Seminario
La formación del analista
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Organizado
por : PsicoMundo
Coordinado por : Lic. Mario
Pujó
Clase 11
Enseñanza y transmisión del psicoanálisis
Liliana S. Donzis
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La formación del analista reposa en tres pilares : análisis del analista, análisis de control y formación teórica. A partir de lo transmitido por Sigmund Freud estos constituyen los ejes indispensables a tener en cuenta; asimismo nos indican los problemas cruciales respecto de la formación del analista.
Luego de un siglo de experiencia en la transmisión del psicoanálisis, ¿es posible extraer algunas conclusiones sobre los modos y las eficacias de su enseñanza?
A lo largo de este tiempo la enseñanza tomó diferentes carriles según la óptica y el lente con que se juzgó el análisis del analista. En este sesgo Sigmund Freud nos legó indicaciones de diverso calibre y valor : la necesariedad del análisis del analista, su propia experiencia transferencial con Fliess escrita en varias ocasiones con la tinta de su producción onírica así como también la riqueza de la discusión compartida con sus primeros discípulos en las legendarias reuniones de los miércoles en las que tampoco escasearon las dificultades y los apasionamientos transferenciales. Freud repartió anillos con algunos de estos discípulos a partir de la ilusión de que una alianza sellaría el futuro de las institución psicoanalítica. Anillos de lealtad con el maestro. Ahora, bien vale preguntarse si esta alianza concernía a las ideas del maestro o a la fidelidad con su persona. Propiciatoria la primera, de efecto hipnótico la segunda .
Freud fundador e iniciador de un estilo de formación dejó huellas indelebles en las siguientes generaciones de analistas. Hizo escuela y fue él mismo quien en 1926 en oportunidad de una omisión del psicoanálisis en la oncena edición de la Encyclopedia Britannica nombró su trayecto como Psychoanalysis : Freudian School. La itálica en inglés así en el original nos permite formular un interrogante : ¿La escuela inglesa fue freudiana?. Consideración que ocupó la reflexión de freudianos y no tanto, en el obligado exilio de los analistas de Europa continental en tiempos de la segunda guerra mundial. Migración de quienes fueron los pioneros del psicoanálisis a Inglaterra, a EEUU, a Latinoamérica ... a otras latitudes geográficas y del pensamiento dejando a distancia Berlín, Budapest, Viena. Atrás quedaban las polémicas generadas entre Abraham, Ferenczi, Adler a la vez que surgía una renovación de las mismas entre los discípulos de la segunda generación : Melanie Klein, Anna Freud, Joan Rivière, Edward Glover, Donald Winnicott, los hermanos Strachey, el mismo Jones, entre otros, quienes en la llamada Sociedad Británica libraron una dura batalla durante y después del nazismo por la conducción de la Institución. Pero, sobre todo, sus disputas giraron en torno de las políticas acerca de la formación y enseñanza "oficial" que debía impartirse a los analistas.
Michel Balint, analista húngaro discípulo de Sandor Ferenczi radicado en Londres, sintetizó las dificultades del movimiento analítico inglés del siguiente modo : "Estaba regulado por el odio de cada uno para con aquel que no amó al mismo psicoanalista". Balint nos pone en el meollo de la cuestión : los caminos de la cura no son sin amor de transferencia y la resolución de la misma indica que en su liquidación encontramos el resorte último de la formación del analista, cuestión que, a su vez, está íntimamente ligada a la vida institucional de los analistas. Asimismo en la frase de Balint, resuenan los impasses de su maestro, en ella se trasluce que no siempre el final del análisis transcurre liquidando el amor y el odio sino que, si por el contrario en su mesa de saldos penden restos transferenciales, esta persistencia más allá de la hipotética conclusión del mismo puede conducir a lo peor.
Conocemos, y vale recordarlo, que el duro testimonio de Sandor Ferenczi respecto de su análisis con Freud llevó a este último a responder en el texto «Análisis terminable e interminable» diferentes consideraciones acerca de la necesaria destitución transferecial, así como también le permitió a Freud expresar que : "En lugar de investigar cómo se realiza una curación por el psicoanálisis (una cuestión que creo ha sido ya suficientemente elucidada), la pregunta debería referirse a cúales son los obstáculos que se hallan en el camino de tal curación". Etica freudiana que despunta más que el carril de una justificación el surgimiento de una nueva pregunta a partir precisamente de ponerla en la cuenta del analista.
La llamada Escuela Inglesa, ¿mantuvo el tenor de la experiencia freudiana? La interrogación por los obstáculos en la cura ¿condujo a nuevas preguntas?
