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Seminario
Función del padre en el discurso analítico
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Coordinado por :
Maria Laura Maldonado


Clase 6
Horacio Martinez

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Miércoles 21 de junio

El texto de Freud: "Los Actos Obsesivos y las Prácticas Religiosas". Sobre la neurosis obsesiva y el paralelo fenomenológico que tendría con respecto a ciertas prácticas religiosas, si uno lo lee de primera intención, podría dar la impresión que Freud lleva las cosas hasta allí, es decir, que mantiene cierto respeto en relación a la religión, y que no hace una analogía y dice: 'todos los religiosos son obsesivos, por ejemplo.

Yo creo que no es simplemente una cuestión de cuidado (que sí vamos a ver aparecer mucho después con otro texto de Freud: "Moisés y la Religión Monoteísta" ().

Pero no creo que ni el caso de "Los Actos Obsesivos y las Prácticas Religiosas", ni en "Tótem y Tabú", se trate de que haya una especie de prurito en Freud como para tener cierta condescendencia con la religión.

Freud marca claramente en este texto las diferencias entre la religión y la neurosis con respecto a la que una tiene de a-social y la otra tiene de lazo social. Concretamente él va a decir de la neurosis --ya lo dice en el texto de 1907-- que es una religión particular; mientras que las religiones implican, entre otras cosas, la participación común en ciertos ritos; que el individuo establezca lazos con la comunidad religiosa.

Podemos considerar que éste es un antescedente de "Totem y Tabú", así como dos casos clínicos que publica un poco antes: "Juanito" y "El Hombre de las Ratas".

En el caso de "El Hombre de las Ratas" como el punto cúlmine de toda una serie de textos investigativos de Freud acerca de la neurosis obsesiva, puede desplegar teóricamente todo lo que él fue aprhendiendo. En el caso "Juanito" le permite confirmar sus hipótesis acerca de las sexualidad infantil y la problemática edípica dentro de la organización de la sexualidad infantil.

Qué elementos surgen de estos antescedentes?: la vinculación de la neurosis con las prácticas religiosas; la cuestión de la sexualidad infantil, que en el caso del varón --como en el de Juanito--, implica un sentimiento hostil hacia el padre; y finalmente en el caso del "Hombre de las Ratas", la cuestión de la ambivalencia con respecto al padre, que implica al mismo tiempo y concomitantemente: el amor al padre y el odio al padre. Todos estos asuntos van a ser los hilos temáticos de "Totem y Tabú".

Plantea en el prólogo el origen de la religión y de la moral. Origen no histórico sino origen que es, por un lado el oirigen social de la moral y la religión, y por otro, el origen que se reproduce en cada sujeto, en cada individuo. Por otra parte Freud pone en relación la religión con la moral.

Conceptualmente va a estar ausente en este texto el concepto de Superyó (que aún no existe conceptualizado por Freud).

En la primer parte que se llama "El horror al incesto" Freud propone una seguidilla de cuestiones que me parece que son importantes plantearlas para pensarlas un poco.

1) La vinculación de la moral con lo sexual, que para Freud es básico (en tanto la moral no tiene que ver con otra cosa que no sea la sexualidad). Toda concepción moral está ligada con la sexualidad. En un texto Freud comenta una idea de Kant que dice: 'el hombre debería maravillarse del cielo estrellado sobre sí y de la conciencia moral' diciendo que: del cielo estrellado podía seguir maravillándose pero de la conciencia moral no tanto porque no es algo que tenga que ver con lo más alto sino al contrario es algo que tiene que ver con lo más bajo.

Al hablar con respecto a lo sexual introduce una ley que es la Ley de Prohibición del Incesto. La manera que esta ley se articula con los hombres 'primitivos' (tal cual los llaman los antropólogos ingleses de la época que Freud lee), es a través de la religión. Y de la religión de la cual Freud va a hablar es el totemismo, como forma primaria de la religión.

Qué cosa es el totemismo ? Freud define:

"Qué es un tótem?, a veces un animal comestible, a veces inofensivo, a veces peligroso, y muy raramente una planta o una fuerza natural. El tótem es en primer lugar el antepasado del clan y, en segundo lugar, su espíritu protector y su bienhechor".

Cuáles son las prohibiciones totémicas ?; dice Freud:

"Los individuos que poseen el mismo tótem se ven sometidos a la sagrada obligación, cuya violación trae consigo un castigo automático, de respetar su vida y abstenerse de comer su carne o aprovecharse de él en cualquier otra forma".

"(...) Tiempo en tiempo se celebran fiestan en las cuales los asociados del grup totémico reproducen o imitan por medio de danzas los movimientos y particularidades de su tótem".

Esta es una primer ley de prohibición.

La segunda ley es una ley de exlusión sexual, ley de exogamia para los integrantes del tótem; quiere decir que los matrimonios dentro de un mismo tótem están prohibidos y la única manera de entablar relaciones es a través de un intercambio entre un clan1 y un clan2. Los grupos tienen prohibida la relación entre ellos, tienen que intercambiar mujeres u hombres.

