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Seminario
Introducción a la enseñanza de Lacan
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Clase 2

A cargo de : Eduardo Albornoz


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La clase anterior fue una clase de apertura y eso implicó que muchas cuestiones fueran tomadas en términos generales para permitirnos una aproximación a los temas que vamos a tratar. Hoy trataré de circunscribir un poco lo que veamos para posibilitar que se vayan fijando algunos conceptos.

Tratamos esencialmente tres ideas que J. Lacan importó para el psicoanálisis: la concepción dialéctica de lo real, la negatividad y el deseo de reconocimiento.

Retomemos la idea de Kojéve con la que finalizamos la vez anterior. Dice Kojéve: "Hablar del origen de la autoconciencia implica por necesidad hablar de una lucha a muerte por el reconocimiento. Sin esa lucha a muerte hecha por puro prestigio no habrían existido jamás seres humanos sobre la tierra. En efecto, el ser humano no se constituye sino en función de un deseo dirigido sobre otro deseo, es decir en conclusión de un deseo de reconocimiento". Este deseo considerado como tal, debe - según el Hegel de Kojéve- no recaer sobre ningún objeto natural; su objeto es el deseo tomado como objeto, otro deseo, que revela así un vacío, la presencia de una ausencia. "El deseo de reconocimiento que provoca la lucha es el deseo de un deseo, es decir de algo que en realidad no existe (el deseo es la presencia 'manifiesta', de la ausencia de una realidad): querer hacerse reconocer es querer hacerse aceptar como un valor positivo, vale decir, hacerse desear" , e incluso cuando se dirige a un objeto natural se encuentra mediatizado, porque el deseo del otro recae sobre el mismo objeto.

Sobre este último punto vale la pena una aclaración. En mi opinión, al decir que la antropogénesis es consecuencia de una lucha por puro prestigio (ver clase anterior), Kojéve deja de lado la cuestión del objeto. Si bien no es simple poner en discusión el carácter antropógeno de la lucha por el reconocimiento, si podemos apreciar que este planteo es antes una hipótesis o una interpretación de Kojéve que algo expresamente hegeliano. La lucha a muerte en que las dos autoconciencias se prueban no es en principio una lucha por puro prestigio sin más ni más. El "puro prestigio" es un semantema acuñado por Kojéve y no forma, hasta donde yo sepa, parte del léxico de Hegel.

Hegel, por su parte, enfatiza la cuestión del objeto. Al referirse a esta lucha define al amo y al esclavo como dos figuras opuestas de la conciencia: "una es la conciencia independiente, para la cual es esencia el ser para sí. La otra es la conciencia dependiente para la cual es esencia la vida o el ser para otro; aquel es el amo, este el esclavo". Dice más adelante "El amo se relaciona con estos dos momentos: con una cosa como tal, el objeto del deseo y con una conciencia a la cual la cosidad le es esencial", es decir el esclavo.

Para el amo es esencia el ser para sí y no se detiene en la lucha, no teme a la muerte. Para el esclavo es esencia la vida, teme a la muerte y entonces acepta ser para otro, trabajar para otro podríamos decir.

Vale la pena reproducir el siguiente párrafo donde se aprecian que los tres términos están incluidos en el desarrollo del problema: "el amo se relaciona inmediatamente con la cosa por medio del siervo; el siervo, como autoconciencia en general se comporta negativamente respecto de la cosa y la suprime; pero para él la cosa es al mismo tiempo independiente, y no puede, pues, a través de su negación aniquilarla, ... el sólo la transforma".

Podríamos esquematizar esto diciendo que el amo se relaciona inmediatamente con la cosa, con el objeto del deseo, interpone al esclavo entre la cosa y él. La relación del amo con la cosa es una relación directa, inmediata y en ese sentido no humana. El amo ocioso consume los productos ya humanizados por el trabajo. El esclavo, que ha renunciado a ser para sí, paradójicamente, mediante el trabajo, se humaniza en su relación con la cosa a la que debe transformar, es decir negar y superar.

Podemos entonces plantear de una forma menos idealista la función del deseo de reconocimiento, que sin dejar de ser el deseo de un deseo, es decir de ningún objeto, implica de todos modos una relación con el objeto, más precisamente una aufhebung del objeto.

