Ir a la página principal del Programa de Seminarios por Internet de PsicoNet
Seminario
Neurosis y Psicosis
http://wwww.edupsi.com/neuropsico/
neuropsico@edupsi.com

Coordinado por :
María Laura Maldonado


Clase 11
Analía Cacciari

Transferir clase en archivo .doc de Word para Windows


21 de agosto de 1996

 

Alejandro Ariel postula en relación a este tiempo que llamé "de crianza", el esquema que Freud plantea en "Psicología de las Masas y Análisis del Yo", con las modificaciones que presentaramos la semana pasada. Este esquema es interesante para pensar ciertas cuestiones sobre la teoría y también para operar en la clínica.

Hoy me gustaría detenerme, y hasta donde sea posible, en una vía de lectura (que no es la única): la cuestión de los tiempos instituyentes y el campo de vicisitudes posibles que se pueden presentar en relación a un niño, y que no incluye el campo de la psicosis infantil.

Si volvemos a proponer el esquema que presenta Alejandro Ariel:

Observaremos en él, que cada vez que un ser humano viene al mundo (aún varios niños proveniendo de una misma madre y de un mismo padre), tiene que pasar por este circuito; recorrido que, junto con la conformación de esta particular masa artificial, es singular para cada ser humano.

Este esquema permite pensar qué pasa con la conformación subjetiva y qué sucede con estos tiempos instituyentes, tomandolo desde los tres registros que plantea Lacan.

Para poder empezar a trabajarlo, haré ciertas descripciones que son didácticas y que van a plantear algunas cuestiones en relación a cada uno de los tres registros.

Los tres registros tienen que ser pensados, en relación a la clínica, como una particular relación, donde la sincronía va a estar en juego acompañada por la diacronía de los tiempos que el niño recorre en su devenir; algo que planteaba la vez pasada: no es lo mismo un niño a los dos años que a los diez años.

La cuestión de los tiempos instituyentes, o "de crianza", permite pensar qué operaciones son necesarias, o se realizan en esta época de la vida, para que alguien advenga como sujeto.

Si bien el tiempo está presente y juega un papel muy importante, no es un tiempo que plantee una cronología evolutiva; tampoco lo postulamos como una psicogénesis en el sentido de un origen que pueda dar cuenta acerca de lo que está pasando.

Desde el registro de lo Simbólico, el objeto externo (el viviente), cuando viene al mundo, está determinado por el lenguaje; sin embargo, nada garantiza que por más que ésto ocurra, alguien pueda tener, a partir de eso, un lugar en el mundo. Creo que ésto se podría plantear, en este esquema, por la vía del Ideal del Yo que comanda desde la dimensión simbólica la transferencia libidinal sobre ese objeto externo que es el niño. Esa transferencia promueve el efecto de nominación, es decir, que aquel que adviene al mundo, va a portar un nombre; sobre él va a haber un efecto de nominación. Aquí se toca un tema central que tiene que ver con la cuestión del nombre propio; nombre, como dijo Lacan, que siendo lo mas propio es lo más ajeno que tenemos. En referencia a ésto, el texto de Lacan, "Dos notas sobre el niño", plantea que la familia es condición para la transmisión de un deseo que no sea anónimo. Podemos pensar esta frase en relación al efecto de nominación y del nombre propio, en tanto hay algo que se transmite y que no solamente involucra a los padres, sino también a las generaciones que los precede. Un ejemplo en relación a ésto es el cómo se eligen los nombres de los niños; sea por acuerdo o por oposición: 'se va a llamar como su abuelo'; 'se va a llamar como mi mejor amiga' o, 'no se va a llamar como...fulano'.

Algo muy distinto ocurre cuando, y en contrapunto a lo que se planteaba como efecto de nominación:

1) Se piensa en los casos de los niños institucionalizados y el cuadro de "hospitalismo": niños que advienen al mundo, que son abandonados, que son internados en un hospital y que no sobreviven. No sobreviven porque a pesar de ser dejados en lugares donde se establecen lazos sociales entre las personas, ellos no fueron nombrados; para decirlo dramáticamete: su carne no fue atravesada por el golpe del significante. No puede, por lo tanto, establecerse, en esos seres, algo que funcione más allá del orden de la necesidad, y sabemos que es por la vía de la Demanda que se inicia el camino hacia la subjetivación. Si alguien que nace no tiene acceso a ese circuito, corre peligro de muerte.