Dice Freud también que la violación de ésta prohibición no es castigada como la otra pero es vengada por la tribu entera como si se tratase de alejar un peligro que amenaza a la colectividad. Es decir, que el hecho que exista relaciones endogámicas pareciera poner en peligro a la comunidad misma, y toda ésta reacciona castigando al transgresor.

La otra prohibición, ni siquiera necesita ser castigada, porque ahí actúa la ley del tótem produciendo en la persona una serie de fenómenos que lo conducen a la muerte.

Freud dice más adelante lo siguiente:

"El lenguaje de estas tribus presenta una particularidad relacionables con este hecho: las designaciones de parentezco de que se sirven no se refieren a las relaciones entre dos individuos sino entre un individuo y un grupo, según la expresión de Morgan forman tales designaciones un sistema clasificador. Significa ésto que un individuo llama padre no sólamente al que le ha engendrado sino también a todos aquellos hombres que, según las costumbres de la tribu, habrían podido desposar a su madre y llegar a hacerlo efectivamente. Y llaman madre a toda mujer, que sin infringir los usos de la tribu, habría podido engendrarle; así mismo llama hermano y hermana no sólamente a los hijos de sus verdaderos padres sino también a todos lo hijos de todas aquellas otras personas hubieran podido serlo".

Me interesaba comentar ésto: pareciera aquí dar la impresión que el lenguaje se amoldaría a ciertas costumbres sexuales; entonces yo me vería obligado a llamar padre, no sólo a mi progenitor, sino a todos aquellos que podrían haber sido mi progenitor.

Una cuestión importante es saber si la filiación se transmite por la vía del padre o por la vía de la madre.

Si el clan1: Filiación Materna: los hijos de una madre1 que pertenecen a este clan van a ser de este clan. Los hijos de una madre1 van a ser todos 1. Ni entre ellos ni con la madre van a poder entablar relación sexual. Sí con el padre2, que es un miembro permitido.

Estos 'primitivos' aparte de la ley, establecen una serie de cosas, que Freud denomina costumbres, que funcionan como un reforzamiento de la ley. Las costumbres que fenomenológicamente son lo más parecido a los actos obsesivos, son actos obsesivos colectivos en los cuales todos participan tendrían, como los actos obsesivos, una intención evitativa. Por ejemplo, las mujeres del clan1: Filiación Materna, me están prohibidas, porque si yo soy hijo de madre1, yo soy hijo1, y todas las mujeres de este clan me están prohibidas, pero por las dudas, por ejemplo, si una mujer pasa por mi camino yo tengo que datme vuelta y esconderme, no la puedo mirar.

Yo quería tomar la prohibición que Freud dice ser la más extendida, severa e interesante que es la que recae entre yerno y suegra. Freud intenta dar una explicación psicoanalítica del asunto. Dice:

"Sabido es que incluso en los pueblos civilizados constituye en las relaciones entre yerno y suegra uno de los lados más espinosos de la organizaación familiar. No existe ciertamente entre los pueblos blancos de Europa y América prohibición alguna con respecto a estas relaciones, pero se evitarían muchos conflictos y molestias si tales prohibiciones existieran aún a título de costumbre sin que determinados individuos se vieran obligados a establecerlas para su uso personal. Más de un europeo se sentirá inclinado a ver un acto de alta sabiduría en las prohibiciones opuestas por los pueblos salvajes a la relación de dos personas de parentezco tán cercano".

Habría que pensar, del lado de la suegra, una primer cuestión que tiene que ver con un sentimiento de hostilidad; y el sentimiento de separarse de su hija, la desconfianza hacia el extraño que la misma se ha entregado, y la tendencia a imponer a pesar de todo su autoridad como lo hace en su propia casa. Por parte del yerno, hay la decisión de no someterse más a ningunaa voluntad ajena, los celos de aquellas personas que gozaron antes que él de la ternura de su mujer y, el deseo de no dejarse turbar en la ilusión que le hace conceder un valor exagerado a las cualidades de su joven mujer".

Como que la suegra vendría a ser algo así como un espejo de lo que sería la esposa de uno al cabo de unos años. Esto sería algo así como las razones más concientes, más a flor de pie. Del lado de la suegra, por ejemplo: 'me vienen a robar a la nena', y del lado del yerno, por ejemplo: 'no me vengan a romper las pelotas, bastante tuve en mi vida como para que ahora...'. Esto sería lo menos importante.

Freud plantea como razones ocultas, por un lado y del lado de la suegra, lo que llama un proceso de identificación. Dice Freud:

"La mujer encuentra en el matrimonio y en la vida de familia la satisfacción de sus necesidades psicosexuales; pero al mismo tiempo, no deja tampoco de hallarse amenazada constantemente del peligro de insatisfacción procedente de la cesación debatida de las relaciones conyugales y del vacío afectivo que en ella puede resultar. La mujer que ha logrado descendencia se preserva de envejecer de este peligro por su identificación con sus retoños y la parte activa que toma en la vida afectiva de los mismos. Suele decirse que los padres se rejuvenecen junto a sus hijos. Es ésta, en efecto, una de las ventajas más preciadas. La mujer sin hijos se ve así privada de uno de sus mejores consuelos. La identificación afectiva con la hija llega en algunas madres hasta compartir el amor de la misma con su marido; circunstancia que en los casos más agudos conduce a graves formas de neurosis..."

