Seminario
Infancia, derechos del
niño y psicoanálisis
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Organizado por Fort-Da
Dictado por : Mercedes Minnicelli
Clase 2
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En primer lugar les propongo no perder de vista, a lo largo del seminario, los significantes que componen su título:
INFANCIA DERECHOS DEL NIÑO PSICOANÁLISIS.
Vale que también podamos separar los términos
DERECHO - DERECHOS - NIÑO
Comenzaremos esta primera clase, desnaturalizando la noción de infancia, apelando al devenir de la noción de niño y de infancia en diferentes momentos socio-históricos de acuerdo al aporte que nos han hecho diversos estudios historiográficos.
Iniciaremos el recorrido por el tránsito del Antiguo Régimen a la Modernidad, puntualizando transformaciones que en este tiempo se fueran produciendo respecto del sentimiento de infancia y de familia.
I. Las investigaciones historiográficas de Phillipe Ariès1 pusieron en cuestión en la década del ´70 la tendencia a la naturalización de la noción de infancia al enunciar que "el sentimiento de infancia es un concepto propio a la Modernidad".
¿Qué significa esto? No es que antes no hubiera niños sino que, la posibilidad de pensar en las diferencias entre las particularidades de los niños respecto a los adultos; la intención de desarrollar conocimientos científicos específicos para este tiempo o ciclo de vida del ser humano; las diferencias en las vestimentas de niños y adultos; las leyes de Protección a la infancia; la salida del niño del "anonimato" (Ariès) surgen recién con el advenimiento de la Modernidad, en el siglo XVII - XVIII cuando, la reforma del Estado, las transformaciones en las formas familiares, la noción de "familia nuclear", las legislaciones propias a la regulación de las relaciones paterno filiares y los modos de crianza, son puestas en cuestión y se instituye la infancia en tanto tal.
Así como los estudios historiográficos de Philippe Ariès y de Jacques Donzelot2 se centraron en Europa y ponen el acento en las transformaciones propias a la Modernidad, estudios latinoamericanos, asignan a los procesos migratorios un lugar protagónico en las transformaciones que fueran produciéndose en las formas familiares (Cicerchia3).
De uno u otro lado del océano, el Imaginario de la infancia se presenta a partir de entonces como un tie mpo de "preparación" para la vida adulta, tiempo en que la educación a través de la escuela - pasaría a jugar un papel prioritario en el desarrollo moral de los futuros ciudadanos con un fin último: ser útiles y productivos para el Estado.
La "historia de la infancia" se inscribe en las constelaciones que fueran t omando, en diferentes tiempos, las formas familiares y sus procesos migratorios, sujetos a la economía y procesos sociales; a las transformaciones en el Estado, a las disputas de poder entre el Estado y la Iglesia, tanto como a las legislaciones propias a cada tiempo histórico. Jacques Donzelot, incluirá en esta economía a la fuerte influencia de la medicina médico higienista y sus principios, destituyendo lo que en ese entonces fuera una práctica de ejercicio común: el desplazamiento de la crianza de los hijos hacia las nodrizas.
Las nodrizas fueron fuertemente atacadas por los modos de crianza que propiciaban.
II. Hasta el siglo XVII XVIII, la mortalidad infantil pareciera no haber sido un tema de preocupación. Motivo por el cual Ariès se anima a describir y definir en su tesis que, en tiempos del Antiguo Régimen, se presenta la tendencia al infanticidio tole rado, práctica condenada pero ejercida en silencio. Los niños nacían y morían sin producir demasiada aflicción. No habría hasta entonces registro de tumbas y epitafios y los niños no eran objeto de retrato de acuerdo a sus exhaustivos registros. La institución del Bautismo por parte de la Iglesia provocará un cambio sustantivo en el imaginario de la época, signando simbólicamente el alma infantil como inmo rtal.
El Imaginario de la Antigüedad pareciera no haber otorgado inscripción Simbólica a ese Real que se escabullía de las manos: los niños; cuerpos de carne y hueso insignificantes.