2) Se piensa en los niños ferales (niños lobos): casos de niños que desde pequeños (y sin la presencia de ningún humano alrrededor), vivieron y se criaron como un animalito más, y que, respondiendo a la especie que les dió sostén, sobrevivieron.1

Parece interesante pensar esta cuestión: si bien el ser humano adviene al mundo, y el mundo es un mundo del lenguaje, es necesario que pasen ciertas cosas para que alguien tenga su lugar en este mundo del lenguaje. Con ésto no digo que todo niño que va a parar a un hospital y es internado, va a tener como destino el no sobrevivir. Piensen desde el texto de Rosine Lefort en referencia a "El caso Roberto": hubo algo que tomó el relevo, y esta operación de nominación de alguna manera se produjo; aunque la nominación de ese chico no haya sido la nominación a través de un: 'Pedro' o un 'Juan', sino que fuera por un: "el lobo, el lobo". Con ésto quiero decir que algunas de las personas que trabajan en este tipo de instituciones puede llegar a tomar esa función. Ésto está en relación a lo que decía el Dr. López, acerca de que aunque se trate de funciones y no de personas y no de roles, muchas veces el rol puede mostrar la obstaculización de la función.

Si pensamos el esquema de A. Ariel, del lado del objeto exterior como alguien que ya tiene un nombre, y en la masa artificial que se forma en relación a este objeto, a veces podemos observar que el efecto de nominación se extiende, y el nombre del objeto exterior es quien también va a nombrar a la masa; un momento donde hay transformaciones libidinales al interior de esta masa artificial. ¿Y en qué sentido?, en tanto 2 es el niño el que va a nombrar, de otra forma, a esa masa artificial. Es muy frecuente cuando empiezan a escuchar: '¡Ah!, ¿vos sos la mamá de fulanito?', '¡Ah!, ¿vos sos la tía de...?; en donde lo que aparece es el nombre del niño referenciando al resto de aquellos que están a su alrrededor. Ésto es interesante, porque este tipo de movimientos que se dan en relación al niño, hace que, por ejemplo, los padres no puedan sostener ciertas cuestiones en relación a eso, y sea lo que motive la consulta. En este pasaje de pareja a familia se ponen en juego las funciones materna y paterna, y puede llegar a ocurrir que algo, contingente o no, haga cuetión allí, y los padres --uno o ambos-- empiecen a preocuparse o a interrogarse sobre lo que no anda.

Entonces: hay alguien que viene al mundo en un "baño" de lenguaje, pero que necesita que ciertas operaciones simbólicas se produzcan para que ésto opere de alguna manera y pueda continuar su camino a la subjetivación.

Si se piensa desde la dimensión imaginaria, nos referiremos fundamentalmente a la constitución del Yo. Tenemos así a un organismo que ahora porta un nombre; nombre en el que se transmiten un montón de cosas. Esta transmisión encauza la posibilidad de que alguien constituya su Yo a partir del reconocimiento de una imagen especular, siempre y cuando, haya algo que permita que esta especularidad sea posible en función a la comandancia que lo simbólico tiene en esta operación.

Lacan toma muchas cosas de la etología para postular el texto, "El estadio del espejo como formador de la función del Yo [Je] tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica" y un texto posterior a éste, "La agresividad en psicoanálisis", en el cual, y tomando los aportes que hace Rogers Callois 3, plantea, que si bien en la especie animal se dan los efectos miméticos, es imposible para una animal establecer la dialéctica de lo especular; para un animal, la imagen reflejada en el espejo, siempre es otro, nunca puede pensarla en relación consigo mismo.

