Seminario
Neurosis y Psicosis
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Coordinado
por :
María Laura Maldonado
Clase 3
Hector Lopez
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12 de junio de 1996
Luego de haber hecho un recorrido por lo esencial del texto "Neurosis y Psicosis", se intentará hoy hacer lo mismo con "La Pérdida de la Realidad en las Neurosis y Psicosis".
Se ha establecido ya un principio básico legible en Freud: toda patología implica la pérdida de algo bajo la forma de sustracción de carga de algún objeto, y ésto es entendido en Freud como pérdida de la realidad. Pero además a este primer movimiento le sigue siempre algún modo de retorno de aquello que se intentó sustraer.
Se había dicho también que una idea de realidad tal como la piensa la psicología, la sociología o la ideología, no sirve en absoluto para entender lo que está en juego como pérdida de realidad. Caer en ese engaño es ir derechito a una práctica que entroniza al Yo como agente de salud.
La realidad en Freud se define por lo que resulta intolerable para el aparato psíquico. Se definió "realidad", provisoriamente, como aquello que amenaza una satisfacción pulsional.
A partir de estos grandes despejamientos, Freud establecía como conflicto fundamental, el conflicto entre el Ello y la realidad, porque la realidad, por su propia definición, contradice la tendencia del Ello, instancia que representa, recuerden Uds., lo más impersonal, lo más filogenético del aparato, es decir aquello que está más determinado por el "discurso de nuestros antepasados".
En este conflicto el Yo entra a partir de lo que lo define: su servidumbre a diferentes amos, de ninguna manera en función de su autonomía, que de acuerdo a Freud mismo no es más que una aspiración del Yo.
Según a qué amo sirva el Yo preferentemente, Freud encuentra la forma de definir estructuralmente la diferencia neurosis-psicosis: en la neurosis obedece el Yo a la realidad reprimiendo las tendencias llamadas optativas (léase desiderativas) del Ello; en la psicosis el Yo niega la realidad quedando sometido al Ello.
Hasta aquí la pérdida de la realidad parecería ser algo que acontece en la psicosis pero no en la neurosis. No obstante esto es relativo, porque Freud ya había deslizado que esto de la realidad como intolerable, como rechazada, también sucedía en la neurosis; en la neurosis la realidad también es insoportable.
La diferencia que había sido establecida tan prolijamente en el texto anterior a partir de los mecanismos, se va a ver diluída en el que hoy se comentará en la clase.
Ya sea la negación de la realidad como la represión de las tendencias del Ello, implican un mecanismo diferencial de cada estructura, al que se llama "defensa". Pero no hay defensa existosa en forma absoluta, porque ya sea el Ello en la neurosis como la realidad en la psicosis, encuentran grietas, modos de retorno tan particulares de cada estructura como ha sido de particular la defensa. Los mecanismos son, como dijo Freud de la represión, mudos, son pura estructura. Represión, renegación o forclusión no significan de por sí cuadro clínico. En cambio los "modos de retorno" sí corresponden a la fenomenología clínica.
Dice Freud:
"Ya en un trabajo reciente ("Neurosis y Psicosis") expusimos como uno de los factores diferenciales entre la neurosis y la psicosis el hecho de que en la primera reprime el Yo, obediente a las exigencias de la realidad una parte del Ello, de la vida instintiva, mientras que en la psicosis, el mismo Yo, dependiente ahora del Ello, se retrae de una parte de la realidad; así pues en la neurosis dominaría (en potencial) el influjo de la realidad y en la psicosis el del Ello. Sin embargo estas construcciones no parecen conciliables con la observación de que toda neurosis perturba, en algún modo la relación del enfermo con la realidad, constituyendo para él un medio de retraerse de ella y un refugio al que ampararse huyendo de las dificultades de la vida real. Esta contradicción parece espinosa pero muy fácil de resolver y su función ha de completar considerablemente nuestra comprensión de la realidad".
Por lo tanto, la realidad priva también al neurótico de la satisfacción. Pero en la neurosis esa satisfacción se consuma no sólo en el síntoma como había dicho en el trabajo anterior, sino también en ese refugio cuyo nombre se conocido como: fantasía. La fantasía es un lugar: ser un refugio hacia donde se fuga el neurótico ante la privación real, y cumple una función: permitir allí, acotadamente, la satisfacción.