Me detengo aquí dado que no es nuestro objetivo confrontar a Hegel con Kojéve. Pero sírvanos esto para recordar una vez más que el Hegel que considera Lacan es el Hegel de Kojéve y desde ahora entonces vamos a considerar con él que las categorías dialécticas son específica y exclusivamente antropológicas. Para Kojéve es inadecuado hablar de una dialéctica de la naturaleza. La realidad humana es la única capaz de revelarse a sí misma por un discurso. La Negatividad interviene únicamente en la realidad humana mientras que el Ser dado no está regido más que por la Identidad.

Volvamos al tema del reconocimiento. Si tomamos en cuenta que los mitos cumplen la función de dar cuenta del origen, podemos decir que la lucha por el reconocimiento es una explicación mítica de la antropogénesis.

Ahora bien, fíjense que si planteamos que el hombre se hace humano sólo como consecuencia de esta lucha por puro prestigio, y que si bien esta lucha era una lucha a muerte no terminaba con la muerte porque antes de morir el esclavo, temía por su vida y entonces reconocía al amo como tal. Fíjense que aquí ya nos encontramos con una función pacificadora de la palabra. El reconocimiento debe ser expresado en un pacto para que la muerte no se produzca, el pacto pacifica la lucha imaginaria del prestigio, porque esa lucha culmina necesariamente en la muerte real que eliminaría por sí misma toda posibilidad de reconocimiento.

Lo expresado plantea una dificultad que no vamos a desarrollar. El reconocimiento al que accede el amo es el de una conciencia que ha descartado su ser para sí. Como bien reconoce Kojéve, la relación entre amo y esclavo no es un reconocimiento "propiamente dicho", puesto que el esclavo queda sometido, y de ahí la insuficiencia y lo trágico de su situación". El reconocimiento del esclavo carece de valor para el amo porque el esclavo a renunciado a ser para sí. Entonces habría que suponer que la tensión dialéctica debe acentuarse, o dicho de otro modo que las contradicciones deben acentuarse, "aspecto registrado por la historia posterior a Hegel. Así este Cap. IV de la Fenomenología, que parece metafórico para el comentarista resultó en efecto premonitorio". Nos encontramos entonces con una falla en el reconocimiento mismo.

Ahora bien, si lo primero es la lucha imaginaria y luego viene la función pacificadora de la palabra que viabiliza el reconocimiento del deseo. No por eso debemos olvidar que se trata de un mito, para que sea posible la palabra ya debe existir lo simbólico. Para Lacan el sujeto humano es efecto de lo simbólico, lo imaginario no basta. Resulta imposible pensar cualquiera de los órdenes separado de los otros.

El reconocimiento es ya algo así como un deseo elevado a la segunda potencia dirá Lacan más adelante, ¿porqué? Porque el objeto del deseo dejó de ser un objeto natural. El deseo de reconocimiento implica la entrada en juego de una dimensión simbólica, mientras que a nivel de lo imaginario se puede hablar de objetos del deseo a nivel del reconocimiento el objeto es uno, el Reconocimiento que está más allá del objeto.

Que tengamos que hablar de Hegel y de su mito del Amo y el Esclavo para dar cuenta del papel de la agresividad en nuestra civilización no deja de ser una paradoja. Precisamente en su escrito sobre la agresividad en psicoanálisis Lacan nos dice: "la preeminencia de la agresividad en nuestra civilización quedaría ya suficientemente demostrada por el hecho de que se la confunde habitualmente en la moral media con la virtud de la fortaleza"

En este texto Lacan recuerda la aceptación que tuvo la teoría de Darwin en la sociedad victoriana en la medida en que posibilitaba extender a la sociedad su hipótesis de la evolución de las especies. "La lucha por la vida".

Pero antes que él, Hegel profetizó al parecer "la ley de hierro de nuestro tiempo. Es del conflicto del Amo y el Esclavo de donde deduce todo el progreso subjetivo y objetivo de nuestra historia, haciendo surgir de esa crisis las síntesis que representan las formas más elevadas del estatuto de la persona en Occidente...la satisfacción del deseo humano sólo es posible mediatizada por el deseo y el trabajo del otro. Si en el conflicto del Amo y el Esclavo es el reconocimiento del hombre por el hombre lo que está en juego es también sobre una negación radical de los valores naturales como ese reconocimiento es promovido, ya se exprese en la tiranía estéril del amo o en la tiranía fecunda del trabajo"

Antes de retomar los conceptos de Identidad y Negatividad querría detenerme en un pasaje del prefacio de la "Fenomenología del Espíritu". Tomémoslo del texto de Kojéve "La idea de muerte en Hegel", dice que allí "... Hegel traza los grandes lineamientos de su filosofía y muestra con claridad el papel primordial que en ella representa la idea de muerte. Hegel extrae todas las consecuencias de este hecho. Según este pensamiento el Hombre aparece por primera vez en el Mundo natural, al aceptar voluntariamente el peligro de la muerte en una Lucha por puro prestigio; resignándose a la muerte y revelándola por su discurso el hombre llega al saber absoluto y concluye así la historia".