Entra en un proceso de identificación, de manera que se identifica en la elección de objeto de la hija, cuestión que tiene su lado concomitante por parte del yerno. Dice:

"El camino de la elección de objeto lo ha conducido desde su madre y quizás también desde su hermana a su actual objeto sexual; pero posteriormente viene la suegra a sustituir a su propia madre y a su hermana, y el sujeto siente nacer y crecer en él las tendencias a sumirse de nuevo en la época de sus primeras elecciones amorosas mientras que todo él se opone a tal tendencia. El horror que el incesto le inspira exige que no recuerde la genealogía de su elección amorosa. Que no recuerde la ligazón que hay entre su madre y su actual objeto".

Entonces, estas dos vías que tiene que ver con la identificación y la elección de objeto vendrían a ser las razones que justificarían esta costumbre, que a su vez, vienen a tratar de afianzar más la ley.

Pero si pensamos un poco más lo que Freud dice también aparece el hecho de que por esa misma ley, es que están estos deseos, de los cuales, a través de las costumbres intentan apartarse. La ley no se opone al deseo sino que funda al deseo. Se desea a partir de la prohibición. Sin ley no hay deseo. La única manera de contrarestar al deseo es a través de la costumbre, que tiene para Freud, la fenomenología de un síntoma obsesivo.

Llegado a este punto Freud intenta hacer una primer relación entre todas estas costumbres y leyes de estos primitivos totémicos y la neurosis. Va a intentar explicar estas religión totémica por lo que él sabe acerca de la neurosis. Para eso le va a ser necesario realizar analogías que le permitan plantear que hay una similitud entre neurosis y esta constitución religiosa.

Esto es importante por varias razones: 1) Cuestión metodológica: porque siendo psicoanalista no tiene manera de explicar la religión sino es a través de los elemetos teóricos-psicoanalíticos que extrae de la clínica de las neurosis. La única forma de entrar a estos objetos es asimilándolos a los de las neurosis.

Si yo quisiera explicar psicanalíticamente, por ejemplo, cómo funciona un camión recolector de residuos, tendría que poder postular alguna analogía entre el funcionamiento de ese camión recolector y la teoría psicoanalítica.

Por ejemplo, aparecen creados por otros discursos, nuevas categorizaciones psicopatológicas como bulimia, anorexia, adicciones. Habría que ver dónde se originan estas denominaciones, acerca de qué cosas se plantean, y habría que pensar que son otros discursos los que crearon esas entidades. Entonces, el psicoanálisis no las puede explicar así como así, sino que tendría primero que ver si hay alguna analogía entre lo que, por ejemplo, el discurso jurídico llama adicción y lo que son las categorías psicopatológicas psicoanalíticas. Si no hay lugar para eso, entonces esas categorías el psicoanálisis no podrá analizar.

Ésto también nos presenta otro problema: si nosotros, vamos a justificar y demostrar que existe una analogía entre la moral, la religión y la neurosis vamos a llegar a la conclusión de que nuestro universo cultural sostenido por la religión y la moral es neurótico, es productor de neurosis y está hecho para que vivan en él los neuróticos; ello plantearía ciertas dificultades a aquellos individuos que no son neuróticos; porque pareciera ser que este expectro social está armado bajo ciertas coordenadas cuyos mecanismos son idénticos a los de la neurosis.

Pero bien, la intención de Freud es mostrar estas analogías que también le va a servir para profundizar en el estudio de las neurosis.

Lo primero que va a decir Freud es que este rasgo que él llama: horror al incesto (que parece prevalecer en todas estas conductas y costumbres de los primitivos), es algo que también aparece en los neuróticos. Dice:

"Todo lo que podríamos agregar a la teoría reinante es que el temor al incesto constituye un rasgo esencialmente infantil y concuerda sorprendentemente con lo que sabemos de la vida psíquica de los neuróticos".

Dice más, dice que: habría que pensar que la actitud incestuosa con respecto a los padres es el complejo nuclear de las neurosis.

Es decir, que este asunto es el núcleo de las neurosis. Es algo interesante porque no es que se trate de una vía de formación de síntomas que aparecen en algunas neurosis. Estamos hablando del horror al incesto como conducta infantil de todo neurótico que es el núcleo de toda neurosis. Si ésto también es el núcleo de la religión veamos cómo se puede solidificar esta analogía.

Al final de éste cáp. Freud dice lo siguiente:

"No carece de importancia el poder demostrar que los pueblos salvajes experimentan aún de un modo peligroso, hasta el punto de verse obligados de defenderse contra ellos con medidas excesivamente rigurosas, los deseos incestuosos destinados a sumirse un día en lo inconciente".

Freud pareciera plantear, por lo menos al final de este cáp., la siguiente hipótesis: estos salvajes serían como un antescedente de lo que somos nosotros; lo que en ellos vemos manifestarse de forma conciente, como una preocupación constante de no cometer el incesto, en nosotros, hombres más civilizados, se ha convertido en algo inconciente; y por lo tanto, ólo lo encontramos entre nosotros, o bien a través de un análisis (allí donde se le da la palabra al inconciente), o bien en la conducta de los niños, o bien en la fantasía de los neuróticos. Estos son como los lugares (el primero y el último son idénticos), donde ésto podría manifestarse.

