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Seminario
Función del padre en el discurso analítico
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Coordinado por :
Maria Laura Maldonado


Clase 1
Hector Lopez

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Miércoles 3 de mayo de 1995

La cuestión del padre está muy vinculada con la psicosis, porque no es la madre sino el padre, es el padre el que está cuestionado; y por otra parte la "cuestión" del padre en el sentido que lo que el sujeto le debe al padre en su constitución no está garantizado. Es una "cuestión", o sea, está siempre pendiente de que se cumpla una operación vinculada con el padre, y dependiendo de esa operación tendríamos: qué va a resultar del sujeto.

Acá lo que está en cuestión fundamentalmente es el amor del padre. Hay que acentuar fuertemente esto. La necesariedad del sujeto es la madre y el padre (en el sentido que si el sujeto no es amado por el padre), va a quedar atrapado en las relaciones incestuosas. Por eso el sujeto anhela el amor del padre.

Sería la pregunta en el sujeto si pudiéramos ponerlo de alguna forma: 'me amará lo suficiente ?, le importaré lo suficiente ?, se preocupará por mi destino ?'. Ésto, en relación a la cuestión de si el padre tendrá un estatuto o estatura suficiente para liberar al sujeto de fuerzas muy poderosas que se oponen a este pasaje por el amor del padre.

Con todo esto les quiero decir que el tema del padre es absolutamente central y eje absoluto para el psicoanálisis, para el discurso psicoanalítico, como dice el título del seminario.

Ésto se diferencia quizás un poco de toda una corriente, de toda una manera histórica en la literatura psicoanalítica en la que estamos acostumbrados a pensar en la importancia de la madre.

Muchos psicoanalistas argentinos influenciados inclusive con corrientes como la kleiniana, como la de Ana Freud, etc, acentúan que sin la mamá el chico sonó, que necesita la mamá, el cuidado, el cariño, las caricias. Obviamente, no sólo sería yo un desalmado si le negara al bebé los cuidados maternos sino que también sería realmente un error teórico.

Es evidente que el bebé necesita de su madre. Pero es una necesidad, en la experiencia de los cuidados. Esto es más propio de la psicología del niño, la puricultura, las cuestiones de la relación madre e hijo, que tuvo desarrollos tán importantes en la Argentina y después fue tan impulsado por Arnaldo Ravskovski, que como Uds. saben, acaba de morir hace dos días y justamente se lo presenta así: como psicoanalista y como estudioso de las relaciones madre e hijo. Hace un tiempo lo escuché por televisión y le preguntaron: 'y si Ud. no fuera psicoanalista Dr. qué le hubiera gustado ser ?'; y le salió muy así a boca de jarro: "madre". Y precisamente como psicoanalista era una buena madre. Que en realidad es eso no?, que no se trata de renegar de la necesidad de la madre sino de que el psicoanálisis no tiene mucho que ver con insentivar a la madre, con echarle fuego a la hoguera materna.

El caso es que Freud -- y ya lo van a ver con Horacio Martínez -- en textos sumamente importantes como "Totem y Tabú", " Moisés y la Religión Monoteísta", acentúa que la constitución del sujeto está dada por una operación lógica donde el padre es el agente de esa operación, es el que la produce.

Lo que se plantea es que: quedando del lado del padre va a tener un sentido progresivo para el sujeto, y lo que venga del lado de la madre va a tener un sentido regresivo para el sujeto. Esto es muy esquemático, por supuesto. Ya vamos a tener que clarificar esa idea.

Hacia el padre hay un progreso y hacia la madre hay un regreso, y fijación también, y repetición. Entonces, la madre no lo explica todo en el psicoanálisis; no es que el niño va a estar sano o va estar psicológicamente bien porque lo cuidó y le dio todo lo que necesitaba, y va a estar mal, por ejemplo, por carencia materna. Ello lo demuestra cualquier experiencia clínica que Uds. tengan al alcance de la mano. Pero la madre sí explica y está en el eje, en el centro de una operación que también es constitutiva en el sujeto, que Lacan llamó alienación.