Vamos a ver más adelante que esta es una de las dos perspectivas en que Lacan considera el tema de la muerte, la otra está tomada explícitamente de Freud es la pulsión de muerte freudiana que culmina en la formalización lacaniana del juego de par-impar y su relación con la memoria cibernética, que tendremos ocasión de comentar.

"El hombre aparece por primera vez ...al aceptar el peligro de la muerte". Fíjense que la muerte es fundante de lo humano.

Una pregunta que surgió después de la clase anterior fue por la Negatividad, si el acto de nombrar algo implicaba la negatividad, creo que fue así que lo plantearon. Se podría responder que sí y no estaría mal. Pero no creo que con eso baste para hacerse una idea del concepto de Negatividad en Hegel.

La Substancia, concebida como ser-estático-dado (sein) tiene por fundamento ontológico la Identidad (consigo misma), el sujeto del Discurso que revela a ese Ser y a sí mismo, es decir el Hombre tiene por base última la Negatividad.

El hombre dominado en su ser por la Negatividad no es sein sino Acción o Acto de postularse o de crearse a sí mismo. El hombre por su Acción niega a la naturaleza de la cual habla.

La realidad humana no es algo dado eternamente idéntico a sí mismo, sino un acto de autocreación progresiva temporal. Esa autocreación del hombre se efectúa por la negación de lo dado. La realidad humana no es natural ni inmediata sino que es una realidad dialéctica o mediatizada.

El hombre difiere esencialmente de la naturaleza sólo en la medida en que es razón (Logos) o Discurso coherente dotado de un sentido que revela al Ser, es él mismo no Ser dado sino Acción creadora ( es decir negadora de lo dado). El hombre no es movimiento dialéctico o histórico (=libre) que revela al Ser a través del Discurso, sino porque vive en función del porvenir que se le presenta en forma de proyecto o de un fin a realizar por la Acción negadora de lo dado y porque el mismo no es real en tanto hombre sino en la medida en que se crea como obra mediante esa acción.

Es decir, el hombre revela el Ser a través del Discurso. Es el entendimiento, es decir la facultad del discurso, lo verdadero y específicamente humano que lo distingue del animal y de la cosa. El entendimiento es una potencia absoluta que se manifiesta en y por la actividad de separación (o mejor aún, en tanto que acto-de-separar). El pensamiento humano es esencialmente discursivo.

Cuando se describe algo se hace abstracción del resto del universo. Al hablar de "esta mesa se lo hace como si ella estuviese sola en el mundo. En realidad es el hombre quien la aísla por su pensamiento. Pero así como la aísla puede combinarla con cualquier otra cosa y así crear un mundo cultural.

El concepto de una cosa es esa cosa misma desprendida de su hic et nunc dado. El concepto perro no se diferencia en nada del perro concreto. El concepto mesa no se diferencia en nada de la mesa. Pero el concepto no está fuera del tiempo y el espacio. El entendimiento puede separar una "esencia" de su soporte natural, así la esencia deviene sentido o "idea". Pero el sentido no planea en el vacío, enseguida se incluye en un discurso. La separación del concepto no tiene lugar espontáneamente en el seno de la naturaleza, sino que es el resultado de una "actividad" del "entendimiento". El "concepto" en nada se diferencia del mismo Ser, salvo que el concepto puede existir aunque el ser no exista. Puedo tener el concepto o el sentido del azúcar sin tener azúcar.

El sentido, la esencia de una cosa es algo así como esa cosa misma menos su existencia. Ahora bien, lo que puede quitarle el ser al Ser es el Tiempo.

Es decir en el presente puedo tener en un perro por ejemplo juntos el perro (el ser) y el concepto de perro, ahora bien, pasa el tiempo, pongamos cincuenta años, y me quedo sin el perro, el Tiempo le quitó el ser al Ser, me quedó sólo el sentido, el concepto.
Así llegamos al concepto como tiempo de la cosa.

Ser - ser = tiempo

Ser - ser = concepto

Con lo cual llegamos a que el tiempo es el concepto de la cosa.