No sé si podría sostenerse ésto de tal forma, por varias razones: una de tipo antropológico, en tanto no hay por qué considerar que estas tribus son nuestros antepasados. La evolución de ellos fue una evolución que dio lugar a cosas distintas; pero, cabalga una idea dentro de este texto que es la de la evolución darwiniana: el progreso de la especie es una y en la cúspide, lo más superador es el hombre, y sobre todo el hombre europeo. Ésto podría plantearse como un prejuicio intelectual e invalidaría ciertos planteos que hace Freud y que algunos antropólogos como Leví Strauss le critican con respecto a este texto, la idea que en todo caso lo más parecido a un salvaje serían nuestros niños, como si nosotros fuésemos individuos superiores.

Vamos a ver cuando veamos "Moisés y la Religión Monoteísta" cuando Freud le da como una vuelta de tuerca a todo ésto planteándolo de una manera menos evolucionista. Rescata sí dos grandes cuestiones: 1) en lo que podría pensarse que es el aparato del lenguaje (el Otro con mayúscula), hay cuestiones que implican nuevas relaciones; hay, como lo llama Freud en "Moisés...", progresos culturales. Progreso cultural no tiene que ver con un descubrimiento científico, por ejemplo, sino con la posibilidad de que existan mecanismos más exitosos para 'simbolizar mejor'. En éste sentido podríamos pensar que hay un progreso desde la necesidad totémica de: una vez cada tanto tiempo cometer un crimen y volverse a comer a ese animal que luego va a ser prohibido, hasta el fenómeno de la eucaristía de la religión cristiana.

Hay un progreso cultural, simbolización más potente que ya no requiere, por ejemplo, que se cometan más crímenes. Freud ve el progreso cultural en la medida que ésto implica una restricción pulsional. La cultura lamentablemente progresa de esa manera.

En este texto, pero ya lo vamos a ver en "Moisés..." también, está el germen de este asunto transgeneracional; es la primera enunciación freudiana que va a ir posteriormente corrigiendo. Lo que aquí dice es: 'lo que era conciente para los salvajes es inconciente para nosotros'. Luego dirá: 'se trata de la misma cosa; aquello que se cometió, hoy es una representación inconciente'.

El asunto es plantear: cómo eso que fue un acto, se transformó en una representación y cómo se transmite de generación en generación. Cómo es que ésto que alguna vez se simboiliza, luego se transmite generacionalmente. Leví Strauss, en otros términos, dice: la ley de prohibición del incesto es inconciente. Algunos dicen que el inconciente de Leví Strauss no tiene mucho que ver con el freudiano; pero en este punto lo podemos homologar en tanto se trata de algo que no hace falta ser dicho, y que se transmite por ciertas vías. Éstas van a ser nuestras grandes cuestiones en este texto ("Tótem y Tabú") y en "Moisés..." para ir pensando.

El segundo cáp. se llama: "El Tabú y la Ambivalencia de los Sentimientos". Pasamos del tótem como esta estructura que plantea esta doble ley de prohibición de matar y comer al animal tótem y de prohibición del incesto, a: el tabú. Qué es el tabú?. Dice Freud:

"Para nosotros presenta el tabú dos significados opuestos, la de lo sagrado o consagrado y la de lo inquietante, peligroso, prohibido o impuro. El concepto entraña, pues, una idea de reserva y, en efecto, el tabú se manifiesta esencialmete en prohibiciones y restricciones. Nuestra expresión 'temor sagrado' presentaría en muchas ocasiones un sentido coincidente con el de tabú".

Dice que se manifiesta a través de prohibiciones y restricciones pero no es la prohibición misma. Sería como lo que le da fundamento a esa prohibición que sería este 'temor sagrado'.

"Las restricciones tabú son algo muy distinto de las prohibiciones puramente morales o religiosas; no emanan de ningún mandamiento divino sino que extraen de sí mismo su propia autoridad. Se distinguen de las prohibiciones morales por no pertenecer a un sistema que considere necesarias, en un sentido general, las abstenciones, y fundamente tal necesidad. Las prohibiciones tabú carecen de fundamento y su origenes es desconocido".

Entonces, no son una ley moral ni religiosa porque las leyes morales se ven obligadas, para tener consistencia, a explicar su fundamento. Por ejemplo: cuando Dios le da los mandamientos a Moisés, le dicta en uno de ellos: 'no matarás'; ésto es un mandamiento divino, un imperativo divino, entonces, no requiere explicación; no hay que matar porque lo dijo Dios.

Cuando la ley deja de tener un origen divino los Estados intentan darse una legislación y tienen que justificar por qué no tienen que matar. Tiene que haber, entonces, una especie de filosofía del derecho que explique por qué estaría mal matar y no bien; hay que dar razones.