Fíjense que sugerente es la palabra, porque podemos tomar la alienación como una resonancia de locura, un alienado es un loco; y es algo que no está del todo ajeno a la cuestión que estamos planteando, porque la madre es de alguna manera enloquecedora para los sujetos.

Lacan habla del deseo de la madre como un capricho desmedido, del capricho sin ley, que encontrará su regimen en la ley, pero no de ella sino en la del padre.

La alienación como operación constitutiva, es una operación mediante la cual "en ese campo que es el del ser viviente todo lo que es del sujeto tiene que aparecer". La condición de emergencia del sujeto es que el sujeto sea un alienado, porque ser viviente para el psicoanálisis, para Lacan, es el organismo humano pero en un estatuto de necesidad vinculado con la biología, de biologicidad. El cuerpo ya no es el organismo, el cuerpo se constituye desde otro lugar. Pero al organismo, él lo llama el ser viviente. Es ahí, en ese campo, en ese ser viviente, donde va a tener que aparecer el sujeto; eso qué significa ?, que el organismo va a ser sometido a una operación tal, que ese ser viviente va a desaparecer y en su lugar va a aparecer un cuerpo. Cuerpo que va a ser diferente al organismo vivo en la medida que el organismo no es producto de nada sino del proceso biológico, pero el cuerpo es producto de la operación de alienación. Eso es lo que dice Lacan. No habla de cuerpo, habla de sujeto.

Dice que quiere llegar a la raíz de la alienación porque habla en un momento donde la alienación es un proceso sociológico y político muy en boga. La alienación marxista de los medios de producción, por ejemplo.

Pero esta alienación no tiene nada que ver porque esa alienación es una alienación contingente, es una alienación, dice Marx, que mediante ciertas operaciones se desaliena el sujeto de esa alienación política.

Es una alienación de "vaiz" la que tiene que ver con la constitución del sujeto.

Quiero relacionar con la madre en el sentido que: la alienación es una alienación al campo del Otro. Pero el Otro primordial; el primero que tiene influencia sobre el organismo del chico es la madre. La madre está situada sobre el eje de la operación de alienación. Entonces, Lacan se pregunta:

"querrá decir tal como parece que yo sostengo que el sujeto está condenado a verse surgir en inicio en el campo del otro ?, podría ser, pero de ningún modo".

O sea, que de ningún modo se trata de que solamente el sujeto devenga, de que haya una dependencia con respecto al otro, para constituirse. Esto sería más propio de lo que es la constitución imaginaria, de lo que es el estadio del espejo, en el sentido de la prematuración, de la indefensión, de todo aquello que se podría emparentar más con la necesidad de los cuidados del otro, de los cuidados maternos. Eso es verdad, por supuesto, pero dice Lacan que la alienación no se trata de eso. Lacan dice que la alienación consiste en ese Vel que condena (si la palabra condenar no suscita objeciones la retomo), porque acá dice:

"Si es que el sujeto está condenado a verse surgir en el campo del otro podría ser, pero no es así. Pero si la palabra condena podría ser usada, la acción consiste en ese Vel que condena al sujeto a sólo aparecer en esa división, que he articulado lo suficiente, según creo, al decir que si aparece librado como sentido producido por el significante, del otro aparece como afánisis".

Afánisis significa desaparición; aparecer como desaparición. Está planteado paradojalmente: aparecer desapareciendo.

La alienación se refiere no a la dependencia del sujeto del otro para la satisfacción de sus necesidades (que tiene que ver más con la puericultura), sino que tiene que ver con que esta operación del Otro que transforma ese organismo en un cuerpo y por tanto lo subjetiviza; supone una pérdida tal, una afánisis tal, que el sujeto queda dividido, condenado a una división constitutiva, está condenado a no poder coincidir con su ser, a no poder reunir las satisfacciones de su organismo en satisfacciones acordes.