¿ De qué se fuga el neurótico ?, del acto, es decir de la realidad.
El modelo de neurótico que tomó Lacan fue "Hamlet". Hamlet se define así mismo como "cobarde". Su cobardía es la del neurótico, el que siempre se detiene, el que posterga, el que da vueltas y vueltas ante el acto donde se pone en juego su ser. Acto y peligro son dos cosas que tienen que juntar.
Lacan refiriéndose al acto del psicoanalista, habla del "horror al acto"; una experiencia que todo analista ha producido cuando produce un efecto en lo real cuyo alcance desconoce pero al que se vió llevado necesariamente por el deseo de analista. Es decir que el acto tiene implicaciones éticas, que están más allá del bien, por eso el horror y la vacilación.
"...solamente mientras nos limitemos a considerar la situación inicial de la neurosis en la cual el Yo lleva a cabo la represión de las tendencias instintivas obedeciendo a los dictados de la realidad".
Entonces el mecanismo del que habla Freud es la represión. La represión permite al Yo mantenerse fiel a la realidad. Este obedecer a la realidad no es adaptarse a ella en forma autónoma, sino que forma parte de su servidumbre inconciente.
"...pero ésto no es todavía la neurosis misma, ésta consiste más bien en los procesos que aportan una compensación a la parte perjudicada del Ello, esto es, en la reacción contra la represión y en sus fracasos".
Lo que importa clínicamente es la reacción contra el mecanismo. Reprimir, renegar o forcluir, no neurotiza, ni pervierte ni psicotiza a nadie. La reacción consiste en los "modos de retorno" particulares de los que habla Freud, en este caso: el retorno de lo reprimido en las formaciones inconcientes.
"El relajamiento de la relación con la realidad es luego la consecuencia de este segundo paso en la producción de la neurosis y no debemos de extrañar que la investigación nos descubriese que la pérdida de realidad recae precisamente sobre aquella parte de la realidad a cuya demanda fue iniciada la represión".
Hay "una parte de la realidad" que es una demanda de represión para el neurótico. ¿ Cuál será esa parte de la realidad que obliga a iniciar la represión ?, se tiene que avanzar hacia "La Escisión del Yo" y "El Fetichismo", para volver desde allí. Entonces se puede leer que lo insoportable de la realidad que demanda represión es la diferencia de los sexos. Es decir que lo que está en juego es la castración.
¿ Que se opone a qué ?, a la tendencia edípica. El conflicto es entonces Edipo versus castración.
Si hasta ahora se podía pensar ingenuamente que se trataba de instintos malvados del Ello frente a las normas impuestas por la organización social, y que en esa dialéctica se jugaba la represión, aquí aparece algo muy distinto, que nos aleja totalmente de la dialéctica sociológica: naturaleza versus sociedad, que no deja de ser cierta como problema ideológico. Para el Psicoanálisis se trata de una cuestión muy otra: de un lado el Edipo, del otro la castración.
"Así pues, la génesis y características de la neurosis a consecuencia de una represión fracasada no es nada nuevo, siempre lo hemos afirmado así y sólo la nueva relación de este postulado con nuestro tema actual nos ha llevado a repetir ésto.
Podría ahora esperarse que en la génesis de la psicosis se desarrollase algo parecido a ese proceso que tiene efecto en la neurosis, esto es, que también en la psicosis se hiciese visible los avances, el primero de los cuales arrancaría al Yo de la realidad mientras que el segundo tendería a enmendar el daño y restablecería a costa del Ello la relación con la realidad".
Anotemos entonces: causa de la neurosis, una represión fracasada.
Lo parecido de la psicosis es un fracaso del mecanismo, aunque naturalmente, es necesario subrayar, entre otras instancias, porque una cosa es conflicto Yo-Ello y otra Yo-realidad . Anotemos de paso aquí, cómo en otros lados Freud trata a la realidad como una instancia psíquica más.
Recuerden que en el texto anterior Freud había dicho que la nueva realidad (o sea el delirio) se conforma a las tendencias optativas del Ello; como si el delirio fuera pura satisfacción pulsional. Pero aquí dice algo muy distinto, casi contrario y es que al primer avance, que es pérdida, sucede uno segundo que es de recuperación (el delirio fue entendido por Freud como un intento de curación), y que este avance es a costa del Ello.