El tabú desconoce ambas cosas; no tiene origen ni divino ni no divino, no tiene origen, ni tiene fundamento. Dice Freud:

"El tabú se supone emanado de una especial fuerza mágica inherente a ciertos espíritus y personas, y suceptible de transmitirse en todas direcciones por la mediación de objetos inanimados. Las personas y las cosas tabú pueden ser comparadas a objetos que han recibido una carga eléctrica; constituyen la sede de una terrible fuerza que se comunica por el contacto y cuya descarga trae consigo las más desastrosas consecuencias cuando el organismo que la provoca no es lo suficientemente fuerte para resistirla. Por tanto, las consecuencias de la violación de un tabú no dependen tan sólo de la intensidad de la fuerza mágica inherente al objeto tabú sino también de la intensidad del maná que en el impío se opone a esta fuerza".

Una de las prohibiciones tabú que Freud comenta es, por ejemplo: el tabú del soberano; no se lo puede ver, no se lo puede tocar, porque su sola presencia nos destruiría. Pero, por ejmplo, los mimistros, si existían en esa época, sí pueden estar cerca del soberano, mirarlo y estar con él, porque poseen una contrafuerza, que Freud llama aquí: maná. El maná es una contrainvestidura o contracarga que permite hacer frente a este tabú, a esta corriente eléctrica que emana del soberano sin que ésto traiga consecuencias catastróficas. Hay, en toda esta cuestión del tabú, un contagio. El tabú como fuerza va pasando de una cosa a la otra. Si el soberano es tabú, su silla, su cama, el piso que él pisa, los utencillos que utiliza, también son tabú porque están cargados de su energía. El sirviente que atiende al soberano antes de, por ejemplo, lavar las sábanas donde duerme el soberano, tiene que realizar una serie de procedimientos para quitar esta fuerza que lo destruiría.

Les comentaba todo ésto en tanto que me evocó lo que Lacan llama: su mito de la laminilla. Esta cuestión que Lacan postula como el mito que él inventa para dar cuenta lo que dentro de su concepción es la libido. Uds. recuerdan que decía de la libido que era una fuerza inmortal que pasaba de uno a otro, que tenía la forma de una ameba pegajosa pero resbaladiza, y que no se nos ocurriera cortarla porque (como pasa con ciertos bichos), en vez de matarla tendríamos dos. Pareciera que algo que Lacan teoriza como la libido podría estar en relación con esto del tabú. Como si esta fuerza de que se trata fuera una fuerza libidinal a la cual, o bien tengo con qué hacerle frente o bien, mejor la evito.

Creo que esta explicación sigue la huella de la explicación que Freud va a intentar dar del Tabú por la neurosis. Él va a tratar de explicar cómo entender el tabú desde la neurosis y básicamente de la neurosis obsesiva.

En el punto 2 de la segunda parte intenta hacer una analogía y dice que a la neurosis obsesiva realmente podríamos llamarla neurosis del tabú; tán parecido es ésto que él encuentra en estos textos antropológicos a los síntomas que los obsesivos producen.

Freud plantea las siguientes características: a) la carencia de toda motivación y el enigma de sus orígenes. Así como nadie puede explicar un tabú nadie puede explicar, siendo obsesivo, de dónde le sale ésto, que tiene que hacer ni por qué lo hace; simplemente la explicación que daría es: 'me veo llevado a hacerlo, no puedo no hacerlo'.

b) La prohibición central y principal de la obsesión que es común a la del tabú, es la prohibición del contacto. Dice:

"Las prohibiciones obsesivas son suceptibles de grandes desplazamientos y utiliza todo género de enlaces para extenderse de un objeto a otro y hacerlo a su vez imposible, según la expresión de una de mis enfermas. De este modo, acaba muchas veces por resultar imposible el mundo entero. Los enfermos obsesionados se conducen como si las personas y las cosas imposibles fueran fuente de un poderoso contagio. Estos mismos caracteres de contagiosidad y transmisibilidad se nos mostraban antes como inherentes al tabú".

Es decir, es necesario del mundo de los objetos recortar uno y darle el carácter de tabú y plantear que de este objeto emana peligrosas fuerzas, y que entrando en contacto con ese objeto nos destruiría; por lo tanto, nos tenemos que precaver con ciertas prohibiciones que nos mantengan alejados de este objeto tabú. Como no me fue eficiente designar un objeto tabú en tanto éstos rayos se van desplazando a otro objeto, y a otro y a otro objeto, cada vez tengo que ampliar más mis restricciones. Ésto que Freud llamaba cuando hablaba del "Hombre de las Ratas": defenza secundaria.

A partir de la cuestión inicial, ésto se va extendiendo. Y, a dónde llega?, llega cada vez más cerca de lo que supuestamente trata de evitar.

Freud plantea que el mecanismo represivo lo que hace es separar una representación de la energía sexual ligada a esa representación y que en realidad la represión lo único que hace es mantener en el inconciente a la representación. Con el afecto hay que hacer algo. En el caso de la histeria lo que hace es conducirla a través de la inervación somática y producir un síntoma, mientras que en el caso de la obsesión lo que se produce es un desplazamiento; es decir, esa energía sexual va a un nuevo representante. Entoces: 1) es algo que queda en la órbita del pensamiento y es 'una libidinización del pensamiento', como si esta laminilla lacaniana se nos instalara en nuestro aparato de representación. Se instala básicamente en una y la envuelve, pero como esta ameba corre y corre, va tiñiendo y contagiando otras representaciones. Como la obsesión pareciera no tener la posibilidad de metaforizar algo, no cuenta más que con la posibilidad de desplazar; es el desplazamiento lo que le permite mantener este juego, pero es un juego que no cesa.