Fenómeno que pareciera reencontrarse en nuestros tiempos, bajo diferentes form as y con otras condiciones socio históricas, económicas y políticas, a pesar de los múltiples y denodados intentos de muchas gentes por modificar esta condición.
Basta para sostener esta hipótesis, las alarmantes cifras sobre desnutrición infantil, mortalidad, abandono aportadas por las investigaciones de la UNICEF. Deberíamos considerar, a su vez, las cifras respecto a la explotación infantil (sea en lo referente al trabajo infantil como a la explotación sexual en donde los niños son tomados como objeto de goce adulto sin ningún tipo de reparos, siendo Internet una vía de facilitación de esta explotación aunque no la única).
Los sentimientos respecto a la conservación de los hijos, su crianza, su atención y cuidado, al reconocimiento de la infancia como tal, si bien propios al ser humano, están sujetos al lenguaje; plasmado en discursos y prácticas que revelan cuál es el lugar que, a las nuevas generaciones, una sociedad o comunidad le asigna. Es decir a las significaciones que se inician, parten en y del marco de la relación familiar tanto como la exceden, quedando sujetos, a su vez, al discurso y prácticas de lo social, las cuales se van transformando en el devenir de la historia delimitando lo permitido y lo prohibido.
III. Trabajaremos a continuación las dos tesis que enuncia Philippe Ariès:
La primera expresa lo siguiente:
La Antigua Sociedad Tradicional no podía representarse bien al niño y menos aún al adolescente. La duración de la infancia se reducía al período de mayor fragilidad, cuando la cría del hombre no podía valerse por sí misma y compartía sus trabajos y juegos.
En esta época la transmisión de valores y conocimientos no estaba garantizada por la familia. Al niño se lo separaba de sus padres y la educación era obra del aprendizaje, concebido éste a partir de la convivencia de los jóvenes con los adultos.
La segunda de las tesis de Ariès pretende demostrar el nuevo espacio ocupado por el niño y la familia en nuestras Sociedades industriales.
A fines del Siglo XVII, se produce de manera definitiva una transformación considerable en las costumbres (que puede captarse, en el decir de Ariès, a través de métodos de análisis diversos):
En primer lugar, la Escuela sustituyó al Aprendizaje como medio de Educación. Como consecuencia de ello:
- a. cesó la cohabitación del niño con su familia
- b. cesó el aprendizaje de la vida por contacto directo con ellos
- c. el niño fue separado de los adultos en una especie de "cuarentena"
El colegio, la escolarización, debe interpretarse como "un aspecto más de la gran moralización de los hombres realizada por los Reformadores católicos o protestantes, de la Iglesia, de la Magistratura o del Estado".
"Empero ello no hubiera sido posible en la práctica sin la complicidad sentimental de las familias, y ésta es la segunda manera de abordar el fenómeno y sobre la que deseo insistir. La familia se ha convertido en el lugar de afecto necesario entre esposos y entre padres e hijos, lo que antes no era. Este afecto se manifiesta principalmente a través de la importancia que se da, en adelante, a la Educación". (Ariès, (1973) 1987:12)
Ariès liga el nuevo sentimiento, el afecto hacia los hijos manifiesto a partir del interés por su educación y sus estudios, con las expectativas de progreso que nacían entonces.
"Surge un sentimiento completamente nuevo: los padres se interesan por los estudios de sus hijos y los siguen con una solicitud propia de los Siglos XIX y XX, pero desconocida antes". (Ariès, (1973) 1987:12)
La familia:
- *Comienza a organizarse en torno al niño, ésta es su salida del anonimato.
- *Ya no es posible perderlo sin aflicción o reemplazarlo o reproducirlo muchas veces.
- *Conviene limitar su número para ocuparse mejor de él.