Se podría preguntar por qué los fenómenos psicóticos no son en general placenteros, sino bastantes torturantes como nos lo enseña Schreber, quien apenas recoge como migajas algunos efectos de "voluptuosidad", bien merecidos, según él, en compensación por lo que sufre. Una forma de entender esta especie de paradoja, es teniendo en cuenta lo que aquí dice Freud: que la recreación de la realidad de acuerdo a las tendencias del Ello fracasan, que "esa parte de la realidad" negada se impone en la construcción de la nueva realidad.
Hay, en efecto, en la psicosis una transacción diferente a la neurótica en la medida en que la realidad no se deja fundir en los moldes de la tendencia del Ello.
Algo retorna en la psicosis, pero no en síntomas o en fantasías como en el neurótico, sino que hay algo en la realidad que va a retornar. Ésto es algo bastante difícil de entender.
¿ Cómo puede haber retorno en lo real de algo, siendo así que lo real está fuera de la ley del lenguaje ? ¿ Dónde estaba eso que retorna y cuál es el mecanismo que lo excluyó ?; ya que no se trata de la represión.
Para responder a estas preguntas, Lacan en un principio se mete con el artículo "La Negación" de Freud y los cometarios de Hyppolite, pensando que a partir de allí podrá dar cuenta de la fo rclusión.
Pero los vericuetos son muchos y el berenjenal complicado, por lo que él abandona esta vía y se contenta con la postulación freudiana: "lo rechazado en el interior retorna desde el exterior. Es decir que lo que no fue simbolizado y por lo tanto inscripto como interior, vuelve desde donde siempre estuvo, desde el campo del Otro, porque el sujeto nunca estuvo en un mundo real, sino que por la anterioridad del Otro, siempre estuvo en el mundo del lenguaje; desde allí retorna lo excluido.
Es por eso que Lacan dice que los fenómenos de la psicosis son fenómenos de lenguaje, incluso el delirio. Entonces lo que retorna es efectivamente la realidad, pero la realidad del significante.
La psicosis no es otra cosa que la parasitación del sujeto por parte del lenguaje, y si ésto se manejaría con una topología imaginaria del adentro y del afuera, el lenguaje está afuera. Su ley, que es de castración, no ha sido incorporada al adentro (para decirlo torpemente). En la psicosis hay una negación de la realidad tal, que aquello de esa relaidad (que es la ley del lenguaje como ley del Otro) que era necesario para la constitución del sujeto, no fue incorporado, quedó afuera, y ahora retorna, vuelve en lo real como fenómenos de lenguaje.
La forclusión del Nombre del Padre es aquel significante "que en Otro en cuanto lugar del significante, es el significante del Otro en cuanto lugar de la ley", tal como Lacan lo define al finalizar su escrito "De una cuestión preliminar..."
P: ¿ Es entonces que el psicótico quedaría fuera del lenguaje ?
Dr. López: No, porque toda su fenomenología es de lenguaje. En todo caso de lo que estaría afuera es de la simbolización, es decir, de la ley del lenguaje. Un mundo verdaderamente humanizado depende de una operación de simbolización de la realidad de la castración, que es precisamente "esa parte de la realidad" rechazada en la psicosis.
P: Me quedé un poco confundida pensando en eso que Ud. dice: 'niega la realidad', porque pareciera que tuviera la posibilidad de hacer algo para defenderse de eso que viene de afuera.
Dr. López: Se entra en un problema topológico acá, algo que Lacan tuvo que hacer para situar qué es que lo invade y entonces está adentro, o que lo expulsa y entonces está afuera. El hecho de que lo invada no significa que pasa a ser interior (porque para que sea interior tiene que estar simbolizado) sino que: es el lenguaje que está afuera y que lo parasita y que sigue siendo exterior al sujeto, que lo parasita, que lo invade, que lo determina.
P: Pero esta idea de parasitación o de parásito me permite más entender la cuestión del rechazo en la negación porque para que haya negación tiene que haber simbolización porque si no, ¿ qué es lo que excluye ?
Dr. López: El problema de la negación, del juicio de existencia y del juicio de atribución es el siguiente: para que algo sea peligroso para un individuo, tiene que haber un juicio de atribución de peligro, porque nada es peligroso en lo real de por sí. El ser humano no es un animal que esté enfrentado al peligro y que tiene un "patterns" instintivo para reaccionar ante el peligro.