Ahora bien, extraer el sentido del Ser es separar la esencia de la existencia. Esta es la actividad que la filosofía está llamada a explicar. Para hacerlo Hegel ha apelado al concepto de Negatividad. La Negatividad es una categoría ontológica fundamental, la negatividad es la energía del pensamiento, es decir, el entendimiento y su discurso que extrae el sentido del Ser, separando la esencia de la existencia.

El hombre se crea una existencia empírica propia esencialmente distinta de todas las existencias empíricas naturales. El hombre no es un ser dado ni el accidente de una sustancia. Es el resultado del esfuerzo de una potencia absoluta y él es esa misma potencia. El hombre es Negatividad. Separa la esencia de la existencia.

"La negatividad en Hegel domina el ser del hombre, que su realidad es acto de autocreación histórica por negación de lo dado en lo inmediato. La negatividad es aquí la acción como historia, no la nada en sí.

"Lacan reiteradamente define el símbolo como "muerte de la cosa", como fundado en el par presencia ausencia, necesitando de la ausencia para su surgimiento"

A riesgo de ser reiterativo tomaré ahora una serie de citas extraídas del texto de Kojéve que amplían los conceptos trabajados:

"El Hombre se manifiesta por primera vez en el mundo de los fenómenos naturales por la acción de la lucha y aparece en ese Mundo del entendimiento con sus pensamientos y sus discursos como consecuencia de la acción del trabajo.

"La acción introduce el primado del provenir en el Tiempo. El presente de la acción es la realización de un proyecto de porvenir. En y por la Acción el porvenir tiene una presencia real en el Ser. El porvenir tanto como el pasado son la nada del Ser es decir su sentido...es la acción la que crea el mundo dominado por el porvenir, el Mundo de la ciencia y el arte en el seno de un Mundo natural regido por el presente y por el pasado...".

"Dar cuenta del hombre en tanto que hablante, es aceptar sin retaceos el hecho de la muerte."

"El pensamiento y el discurso revelador de lo real nacen de la Acción negatriz que realiza la Nada destruyendo al Ser: el ser dado del hombre, en la lucha y el ser dado de la Naturaleza, por el trabajo".La Acción humana es una acción negatriz y el ser humano es propiamente esa acción. El ser humano sólo existe humanamente en la medida en que suprime o mediatiza esa inmediatez por la Acción negatriz. "El hombre niega y transforma la naturaleza por su trabajo y en sus luchas y es el discurso humano el que las revela. El hombre por el contrario se niega a sí mismo, él mismo se crea y se transforma, el es la mediación del ser dado por la negación activa y por tanto discursiva o reveladora".

"Hegel subraya la diferencia esencial entre la muerte del hombre y el fin o la corrupción de un ser puramente natural; habla de una planta pero podría haber hablado de un animal o de una cosa inanimada. La diferencia reside en que el fin del ser natural está determinado por las leyes generales de la naturaleza, que de algún modo es impuesta desde afuera para el resto del universo por lo que es "extraño" al ser finito. Por oposición la muerte del hombre debe entonces ser comprendida como un fin inmanente o autónomo" . "él mismo es (en tanto que hombre) la causa de su muerte (en tanto que animal). Unicamente esa muerte "autónoma o espontánea puede ser consciente y también aceptada con libertad o querida (riesgo de la vida). Y ella tan sólo es humana en verdad, humanizante o antropógena. Como ser negador, el hombre hubiera podido indefinidamente ir más allá de sí mismo (sin dejar de ser hombre, sin tener necesidad de devenir super-hombre). Por eso la muerte del hombre es siempre de algún modo prematura o violenta por oposición a la muerte natural del animal o de la planta que han terminado el ciclo de evolución".

"El hijo implica o presupone la muerte de los padres, más a pesar de la negación que los separa hay identidad entre las generaciones que se suceden. A esto se llama historia. O si se quiere es la existencia total sintética o dialéctica del ser humano, donde la tesis de lo unido (identidad) y la síntesis de lo "separado" (negatividad) coinciden en la síntesis de lo reunido (totalidad). La historicidad del hombre está pues inseparablemente ligada al hecho de su muerte.

Para la próxima veremos las relaciones entre el deseo de reconocimiento y el transitivismo infantil y continuaremos con otras figuras hegelianas que J. Lacan considera en sus comienzos, los conceptos de "ley del corazón" y de "delirio de presunción".

Hasta la próxima.


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