En la traza de los escritos producidos en el seno de la institución británica, leemos en las diferencias teóricas, clínicas y políticas que se suscitaron, que no fueron ni pocas ni exiguas, tanto aquellas que aportaron avances como también otras propuestas que condujeron al psicoanálisis a callejones sin salida. Entre unos y otros vale destacar lo producido por Melanie Klein respecto de nuevas aperturas en el psicoanálisis de niños, la ubicación de lo fantasmático en la cura y su subrayado imaginario que conlleva a la contracara de una eficacia al arrinconar los análisis en los efectos interminables de la frustración llevada al extremo de constituir un parapeto técnico, blasón del tecnicismo en el paisaje de lo que se instituyó como burocracia del encuadre. Seguramente lejos de las aspiraciones de la señora Klein.
La noción de contratransferencia que desarrolló Paula Heinman finamente articulada por analistas de la talla de Lucy Tower, Ella Sharp, Margarette Little culminó aplastada por su propio peso en los pasillos de la Sociedad Británica y no escapó tampoco del tecnicismo burocrático.
Recapitular los pasos del movimiento analítico inglés llenaría más de una página por otro lado bien merecida y de la que debemos efectuar una lectura crítica tanto de sus aciertos como de sus fracasos. Analistas y analistas mujeres que soportaron el peso transferencial intentando recrear el psicoanálisis, prestaron sin proponérselo sus escritos a la lectura que Jacques Lacan intentó en su tiempo y que aún hoy efectuamos de su letra.
Analistas que jugaron sus cartas, que hicieron su apuesta también en lo concerniente a la pregunta por la formación del analista y por el fín del análisis en tanto núcleo de la formación del analista. Si bien esta última cuestión, a mi entender no encontró en el seno de la Sociedad Británica de posguerra sino una ínfima consideración pues en virtud de las controversias institucionales, transferenciales y de poder, las mejores intenciones se estrellaron en el pragmatismo de secular "sabor inglés", es así que mucho de su mejor producción analítica se fue reduciendo en pos de mantener unida la institución. A guisa de ejemplo podemos recordar que las diferencias teóricas se subsumieron en consideraciones técnicas, en instrumental que aplacaba disensos, en fín en el llamado encuadre para la formación del candidato a analista .
Uno de los biógrafos de Melanie Klein, Phyllis Grosskurth, recoge en los documentos y cartas de Klein y de la IPA inglesa algunas aristas que entiendo son de lectura obligada para quienes nos formulamos la pregunta por la formación .
Grosskurth en el capítulo IV de su libro «Melanie Klein . Su mundo . Su obra.», nos dice :
"En junio de 1953 , a consecuencia de las quejas de muchos miembros independientes [de la Sociedad Británica de Psicoanálisis] de que las actividades de enseñanza eran ampliamente superados en número por los kleinianos, la comisión de formación redactó una serie de normas más equitativas. Melanie Klein se opuso especialmente a la sección relativa al análisis personal .
14. El análisis personal tiene lugar en sesiones de cincuenta minutos, cinco veces por semana. Sólo excepcionalmente, la comisión de formación consentirá períodos transitorios de análisis de cuatro sesiones por semana
15. Los estudiantes son asignados a los analistas por la comisión de formación según los siguientes principios :
a) Siempre que ello sea posible, el estudiante será remitido al analista que él elija, en caso que dicho analista esté incluído en los programas de formación.
b) Si el estudiante no puede elegir o no expresa ningún deseo definido, entonces la comisión adjudicará el estudiante a un analista considerando el tiempo de que en ese momento dispongan los analistas de las diferentes agrupaciones.
16. Tendencias existentes en la Sociedad: De las diferentes tendencias que se registran en el desarrollo de la teoría psicoanalítica, hay dos que en la actualidad difieren entre si lo suficiente para que se justifique la organización del programa de formación en dos cursos paralelos ".
Luego explicita el documento que el curso B sigue las ideas de Anna Freud, mientras que el grupo A representa las ideas del grupo de los no asociados.
El documento recién citado generó diversas discusiones, entre ellas acerca de si las diferencias eran teóricas o políticas. Melanie Klein, de quien conocemos su testimonio por algunas cartas que le envió al Presidente de la Sociedad Británica, Cliford Scott, y a Winnicott , opinaba que las diferencias pertenecían al campo de la técnica en las que se subsumía lo teórico. Sobre esto no hubo acuerdo, tan es así que finalmente el perfil y la formación del candidato a analista se votó en estado de asamblea. El espíritu de grupo primó por encima del psicoanálisis dejando no pocas consecuencias que persisten hasta la actualidad en el seno de la Asociación Psicoanalítica Internacional IPA. Y por qué no decirlo, inciden hasta el presente en las modalidades de la enseñanza de corte universitaria. Aquello que podemos considerar propio del análisis se debatió en las luchas institucionales. Como efecto legible de ese modo de la práctica analítica se burocratiza la formación. Se decreta la misma en función del espíritu de cuerpo y otras modalidades corporativistas.