Dice Leví Strauss en "Las Estructuras Elementales del Parentezco", que un niño en una habitación solo con una serpiente venenosa juega como si ésta fuese un juguete; es decir no hay, en este ejemplo, atribución.
Esa atribución es un mecanismo de atribución que pertenece a cada individuo, pero que también pertenece al lenguaje y al discurso. Lo que es malo, lo que es bueno, lo permitido o lo prohibido en cuanto a significación van cambiando, es decir, hay atribución para que algo exista.
El problema con la psicosis es si existe o no existe el juicio de atribución. Si se piensa que una persona huye o que niega o que se va de lo que no le gusta, es porque atribuyó peligro a algo, es decir, que simbolizó, que atribuyó a la diferencia sexual: castración.
Entonces el problema es ese: ¿ hay o no hay juicio de atribución en la psicosis ?, porque si se piensa en que hay sustitución de algo y previamente hay negación de algo, se tendría que pensar que ese rechazo fue por la atribución de peligro a algo, o de algo intolerable.
Recordar ésto de que en el ser humano no hay nada de intolerable o de peligroso de por sí, media un juicio de atribución. Entonces, si se atribuye peligro: el peligro existe; si no se atribuye peligro: el peligro no existe. Lo que sí se sabe es que no hay juicio de existencia en la psicosis.
P: ¿ A qué se refiere con juicio de existencia ?
Dr. López: ¿ Ven ?, ya nos tenemos que meter cada vez más. Juicio de existencia no es un juicio conciente de alguien sino que es una operación lógica que se produce en todo sujeto que ha simbolizado la realidad. Por ejemplo: si un sujeto simboliza la realidad como peligrosa o no peligrosa y esa simbolización de la realidad es un peligro donde media el juicio de atribución, ésto le permite al sujeto ubicarse en la existencia, en una realidad significada, en una realidad simbolizada.
P: ¿ Eso es lo que en la psicosis no se encuentra y entonces se quedaría en lo especular, en lo imaginario ?
Dr. López: Sí, pero cuidado que lo especular o imaginario no es anterior a lo simbólico, no es que no accediendo a lo simbólico el individuo se queda en lo imaginario sino que lo imaginario del psicótico se destruye porque lo simbólico cae, es decir, que lo simbólico está sosteniendo a lo imaginario. Lo que sucede es que una cosa es la estructura y otra cosa es la clínica, porque hay una clínica del desencadenamiento, una clínica del brote. Por ejemplo, ¿ qué pasaba con una persona antes del desencadenamiento, estaba en lo simbólico ?, ¿ estaba en lo imaginario ?, ¿ dónde estaba?
P: ¿ El juicio de atribución es lo que falta en la psicosis como estructura o como desencadenamiento ?
Dr. López: No, el problema que no puede resolver Lacan es el concepto de forclusión por la vía del texto "La Negación" de Freud y el comentario de Hyppolite, ya que encuentra que Freud dice que en la paranoia, o sea, en la psicosis, se da un movimiento de retracción y retorno, y lo diferencia de la esquizofrenia donde predomina el efecto de resquebrajamiento imaginario, el desmbembramiento pero no la reconstrucción.
P: ¿ Estás hablando en la paranoia del retorno en lo real ?
Dr. López: Sí, de lo real que está forcluído. ¿ Pero no ven que me están obligando Uds. a adelantarme ?.
Entonces, el problema que se plantea Lacan es el siguiente: la paranoia se define por dos avances, un avance de retroceso y otro avance de progreso hacia la realidad, es decir, que Freud está hablando de que en la psicosis también hay lo que él llama para la neurosis, formaciones sustitutivas; si hay re-libidinización de la realidad o re-relación de la realidad es porque se fue y eso implica que retorna, que hay formaciones sustitutivas, que sustituyen a costa del Ello lo que el sujeto rechazó, forcluyó.
Pero si existe este mecanismo, implicaría que existe un juicio de atribución previo. Y si hay un juicio de atribución previo no hay forclusión, porque la forclusión es un mecanismo que está antes de cualquier simbolización. La forclusión es justamente lo que impide la posibilidad de simbolización.
¿ Cómo se resuelve ésto ? y, si es tomado por el lado del texto "La Negación" de Freud, no se puede resolver, por eso por ahora simplemente será tomado el concepto de negación como: 'por las dudas antes de verlo cierra los ojos'.