Las transformaciones en la organización de los espacios arquitectónicos también es leída por Ariès. Se comienzan a separar los espacios en las viviendas cesando la cohabitación de los niños con los adultos, estableciéndose, a su vez, una división o límite entre el espacio privado y reservado a la familia, de los espacios públicos. Se distinguen también los espacios destinados a los cónyuges de aquellos destinados a los hijos. Distinción no establecida en tiempos del Antiguo Rég imen.
IV. Durante el Siglo XVIII se agrega un nuevo elemento: el interés por la higiene y la salud física. El interés por el cuerpo pasa a ser de orden moral: "un cuerpo fortalecido propendía a la malicie, a la pereza, a la concupiscencia, ¡a todos los vicios!" (Ariès, (1973) 1987:186)
La medicina se interesa por los niños y las mujeres desde mediados del Siglo XVIII, conquistando el territorio de "las viejas", cuya influencia resulta análoga a la corporación de las domésticas y las nodrizas.
Esta fuerte influencia tuvo efectos diversos en las prácticas de crianza. Las fajas que se le colocaban a los niños para inmovilizarlos fueron paulatinamente abolidas, ganando los pequeños en libertad de movimientos.
El desplazamiento de la crianza hacia las nodrizas fue profundamente atacado, bajo acusación de tener la costumbre de calmarlos a través del manoseo en las zonas genitales, prácticas seriamente cuestionadas considerándose promotoras de taras mentales y otras anomalías en el desarrollo y comportamiento infantil.
Este interés, sentimiento de lo público respecto a la infancia, fue ingresando en la vida familiar, influyendo en ella y modificando sus prácticas por la propia disposición naciente, nueva, para recibir dicha influencia.
A los niños había que volverlos razonables y juiciosos. Ya veremos las diferen cias en los modos de trato y corrección de las conductas infantiles según se tratara de los hijos de familias burguesas o de familias pobres.
Disciplinarlos para su ajuste al nuevo orden social y económico será el objetivo primordial que se llevará a cabo a través de la Educación.
Aquello que concierne a los hijos y a la familia pasa a ser un tema de Estado. A través del pasaje del Aprendizaje a la Educación Escolar, las formas de sociabilidad se transforman.
En el Antiguo Régimen (....) "las relaciones afectivas y las comunicaciones sociales se consolidaban por fuera de la familia, en un "círculo" denso y muy afectuoso, integrado por vecinos, amigos, amos y criados, niños y ancianos, mujeres y hombres, en donde el afecto no era fruto de la obligación, y en el que se diluían las familias conyugales. Los historiadores franceses denominan hoy sociabilidad a esta propensión de las comunicaciones tradicionales a las reuniones, a las visitas, a las fiestas". (Ariès, (1973) 1987:11).
Podemos detenernos en este punto ya que, las formas de socialización de los niños se transforman sustantivamente a través de la Escuela. El hecho de que en el Antiguo Régimen, el aprendizaje se produjera por el compartir diversas actividades y tareas por parte de los niños con los adultos, hacía de ésta una forma espontánea de aprendizaje sin el disciplinamiento homogéneo, la separación por edades que promueve la escolaridad aunque, dejando a los niños librados a las "pasiones" adultas. Los niños eran objeto de atrocidades, explotaciones, desinterés y en cuanto "despegaban del suelo", los varones se incorporaban en su mayoría a la milicia y las mujeres a la procreación.
V. Como antes mencionara, la mortalidad infantil no parecía ser un tema de preocupación en el Antiguo Régimen.
Sin embargo, y a pesar de la fuerte influencia que algunos atribuyen al saber médico higienista en la disminución de la mortalidad infantil, Ariès citando las investigaciones de J.L. Frandlin 4 concluye que la disminución de la mortalidad infantil observada en el Siglo XVIII no puede explicarse por razones médicas e higiénicas; cesó sólo el dejar morir o el ayudar a morir a los niños a los que no se deseaba conservar. (Ariès, (1973) 1987:19)
La influencia de la Iglesia y sus obispos de entonces es fundamental en este punto, tal como lo evidencia la historia del Bautismo 5.