Aclaro que Lacan dice que si aparece de un lado como sentido producido por el significante, del otro aparece como afánisis. Es decir, o tengo el sentido de quién soy pero no es el mismo sentido que es aparecido como sujeto (porque ese sentido no me dice quién soy); o tengo al sujeto, pero ese sujeto está fuera del campo del sentido. Lo que quiere decir este asunto de la alienación es que el Otro es la condición de la posibilidad pero teniendo en cuenta que esa posibilidad se da en el campo de la imposibilidad. Porque este Vel, esta disyunción que plantea Lacan: o el sentido o el sujeto, no se responde por ninguno de los Vel de la lógica conocida hasta el momento que Lacan dice en su seminario, sino que se tiene que responder por un Vel que él tiene que crear para responder al Vel de la alienación.

Lacan llegó a cuestionar a la ciencia de su tiempo, a la lógica, a la lingüística, no de una manera absurda sino que le planteó a la lógica, y a la topología, y a la filosofía problemas que ellas no podrían haber advertido. Porque la lógica se mueve con dos Vel, la disyunción inclusiva y la disyunción exclusiva, es decir, 1º) esto o lo otro, o ambos; 2º) o esto o lo otro, pero si es uno no es lo otro.

Lacan plantea que este Vel de la alienación no es ni excluyente ni inclusivo y que no se responde por: "esto o por lo otro", sino que se responde por: "ni esto ni lo otro".

El sujeto en su división significa eso: que se constituye en desaparecido; y lo que vamos a tratar en análisis es con los efectos, con las emergencias, con los fogonazos donde aparece un sujeto, donde aparece un sujeto constituído, en el momento de su constitución como sujeto desaparece.

Quiero insistir en que este Vel es un Vel que condena a constituírse en la desaparición porque no es ni lo uno ni lo otro. Ni en el ser ni el sentido; porque lo que me da el otro no es: ni el ser que lo obviamos por intervención del otro; ni el sentido porque lo que me da el otro no es el sentido de mi ser sino la alienación de mi ser. Entonces, Lacan agrega algo más, y acá es el problema de la madre:

"pero del lado de ese ser viviente llamado a la subjetividad (no constituído como sujeto) se manifiesta esencialmente la pulsión".

O sea, que la pulsión necesita de ese ser viviente pero además necesita de ese llamado a la subjetividad -para hacer una lectura rigurosa y a la letra-.

Entonces, la pulsión no está toda del lado del ser viviente ni toda del lado de la subjetividad, la pulsión está del lado (y esto si nos interesa y tiene que ver con la alienación, que es con lo que ahora sí vamos a nombrar) de la demanda materna.

La demanda de la madre pone al sujeto en una situación de división donde la necesidad del organismo se pierde y aparece pulsionado, ya no el organismo. El cuerpo se constituye en el momento donde la pulsión aparece, pero tiene que ver con la demanda materna; la demanda, inclusive, que la madre viene a transmitir y que viene a hacerse cargo del bagaje cultural que es la alimentación, el control de esfínteres, etc.

Entonces, la fórmula que Lacan va a hacer para la pulsión es: ($ à D). La alienación.

Entonces, allá está situada la pulsión como efecto de la demanda materna que se enraiza en los agujeros que tiene el organismo y que convierte al sujeto en cuerpo que hace que sus necesidades no sean ya necesidades biológicas sino que estén vinculadas a: "el pecado de la carne". La carne entendida como la entiende la teología, la carne como los siete pecados capitales que tienen que ver con pulsiones parciales en el cuerpo. Por supuesto que la iglesia cuando habla de pecados de la carne (aunque haya habido teólogos que lo teorizan como las necesidades naturales del organismo), cuando hablan de los pecados de la carne, no se están refiriendo al sujeto natural, los animales no pecan; los pecadores somos nosotros, los que estamos atormentados por las necesidades de la carne.

Constituído en este campo reducido de la alienación al Otro primordial, el sujeto va a tener que desasir de eso, Lacan habla de desasimiento; pero esto que fue constitutivo para el sujeto va a seguir insistiendo como una relación de objeto perdida y anhelada. La repetición de ese intento de encontrar al objeto perdido (que no es la madre porque la madre ya está reemplazando al objeto perdido, ni ningún objeto particular).