Freud supo dilucidar en su tiempo este tipo de estructuras colectivas que se conforman al modo del ejercito o la iglesia. Estas organizaciones en el postfreudismo se convirtieron en decanas de una enseñanza que diluyó lo crucial de la praxis freudiana: el movimiento transferencial, el deseo que le es inherente y la cuestión del devenir analista que se aplastó en el conteo de horas de análisis, supervisión por delegación y seminarios ligados a lealtades personales. Es de lamentar que muchas de estas disposiciones aun siguen vigentes.
¿Podemos formular hoy corolarios de esas experiencias, cuando por la índole de la materia la generalización no es parte de su estofa?
Sumar nuevas preguntas no es sino el modo de agregar inquietudes propias, no siempre novedosas, al interrogante que Freud supo formular y que cada analista en algún momento de su práctica recoge como eficacia o causa del recorrido de su análisis.
Del análisis al analista
Decir que el analista se funda en su análisis implica que éste éticamente debe pasar por la experiencia del inconciente. Desde esta perspectiva se abre una doble vía: por una parte, un analista se funda en su análisis y por otra un analista se funda al cabo de un análisis. Cada una de estas tiene consecuencias diferentes.
Sigo en este tópico las reflexiones que Jacques Lacan virtió en el texto conocido como la «Proposición del 9 de Octubre ...» Si analista no es una formulación del ser, su grado no es un título sino una nominación y ésta es el producto de un trabajo que sanciona el análisis en su fín y que se distingue fuertemente del autorizarse que cada quien en el camino de su formación produce en acto en el recorrido de un análisis, su análisis .
En la «Proposición ...» Lacan plantea esta sanción del final de análisis a través de un trabajo que denominó Pase producido en una operatoria específica en el seno de una escuela de psicoanálisis, entonces, para Lacan, la Escuela Freudiana de París. Esta operatoria concierne a un dispositivo en el que interviene un Jurado designado a tal efecto, un pasante que es quien ofrece testimonio sobre su propio análisis ante tres "psicoanalizantes elegidos por su analista" denominados para esta función pasadores. En la experiencia desarrollada actualmente en la Escuela Freudiana de Buenos Aires el dispositivo del pase para la sanción de fín de análisis y la nominación de AE -analista de escuela- , se despliega en el marco de un jurado compuesto por analistas AE de la misma institución y de otras instituciones analíticas reconocidas, que en su seno tiene el grado de AE proveniente del trabajo de pase producido en ellas. A diferencia del dispositivo creado por Lacan para la Escuela Freudiana de Paris, los pasadores no son elegidos por su analista sino que son sorteados de una lista confeccionada para tal fin con miembros de la escuela .
Lacan, en un texto fechado el 3 de noviembre de 1973, publicado con el título «Sobre la experiencia del Pase», dice: "Justamente hice la proposición con la finalidad de aislar lo que concierne al discurso analítico. Consideré que la delegación, por reconocimiento común, de una autoridad, por qué no decir, de un poder iba a resultar más adecuada a lo que tendría que ser un reclutamiento verdadero si instaurábamos ese modo de testimoniar que constituye el pase. En efecto, el pase permite a alguien que piensa que puede ser analista, a alguien que se autoriza él mismo a ello, o que está a punto de hacerlo, dar a conocer qué fue lo que lo decidió e introducirse en un discurso del cual pienso que por cierto no es fácil ser el soporte".
" .Y en particular apreciar en ese momento que yo llamé el pase, porqué alguien asume el riesgo loco de convertirse en aquello que el objeto a es
..."¿Puede el pase poner efectivamente de relieve ante quien se ofrece a él, como es capaz de hacerlo un relámpago, con una luz totalmente distinta, un cierto sector de sombras de su análisis? Es una cosa que incumbe al pasante .