Recuerdo que hace años, estaba en el aula magna de la Facultad de Ciencias Económicas dando un teórico de la materia de Desarrollos; teórico que tenía que ver con la cuestión de lo imaginario, y me detuve, particularmente trabajando los textos de Callois, en aquellos párrafos que Lacan toma referido a ésto; ocasión en la cual una paloma varias veces se chocó contra el vidrio del vental; hecho que permitió mostrar "in situ" la cuestión de que el choque de la paloma contra el ventanal, es producto de que en realidad la paloma iba al encuentro, nó de su imagen, sino de otra paloma.

En Lacan encontramos planteado, a través sus textos "El estadio del espejo como formador de la función del Yo [Je] tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica" 4, "La agresividad en psicoanálisis" 5 y "Observación sobre el informe de Daniel Lagache: Psicoanálisis y estructura de la personalidad" 6, todos los avatares que van a llevar a la constitución del Yo; veta muy interesante para pensar ciertos fenómenos de psicosis infantil, donde la constitución del Yo sufre graves perturbaciones.

Cuando el Dr. López dió su última clase de este seminario, habló del Deseo de la madre y de la Esquizofrenia; en relación a ésto se preguntaba si habría distintos modos de presentación de la psicosis, en tanto la Paranoia podía pensarse en relación a la ausencia del Significante del Nombre del Padre, y la Esquizofrenia en relación a perturbaciones o vicisitudes en el Deseo de la madre. En relación a la Esquizofrenia planteó cuestiones en relación al estadio del espejo y a la imposibilidad de distinguir Yo-otro.

Pensaba, en referencia a lo expuesto por el Dr. López, que en el campo de los niños, tenemos mucho para pensar y pesquizar sobre las relaciones que existen entre ciertos casos de psicosis infantil y la Esquizofrenia. Sí me atrevo a afirmar, que no es exactamente lo mismo que en el caso de los adultos; es decir, que en ciertos casos de psicosis infantil (y no sólo me refiero al autismo), hay algo que hace que el estadio del espejo como tal, no pueda terminar de organizarse, y por lo tanto no se produzca como precipitado, el Yo.

Si pensamos en los tiempos instituyentes en relación a lo Simbólico y a lo Imaginario, quedarían cuestiones que no se pueden incorporar en estas dos dimensiones, es decir, no todo es especularizable, y siempre hay un resto que escapa al significante. En este sentido, desde el registro de lo Real, sería interesante pensar las pulsiones. Las pulsiones, nó tomadas en términos energéticos 7, sino como aquello que viene del Otro y agujerea un cuerpo.

Lacan, en el Seminario 10, "La Angustia", hace un recorrido por las diferentes formas de presentarse el objeto a, tomando en cuenta ciertas cuestiones que postulaban Abraham y Ferenci. Abraham es quien le da a Freud la idea de los estadios libidinales, pero pensados como estadios que tenían que ver con un proceso evolutivo, cronológico y que iba de lo parcial a lo total, planteando el desarrollo de la libido desde lo oral hasta lo genital. Ferenci, preocupado también por estos temas, tiene una diferencia con Abraham, en tanto no plantea el paso de un estadio a otro en términos de superación y de progreso, sino como una cuestión de sustracción.

¿Cómo pensar estas cuestiones sin caer en algo de tinte evolutivo o que nos lleve al progreso o a la culminación de la genitalidad, cuando sabemos que la pulsión es siempre parcial y que ésto de la genitalidad no existe?

Una manera interesante de pensarlo, es planteando los movimientos libidinales como movimientos instituyentes que, a lo largo de todo un camino, va a dar por efecto, un sujeto deseante.

Freud, en: "De la trasposición de la pulsión, en particular del erotismo anal" (1917), se hace una serie de preguntas sobre los destinos de la pulsión:

"Qué suerte corrían, una vez despojados de su significación en la vida sexual para su organización genital definitiva, ¿continuaban existiendo, pero sin modificación alguna, en estado de represión?, ¿sucumbían a la sublimación?; ¿se consumían en una transmutación en condiciones del carácter, o eran acogidos en la nueva estructura de la sexualidad, determinada por la primacía de los genitales? O no siendo probable uno sólo de estos destinos, el único abierto al erotismo anal, ¿en qué forma y medida participan estas diversas posibilidades en la suerte del erotismo anal, cuyas fuentes orgánicas no pudieron quedar cegadas por la constitución de la organización genital?"

