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Seminario
Función del padre en el discurso analítico
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Coordinado por :
Maria Laura Maldonado


Clase 2
Horacio Martinez

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Miércoles 10 de mayo 1995

La línea de trabajo que está desarrollando el Dr. López se centra en el tema de la psicosis como hecho clínico; en mi caso no me voy a detener tanto en la estructura de la psicosis.

En la estructura de la psicosis pareciera que la función paterna hubiera fracasado, y no así en la estructura de la neurosis. Hay un texto de Oscar Masotta en el que dice algo así como que toda neurosis intenta reparar de alguna manera algo que con respecto a la función paterna no funciona. Este comentario de Masotta amplía o complica el campo de la clínica, en el sentido que no tenemos que confiarnos los psicoanalistas que solamente en el campo de la psicosis hay un problema con respecto a la función del padre.

También lo que titulariza a este seminario y lo diferencia es que si bien está planteado en el ámbito universitario, este seminario es de psicoanálisis, de temas de psicoanálisis.

Hay quienes pueden pensar que existe una suerte de contradicción, que fue señalada por Freud y remarcada por Lacan, entre lo universitario y el psicoanálisis. A mi me parece interesante despejar esta cuestión, sobre todo retomando algunas cosas que dijo Lacan sobre ella. Por un lado creo que cuando Lacan diferencia y hasta le da una estructura discursiva distinta al discurso del analista y al discurso universitario justamente se toma ese trabajo para plantear que se trata de estructuras discursivas distintas. No se trata del lugar físico en el que uno habla, sino de un lugar más complicado, más teórico. No se trata tanto de que si uno habla en la universidad está abogando el discurso universitario y si uno habla en otro lado, no.

También entre otras cosas podríamos tomar en cuenta que, por ejemplo, cuando Lacan planteó la estructura del discurso en su seminario lo hizo en un ámbito universitario. En el Seminario del "Acto Analítico" hace una diferencia bastante clara entre el discurso universitario y el discurso del psicoanálisis preguntándose básicamente por algo que a él lo molestaba, que era que a su seminario concurría demasiada gente. Llega a tener sueños donde él llega y ve la sala vacía. Pero ante su pregunta de por qué vendrá tanta gente el dice que le llegó como comentario que la gente lo iba a escuchar porque sabía que ahí pasaba algo, que lo que él decía traía consecuencias. Tomando este comentario él dice que justamente lo que diferencia al psicoanálisis del discurso universitario es que el discurso universitario daba un discurso tal que si allí se enuncia alguna verdad esa verdad no trae ninguna consecuencia, está como absolutamente neutralizada. Mientras que en todo caso la enunciación que el psicoanálisis busca es una enunciación que produzca alguna clase de consecuencia.

El problema que tiene un analista es que no necesariamente sabe cuál va a ser esa consecuencia, pero al men os lo que sí sabe es que su discurso trae consecuencias.

Hoy, voy a poner en juego una relación entre tres textos de Freud que los hemos venido trabajando en la cátedra a la que pertenezco en forma tangencial, en actividades que hemos hecho que no forman parte de una cursada. Concretamente se trata de un ciclo de charlas que dimos hace algunos años que se llamó Temas Freudianos. De los cuales yo quería tomar tres trabajos que refirieron a estos tres textos: el de la Lic. María Teresa Bertolami era "Un Trastorno de la Memoria en la Acrópolis", un tema que trabajó la Dra. Analía Cachiari que era "Una Neurosis Demoníaca en el siglo XVII", y finalmente un tema que trabajé yo en aquella oportunidad que era "El tema de la Elección del Cofrecillo".

Me acuerdo que cuando elegí ese texto, para trabajar en esa oportunidad, me había interesado por la siguiente cuestión: el ciclo se llamaba Temas Freudianos, un título bastante ambiguo; pero latía en mi cabeza esta idea que queda en todos si alguna vez leímos la primer parte de la "Psicopatología de la vida Cotidiana", donde aparecen esos dos temas que son la muerte y la sexualidad, de alguna manera estos temas aparecían representados en este pequeño artículo que es "El Tema de la Elección del Cofrecillo".

Tratemos de ampliar un poco a qué se refiere esto de muerte, sexualidad... Creo que se puede incluir: Con respecto a la muerte, un tema que Freud analiza a lo largo de toda su obra y que lo empieza analizando a partir de él mismo, de lo que él denomina su autoanálisis, es el deseo de muerte del padre.