" nunca hablé de formación analítica , hablé de formaciones del inconciente. No hay formación analítica . Del análisis se desprende una experiencia "
El párrafo que antecede extraído del texto de Lacan nos ubica en otra dimensión que la mera perspectiva política de grupo e incluso de la política de consenso. Más allá que la implementación del pase y la nominación haya generado hasta el momento dificultades, disensos y hasta cismas dentro y fuera de la escuela creada por Lacan en aquellos tiempos y aún hoy, conlleva algo propicio : poner sobre el tapete de la formación del analista la cuestión de la nominación a través del aporte del propio testimonio que el pasante ofrece al jurado para el esclarecimiento del fín del análisis y que permite a éste avanzar o al menos esto es lo que se espera de él en el despliegue del desarrollo teórico y clínico sobre el análisis del analista y el interrogante sobre el final de análisis, implica poner en la cúspide una ética concerniente al deseo del analista. Asimismo nos sitúa a distancia de la burocratización y/o del tecnicismo propalado en el postfreudismo, pues al reubicar la singularidad de cada quien en el final de la experiencia, en el dar cuenta de ésta si se quiere, pero que no obliga. Incluso en lo que tiene de creativo en las experiencias institucionales que se están jugando actualmente en la comunidad analítica recordándonos que el tenor de la ética freudiana pasa más por interrogar los obstáculos en la cura que por conocer el procedimiento al modo de la regla prêt à porter. Asimismo se abren nuevas preguntas en la puesta en marcha del pase respecto de la transmisión del psicoanálisis al poner en la cuenta del deseo del analista y de su interrogación por los destinos de la pulsión en el fín de la experiencia expresando de un modo novedosos y hasta ese momento inédito que no hay enseñanza oficial del psicoanálisis. Si bien hay enseñanza posible la formación teórica es necesaria pero no es suficiente, cuestión a tener en cuenta cuando se presenta la pregunta por la enseñanza del psicoanálisis en la Universidad. Esta es posible pero no esta inhabilitada de transmitir lo crucial de la experiencia, de lo real mismo de la formación del analista : el análisis del analista. Pues al no poner en juego la experiencia imprescindible del análisis del analista y mucho menos aún está la universidad facultada, al día de hoy, para considerar la experiencia del pase ,y la nominación resulta de ello que la oficialización universitaria carece de hecho y de derecho de la raíz y del retoño, del empalme y de la cruz del fundamento mismo de la transmisión : el análisis de la transferencia en transferencia.
¿La enseñanza que del psicoanálisis brinda la Universidad guarda coherencia con el orden de la razón psicoanalítica?
¿Las llamadas especializaciones de posgrado con orientación psicoanalítica acreditan según la ética freudiana que desde allí pueda autorizarse un analista?
Enseñanza y transmisión no son sinónimos, más aun, la enseñanza no garantiza que algo pase. Tal como he manifestado en las líneas precedentes, la implementación universitaria esta exenta de lo crucial de la experiencia. Lacan en el texto de 1973 antes mencionado agrega:
" si el sujeto no ha hecho más que aprender a aprender a pulsar los botones adecuados para que eso se abra en el inconciente, y bien, permítanme decirlo, no ha aprendido gran cosa. No aprendió que de ese saber que yo defino como articulado ésta es la esencia de aquello en lo que insisto cuando digo que el inconciente esta estructurado como un lenguaje cada cual, a su manera, y en un punto exclusivamente local, es el efecto "
El retorno a Freud a partir de Freud
Interesada en desplegar estas cuestiones, releí un texto que Sigmund Freud publicó en Budapest en 1919 titulado: ¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la Universidad?
En este texto se aborda la cuestión tanto desde el punto de vista de la inconveniencia que para la Universidad tiene incluir en sus planes las enseñanzas freudianas como así también las ventajas y desventajas que puede acarrear para el psicoanálisis la sujeción a una modalidad de difusión de sus ideas en las que no intervenga la práctica. Entendida ésta no sólo como la conducción de un tratamiento sino básicamente el necesario pasaje por el análisis que el analista debe efectuar. Respecto de esta última cuestión Freud no encuentra viable una formación impartida desde el claustro.
Hago mía su pregunta : ¿Es propiciable, ya no digamos exigible, el análisis del analista en el marco de la institución universitaria? Desde que instancia de la misma puede ser tenida en cuenta la experiencia del inconciente?
Freud no duda que la incorporación del psicoanálisis a la enseñanza universitaria significaría una "satisfacción moral para todo psicoanalista, pero no es menos evidente que este puede por su parte, prescindir de la Universidad sin menoscabo alguno para su formación" ya que ésta puede obtenerla en las Escuelas de Psicoanálisis. Agrega Freud : "Dichas asociaciones deben su existencia precisamente a la exclusión de que el psicoanálisis ha sido objeto por la Universidad".
¿Es lícito sacrificar lo central del psicoanálisis a saber la experiencia del análisis del analista, en aras de consideraciones prácticas?
Para concluir, no sin esperar nuevas preguntas y nuevos equívocos propios del camino que nos toca transitar, la transmisión, agrego que ésta no puede ni le cabe ser total, se transmite en una lógica ligada a la castración y a la falta que le es inherente. El analista transmite para que algo pase, allí donde una escritura se transforma en otra escritura. Paso siguiente que también se estructura en relación al lapsus. Lacan expresó: " El psicoanálisis es algo que no se transmite como cualquier otro saber ". Podemos agregar que se transmite desde el corazón de sus razones.
Liliana S. Donzis es Psicoanalista. Analista Miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Autora del libro : «Jugar. Dibujar. Escribir. Psicoanálisis con niños». Ediciones Homo Sapiens. TE: (54.1) 201-7476/(54.1) 805-0403 - E-Mail: donzis @ciudad.com.ar