Las tendencias reformadores de la iglesia, promulgaron el descubrimiento del alma de los niños antes que su cuerpo. Sobre estas bases pareciera asentarse la posibilidad de inscripción del tiempo de vida de los niños, de su nacimiento y de su muerte.
El Bautismo que signa el alma inmortal, las leyendas de los epitafios, los rituales de entierro, la tumbas, fueron expresando las transformaciones sucesivas en el sentimiento de infancia, dejando huellas del dolor por la pérdida de los niños, deseándose recordarlos y conservar su memoria.
El "niño" ingresa en el universo simbólico de la cultura de su tiempo.
Donzelot nos presenta a la familia en el Antiguo Régimen como la mínima organización política posible:
"Bajo el Antiguo Régimen, la familia era a la vez sujeto y objeto de gobierno. Sujeto, por la distribución interna de sus poderes: la mujer, los niños y las personas asociadas (parientes, domésticos y aprendices) está sometidos al jefe de familia. Objeto, en el sentido de que el jefe de familia se sitúa también en relaciones de dependencia. A través de él la familia se inscribe en grupos de pertenencia que pueden ser redes de solidaridad como las corporaciones y las comunidades aldeanas o bloques de dependencia de tipo feudal o religioso, y a menudo en los dos a al vez". (Donzelot, J. 1979:51).
Ahora bien, Ariès señala que la Familia no tenía una función afectiva aunque no puede decirse que el amor faltara siempre, éste podía surgir producto de la vida en común, es decir, "tanto mejor si venía por añadidura".
Esta inscripción directa de la familia del Antiguo Régimen en el campo político tiene dos consecuencias en lo que se refiere al ejercicio del poder social:
Con relación a los aparatos centrales el jefe de familia responde a sus miembros;
* A cambio de la protección y del reconocimiento de su condición debe:
- garantizar la fidelidad al orden público de los suyos
- aportar una renta en forma de impuesto al trabajo (corveas) y de hombres (milicia)
- tener sobre los que lo rodean un poder casi discrecional.
"Las famosas lettres de cachet de familia adquieren su sentido dentro de este intercambio reglamentado de obligaciones y protecciones entre las instancias públicas y la instancia familiar, utilizando, por un lado, la amenaza que constituye para el orden público un individuo al margen de la religión y de las buenas costumbres y, por otro, la que hacen pesar sobre el interés familiar las desobediencias de tal o cual de sus miembros""(Donzelot, J. 1979:53)
Esta organización familiar tenía misiones específicas:
- Conservación de los bienes
- Práctica de un oficio común
- Mutua ayuda cotidiana en donde hombres y mujeres aislados no podrían sobrevivir
- Protección del Honor y de las vidas ante situaciones de crisis.
El mecanismo del Estado de asegurar el orden público apoyándose directamente sobre la familia, utilizando indisociablemente su temor al descrédito público y sus ambiciones privadas, será progresivamente inadecuado a lo largo del Siglo XVIII "haciendo aparecer en el centro de esta colaboración entre la administración y las familias los gérmenes de un doble contencioso:
- - Por un lado, la familia ya no es capaz de contener a sus miembros mediante la responsabilidad de su mantenimiento (...) y,
- - Por otro lado, la autoridad familiar y el uso de lettres de cachet son vigorosamente contestadas por sus víctimas." (Donzelot, J. 1979:54)
VI. Ahora bien, este nuevo interés de la familia por la educación y crianza de sus hijos no surge, como leemos, por generación espontánea.
Esta transformación en el sentimiento de infancia, la salida del anonimato en que estaba envuelto el niño, el interés de la familia por el porvenir de los niños, por su futuro en la sociedad, por su presencia y su mera existencia es vinculada a su vez por Ariès con otros modos de registro propios del surgimiento del Estado Moderno: las edades de la vida, la inscripción de la fecha de nacimiento, la Astrología y su calendario.
