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Seminario
La formación del analista

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Organizado por : PsicoMundo
Coordinado por : Lic.
Mario Pujó


Clase 6
La asociación de los analistas
Alberto Marchilli

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Distintas razones llevan a los analistas a reunirse. La necesidad de hablar de la experiencia o de formarse, se entremezcla con la de reconocimiento o la de pertenencia. En el espacio del que dispongo para enunciar algunas de las razones, podemos sobrevolar las condiciones que las encuadran.

La necesidad de hablar que acomete a los analistas nunca está exenta del peso de lo que se les transfiere -les pasa lo que les pasan- y, más allá de las demandas de análisis y supervisión que esto promueve, lleva frecuentemente a la búsqueda de resguardo y protección, mal disimulados en la ilusión de compartir "la experiencia"; el veneno de la marginación se cambia por las bondades del ideal, la soledad por la compañía, y la masa no deja de segregar algún objeto -usualmente a los analistas de otros bandos.

La necesidad de pertenencia se revela entonces incluida en la de hablar, y se combina a veces con la cruzada por el reconocimiento -o el abandono al reconocimiento- cuando la asociación se da en el continente de otra institución.

El último caso es aquí especialmente importante porque puede darse en los servicios hospitalarios. Los hospitales se han convertido en lugares destacados para la transmisión del psicoanálisis, hasta el punto de competir en algún caso con las Asociaciones. Como el deseo -que puede ser legítimo- de ser analista no se confunde con el deseo del analista, el riesgo es que el primero obture al segundo cuando el primero parece ser satisfecho por el reconocimiento ().

Nadie leerá aquí, espero, una oposición a la formación de analistas en el hospital. Pero el riesgo que señalaba servirá para introducir otra cuestión, ya que mostraría la necesidad de una interpretación de una suerte de Analista de la Escuela.

No es lo mismo escuela que asociación. No lo era ya en el sentido en que Freud hablaba de "Psicoanálisis, escuela freudiana". Menos aún desde que Lacan fundó la EFP, en ruptura con lo instituido como Asociación. La sustitución de la jerarquía por el grado objetó al verticalismo; el recurso a la antigüedad dejó así de sostener una pirámide que garantizaba todo menos la formación. Entonces se presentó otro problema. Ya que la "autoridad" de la escuela debía ser desempeñada por analistas que hubieran terminado sus análisis, ¿cómo comprobarlo? La invención del pase, que trata de resolver esta cuestión, es solidaria con la concepción del fin de análisis que propone Lacan, y lo es de modo tal que no podría abreviarse sin falsear la argumentación. Baste decir que en ningún caso el testimonio del analista sería pertinente. Y algo más: el fin de análisis es el fundamento mismo de la Escuela.

Se puede seguir el rastro -Junio de 1975, Mayo de 1976- de la preocupación de Lacan, no la de fundamentar el pase -lo siguió haciendo- sino la de interrogarlo -y no es que careciera de ideas- interrogando a los que lo han pasado. Si en ese momento se queja de no tener testimonios, es porque lo que le interesa casi exclusivamente es saber cómo alguien puede querer relevar la función del des-ser, como puede alguien desear ser (las palabras nos entorpecen) analista. Encontrar una razón que no sea la de instalarse en una profesión. (Y no sólo por la cuestión práctica de que la Escuela no puede nombrar analistas, por ser esto incompatible con el único modo de autorizarse). Nuevamente, no es el analista quien puede testimoniar de ese deseo de un analizante; la destitución subjetiva no es el des-ser y sólo abre la vía que se hace acto en el tiempo lógico de la repetición de la experiencia: que se convierta en analista; ¿pero cómo podría entonces decir por qué?

De modo que se puede comprobar cómo opera el deseo del analista en lo que es capaz de producir un sujeto, pero no porqué ese sujeto desea ser analista. Y hasta se puede decir que cada vez que obtenemos una respuesta de un analizante, es porque no se trataba de eso. Pero esto no quita que dicho sujeto analice, aún si no ha terminado el análisis; se pueden dar los ejemplos más ilustres. Ahora bien, en la perspectiva de Lacan, la Escuela tiene su justificación última en esta pregunta.

A lo que quiero llegar es a la pregunta de si en este extremo el deseo del analista no se confunde con el deseo de saber. Y a otras preguntas. ¿Qué deseo es el de formar analistas? ¿Y el de transmitir la teoría? Freud quería mantener vivo el psicoanálisis. Lacan que rompe con una asociación que supuestamente los formaba quiere formarlos verdaderamente; ¿podemos agregar que quisiera responder con esto a un reclamo universal, como lo dijo? Y aunque sostuviera con razones que no hay formación de analistas y sólo hay un psicoanálisis puro, ¿no quería formarlos? Y nosotros, que transitamos (antes o ahora) por escuelas que fundamos para eso, ya que no son desprendimientos de la APA, ¿por qué queremos formarlos? ¿Es lo mismo decir que es deseable que haya analistas que desear formarlos? Y más aún, ¿alguien quiere verdaderamente formarlos? Yendo al límite, ¿alguien entra a una Escuela por el deseo de formarse? ¿Pero existe verdaderamente tal deseo?

Volvemos tal vez a darle la razón a Lacan, sólo hay psicoanálisis puro. Pero en el estado actual de cosas, parece que no defender un dogma hace correr el riesgo de descubrir que lo hay. Las asociaciones no son impuras, sólo hay que saber para qué se las hace.

Mercado del saber, reconocimiento, poder, refugio, pertenencia, ¿no participan de esto las Escuelas hoy? Hay mil preguntas más que me parece requieren una respuesta que no sea apresurada. Invocar el "deseo del analista" no supone el "ábrete sésamo" universal, y más bien puede ser el cierre. Tampoco el mote de "anarlista" sirve aquí. Me parece que en el estado actual de cosas es más urgente ensayar esas respuestas que la cuestión implicada en el pase. Para responder a cosas similares a Freud le hubieran bastado las reuniones de los miércoles y alguna publicación, pues se inscriben en el marco del malestar en la cultura. La palabra escuela no tiene menos valor por escribirse con minúscula.

NOTAS

1 - No defiendo la libre empresa. Por supuesto que esto puede darse en el consultorio por el reconocimiento de los pacientes.

Alberto Marchili
Psicoanalista. TE: (54.1) 805-1357

Artículo publicado en Psicoanálisis y el Hospital Nº 8: Presencia de la institución. Buenos Aires, Noviembre 1995, pp. 134-136. La brevedad de la extensión, como algunas de las referencias, están estrechamente vinculadas a las condiciones de esa publicación.


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