La respuesta a la que llega, en ese mismo artículo, (y ésto nos interesa particularmente), es el trabajo que realiza a partir de lo anal en relación al tema de las equivalencias simbólicas, donde aparece la ecuación heces=dinero=regalo. Hacia el final del texto aparece el siguiente esquema:

Dirá Freud, que en el uso del lenguaje encontramos la primera equivalencia simbólica, pene=niño, en tanto a ambos se los llama "el pequeño". La otra equivalencia simbólica, regalo=niño, también se apoya en los usos del lenguaje, en tanto el hijo sería el regalo que le daría el padre a la madre; también regalo=heces, porque las heces serían el primer regalo que entrega el niño.

Fíjense que a partir de investigar los derroteros de la pulsión anal, Freud elabora un esquema donde pone en juego la sustitución por la vía de la castración, y la metonimia por la vía de la elección de objeto. Sin embargo, podemos decir, que en el texto se produce un impasse al no contar todavía con el concepto de Falo (- ) que permite ordenar lo escrito en el texto.

Lacan dirá que cuando el niño es destetado 8, lo que el niño hace ahí, es perder una parte de sí, y relaciona esta parte de sí que pierde, con otras dos pérdidas primeras en el tiempo: la pérdida de la placenta y la pérdida de la madre en el momento del nacimiento. En este punto y en conexión con el Seminario 10 de "La Angustia", Lacan dirá que hay un único trauma, y es el del nacimiento, pero nó porque el niño pierda a la madre, sino por la modificación que se produce en relación a la respiración del recién nacido. Lacan afirma que el niño, en la medida que pierde algo de sí (en tanto pierde el objeto a, como por ejemplo, el pecho), pierde su manera de ser en el mundo en tanto objeto; es decir, si bien el significante comanda, la primera presentación del individuo no es como sujeto sino como objeto.

Para pensar al falo como ordenador de los movimientos libidinales, tenemos que suponer que la operación de la castración involucra a la madre o a quien tenga esa función, en la medida que este niño sólo advendrá como falo imaginario de la madre, en tanto la operación de castración se haya producido en el Otro.

Cuando Lacan plantea estas cuestiones en relación al pecho y a lo oral, es para decir que ese primer objeto (pecho), no es del Otro, tampoco es un lazo que haya que romper con el Otro, sino que a lo sumo uno lo puede pensar como un signo de ese lazo, e inclusive él llama a ésto: un primer pequeño sujeto neonatal; es decir que se producen los primeros esbozos de la relación Sujeto/Otro, que denominamos Demanda, y en el caso de la pulsión oral aparece caracterizada como Demanda al Otro.

También es importante pensar que en estas visicitudes libidinales, para que el niño pueda perder el pecho, es necesario pensar en la comandancia fálica y la operación de castración en la madre; es decir, que el pecho, para la madre, sea algo más (como efecto de metaforización) que el pecho. Dar la teta no es dar la teta; pensarlo de esa manera es llevarlo al terreno de la necesidad, como hace, por ejemplo M. Klein, al postular el desarrollo libidinal a partir del pecho, al instituir al pecho como el objeto por excelencia, y al plantear la relación del niño con el pecho como una relación de frustración o gratificación, colocando a la madre en posición de ser el agente de frustración del niño, como aquella que quita o da un objeto muy preciado para el niño, en el marco de lo que ella denomina: posición esquizo-paranoide. Aquí Klein se enmarca en la concepción clásica de la filosofía en su noción de la relación sujeto/objeto.

Este recorrido es necesario para comenzar a pensar la pulsión que, en principio, pertenece al campo del Otro, pero que necesita hacer cuerpo, hacer de este objeto exterior un cuerpo.

Si se piensa en lo anal, hay algo de la demanda del Otro que se empieza a instaurar para este objeto. Un Otro (la mamá, el papá, etc) que empieza a pedir, a no pedir, a decir: 'ahora no', 'esperá', '¿cuándo vamos a sacar los pañales?', etc., acercándonos al orden de la relación entre el sujeto y el Otro. Un sujeto que aparece, por el momento, sujetado a la demanda del Otro.