La sexualidad aparece, a mi gusto, vinculada en la temática freudiana a lo que podríamos llamar el enigma femenino; temática que Lacan retoma de Freud que es: qué quiere una mujer ? Una interrogación por el deseo femenino. También podríamos decir que éste es otro de los grandes Temas Freudianos, que tiene toda una serie de textos: "Sobre la Sexualidad Femenina", "La Femineidad", "Las Diferencias Anatómicas y las Consecuencias Psíquicas", etc.

Brevemente les cuento la anécdotas del "Tema de la Elección del Cofrecillo" que fue tomada a su vez de Shekespeare de una de las escenas que pertenece al "Mercader de Venecia". Es una escena colateral al drama del mercader, pero donde aparece una cuestión en relación a una señorita soltera, que no sé si era princesa o algo así, pero estaba bastante bien posicionada. Su padre había fallecido y antes de morir había establecido una suerte de ley que determinaba de qué manera tenía que actuar aquel hombre que quisiese desposarla. Para esto el padre había diseñado una especie de juego de acertijos en tanto que el candidato se enfrentaba con tres cofrecillos; uno de oro, uno de plata y uno de plomo. En alguno de ellos estaba el retrato de la muchacha, y en los otros dos había frases entre burlonas y crueles. Todo esto conducía a la mujer y ella estaba atravesada por esta ley un tanto caprichosa que su padre había establecido. Al hombre, para acceder a esta mujer, no le cabía otra que hacerlo a través de esta ley hecha por el padre.

El hombre que a ella le interesa se llama Basanio, y ella no puede hacer nada para indicarle cuál era el cofrecillo.

De ésto, a Freud le llama la atención lo siguiente: el padre también pedía alguna razón que vinculase el material con el que estaba hecho el cofrecillo elegido con los atributos de la hija. Para el oro y para la plata, bueno... son materiales preciosos con los que se pueden hacer alguna especie de enlace entre la calidad del material con los atributos de la mujer; pero el tercero, el de plomo, se podría decir que si Freud escuchara en un paciente la justificación que da Basanio para con el de plomo, diría 'aquí hay gato encerrado, no está diciendo toda la verdad' y le suena como una especie de elaboración secundaria.

A partir de este detalle Freud empieza a indagar este relato: por qué para llegar a una el hombre tiene que pasar por tres ? ; y aún esta posibilidad que la mujer sean tres. Freud termina planteando que este reparto de una mujer en tres es en realidad la manera en que toda mujer se le presenta a todo hombre: la madre, la esposa y la muerte.

Habla incluso de renuncias. El joven necesita renunciar a la madre para acceder a la esposa, y el viejo necesita renunciar a la mujer para poder aceptar la muerte. Eso lo dice básicamente comentando otra escena de Shekespeare que es una escena del rey Lear, quien es un hombre de edad avanzada y que quiere repartir en vida su reino y establece una condición: que de acuerdo al cariño que demuestren cada una de sus hijas va a ser la tajada de reino que reciban. Las hijas que poca bola le demostraban hasta ese momento, lo empiezan a salamear y reciben mucho; y la tercera, la mejor, no está de acuerdo y el padre la destierra. Bueno esto sigue hasta que el padre se da cuenta de los desastres que las dos hijas hacen con sus partes y cuando va a buscar a la tercer hija para pedirle perdón llega tarde porque la tercera hija se acaba de morir o suicidar, no me acuerdo bien; pero Freud toma esta escena del viejo con la muerta en brazos como renuncia y aceptación. Finalmente sale de una inversión del contexto del rey llevando a la muerte en brazos, cuando en realidad es la muerte la que se lo lleva a él. Renuncia que en ese momento pesaba en la cabeza de Freud. Hay una serie de detalles interesantes al respecto.

No sé por qué extraña razón, el tema de la sexualidad femenina, de la mujer, siempre lo remite a Italia, no solamente por el dato que tenemos aquí del "Mercader de Venecia", sino de toda una situación entre idílica y amorosa que Freud vive con su hija Ana viajando solos a Venecia.

Parece que todo lo que en Freud aparece vinculado con la muerte del padre se vincula a Grecia, y específicamente con lo que le ocurre en la Acrópolis. En Lacan también aparece un texto que se llama "La Tercera", que también tiene que ver con Italia porque es la tercera vez que habla en Roma, y hace una referencia que no queda muy bien explicitada a esta temática freudiana de la tercera como la muerte, e inclusive a un comentario que se puede referir a un comentario en las cartas entre Freud y Fliess, porque es durante esa etapa de la vida de Freud que Freud va por primera vez a Roma. Freud habla de tres Romas: la primera, la segunda y la tercera; y dice casualmente en esa época hacia el 1900 que era joven, que la tercera ni le va ni le viene en ese momento.