La repetición va a tener que ver con algo materno que quiere imponerse al sujeto. La madre que es eso que está representando a esa cosa perdida que está en el camino regresivo que se llama Das Ding freudiano, "la cosa", y que va a tender a encontrar significantes donde repetirse sin poder, por supuesto, el sujeto rehallar o volver a encontrar ese objeto materno, perdido, porque va a entrar el padre a tallar, prohibiendo superyoicamente.

Por eso no se trata del amor al padre, porque el amor al padre es suponerle al sujeto como una especie de altruismo: hacer las cosas por amor, etc., eso también interviene, pero el aparato psíquico es un aparato económico, hace lo que le conviene para su subsistencia.

El amor que le interesa es el amor del padre, ser amado por el padre lo suficiente para que el padre lo saque de este empantamiento puramente pulsional, si es que alguna vez estuvo allí, si es que lo pudiéramos pensar sin deseo a eso. Teóricamente lo tendríamos que pensar así.

Decía que el padre está en un sentido progresivo. En uno de sus últimos seminarios Lacan refiriéndose a esta cuestión usa uno de sus articuladores lógicos: "cesa de escribirse", que forma parte con un cuadrángulo con: cesa de no escribirse, no cesa de escribirse, etc. Este es una de sus relaciones lógicas. Pero él pone para hablar de ésto una coma acá:

"cesa, de escribirse",

que con la libertad interpretativa que me caracteriza, yo entiendo, como que:

CESA, DE ESCRIBIRSE --> DE ESCRIBIRSE, (algo en la función paterna), CESA

Digamos ya no de escribirse sino que: de escribirse, cesa algo de esta repetición y de esta cuestión materna donde estaría atrapado el sujeto si no se produjera eso para que cese aquello.

(Interviene el Lic. Horacio Martínez): una condición de cese, para que cese de escribir.

Dr. Héctor López: Exactamente, es la condición. Por eso el sujeto está tan interesado en el amor paterno, -no por amar al padre, eso lo vas a ver en otro lado en "Totem y Tabú", donde se plantea el amor al padre; pero también el amor al padre tiene una función de escritura, de escritura de la Ley--; el amor del padre como condición. Este amor del padre no tiene ningún otro lugar donde escribirse mas que en la función llamada función de la castración, o de la metáfora paterna que lo que puede hacer es sólo escribir significantes nuevos; la operación de la metáfora paterna escribe un significante nuevo que es el significante del nombre del padre, que no existía porque el sujeto se supone está atrapado en el deseo del Otro, que es la madre, y tiene que encontrar "al Otro del otro", dice Lacan en el Seminario 5; pero él aclara enseguida, "es decir su ley, no hay Otro del otro".

Quería ir al efecto clínico de esta cuestión. Agreguemos unas cositas más...y hacemos una pequeña interrupción y pasemos a mi compañero de fórmula...(Horacio Martínez).

Lacan la dibuja a la madre como un cocodrilo con la boca abierta, porque la madre representa un peligro para el sujeto en el sentido que en la repetición del hallazgo del objeto perdido es precisamente la madre la que encierra la promesa de ese objeto. Siempre la liberación para el Psicoanálisis es profundamente paterna. Y en la boca abierta del cocodrilo, Lacan pone un palito para evitar que el cocodrilo cierre la boca sobre su niño y se lo coma vivo, y ese palito es el significante paterno.

El lugar privilegiado para ver esto es precisamente la relación de la hija con la madre; de hecho también la del varón con la madre porque tampoco podemos excluírlo. La manera en que aparece esta devoración materna sobre la hija era la forma de lo que se puede leer en Freud, porque no está dicho, del superyo arcaico, el superyo materno que es diferente al Superyó que Freud elabora como heredero del Complejo de Edipo y que tiene aparentemente ahí una relación más paterna. Lo de superyo materno con respecto a la mujer, a la constitución femenina nos sirve para ver, para subrayar algo que es estructural; el superyo siempre va a tener un dejo de cosa materna, femenina.

También esta planteado de alguna manera en Lacan cuando dice: hay que tener en cuenta el superyo materno; la psicosis no se puede entender, el empuje a la mujer, la femenización en el hombre no se puede entender sin el superyo materno.