Freud decía que en la represión el síntoma histérico parecía más perfecto como síntoma en la medida que si estaba bien conformado le permitía a la paciente no tener angustia, es decir, haber liquidado toda la libido en el síntoma. El obsesivo no logra hacer eso. Parece ser que el desplazamiento, en ese sentido, es menos efectivo. Con ésto no se queda tranquilo, empieza a temer (la historia del contagio), y cuanto cree que más se aleja má se acerca de aquello que inicialmente era el motivo de su preocupación.

Si miramos lo antedicho con la prohibición del incesto y del deseo tendríamos que decir que ésto es lo que se desea. El deseo recae sobre ésto y todas las medidas restrictivas son aquellas costumbres que hay que imponer para que la ley se sostenga. Entonces, habría una ligazón del deseo con el objeto incestuoso y luego una serie de medidas restrictivas para evitar el contacto con ese objeto. Freud dice algo interesante: 'el asunto es que ésto se convierta en imposibles'. Es algo que Lacan también postuló: 'que había una relación entre el deseo del obsesivo al cual se podría llamar un deseo imposible'.

Si nos preguntamos qué está en juego en este deseo, (pregunta que Freud se va a plantear para poder ligarlo con el tabú), lo que va a estar en juego es la ambivalencia. Y qué es la ambivalencia?.

Freud dice:

"Los tabús serían prohibiciones antiquísimas impuestas desde el exterior a una generación de hombres primitivos a los que fueron quizás inculcadas por una generación anterior. Estas prohibiciones recayeron sobre actividades a cuya realización tendía intensamente el individuo. Así pues, estos pueblos han adoptado ante sus prohibiciones tabú una actitud ambivalente. En su inconciente no desearían nada mejor que su violación, pero al mismo tiempo sienten temor a ella. La temen precisamente porque la desean y el temor es más fuerte que el deseo. Este deseo es, en cada caso individual, inconciente. (...). Las dos prohibiciones tabú más antiguas e importantes aparecen entrañadas en las leyes fundamentales del totemismo: respetar al animal tótem y evitar las relaciones sexuales con los individuos de sexo contrario del tótem. Tales debieron ser, por tanto, los dos placeres más antiguos e intensos de los hombres. Encontrarán, en el enunciado mismo de los dos tabús, una alusión a aquello que los psicoanalíticos consideran como el centro de la vida optativa infantil y el nódulo de las neurosis. La variedad de los fenómenos tabú queda sustituída, para nosotros, por una unidad".

Parece que Freud despeja todo este gran campo de fenómenos (que es el mismo gran campo de fenómenos que plantea el obsesivo), para llevarlo a una unidad. Freud dice: "La gran amplitud de la fenomenología responde a una única causa inconciente"; esta única causa inconciente tiene que ver con lo que él llama el nódulo central de las neurosis y que éste explica el por qué de las dos grandes prohibiciones tabú. Éstas son: no matar al tótem y no relación sexual con las mujeres del tótem. Una prohibición que recae sobre el campo de elección del objeto sexual y otra prohibición que recae sobre qué?: sobre el tótem. Lo va a tener que explicar Freud: cómo el tótem es un representante del padre?.

Para sintetizar: hay dos prohibiciones que se establecen como dos leyes totémicas; éstas generan dos grandes deseos: un deseo asesino y un deseo sexual. Frente a estos dos deseos se manifiestan en el religioso y en el obsesivo una serie de mecanismos, de costumbres, de tabúes, que intentan oponerse como fuerza a la realización de estos dos deseos. Como si en este punto la ley "fracasara" como prohibición, porque: lejos de prohibir parece que insentiva y exacerva. La ley no se opone al deseo sino que le da su fundamento y su energía; hay que oponerle otra cosa al deseo. Tanto la religión, la moral y la neurosis obsesiva lo que le opone son estas prácticas que Freud homologa al tabú; una práctica evitativa, una práctica defensiva.

Hacia el final de este punto Freud (está hablando de las deformaciones que hay en las neurosis con respecto a lo que son los actos religiosos), dice lo siguiente:

"Tales deformaciones se explican en un último análisis por el hecho de que las neurosis son formaciones asociales que intentan realizar, con medios particulares, lo que la sociedad realiza por medio del esfuerzo colectivo. Analizando las tendencias que constituyen la base de la neurosis hallamos que las tendencias sexuales desempeñan un papel decisivo mientras que las formaciones sociales, a que antes hemos aludido, reposan sobre tendencias nacidas de una reunión de factores egoístas y eróticos. La necesidad sexual es impotente para unir a los hombres como lo hacen las exigencias de la conservación. Desde el punto de vista genético la naturaleza asocial de la neurosis de deriva de su tendencia original a huir de la realidad, que no ofrece satisfacciones, para refugiarse en un mundo imaginario lleno de atractivas promesas. En este mundo real, del que el neurótico huye, reina la sociedad humana con todas las instituciones creadas por el trabajo colectivo; y volviendo la espalda a esta realidad, se excluye por sí mismo, el neurótico, de la realidad humana".