Podemos a empezar a plantear en este esquemita que el tema de la mujer, la esposa y la muerte implican un desplazamiento para el hombre abandonando posiciones para poder desplazar su ligazón.

Pareciera que la mujer está puesta en un eje metonímico, mientras que la cuestión del padre aparece en un eje metafórico. Digamos que con respecto al padre lo que se puede ver es el deseo de sustitución, mientras que el deseo en el caso del hombre con respecto a la mujer sigue una vía metonímica, de desplazamiento de una a otra.

En principio nos da la impresión que, presentada así la temática, el padre aparece como un problema masculino, un problema para los hombres. Podríamos llegar a suponer que el padre es un problema masculino ligado a este deseo de muerte que está naciendo del complejo de Edipo, de la rivalidad con el padre.

Vamos a meternos desde un principio con la cuestión masculina. Creo que sí es posible decir que clínicamente hay ciertas particularidades de la cuestión del padre que se presentan como una problemática masculina. En principio entonces, en los casos a los que vamos a acudir, veremos que presentan clínicamente es una problemática que tiene que ver con la muerte del padre, básicamente.

Vayamos al texto de la Acrópolis. Freud tiene en principio la intención de dedicarle a un conocido una especie de homenaje en su cumpleaños; y le dedica un recuerdo de él por las cuestión de la vejez y la muerte.

El recuerdo es un recuerdo pretérito, de cuando Freud era más joven. Freud viaja por Europa con su hermano; querían conocer un determinado lugar, pero un conocido de ellos les plantea que el lugar elegido no era propicio, y les aconseja ir a visitar Atenas. Se van a pasear por la ciudad y llegado el momento van a sacar el pasaje intempestivamente ambos hermanos y sin comentárselo el uno al otro; cosa que a Freud no se le escapa.

Este primer episodio ocurrido en Trieste, implica entonces que sin hablar entre ellos, toman la misma decisión luego de haber experimentado un común desasociego.

El segundo episodio, sucede cuando llegan a la Acrópolis: Freud tiene un pensamiento: "es que ésto existe verdaderamente tal cual lo aprendimos en la escuela?", y para poder describir mejor ésto él nos explica que se partió en dos. En él coexistía una persona que en ningún momento dudaba de que la Acrópolis realmente existiese y escuchaba sorprendida a la otra persona que se preguntaba: Ah, pero esto realmente existe !

Intenta explicarse por qué le pasó ésto. Dice que se trata de una especie de mecanismo de renegación con respecto de un dato de la realidad, cuestión que está traducido de varias maneras: sentimiento de extrañamiento, sensación de extrañamiento y finalmente el traductor prefiere la palabra desrealización. El traductor se ve obligado a explicar este mecanismo con respecto a dos fenómenos: un fenómeno de rechazo a la realidad (desrealización) y un fenómeno de rechazo a una parte de sí mismo (despersonalización).

En el diccionario de psicoanálisis hacen toda una distinción entre Spaltung y Splitting.

Spaltung (escisión del Yo) se diferencia el uso de Spaltung hecho por Freud y por la psiquiatría. En el uso de la psiquiatría se relaciona este mecanismo con la esquizofrenia; y en Freud, ni siquiera en el texto de la escisión del yo podemos decir que él le da un carácter patológico a ese mecanismo. Se trata de un mecanismo especial, un mecanismo que no ocurre muy a menudo en donde se niega algún aspecto de la realidad o bien algún aspecto de sí mismo.

Lacan toma el concepto de Spaltung y lo eleva, de una cuestión circunstancial, a un dato de estructura. Para Lacan el sujeto no puede no ser dividido, la condición del sujeto es ser dividido, y a esa condición la llama Spaltung.

Lacan hace una fina distinción terminológica para poder despejar esta idea de que el sujeto está dividido estructuralmente de una idea de raigambre kleiniana con respecto a un mecanismo de defensa del yo que se pone en juego en la posición esquizoparanoide y que tiene que ver con la escisión de sí y del objeto.

El término inglés Splitting es utilizado como traducción de Spaltung. Lacan prefiere el término Fading que se podría traducir como marchitamiento, desaparición que también le ocurre al sujeto pero no como Spaltung.

Spaltung tiene que ver con el campo del significante, con lo que le pasa al sujeto con el significante, mientras que Fading tiene que ver con el objeto, que nos hace marchitar, desaparecer.