En el Siglo XVIII las etapas de la vida corresponden no sólo a etapas biológicas sino también a funciones sociales.
"El tema de las edades se conjugaba aquí con el de la muerte, y sin duda no es casual que esos dos temas fueran de los más populares" (Ariès, (1973) 1987:45)
En la indumentaria infantil también se representan las transformaciones en las edades de la vida.
Será también en el Siglo XVII cuando el niño (al menos el niño rico, noble y burgués) ya no aparezca vestido como las personas adultas. Es a partir de ese en tonces que el niño posee un traje reservado a su edad que lo diferencia de los mayores.
"Así pues, para distinguir a los niños, a quienes se vestía anteriormente como a los adultos, se conservaron para su uso, y para su uso exclusivo, algunos elementos de los trajes antiguos que los adultos habían abandonado, a veces desde hacía mucho tiempo (...) El primer traje de niños ha sido el traje que usaba todo el mundo un Siglo antes aproximadamente, y que en lo sucesivo los niños serán los únicos en usarlos. (...) se sentía, sin embargo, la necesidad de separarlos, de una manera visible, mediante el traje." (Ariès, (1973) 1987:87)
Esta diferencia que se establece entre adultos niños, no se evidencia entre niñas varones. Ariès observa el afeminamiento de los trajes de los varones y la no escolaridad de las niñas. Subraya la conciencia de clase por sobre la conciencia que una sociedad cobra de su comportamiento por edades y por sexos.
La propia nominación de "niño" era generalizada sin establecerse distinciones terminológicas tal como las utilizamos hoy en día, en que podemos distinguir, a su vez, diferentes tiempos neonatales, bebé, primera infancia, segunda infancia, pubertad, adolescencia.
El triunfo del médico sobre la hegemonía tenaz de la medicina popular de las "viejas", se produce con la alianza de la mujer a quien se concede una importancia creciente de las funciones maternas y un nuevo poder en la esfera doméstica. La autoridad paterna es, entonces, socavada adjudicándose, incluso, a la mujer un mayor derecho a la obediencia que le deben los hijos.
Aumentando la autoridad civil de la madre, el médico le proporciona un estatuto social. Esta promoción de la mujer como madre, como educadora, como auxiliar del médico, servirá de punto de apoyo a las principales corrientes feministas del Siglo XIX.
La esfera pública no escapa a los nuevos preceptos médicos y educativos respecto de la crianza de los niños y sus defectos. Los internados son puestos en la mira de las críticas acusados de ejercer, una educación homicida.
"(...) el médico alerta a las familias e inspira una cruzada de la que saldrán las primeras asociaciones de padres de alumnos a finales del Siglo XIX. Y con ella una educación mixta familiar y escolar con la que los padres preparan al niño a aceptar la disciplina escolar y al mismo tiempo velan por las buenas condiciones de la educación pública: mejora de la salubridad de los internados, supresión de los vestigios de castigos corporales, supresión de los peligros físicos que pueden amenazar a sus hijos (cascos de botella sobre los muros...), desarrollo de la gimnasia, vigilancia de los alrededores de los institutos, vigilancia de los kioscos de periódicos, de los bares, de los exhibicionistas y de las prostitutas que rondan por allí. Se trata de establecer en la educación pública la misma dosis de liberación física y de protección moral que en la educación privada (Donzelot, J. 1979:24-25).
Donzelot plantea que estos criterios sólo son válidos para las familias acomodadas, la intervención sobre las familias populares pasa por otros canales. Los problemas de los unos y los otros son totalmente distintos.
Si bien considera que la preocupación por la conservación de los hijos y la extensión de los preceptos de higiene son los mismos, la naturaleza de las operaciones entabladas para ricos y pobres es diferente y produce efectos prácticamente opuestos. Queda diferenciada la cuestión influyente: la medicina doméstica para unos y la vigilancia social para los otros.