Los post-lacanianos o los que estudian a Lacan por la línea de los franceses tratan de resolver ésto. Afirman que no tiene ninguna solución sino es por el plano simbólico y no por el plano clínico.
Autores como Castoriadis Aulagnier dicen que el problema no es el niño psicótico sino que el problema es la mamá psicotizante, que es la mamá quien psicotiza 1; es decir, que la madre psicotizante es aquella madre que no le permite la simbolización al niño, y que no se la permite porque ella no simboliza al niño como tal, ya que lo trata como un objeto, como una cosa en tanto ella no tiene los mecanismos necesarios para simbolizar a ese niño. Entonces ese niño no entraría en el plano del símbolo, y por lo tanto, la forclusión estaría operando desde una determinación ajena al propio individuo.
Concuerdo con Uds. en que la negación no significa que haya alguien que niega voluntariamente, que cuando se habla de forclusión se está hablando de un mecanismo estructural y estructurante del aparato psíquico donde no es el sujeto como individuo el que está ante esa realidad y que hay operaciones simbólicas que nacen en el campo del Otro y que dependen del Otro. Pero una cosa es hablar de que dependen del Otro como simbólico y otra cosa es hablar de que dependen del papá o de la mamá; porque diciendo esto último es pasar de un registro a otro.
P: Pero Castoriadis Aulagnier no se refiere a una madre del psicótico sino a una madre primordial.
Dr. López: No, cuando Castoriadis Aulagnier habla de la madre del psicótico habla de la mamá, de la que ella vió en la clínica y a la que, por ejemplo, le dice: '¿ y como anda el embarazo ?' y la madre le responde: 'me molesta un poco porque me aprieta la vejiga', y le pregunta: '¿ y le está tejiendo batitas ?', y le responde la madre: 'y no, ¿ cómo le voy a tejer si no sé cómo va a ser ?'. Es decir, dice en el texto, que la madre no lo puede imaginarizar porque no está simbolizado el niño.
P: Castoriadis Aulagnier en un texto que se llama "El patio..." da las características de lo que sería la buena madre donde, entre otras cosas, dice que la madre tiene que estar atravesada por el proceso secundario, por la represión, que tiene que tener sentimientos positivos hacia el padre del niño, es decir, habla de la madre real, de la de carne y hueso; digo ésto abonando un poco lo que Ud. decía.
Dr. López: Si ésto lo cuenta como mito como Freud contó el mito de Edipo para ver las coordenadas estructurales que están en juego en lo simbólico, bueno, sería coherente, pero ella no lo diferencia así.
P: Porque en este texto, a pesar que ella fue discípula de Lacan, mezcla los registros.
Dr. López: Sí, pero ahora que vos mencionás a Lacan, Lacan en el Seminario V, "Las Formaciones del Inconciente", cuando habla de padre, en los cáp. VII y VIII, sobre la metáfora paterna, hace un recorrido minucioso y finísimo desmitificando y desmintiendo, que no se trata del padre de la familia ni de la función que cumple el papá sino que se trata de la función paterna como operación lógica, que es muy distinto. Lacan dice que no interesa que el padre sea perverso, psicótico, alcoholico, etc, ya que la función paterna, la metáfora paterna se puede llegar a producir igual porque una cosa es el papá psicótico y otra cosa es cómo se resuelve una operación en el lenguaje.
Después, en Lacan hay una especie de recaída en el sustancialismo cuando él habla en el Seminario XXIII, "Le Sinthome" sobre el padre de Joyce, habla sobre las características reales del padre de Joyce.
Con estos antecedentes estamos en óptimas condiciones para avanzar sobre lo que es la médula de este pequeño pero importante artículo 2.
"...Y efectivamente, observamos en la psicosis algo análogo...dos avances, el segundo de la psicosis tiende también a compensar la pérdida de la realidad pero no a costa de una limitación del Yo como en la neurosis a costa de la relación con la realidad sino por otro camino mucho más independiente, esto es, mediante la creación de una nueva realidad excenta de los motivos de disgusto que la anterior ofrecía. Así pues este segundo avance obedece en la neurosis y en la psicosis a la misma tendencia, apareciendo, en ambos casos, al servicio de las aspiraciones del poder del Ello que no se deja dominar por la realidad 3".