Podría vincular estas dos características con las dos planteadas al principio:

muerte----padre----Spaltung.

sexualidad----lo femenino-----Fading

En cuanto a Spaltung como desrealización, Freud dice en la Acrópolis, por ejemplo, que podría tomarse como mecanismo de defensa, e incluso comenta que su hija está escribiendo un libro sobre mecanismos de defensa. Esta cuestión que Ana Freud plantea es una concepción del Yo que de alguna manera es el origen de la concepción del Yo tal cual lo entiende Harttman; un Yo que va a tener como condición la posibilidad de no dividirse; un Yo completo.

Creo que a Lacan le interesa distinguir su manera de entender este mecanismo de cómo lo entiende Ana Freud (que le da pie a Harttman para entender al Yo como lo entiende).

Por eso insiste que ésto es estructural, que ésto está en la base de conformación del Yo. Una definición que da Lacan de esta operación la podemos encontrar en un texto que se llama "La Subversión del Sujeto", y lo que dice allí es que se trata de lo que le falta al sujeto para pensarse agotado en su cógito, (término que saca de la frase de Descartes: "Pienso, luego existo" --Cogito ergo sum--). Sería lo que le falta al sujeto para pensarse agotado en su pensamiento, para autopensarse. Al sujeto le falta un elemento para poder pensarse por completo, para poder agotar con su pensamiento su existencia.

La vez pasada hablábamos de la alienación y les hice este dibujito donde poníamos al ser y al tesoro del significante:

Entonces, si el sujeto se alienase pero encontrarse en el Tesoro del Significante todos los elementos que le permitieran pensar su ser, no se separaría nunca, sería puro pensamiento. Se agotaría todas las posibilidades de sí pensando.

Para no sostener esta idea, Lacan se ve llevado lógicamente a plantear que a esta estructura le falta un elemento para poder agotar en ella el ser de cada uno de nosotros.

Ese elemento Lacan lo escribe así: S(A), y lo llama "significante de la falta en el otro".

Como entendemos esto ?; a esta estructura llamada Tesoro del significante, podemos llamarla A (Otro con mayúsculas).

Conclusión: el Otro es coincidente con el Tesoro del Significante. Si a esta estructura le falta un elemento para que podamos pensarnos enteramente en ella, es que existe un elemento que le falta al Otro, y ese elemento, si se trata del Tesoro del Significante, no puede ser sino otro Significante; por eso el significante de la falta produce por su propia existencia esta barradura del Otro que es un Spaltung, el Otro también está afectado por esta falta.

Pero para ser más precisos, el Otro no es un sujeto sino a lo sumo un lugar, ese lugar no es más que un lugar afectado por una falta; entonces, el hecho de la Spaltung recae sobre el sujeto, el que queda barrado por ésto es el sujeto, el que queda dividido por esa falta.

Podemos pensar también que este significante le falta al Otro, y por lo tanto presenta al Otro como incompleto. Recibe por parte de Lacan por un lado una advertencia que es: no hay Otro del Otro. La falta para Lacan es inherente a la estructura, no se puede suplir por otra superestructura mayor que contenga este elemento faltante.

Podemos agregar también que este efecto es absolutamente equiparable a lo que en psicoanálisis llamamos castración. Este efecto de falta que produce el significante (Spaltung) es homólogo a lo que consideramos castración. Por lo tanto y por un lado, podemos suponer que este significante de la falta en el Otro de alguna manera se vincula con lo que en la teoría denominamos falo, como aquel elemento que a partir del Complejo de Castración aparece en falta. Sobre todo podríamos decir el falo como Lacan habla de él en una de sus vertientes como FALO SIMBOLICO.

Creo que una cosa es una falta, que algo falte, y otra cosa es el representante de esa falta. Uno podría decir: 'yo nací con cuatro dedos en cada mano, y si nunca vi la mano del otro, para mi las manos tienen cuatro dedos; el día que vea que las manos tienen cinco, empezaré a decir que a mi me falta un dedo en cada mano'. Algo parecido podemos decir con respecto a la castración. La castración inscribe algo. Por eso decíamos que este significante se vincula con el falo en su vertiente simbólica que Lacan no negativiza: F, pero no lo escribe con un signo menos que marcaría un falo en falta. Al falo imaginario lo simboliza phi minúscula y con signo negativo.

Al falo simbólico lo positiviza porque se trata de la inscripción de la falta. Esto lo dice en la "Subversión del Sujeto...". Lo que no dice explícitamente es que esto también está vinculado con otro significante y es el significante del nombre del padre, significante que también tiene esta extraña relación con el resto de la cadena o del tesoro, de ser algo ajeno, que está descontado, pero necesariamente positivo, una falta que no puede faltar.

Entonces qué le pasó a Freud en la Acrópolis ?