Me voy a referir a Oscar Masotta que en su lectura del trabajo: "Un caso de Paranoia contrario a la Teoría Psicoanalítica" de Freud, él entiende que allí se pueden leer las problemáticas del superyo materno. Fíjense que en ese texto de Freud era del '15 y en el '15 no había hablado del superyo y recién lo elabora en el veinte y pico. La lectura del psicoanálisis que se hacía: si no está el superyo acá, está más adelante, lo de más adelante permite reformular y encontrar ciertos elementos esbozados en estos aspectos.

El trabajo de Masotta está en este libro recomendado: "Lecturas de Psicoanálisis Freud-Lacan, paradojas del psicoanálisis", en el cáp. 8 que se llama "Paradojas del Superyó".

Un caso de paranoia contraria a la teoría psicoanalítica significa para Freud que él había tomado a la paranoia como defensa contra la homosexualidad (no vamos a discutir ahora), que es discutible y que ya está discutida, pero vamos a tomarlo de esta forma: la paranoia es una reacción como defensa contra la homosexualidad que tiene una vertiente lógica, pero la principal sería algo así: si alguien está atraído por una persona de su mismo sexo, la inversión gramatical que se produce es, y corresponde a la frase: yo la amo, la inversión que se produce: yo la odio, y la racionalización posterior que tiene que ver con la sustitución de la inversión es: yo la odio porque me persigue.

Acá se encuentra con un caso de paranoia femenina donde el que perseguía era el hombre, entonces ¿qué pasa?, dice él, ésto es contrario a la teoría psicoanalítica, falla la teoría porque el perseguidor en vez de ser del mismo sexo es el del sexo contrario, en vez de ser una mujer es un hombre; entonces, dónde está la inversión ?

"Hace algunos años me visitó un conocido abogado para consultarme sobre un caso cuya apreciación me parecía dudosa; una joven dama había acudido a él en búsqueda de protección por las persecuciones de un hombre. (...). Ella aseveraba que ese hombre había abusado de su condescendencia haciendo que espectadores no vistos hicieran muestras fotográficas de su tierno encuentro. Ahora estaría en manos de él si enseñara esas fotografías, exponerla a la vergüenza y forzarla a resignar su empleo.

Ella es una mujer no tan joven ya, pero hermosa y atractiva.

Era empleada de un gran instituto donde se desempeñaba en un cargo de responsabilidad para satisfacción de ella y con beneplácito de su gente. Nunca había buscado relaciones amorosas con hombres, vivía reposadamente junto a una madre anciana cuyo único sostén era ella. No tenía hermanos y el padre había muerto hace muchos años." (...).

"Como él le había prometido no ponerla en peligro ella finalmente le concedió visitarlo en su vivienda de soltero. Ahí ocurrieron besos, abrazos, yacieron uno al lado del otro, ella mostró sus encantos a medias descubiertos. En mitad de esta hora de amor la atemorizó un repentino ruido, como un tic tac" (lo que en la psicosis se llama fenómeno elemental).

"Cuando se iba de la casa se topó en la escalera además con dos hombres que al verla se secretearon algo, uno de los desconocidos llevaba un objeto envuelto como un cofrecillo; el encuentro le dio que pensar. Camino hacia su casa se formó esta combinación: 'ese cofrecillo fácilmente podría haber sido un aparato fotográfico y el hombre que lo llevaba un fotógrafo que mientras ella se encontraba en la habitación había estado al asecho escondido tras la cortina. El tictac fue el ruido del disparador.'

Ella lo persiguió de palabra y por escrito por una palabra tranquilizadora, y se mostró inaccesible a los juramentos que él le hizo."

Es decir, aquí la chica se pone paranoica con un hombre, lo que contradice lo que dice la teoría psicoanalítica.

Freud le hace una entrevista con su abogado y la cita para que vaya sola.