Hacia los pobres se dirige la vigilancia directa a fin de frenar libertades tomadas respecto a:
- - entregar a los hospicios de los niños abandonados (abandono de la crianza)
- - controlar las asociaciones salvajes (concubinato)
- - conjurar las líneas de fuga (vagabundeo de los individuos, particularmente de los niños).
Donzelot propone un estudio en paralelo de la historia de tres instituciones que nacen y mueren al mismo tiempo:
- *conventos de preservación y de corrección para los jóvenes.
- *de los prostíbulos.
- *de los hospicios.
"Una misma curva histórica unifica, pues, estos tres tipos de prácticas, en las que se adivina una función de transición entre el antiguo y el nuevo régimen familiar" (Donzelot, J. 1979:26).
La instauración de estas prácticas de acogida y de segregación sólo se comprende en relación a:
- *los axiomas que regían el antiguo sistema de alianzas y de filiaciones;
- *la determinación de aquellos y de aquellas a los que estaría reservada la perpetuación del patrimonio; la posibilidad, sólo para ellos, de casarse, quedando los demás a su cargo;
- *la discriminación entre los productos legítimos e ilegítimos de las uniones sexuales. El régimen de alianzas no trataba, pues, de coincidir con las prácticas sexuales; al contrario, se establecía a una distancia calculada de éstas. (Donzelot, J. 1979:26)
Cuestiones de Familia: una cuestión de Estado
Todo aquello que durante el Antiguo Régimen fuera considerado una cuestión de Familia, la modernidad lo instala como cuestión de Estado.
Entre ambos se establece una alianza estratégica cuyo punto de "pivot" Donzelot lo ubica en el nuevo lugar de la mujer.
Los tratados de Derecho se esfuerzan en codificar las prácticas de seducción, siguiendo el objetivo explícito de conciliar el interés de las familias con el interés del Estado. El desnivel a resolver es el de familia sexualidad:
Modernidad: Inversión de las relaciones Estado Familia
Connivencia táctica entre Familia y Estado que da una alianza estratégica: Respecto a las familias Respecto al Estado *Por la moralización de sus comportamientos *Por el tratamiento de los inevitables "desechos" de este régimen familiar, los solteros y los niños abandonados. *El aparato central del Estado está al servicio de las familias.
Los niños adulterinos, los menores insumisos, los jóvenes de mala fama: *Perjudican el honor familiar, su reputación y su rango *Inquietan al Estado por el despilfarro de fuerzas vivas en tanto individuos inutilizados e inutilizables.
Convergencia momentánea sobre el principio de la concentración de los indeseables de la familia en hospitales generales, conventos y hospicios facilitan la movilización de energías filantrópicas: *Para la familia: tiene valor de exclusión. *Para el Estado: le sirve de freno a las cost osas prácticas familiares, como punto de partida de una voluntad de conservación y de utilización de los individuos Ahora bien, ¿De qué modo resolver el problema del abandono de niños cuando el respeto por su vida había cobrado otro valor social preservando, a su vez, el anonimato de aquellos que no estaban dispuestos a su crianza aun que deseaban conservar el honor y prestigio familiar?
Este será el tema con el cual iniciaremos la próxima clase.
Notas
1 Ariès, Philippe "El Niño y la Vida Familiar en el Antiguo Régimen" Edit. Taurus, (1973), 1987.
2 Donzelot, Jacques "La Policía de las Familias" Edit. Pre-Textos 1ª edición en español, 1979.
3 Cicerchia, R. (comp.) " Formas Familiares, procesos históricos y cambio social en América Latina". Ediciones ABYA-YALA, 1998a
---------------------- Historia de la vida privada en la Argentina. Bs As, Edit. Troqvel, 1998b
4 Frandlin, J.L. "Le sexe et l´Occident. Evolution des attitudes et des comportements, París, Seuil, 1981, pp 172-175
5 para ampliar este tema ver Ariès, (1973) 1987:20 y sig.
* Cartas con el sello del rey, que contenían una orden de encarcelamiento o de exilio sin juicio. (N.del T)