Freud le podría haber dicho al hermano, (pero no le dice):

"En la Acrópolis le podría haber dicho a mi hermano: recuerdas aún cómo en nuestra juventud recorríamos día tras día las mismas calles camino a la escuela, cómo domingo a domingo ibamos al cráter en Viena, o alguno de esos lugares que teníamos archiconocidos?, y ahora estamos en Atenas parados en la Acrópolis, realmente hemos llegado lejos!. Y si se me permite comparar tal insignificancia con tal magno acontecimiento, cuando Napoleón I fue coronado emperador en Notredam, acaso no se volvió a uno de sus hermanos y le observó: qué diría de ésto nuestro señor padre si ahora me viera?.

Aquí nos topamos con la solución del pequeño problema de por qué nos habíamos malogrado ya en Trieste el placer de nuestro viaje a Atenas. La satisfacción de haber llegado tan lejos entraña seguramente un sentimiento de culpa, allí hay algo de malo, algo ancestralmente vedado. Trátase de algo vinculado con la crítica al padre con el menosprecio que sigue a la primera sobrevaloración infantil de su persona. Parecería que lo esencial del éxito consistiera en llegar más lejos que el propio padre y que tratar de superar al padre fuese aún algo prohibido."

La razón que Freud encuentra de este episodio que le ocurre es una razón que estaría ligada con un sentimiento de compasión, hacer algo que su propio padre no pudo hacer, llegar mas lejos de lo que el padre llegó.

Podríamos decir en un sentido ampliamente metafórico: superar al padre.

Veremos en otros textos que vamos a recorrer a lo largo de este seminario, que Freud le da a esta intención de 'superar al padre' ,la característica de ser algo así como el deseo del héroe, el deseo que mueve al héroe de la tragedia griega. Pero parece que en el caso de Freud (y seguramente de cualquiera de nosotros), hay un límite que no tiene que ver con las ambiciones sino con la propia estructura y es el límite de este significante: S(A). Si este significante, como decía, funciona también como el nombre del padre, nos enfrenta con nuestra propia división, nos muestra nuestro propio límite del lado de nuestra propia estructura. Ni siquiera se trata de algo prohibido en un sentido superyoico, que halla alguien que diga: 'no hagas eso porque está mal'.

El Superyó aparece como sucedáneo del Complejo de Edipo, como representante de la instancia parental; no nos enfrenta necesariamente con este fenómeno. En algún sentido podríamos pensar que el Superyó es una demostración de este fenómeno del nombre del padre. Es una división en donde nuestro propio psiquismo aparece dividido en dos: en una instancia que nos critica y en otra que aparece criticada, ambas somos nosotros mismos, pero son dos, es otro fenómeno de Spaltung. Pero podríamos decir que es fenomenológicamente distinto, a menos en cierto punto, a este fenómeno; lo cual no quiere decir que en ciertas circunstancias clínicas, realmente nos encontremos con este fenómeno del Spaltung, sobre todo jugado al nivel del Superyó, con todo lo que en esta cuestión clínica del Superyó tiene de desarrollo; realmente podemos encontrarnos con fenómenos parecidos a éste.

Le ocurre al "Hombre de las Ratas" con los anteojos y toda esa cuestión en torno a pagar una deuda, a pagársela a quién, querer pagársela a quien no corresponde... todos los rituales y actos, juramentos y contrajuramentos que se ve llevado a hacer, se asemejan bastante, si se quiere, a este pequeño fenómeno que describe Freud.

Quería marcar este límite con respecto a la estructura.

La próxima vez avanzaremos más con respecto al padre como un problema masculino, al padre tal como se presenta en "Un caso de Neurosis Demoníaca..."; y allí lo que vamos a tomar también es otro elemento que vincula al padre con el aspecto religioso. En este texto el padre va a aparecer como sustituído por el demonio. Esta categoría en relación al demonio, a Dios, Freud hace toda una disquisición acerca de las posibilidades que esas figuras tienen como representantes del padre. Finalmente nos va a llevar a dos grandes textos de Freud que son: "Totem y Tabú" y "Moisés y la religión Monoteísta". Tienen mucho material, seguramente vamos a ir recogiendo alguno, así que léanlos.

Lic. María Teresa Bertolami: Habría que decir cuando la representación palabra a la representación cosa, si no, no se entendería esta articulación. Luego cuando el fantasma se constituye en el punto de goce en relación entre el sujeto y el Otro, habría como un segundo momento donde habría que cavar un agujero y ahí donde se puede cavar un agujero en el otro --recién ahí-- podríamos hablar del significante del Otro barrado. Esa sería mi cuestión.