Pregunta: Vos decías que traías como antescedentes del texto "El hombre de las Ratas" y "Juanito". En relación a ésto, me podrías ayudar a pensar algo acerca de la fobia y la neurosis obsesiva?. Digo...la cuestión del territorio del fóbico y todo lo que hace al parapeto fóbico. Porque Freud no dice nada sobre esa línea; sobre la línea de la fobia en relación a este tema.

Lic. Horacio Martínez: Lo va a decir en el último cáp. de este texto. Mi impresión es que lo que allí le interesa resaltar es el carácter ambivalente; y lo ambivalente aparece como más manifiesto en la neurosis obsesiva. Entendamos, de todas maneras, lo siguiente: hasta este punto del texto falta demostrar, por parte de Freud, a dónde hace 'carne' este sentimiento ambivalente. Hasta aquí pareciera que se trata de algún deseo ante el cual el neurótico tendría una actitud ambivalente; luego va a utilizar la fobia para explicar como eso temido, es el padre.

Va a poder plantear que por la ligazón que existe entre la fobia, el animal y el tótem (en esta idea que: si nuestros niños piensan como los antiguos primitivos...), los niños ponen en el lugar del padre a un animal --en la fobia-- entonces, podríamos pensar que los primitivos cuando ponen un tótem, en realidad, están reemplazando al padre.

Si podemos plantear que en el origen está el padre, que por lo tanto esta primer prohibición es sobre el padre y no sobre el tótem, diríamos que el sentimiento de ambivalencia recae sobre el padre. Ésta sería como la vuelta que Freud va a dar en el texto. Entonces, si ésto fuera así, en principio, habría una diferencia: pareciera ser que en la neurosis obsesiva se trata de este sentimiento ambivalente, es decir, de amor y de odio al padre, y habría que pensarlo en términos de lo que Freud llamaba el Edipo negativo (posición pasiva del niño ante el padre), y en el fondo el temor de ser castrado por el padre (porque ser castrado implica quedar en una posición pasiva-femenina ante el padre); esto se teme y se desea; allí aparece la ambivalencia en el caso de la neurosis obsesiva.

En el caso de la fobia parecería, por lo menos como lo plantea Freud y lo trabaja en "Juanito", que el asunto está más ligado al temor a la castración, el temor que el padre aparezca como castrador, como aquel que lo viene a separar de la madre. Esta es la vuelta que se le podría dar a ésto. Pero también lo que aparece en "Juanito" no es tanto que el padre lo separe --y eso le de miedo--, como que no lo separe; y por lo tanto necesita recurrir a un tótem para tener un padre.

Pareciera que la fobia se conectara más con esta segunda vía: con el amor a la madre y la imposibilidad que el padre introduzca allí alguna separación. No es exactamente lo que dice Freud, pero es lo que algunos, como Lacan, Masotta, han planteado: la fobia no se trata tanto de un padre terrible como de un padre que es necesario sostener a través de el objeto fóbico.

Pregunta: vos hablaste de un deseo imposible; qué relación tiene ésto con la ambivalencia?.

Lic Horacio Martínez: Hablé de un deseo imposible porque me interesó dar ciertas posibles fuentes de ideas que Lacan después retoma y de las cuales nunca cita las fuentes.

Aquí lo imposible aparece planteado por Freud como una consecuencia del mecanismo defensivo del obsesivo. Lo podemos entender en estos términos: si él desea algo, qué teme?.

La mejor manera de consolidar ese temor es elevando ese objeto de deseo a la categoría de imposible. Por ejemplo: una persona que diga: 'mi mayor deseo sería dedicarme a la antropología, pero de eso no se puede vivir; entonces, voy a ser contador público nacional'; ésto que puede ser una "niñedad" instituye algo que sería lo más deseado y lo aleja años luz.

Puede ser, como dice Freud, que se meta a estudiar la carrera de contador público nacional, y termine recibiéndose y entrando en una companía de escabaciones en donde algo de eso, que era su deseo, lo vuelve a colocar demasiado cercano; el sujeto quiso alejarlo, dio todo un rodeo, pero las 'circunstancias' de la vida lo llevaron a las puertas de eso nuevamente.

En Lacan es más gráfico el planteo en relación a la lucha del amo y del esclavo. Según lo entiende Lacan, la lucha que podría determinar el lugar del amo y del esclavo es una lucha por el reconocimiento y concretamente por el reconocimiento del deseo.

En Hegel leído por Lacan también podríamos pensar que hay un progreso cultural y entonces el hombre se deja de satisfacer sus necesidades inmediatas y lo que quiere es que otro lo reconozca como hombre. Su deseo es ese: ser reconocido como hombre; para eso necesita otro hombre; entonces, va y se pelea; pero ésto trae una paradoja: si se pelea y lo mata no hay mas hombre y por lo tanto no hay quién lo reconozca; entonces, hay que pelear hasta cierto punto donde alguno ceda y alguien quede en posición de dominador y alguien en posición de dominado; lo cual trae ciertas complicaciones también porque el que queda como dominado no es reconocido como como hombre, porque no tuvo la valentía de sostener su deseo de reconocimiento hasta las últimas consecuencias; y si para él no es un hombre, no lo puede reconocer, por lo cual al amo le trae ciertas complicaciones.