Ante la entrega de las heces por parte del niño, é te se ve compulsado a abandonar, a perder una parte de su cuerpo como sacrificio por el amor al objeto; ésto mediado por la castración. Habrá, por primera vez, para el niño, algo que caiga de su cuerpo, algo que se pueda perder, algo que se regala, que se dona, o algo que se retiene.

Ésto abre todo un campo para pensar lo que tiene que ver con lo que motiva muchas consultas y que es la enuresis, la encopresis, y la constipación. La clínica muestra, que algo está pasando con la relación que se establece entre el niño y la demanda del Otro.

Por ejemplo: una mamá que consulta con una terapista ocupacional porque el chico es torpe, porque tiene problemas de motricidad. En una de las preguntas típicas de anamnesis, la madre cuenta que su hijo jamás hizo caca en el pañal; este niño jamás ensució un pañal con caca, nó porque no usara, sino porque cada vez que la mamá preveía que el nene iba a hacer caca, lo sentaba en el inodoro. Este tipo de cuestiones permiten pensar cómo ciertas cosas, en los actuales 8 años de edad de este chico, y en el futuro de su vida, pueden organizarse a partir de este arbitrario capricho materno, que seguramente no es casual sino que responde a la fantasmática materna. Uno puede pensar, por ejemplo: ¿qué corte hubo ahí?, ¿qué puede pensar esta madre de un chico que no puede ensuciar el pañal?, ¿qué se iba por el inodoro, cada vez que un bebé de dos meses cagaba?.

Lacan plantea en el Seminario de "La Angustia" que, todo momento que tenga que ver con una vicisitud que implique algo de estas pérdidas que se van dando, van a tener como prolegómeno, puntos de angustia. En los chicos ésto es muy frecuente. Cuando están en la época de control de esfínteres aparecen, desde ciertas preguntas hasta ciertas cuestiones donde lo que se va, en principio, puede ser todo él. Hay que pensar que para que algo de este cuerpo pueda desprenderse sin que por ello implique para el chico perderse todo él, algo tiene que haber pasado, tiene que haber un corte.

Empezamos con ésto a recorrer el camino de la Demanda y de las relaciones del sujeto con el A. Si estamos en el terreno de la Demanda, no podemos dejar de lado todo lo que tiene que ver con lo simbólico y con lo imaginario. Esta vía permite pensar también la cuestión de hacer de un organismo, cuerpo, a partir de cortes que instituyan zonas; y que por lo tanto, se limiten objetos que son separables del cuerpo, y que no son especularizables; me refiero a todas las formas en que puede presentarse el objeto a. Sin incluir la cuestión del falo y de la castración, no se va a ningún lado; el falo es un particular modo de presentación del objeto a, y es quien comanda.

Hace unas clases, el Lic. Horacio Martínez, planteó el esquema Lamda y el Grafo que Lacan presenta en "Subversión del Sujeto", para marcar que en el primero, estamos en el terreno de la Demanda, mientras que en el segundo, el deseo está más allá del Otro, y por lo tanto, tiene que ver con la sustracción de la Demanda a la necesidad; el Deseo, entonces, es lo que queda como resto. Planteó también, que en la pubertad, se producía la elección de objeto y el particular modo de posicionarse en el mundo: como perverso, psicótico o neurótico.

Pensado todo ésto en el caso de un niño no psicótico, ¿se puede hablar de un más allá de las relaciones que se pueden establecer entre el sujeto y el Otro, a nivel de la demanda?; piensen que ésto no es, ni más ni menos, lo que vive el neurótico adulto, confundir deseo con demanda: pensar que lo que el Otro quiere de mi, está en relación a mi deseo.

Habrá que hacer todo un camino para despejar demanda de deseo, un trabajo de análisis que implica un duelo, un pasaje por la castración para poder ir más allá del Otro, o para pensar la inconsistencia del Otro.