Lic. Horacio Martínez: sí.

Lic. María Teresa Bertolami: Y tomando lo que Horacio comentaba en relación al recuerdo en la Acrópolis de Atenas, si ahí donde Freud habla de esta cuestión de extrañamiento (además me llamaba la atención esta cuestión de desrealización), si desrealización estaría referido a que: en tanto lo real --en términos lacanianos-- queda cubierto inicialmente por lo imaginario, la desrealización no tendría que ver con un descubrimiento de ese real. Es allí donde yo digo: cavar un agujero en el Otro, un atravesamiento de ese velamiento de lo real, es ahí donde aparecería esta vacilación de este fantasma. El fantasma vacila quiere decir: hay algo en relación del goce del Otro que vacila, que se desrealiza y ahí se produce esto del extrañamiento; se entiende ?.

Pregunta: Por qué no explicas un poquito esto que vacila algo en relación del goce del Otro?.

Lic. María Teresa Bertolami: Vacilar en tanto hay algo, la posibilidad de cavar un agujero, es decir, de que lo imaginario deja de cubrir lo real es un punto de vacilación; en ese momento es que digo vacilación fantasmática porque nuestro vínculo con lo real, con la realidad es fantasmático; cuando algo nos sorprende; esto que decía Freud de no poder creer, no poder creer porque la creencia del sujeto tiene un velo fantasmático.

En el trabajo que comentabas a mi me llamaba la atención que Freud lo pudiera decir 30 años después de que le pasó, y ya se estaba muriendo. Él dice ahí como encontrarse en una posición semejante a la de su padre, pudiéndolo decir allí, en el límite.

Lic. Horacio Martínez: De tu comentario por un lado plantea una lectura, pero a su vez cuando uno intenta sintetizar u homologar los conceptos peca de estrechez. Es cierto que en Lacan encontramos como diferente el significante del Otro barrado y el padre, por ejemplo. Es cierto también que puede tener diferentes aplicaciones teóricas: el nombre del padre, el Otro barrado..., pero me interesaba hacer una aclaración en lo que se refiere a esos conceptos como funciones para cada uno de nosotros; creo que hay un nivel de cosas que uno puede plantear que de alguna manera lo sintetiza cuando habla de un nivel estructural. Para entendernos yo me refiero a ese nivel estructural cuando hablo de lo que la teoría presupone que en algún momento le ocurre a alguien para atravesar determinadas funciones. Por ejemplo, decimos: todo sujeto debe en algún momento de su vida entrar en relaciones con el campo del significante; por otro lado decimos: el significante es previo al sujeto, antes que el sujeto advenga al mundo ya lo está esperando ese campo y ese campo está gobernado por esta función, ésto está en el campo ( lo cual no quiere decir que el sujeto se percate de esto), y podríamos pensar que el sujeto debe llegar a producir esto que en la estructura ya está. Lo que no quiere decir que en la estructura esté para todos; y es más, diría que funciones como ésta, ( que podríamos ligar a la idea de castración), lo más liviano que podemos hacer con respecto a ésto es definirlo. No hay ninguna estructura que sostenga en relación al problema de la castración una relación de aceptación plena y concisa. Quiere decir que por más que la operación se realice tendemos, por lo menos en el campo de la neurosis, a reprimirla. Y sabemos que la represión trae aparejado mecanismos concomitantes que es el retorno de lo reprimido. Quiere decir que en la vida de cada individuo va a enfrentarse con esta función muchas veces. Podríamos suponer también que la operación analítica busca confrontarlo también con esta función, lo cual sería burdo decir que en todo caso el análisis busca una aceptación de la castración, no hay quién lo hace. Pero sí se busca realizar cierto recorrido.

En la "Subversión del Sujeto..." Lacan nos plantea ese recorrido con un Grafo que tiene esta forma:

Es como un caminito que se supone que todos debemos recorrer, desde el principio en adelante, y nos va pasando por distintos lugares: por el campo del Otro, luego habla del deseo (d) lo pone como esta fórmula:

$ à A y recién aquí pone: $ à a pero dando toda la vuelta aquí abajo lo pone al $, como producto de este recorrido. Esto podría ser una primera versión de trabajo lo cual el sujeto tiene que recorrer. Y una vez que llego al final qué hace ?,tiene que volver a empezar. Uno se la pasa dando vueltas, digamos, dentro de este laberinto.