"En la segunda entrevista esta mujer complementa su relato sin contradecirlo y le aporta elementos tal que despejaron toda duda: en primer lugar no había visitado al joven en su casa una sola vez sino dos. Lo visitó una vez, parece que no pasó nada, pero tubo un episodio psicótico al día siguiente. La oficina de la empresa donde ella trabajaba estaba dirigida por una dama que ella describe como: 'tiene cabellos blancos como mi madre'. Estaba habituada a que esta seria jefa la tratara con mucha ternura por mas que a veces la fastidiase (...); el día que siguió a la primera visita el empleado se presentó a la oficina y se presentó a la vieja dama para comunicarle algo del servicio y mientras hablaba con ella en voz baja nació en ella" (paranoica), "la certeza que le estaba contando la aventura de ayer y aunque desde hacía tiempo mantenía una relación con ella solo que ella hasta entonces no había notado nada.

Ahora la maternal anciana de cabellos blancos lo sabía todo".

Después esto pasó, y ella fue nuevamente a la casa del joven, y sucedió lo que ya les mencioné.

Acá lo que importa es que el perseguidor originario, la instancia de la que ella se quiere escapar, tampoco es el hombre sino la mujer.

"La jefa sabe de las relaciones amorosas de la muchacha, la ve con malos ojos y le da a conocer este juicio adverso mediante tácitas insinuaciones. El vínculo con el mismo sexo se encuentra con los intentos de tomar como objeto de amor un compañero del otro sexo. El amor a la madre deviene en portavoz de todas las aspiraciones que cumpliendo el papel de una conciencia moral" (aquí aparece algo del superyo) "quiere hacer que la muchacha se vuelva atrás en su primer paso por el camino del Ello, hacia la satisfacción sexual normal, pero logra perturbar la relación con el hombre. (...)

De nuestra paciente sabemos que desde hacía muchos años era huérfana de padre, también estamos autorizados a suponer que ella no se habría mantenido lejos del hombre hasta la edad de 30 años si una fuerte relación afectiva con la madre no le hubiera ofrecido un apoyo para eso. En ese apoyo se le convirtió en pesada cadena cuando empezó a aspirar al hombre llamada por un insistente cortejo.

La madre deviene así una observadora y una perseguidora, por lo tanto hubiera podido ser vencida si el complejo materno no hubiera conservado el poder de imponer su propósito de mantenerla alejada del hombre. Al final de esta primera fase confieso por tanto que ella se ha alienado a la madre sin plegarse al hombre, entonces ambos conspiran contra ella. En este momento prevalece el empeño del hombre para atraerla decididamente a sí. Ella vence el veto de la madre y se dispone a conceder al amado una nueva cita, la segunda. La madre no aparece más en los acontecimientos amorosos por tanto, nos es lícito suponer que en esta fase, la primera, el hombre amado no había devenido perseguidor directamente sino pasando por la vía de la madre, de su vínculo con la madre, sino había recaído el factor principal de la primera forma delirante."

Aquí habla que la madre no es la madre actual sino es la madre de los primeros cuidados maternales. Esto es para dar cuenta que hay algo que llama a la hija a evitar la relación sexual. Desde el momento que esta abandonada en la cama semidesnuda, expuesta a la mirada del otro, aparece algo que entra a la situación. Entonces en Masotta esto está relacionado con el superyo materno.

Aquí habría como dos delirios: uno, con el hombre que es el perseguidor que le ha sacado una foto y va a traicionarla exponiendo públicamente esa foto; pero más allá de eso, está el delirio con la madre que esta detrás del hombre y que le niega su acceso a la genitalidad. Este superyó materno, tomándolo como superyó en términos arcaicos es un superyó que es tan prohibidor como el superyó que nosotros estamos acostumbrados a pensar. Pero es una prohibición que no tiene la intención de producir la progresión del sujeto hacia la heterosexualidad, en ese sentido aceptar la castración bajo la forma de la aceptación de la diferencia de sexos, sino que tiene algo regresivo, algo arcaico que es mantener al sujeto en ese campo de la devoración, y la devoración es el campo del goce. Un goce que no significa ningún placer, porque tanto es así que ella se ve privada del placer sexual. Es el goce que no es de ella tampoco, sino el goce materno que es la fidelidad a la madre.