Pero qué pasa del lado del otro que adoptó una actitud pasiva (como dice Lacan que dice Hegel: no llegó hasta la muerte sino que se frenó antes, y por conservar la vida se quedó esclavo), cómo hace éste para realizar su deseo?.

Dice Lacan que podemos pensar la estrategia del obsesivo como ese esclavo que no le va a dar la lucha al amo sino que va a esperar que muera, se va a sentar a esperar que el amo muera y una vez que ocurra ésto, podrá cumplir con su deseo.

Es interesante porque uno lo escucha clínicamente; lo que Lacan llama procastinación, la demora, la espera, el: 'ýa va a llegar el momento'. Es algo que ubica el deseo en esta línea de imposibilidad; hay una condición: 'cuando el amo muera yo voy a poder cumplir con mi deseo'; pero como el amo del obsesivo no es el amo, por lo menos del que hablaba Hegel --uno amo--, sino que el amo del obsesivo circula, siempre hay un amo, entonces nunca le llega la hora.

Pregunta: estaba pensando en los adictos, si esto de la prohibición opera o no opera, porque esto de la droga está prohibido y si se puede homologar de algún modo.

Lic. Horacio Martínez: La ley que prohíbe el consumo de drogas no es la ley de la que venimos hablando. Aquí se abre un camino complicado cuando uno dice: la ley no se opone al deseo. Lacan en "Subversión del Sujeto" dice: "la función del padre es unir un deseo a la ley". Lo dice justamente para producir una pequeña conmoción mental en los analistas que pensaban que la función del padre era oponer una ley al deseo; entonces así el padre tend ía que ser alguien muy bien plantado para decir no; por lo tanto, la cosa dependería del padre de cada uno y en su ejercicio de esa función de prohibidor.

Esto es lo que Lacan intenta despejar: no se trata de que el papá prohíba más o menos porque su función no es esa. Tiene que instaurar una ley para que el deseo se relacione. Para poder pensar ésto tomo: 'unir un deseo a la ley', es decir, unir ese deso a esta ley que no tiene origen, que es insensata, pero que nos gobierna a todos; o sea, que en algún punto la función del padre es socializar el deseo (si se podría llamar de alguna forma); que si se constituye lo que se llama la neurosis asocial allí algo de esta cuestión del padre fracasó porque hay algo del deseo que no se unió a la ley.

Tendríamos que pensar que la ley que no tiene origen, que no tiene fundamento es, como decía el Dr. Héctor López, la ley que nos organiza. Parece ser que la obligación es que el deseo se articule a esa ley del lenguaje.

Y esa ley del lenguaje tiene como mecanismos la condensación y el desplazamiento. Esas son las vías por las cuales el deseo debería circular. En ese sentido es una especie de ofrenda, como si el padre ofrendara la ley del lenguaje para que el hijo pueda tener un deseo y lo pueda articular.

Pregunta: quería saber con respecto a la pregunta del obsesivo acerca de sí mismo sobre si está vivo o está muerto, si tendría que ver con el deseo imposible?.

Lic. Horacio Martínez: Sí, podría decirse que fenomenológicamente en la clínica uno se puede encontrar con esa queja: 'no sé para qué vivo', o 'la vida y la muerte es lo mismo' o 'no hay nada que me llame la atención'. Jones hablaba de ésto como afanisis, como desaparición del deseo. Lacan lo contradice allí planteando que (como dice Freud en "La Interpretación de los Sueños"), el deseo es indestructible. Si el deseo es indestructible no habría que preocuparse que alguien se quedara sin deseo. Lo que habría que pensar es que --como orientación clínica---, hay un deseo y que éste está reprimido; de lo que se trata es de que hay temor en la realización de ese deseo; que lo mantiene oculto.

Lo que uno le tiende a posibilitar a un paciente, sobre todo obsesivo, es que ese deseo se cumpla por alguna de las vías del lenguaje; pero en este sentido, me parece más interesante, en relación a esa queja, que uno puede intervenir planteándole más bien lo contrario: que ese tiempo de espera es un tiempo muerto; porque parece ser que la idea obsesiva en ese punto es que la vida empieza cuando él consiga lo que quiere hacer. Suele ser una intervención que lo angustie, el hecho de plantearle que si hace, la vida pasa y si no hace, también.

Notas

(1) Donde Freud comenta en el prólogo que durante muchos años no quiso darlo apublicidad por una razón eminentemente práctica para él, es decir, él siendo judío y viviendo en un país católico como era Austria en un momento donde los alemanes estaban persiguiendo a los judíos dijo: 'yo no me puedo tirar contra una institución que tal vez me salve la vida'. Recién entonces publica "Moisés y la Religión Monoteísta" una vez que está viviendo en Inglaterra.

 


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