Un término que a propósito y para no complicarme no comenté es el fading, es algo que le ocurre al sujeto acá: $ à A y luego acá: $ à a. Al menos en este texto Lacan dice que este rombo en estas relaciones donde se ve implicado el sujeto: aquí con ese objeto que Lacan llama a, y aquí con la demanda D; en ambas relaciones el sujeto tiene un estado de fading de desaparición.

Este esquema para pensar una neurosis en la cura. Mi pensamiento me lleva a suponer que, cuando un sujeto consulta se halla ubicado en este nivel:

$, y cuando llega aquí: $ à D, él nos dice algo que podríamos traducir por lo siguiente: aquí en la primer relación el sujeto comienza la cadena significante, con el campo del Otro no barrado, que podríamos decir que es aquella, que antes decíamos, sería la relación inicial del sujeto en el campo del significante donde el sujeto buscaría agotarse como pensamiento en ese campo.

Lacan va a decir que hay algo que insiste más allá del Otro, y eso que insiste es el deseo; deseo que empuja a este individuo por ese camino. Pero cuando llega a este punto Lacan lo dibuja así: ?

$ à D

Dice que el deseo es una interrogación, en la interrogación hay sujeto donde él pone esta frase italiana: che vuoi?, que Lacan la traduce como: qué quieres, que me quieres?. Algo que se quiere pero que ya está por encima del nivel de respuesta que podemos encontrar en la demanda D. Es algo que se quiere más allá de lo que dijo, que el terreno del significante nos puede aportar. Entonces esta forma de signo de interrogación es la que detiene el camino del neurótico con respecto a esta pregunta por su deseo, y me parece aquí (y es algo que creo personal) que el neurótico encuentra una primer respuesta. De dónde saco ésto?, lo saco porque Lacan dice que esta fórmula habría que leerla como subsedaneo de ésta más arriba, que cumple la misma función relativo a la estructura del Otro. Y me parece que nos indica una posible respuesta en donde el sujeto entra en fading porque queda capturado por la demanda del Otro, es como si la respuesta que el sujeto encontrase a ese nivel no es tanto lo que él quiere sino qué quiere el Otro de él, o sea, qué clase de objeto debe que ser él para el Otro.

Si él tiene que ser alguna clase de objeto para el Otro, el Otro ya no está tan íntegro como lo estaba antes de ésto, porque si algo quiere de mi es porque en algún punto algo le debe faltar. Y yo puedo creerme ser eso que al otro le falta y organizar mi vida en torno a cumplir esa misión y todos convendrán que es una misión bastante neurótica. Ya dejo de interrogarme por mi deseo y me ubico en una posición de objeto con respecto a lo que supongo que es la demanda del Otro.

Entonces continúa por esta operación que en análisis le permitiría salir de esta situación de fading porque lo enfrenta a esta falta irreductible, dice Lacan, del Otro. De lo que el sujeto se va a enterar acá es que esa falta es incolmable; o en todo caso no es él el llamado a colmarla. Pero es más, él la va a poder inscribir y en la medida que la inscriba va a poder diferenciarse entre lo que inscribe y lo que él cree ser.

Decíamos, produce este efecto de Spaltung y es estructural porque está en el camino previo a que yo lo recorra pero es un punto por el cual en algún momento yo voy a tener que hacer esta operación.

En la "Subversión del Sujeto...", el fantasma es esta formulita

$ à a, es una llave; en el sentido de que se trata de ubicar, poner en la mira de mi deseo, ese objeto que supuestamente yo tuve que perder, que pagué como peaje para entrar en este circuito. Sé por esta operación que es irrecuperable, por este costo, pero al poder localizarlo puedo orientar mi deseo hacia ese objeto, que no es ningún objeto concreto; y entonces al pasar por acá descubro qué fue lo que yo di, y entonces nuevamente el camino no va a ser lo que el Otro quiere de mi sino a buscar lo que el Otro me sacó.

Insisto, a mi entender habla de orientar mi deseo en relación al objeto que no es ningún objeto, es una falta. Lo quería aclarar porque por ahí es un poco un pensamiento que me parece que transmite sobre todo un esquema estructural pensarlo como fálico no ?, como algo estático no ?, como una operación que se efectúa una vez y para siempre.

Lic. María Teresa Bertolami: creo que es en "El Deseo de Interpretación" Lacan dice esto mismo que vos decís, que una vez que opera el significante falo el sujeto se encuentra con una nada de ser que le resulta insoportable; entonces ante esa falta de nada de ser se identifica al objeto a del fantasma, con lo que tiene de real y con lo que tiene de velamiento, tomando los dos aspectos del fantasma. Bueno, es esto mismo que vos decís; pero digamos, en función de la operación del significante falo se produce ese vacío.