La cuestión del superyo materno, del superyo femenino, no es la conciencia moral impuesta por la madre de no pecar o no transgredir normas sociales al no entregar sus favores a un hombre casado, sino que es un medio que, mediante la prohibición superyoica, aparece por otro lado como mandato de goce; como gozar de la relación con la madre, de este momento de alienación constitutiva, sin salir de allí.

Es un superyó interesado en promover el goce, no la diferencia de sexos, no la castración. Es por eso que dice Freud que la madre inhibe o pone en suspenso la afirmación sexual de la hija, cuando le dice 'nena a los hombres no'.

Pregunta: cuando hablaba de esta cuestión del ser, la pregunta de la neurosis obsesiva sobre el ser está muy relacionada con la muerte ?. Qué estatuto del ser figura en el Seminario 11 de Lacan ?.

Dr. Héctor López: la pregunta por el Ser en psicoanálisis siempre tiene que ver con la muerte. El Ser está aquejado de muerte. La muerte, lo que primero Lacan plantea como muerte, luego le va a dar el estatuto de castración. Entonces el Ser, a partir de la castración aparece como ser "carente de Ser". Ser carente de Ser. En la "Subversión del Sujeto..." dice: "Ser de no ente".

Esto habría que desarrollarlo en el texto, fundamentalmente, en el de subversión. Pero lo que se plantea fundamentalmente el psicoanálisis es que Ser tiene algo que ver con el organismo, con el estado inicial, con ese vector inicial no formulado, con eso que es inplanteable en el plano de lo simbólico porque es justamente lo que se pierde para la constitución.

Es un Ser carente de Ser, es decir no tiene esencia, de no ente, que no se puede entificar; que no hay sustancia, que no hay esencia, que no hay entificación. Que el ser está como representado de alguna forma en el aparato psíquico por el aparato pulsional, más allá del aparato pulsional no se puede ir, o sea no se puede ir a lo biológico.

Como dice Leví Strauss: cuando al animal se lo devuelve al medio natural, tiene dónde volver, pero si al hombre tendríamos que devolverlo a su estado animal, a dónde vuelve ?: a la muerte. Por eso lo de Heidegger "del ser para la muerte".

Y por otra parte está la cuestión de que Lacan plantea la cuestión de la muerte a partir de su relación con Heidegger, y luego se disvincula de todo eso más adelante, en el Seminario 4 o 5, y lo relaciona como castración.

El problema que mencionaba yo está en Hegel, la acción negatriz hegeliana supone la caída del (sein) Ser natural dado y advenido al plano del (geist) el Ser revelado por la palabra. En ese sentido no hay Ser. Y en Hegel está planteado que el hombre "es un animal enfermo" en la sustancia de su Ser, en la esencia de su Ser.

Lic. Horacio Martínez: esto que estuvimos trabajando en relación a la alienación, Lacan lo plantea en el Seminario 11 en relación a los Círculos de Euler, le da, por lo tanto, cierta sustancialización a la operación; y lo que allí, me parece a mi queda acentuado, es una primera lectura posible de esta operación de alienación: es la pérdida del Ser por el acceso al lenguaje. Y tiene que ver con la acción negatriz. En ese sentido esta operación puede pensarse como la pérdida de este ser natural y el acceso al lenguaje. Es que la humanización pasa por este acceso al lenguaje.

A este Círculo de Euler, Lacan le da la connotación del Otro con mayúscula, entre otras vertientes como Tesoro del Significante. Y sobre todo plantearía en todo caso como La Función Paterna, algo en sentido progresivo. Esta operación no es una operación ni automática, ni dada, ni natural; es una suerte de fijación al Ser, este Ser que supuestamente la ley del lenguaje exigía que fuera perdido; podríamos decir incluso, que se resiste a perder; esta resistencia es justamente la que lo ancla a este goce, y por lo tanto queda como un anclaje del lado materno, en este sentido regrediente.

Para la lectura lacaniana de Hegel, esto aparecería como una operación necesaria, y creo que este esquema puede relativizar esta necesariedad, en el sentido que como toda operación deja resavios. El ser insiste, tiene cierta insistencia.


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