En el campo de la infancia se puede pensar un sujeto en términos de alguien que todavía no tiene un cuerpo que le responde a su sexualidad, pero que sí tiene sexualidad; tiempo instituyente donde las pulsiones van oradando, donde se comienza a armar la historia, donde el Otro es un Otro que --generalmente--, para permitir todo ésto, se necesita como un Otro sin barrar (A) (porque un A plantea el desfallecimiento de la escena que el niño todavía necesita para hacer su camino). Si pensamos que el fantasma se termina de establecer hacia la finalización de la pubertad; y que un fin de análisis implica el atravesamiento del fantasma, entonces, ¿cómo pensar el análisis en un niño, cuando el fantasma aún no está constituido?

¿No será que con un niño lo que sí podemos hacer, como analistas, es acompañar el tiempo instituyente para que el fantasma pueda constituírse?

En la infancia se necesita que la castración esté operando en lo que se refiere al deseo de la madre y a la función del padre, para que este niño pueda advenir como sujeto; pero también es importante pensar que cuando se consulta por un niño, el niño ya vive inmerso en una neurosis transferencial 9.

Hay un trabajo que se llama "Transferencia entre Bastidores" de Eric Porche que permite abrir una vía para pensar ésto de que los niños soportan una transferencia, y por lo tanto una especie de neurosis de transferencia con sus padres en este lugar de crianza, y para pensar también en cómo un niño va a atravesar los tiempos instituyentes. Para ello se requiere que los padres soporten este lugar y que por lo tanto aparezcan como (A).

En general, las consultas con niños se hacen cuando algo de este lugar del A no se puede sostener. El analista viene a relevar, de alguna forma, este lugar de supuesto saber, que, para el niño, son sus padres.

P: En esta pregunta que te estabas haciendo, de: ¿hasta dónde se podía llegar con un niño en un análisis?, me acordaba de Winnicott en el texto "Realidad y Juego", donde él dice que el juego es psicoterapéutico en sí mismo; y creo que tiene que ver con lo que vos decías, en tanto los trayectos pulsionales del niño necesitan de un adulto que soportando este lugar (A), acompañe este proceso de advenimiento del sujeto.

Dra. Cacciari: Muchas veces nuestro trabajo consiste en poder sostener este lugar que para el niño desaparece antes de tiempo en relación a sus padres o de aquellos que cumplan esta función. Creo que de lo que vos estás diciendo, lo más importante no es el juego, sino la presencia del Otro.

En el Seminario 11, cuando Lacan trabaja la operación de alienación, hace mención "al hablar de los niños cuando juegan", como un hablar en voz alta pero a nadie en particular ("parler à la cantonade", que en una traducción más ajustada sería: "hablar a los bastidores"). Este parloteo que Jean Piaget trabaja como discurso egocéntrico, es criticado por Lacan, que con un dejo de ironía llama, error piagético. Creo que es a partir de la lectura de este texto que Eric Porge hace, que se toma: "transferencia entre bastidores", en relación al trabajo con niños, en tanto éstos juegan en presencia de un adulto como si el adulto no estubiera, pero de cuya presencia necesita, para que ese juego sea posible.

Notas

1Bettelheim trabaja algunos de estos casos en la tercera parte de su libro: "La fortaleza vacía".

2Freud, S. "Introducción al Narcisismo". En: Obras Completas. Vólumen XIV. Amorrortu Ediciones. pág 65-71.

3"Mimetismo" y "Psicastenia Legendaria"

4Jacques Lacan. "Escritos 1". Siglo veintiuno editores. Argentina, 1988. pág. 86-93.

5Jacques Lacan. "Escritos 1". Siglo veintiuno editores. Argentina, 1988. pág. 94-116.

6Jacques Lacan. "Escritos 2". Siglo veintiuno editores. Argentina, 1988. pág. 627-664.

7Vía que ya fue pesquizada y que llevó a Mealine Klein a plantear la pulsión como instinto.

8Jacques Lacan. "La Familia".

9Ana Freud decía que un niño no podía ser analizado ya que se encontraba en relación transferencial con sus padres, relación en la cual un analista no tenía cabida.

 

 


Ir a la página principal del Programa de Seminarios por Internet de PsicoNet

Logo PsicoNet