Creo que es en "El Deseo de Interpretación", por ahí me confundo de seminario, que Lacan dice que cuando el significante falo opera, se produce un vacío entre el sujeto y el Otro digamos. Dice: el sujeto se encuentra con una falta de ser, de ser que: el falo, si?; cuando deja de ser el falo el sujeto se encuentra con una falta de ser que le resulta insoportable, entonces, en tanto ese vacío se produce, esa falta de ser se produce, el sujeto se identifica con ese objeto a; ante una pérdida se identifica con ese objeto a que es ahí cuando se constituye el fantasma, teniendo en cuenta que el fantasma tiene un lado real y un lado imaginario.

Pregunta: yo lo pensaba esto con respecto al duelo; porque en otro texto que divulga Freud para este tema es en "Duelo y Melancolía" y lo pensaba en relación al acting, o sea, cuántas veces frente a la demora de un análisis lo que está en juego en el síntoma es un acting que en realidad da cuenta de la dificultad para poder hilar esto que en realidad aparece como una pérdida no?. Lo pensaba en relación, para poder diferenciar lo que es un fin de análisis.

Lic. Horacio Martínez: creo que el que más trabajó el análisis bajo esa perspectiva es Nasio, sobre todo cuando habla del análisis como una operación de duelo, duelo que de alguna manera --así al menos lo entendí yo-- implica duelar este lugar de falo que uno venía ocupando con respecto al deseo materno, y que allí también sería una manera de equiparar la castración con el análisis; el análisis tiende a lo mismo que tendería la castración en términos de desalojar el lugar fálico con respecto a la madre.

De todas maneras hay cosas que dice Nasio que quizás habría que discutirlas un poco en estos términos de duelo. Por un lado porque planteando eso él plantea también en ese texto que según en su opinión no habría reanálisis, que se analice después de haberse analizado; por qué dice Nasio: porque si alguien se analizó una vez y realizó esta operación y realizó este duelo, ya no tendría que volver a analizarlo eso. Faltaría la idea de que en todo caso por ciertos lugares se pasa una sola vez por lo menos en los términos del analista.

Lo que yo plantearía en todo caso como cuestión es la diferencia que entiendo hay, entre esta fórmula $ à D y esta: $ à a porque son dos, si existen dos por algo será.

Lacan llama a esto $ à D fórmula de la pulsión, y eso nos confunde bastante, puedo llegar a pensar qué tiene que ver la pulsión con $ à D.

Lo que yo puedo llegar a pensar es que la pulsión, si algo tiene que ver con esto, es en la medida que son las demandas dirigidas al Otro o que el Otro nos dirige, lo que de alguna manera constituye el circuito por donde las pulsiones van a contornear un determinado objeto, un objeto oral, anal...; es decir que ahí interviene activamente el Otro y las demandas dirigidas a él o dirigidas por él para establecer este circuito de pulsión. Desde aquí es entendible que la demanda comande la fórmula de la pulsión. Pero me parece entonces que habría una distinción posible a hacer entre esta fórmula del fantasma y esto que vos planteabas María Teresa como una identificación del sujeto al objeto del fantasma porque yo prefiero reservar el objeto del fantasma a lo que es el objeto a como concepto que es vacío de objeto, y pensar que hay un cortocircuito que se produce y reenvía al sujeto acá cuando el sujeto por identificarse con algún señal del objeto a --por ejemplo puede ser el objeto de la pulsión oral o el objeto de la pulsión anal--, él (sujeto) quede convertido en ese objeto. Es decir, el sujeto enfrentado al problema de la falta de objeto lo resuelve identificándose con ese objeto que presupone faltarle al Otro. Esto él lo lee en la historia de sus relaciones con el Otro y por lo tanto le va a dar privilegio a aquel objeto que en términos de Freud le halla producido alguna clase de fijación. Por eso puede postularse por ejemplo como una mierda, ser una mierda para el Otro, que puede ser un postulado de existencia para alguien pero en la medida que haga este cortocircuito.

Lic. María Teresa Bertolami: ahora cuando la identificación se produce, o este punto de fijación que vos decís Horacio, es porque hay una falta, por eso se produce no?, por eso la cara real y el costado imaginario del fantasma. Pero lo que está es una nada, recubierta.

Lic. Horacio Martínez: Lacan dice en "Subversión del Sujeto..." que el neurótico confunde esta fórmula $ à D con esta: $ à a. Yo lo interpreto así: en lugar de tolerar la falta de objeto y sostener su deseo ante esa falta vuelve a posicionarse como objeto. Quizás esto es la solución que a uno le permite pensar ciertas cuestiones clínicas.


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