percibir a la naturaleza como un "partner" en una relación recíproca con el observador, igualmente activo, pero ni omnisciente ni omnipotente..."(Fox Keller, 1992) (32)
Fox Keller se ha atrevido a sumergirse en este mundo de la complejidad. Un mundo menos glorioso o épico que el del héroe moderno. El universo de la complejidad deja lugar para el misterio y el conocimiento, un mundo multidimensional, fascetado, poroso, semipermeable, abierto, y provocador...como ella misma.
Notas
1 Esta metamorfosis no se debió exclusivamente a su trabajo historiográfico, ya que los cuestionamientos a la mirada positivista de la ciencia provenientes de las feministas académicas proporcionaron simultáneamente otras vías de cuestionamiento y reflexión para Fox Keller. Estas perspectivas serán tratadas más adelante en este artículo.
2 Es importante destacar que una ruptura con la supuesta "racionalidad pura" no implica en absoluto caer en concepciones subjetivistas a la "new age". El sentimiento por el organismo, por el contrario, es un modo de interacción con el mundo que reúne lo racional y lo sensible, en un modo de intelegibilidad peculiar capaz de permitir a los sujetos interaccionar complejamente con su ambiente.
3 Tierra de "Ningúnlugar".
4 Muy probablemente esta transformación en la sensibilidad y productividad estética sea parte integral de un movimiento de cambio social, y se cumpla en este caso - como en tantos otros - la anticipación del arte en la producción de nuevas formas de conocimiento y de vida.
Bibliografía
Evelyn Fox Keller :
- Feeling for the Organism: The Life and Work of Barbara McClintock. San Francisco: Freeman, 1983.
Seducida por lo vivo: vida y obra de Barbara McClintock. Fontalba, Barcelona, 1984.- Reflections on Gender and Science. New Haven, CT & London: Yale University Press, 1985.
Reflexiones Sobre Género y Ciencia, Edicions Alfons el Magnanim, Generalitat Valenciana, Valencia, 1989.- Gender and Science: Its Origins, History and Politics. Borrador de la ponencia para la History of Science Society, 1991. Cedido por la autora.
- Secrets of Life/Secrets of Death: Essays on Language, Gender and Science. New York & London: Routledge, 1992.
- Keywords in evolutionary Biology. Evelyn Fox Keller & Elisabeth Lloyd, Harvard Univ. Press, 1992.
- La paradoja de la subjetividad científica, en "Nuevos paragmas, cultura y subjetividad, D. Schintman (Comp.), Ed. Paidós, Buenos Aires, 1994.
- Refiguring Life: Metaphors of Twentieth-century Biology. The Wellek Library Lecture - Series at the University of California, Irvine. New York: Columbia University Press, 1995.
Kuhn, T. S.
- La estructura de las revoluciones científicas. Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1980.
- La tensión esencial. Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1983.
Maturana, Humberto
- La ciencia y la vida cotidiana: la ontología y las explicaciones científicas. .En "El ojo del Observador. Contribuciones al constructivismo". Watzlawick, P y Krieg, P. (Comp). Ed. Gedisa, Barcelona, 1994.
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- De el tiempo a las temporalidades. En "Temporalidad, Determinación y Azar" S. Bleichmar (Comp) Ed. Paidós, Buenos Aires, 1994.
- El lenguaje de los vínculos. De la independencia absoluta a la autonomía relativa. En "Redes, el lenguaje de los vínculos. Hacia la construcción y el fortalecimiento de la sociedad civil" E. Dabas y D. Najmanovich (Comp). Ed. Paidós, Buenos Aires, 1995.
- De la cibernética a la complejidad: el devenir de la reflexión. En "Más allá de pactos y traiciones. Construyendo el diálogo terapéutico" J. Droeven (Comp). Ed. Paidós, Buenos Aires, 1996.