Queda dicho entonces que el conflicto es entre el Ello y la Realidad, y que el Ello, es decir la instancia vinculada con lo más impersonal, transgerenacional, hereditario, filogenético, insiste como estructura (en el diagrama: Edipo).
"En consecuencia, tanto la neurosis como la psicosis son expresión de la reveldía del Ello contra el mundo exterior o si se quiere de su incapacidad para adaptarse de la realidad. Esta diferencia inicial se refleja luego en el resultado. En la neurosis se evita como huyendo de él un trozo de la realidad que en la psicosis es elaborado y transformado. En la psicosis, a la fuga inicial sigue una fase activa de transformación y en la neurosis, a la obediencia inicial, una ulterior tentativa de fuga 4."
Eso significa que hay un sólo complejo: la realidad definida como castración, y que la diferencia no está tanto en la sustancia del problema, sino en un cierto ordenamiento de la secuencia ante un mismo problema. Esto permite desligarse completamente del problema evolutivo que situaba ambas estructuras en relación a etapas: el problema pre-edípico en la psicosis y el problema edípico en la neurosis. Ahora ya no se trata de evolución sino de "sucesión", una lógica de pasos sucesivos, que de acuerdo a cómo se ordenen producirá un efecto u otro.
En la psicosis se incluye: fuga inicial y fase de transformación de la realidad, y en la neurosis: obediencia inicial y tentativa de fuga posterior. Es decir que hay una misma cuestión: el sujeto ante la realidad de la castración, y reacciones que cuentan con las mismas posibilidades pero en un órden inverso. Y es tán importante el órden en que se produzcan tales reacciones que de él dependerá la estructura a constituir.
Si bien la "transformación" en que culmina la psicosis, no es lo mismo que la "obediencia" con que se inicia la neurosis, esta obediencia es un tanto engañosa. Si bien es cierto que inicialmente el neurótico no niega la realidad, se las ingenia para vivir en una realidad cuya significación sea acorde a sus propias fantasías, con una estructuración totalmente inestable, donde no habría ningún objeto con significación que le sea propia.
Lacan, en "Intervenciones sobre la Transferencia" dirá que "el objeto es función de la posición del sujeto". Si cambia la posición del sujeto, cambia totalmente el objeto. El caso Dora, que Lacan trabaja en ese escrito, lo demuestra: después de la bofetada en el lago, la posición subjetiva de Dora cambia, y entonces todo el equilibrio de su mundo se transforma, nada ya significa lo mismo, todos sus sentimientos son diferentes. Es un problema de significación que depende de la posición del sujeto; o sea, que también hay transformación permanente de la realidad en el neurótico, pero de otra manera. Y ésto es posible por una cuestión de estructura; el neurótico vive según "la ley del lenguaje" que consiste en que no hay relación significante-significado, que no hay ninguna significación que remita a ningún objeto particular, sino que la significación va pasando por los objetos según los intereses del sujeto. O, como decía Saussure, la realidad no es más que "un punto de vista".
En cambio la Psicosis no es un problema de significación (donde la ley del significante no sólo se cumple sino que se verifica), sino que es una invasión del significante privado de significación, se trata del "significante asemántico", o de acuerdo a Clarembault del fenómeno "anideico".
Este cuadro lo dejamos aquí anunciado a fin de desarrollarlo más ampliamente en la próxima reunión.
Bibliografía posterior:
- * Seminario III: "Las Psicosis"; Cáp. XV: "Acerca de los Significantes Primordiales y de la Falta de Uno".
- * Seminario IV: "Las Relaciones de Objeto", Cáp. I y II.
- * Seminario V: "Las Formaciones del Inconciente". Cáp. VII y VIII, titulados por Lacan "La Metáfora Paterna".
Notas
1Aunque en realidad no se sabe de qué está hablando, es decir, si está hablando de mecanismo, de estructura, de lógica o de lo que se ve cuando uno observa en una sala donde hay niños con su mamá; se confunden permanentemente lo dos planos, el clínico y la estructura.
2El peor artículo de Freud leído, dice Lacan, pues si no se entiende que el Yo se define por su servidumbre, parece que la normalidad o la patología dependiera de la fortaleza yoica, que conduciría a plantear una clínica de su reforzamiento.
3El subrayado es nuestro.
4El subrayado es nuestro