Seminario
El padre en psicoanálisis
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Organizado por : PsicoMundo
Dictado por : Lic. Alfredo Eidelsztein
Clase 10
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Clase Nº 10
(09-09-2000)En muchos órdenes de la vida puede uno decir, por ejemplo: "Según mi experiencia, esto es necesariamente de este modo". Pero, en términos de experiencia acumulativa, francamente, el psicoanálisis es inconcebible. Me da la impresión de que como especulación teórica fuertemente filosófica, ya tenemos todos después de varios años la idea de que el lacanismo así tampoco es práctico. Con lo cual, se tiene que progresar en la teoría.
Les propuse entonces acompasar la teoría con una buena discusión clínica. Para tal fin, habilitaremos el año próximo un espacio destinado a discutir casos clínicos; un espacio que desde luego no podrá tener la forma que tiene esta serie de conferencias, porque hará falta que todos participemos, al menos, leyendo con anticipación los casos a discutir y los materiales convenientes. La idea es pues participar activamente de una discusión sobre el caso, que nos permita recuperar algo del sentido clínico del psicoanálisis que, a mi entender, si no está ya totalmente perdido, lo está casi del todo.
La finalidad de esto es generar un ámbito de discusión apoyado en la lógica que solamente existe cuando se tiene la posibilidad de confrontación con la "otra versión" si no, no hay lógica. Si una cosa lógica no tiene un efecto de persuasión frente a otra posición igualmente lógica, pierde justamente su potencia y puede volverse un dogma. No me motiva tanto sentarme aquí para hacer una exposición, como tener la posibilidad de disponer de un ámbito de discusión común para expresar y escuchar diversas argumentaciones con respecto a casos clínicos concretos, sobre la dirección de la cura, etc..
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En esta última reunión, abordaremos nada más y nada menos que la cuestión de Dios. Voy a intentar mostrarles en qué sentido creo yo que Dios tiene que ver en todo esto, proponiéndoles que hay una lógica que articula la cuestión de Dios con el Nombre-del-Padre, la concepción del Padre en psicoanálisis y la metáfora paterna. Seguramente no les sorprenda porque ya hemos estudiado algo acerca del problema de la Unglauben, que también se articula con toda esa problemática. Y, por otra parte, quizá hayan tenido algún tiempo para reflexionar sobre el problema de las existencias en la psicosis y la cuestión de que Dios, al menos en cierta medida, es una existencia.
Hoy voy a tratar de proponerles algunas articulaciones un poco más precisas sobre la relación entre la concepción psicoanalítica del Padre y Dios. Pero antes, un importante comentario al margen acerca de la forma en que Lacan concibe la explicación de las críticas que él tiene para hacerle a Freud.
Lacan es un tipo muy racionalista. No sólo critica a Freud aquí y allá, sino que además se pregunta por la razón de esas críticas, intentando hacer de ellas algo de la índole de una deducción, o sea, poniéndolas en serie para ver cómo se ordenan. Y a este respecto, Lacan llega a la conclusión de que Freud no elaboró bien la cuestión del Padre, por no haber analizado bien su relación con su propio papá. Para Lacan, esto incrustó en el psicoanálisis un montón de problemas tanto en la concepción psicoanalítica del Padre, como en la organización misma del psicoanálisis una organización paternalista, configurada en torno a un "Padre".
A primera vista, la IPA no parece ser tan paternalista como lo es la organización que Jacques-Alain Miller lidera la IPA es al menos un cuerpo colegiado. Pero en realidad hay que hacer un análisis mucho más profundo, porque justamente la IPA como cuerpo colegiado se funda teniéndolo a Freud por "Padre"; lo cual no les resultará una revelación, ya que no hay más que tomar un taxi cualquiera y preguntarle al conductor si sabe quién es Freud: "Ah, sí. Freud, el padre del psicoanálisis"... Y si Freud es el padre del psicoanálisis es que hay un problema de paternidad en psicoanálisis. Otra consecuencia de este mismo problema es la concepción freudiana de Dios porque, para Freud, Dios es el enaltecimiento del padre. Lacan hará sobre eso una sistemática crítica desde el primero hasta el último de sus seminarios.
Pero esto se vuelve mucho más complejo porque incluso los lacanianos plantean que Freud se aproxima a Lacan cuando sostiene su «Padre muerto». Los lacanianos creen que el «Padre muerto» en Freud corresponde al Nombre-del-Padre de Lacan. En la Facultad de Psicología, les encantan articular el «Padre muerto» con el Nombre-del-Padre cuando, en realidad, se trata justa y exactamente de lo contrario.
Intervención: Pero, Alfredo, en «Subversión del sujeto...», Lacan dice: «¿Qué es un padre? Es el Padre muerto, responde Freud, pero nadie lo escucha, y en la medida en que Lacan lo prosigue bajo el capítulo del Nombre-del-Padre, puede lamentarse que una situación poco científica le deje siempre privado de su auditorio normal».
A.E: Sí, sí. Es una frase mortal. Pero no estoy seguro de que hayas reparado en que Lacan coloca un guión que precede a la respuesta de Freud: «Es el Padre muerto, responde Freud...». Es el único párrafo en que Lacan pone ese guión.
Intervención: Porque es lo que Lacan dice que Freud responde.
A.E: Con ese guión, Lacan está indicándonos un diálogo. Si es un diálogo, tiene que haber opiniones...
Intervención: Sí, pero luego de eso, Lacan dice: «...en la medida en que Lacan lo prosigue bajo el capítulo del Nombre-del-Padre, puede lamentarse que una situación poco científica le deje siempre privado de su auditorio normal».
A.E: ¿Qué quiere decir esta última frase? En la versión francesa de ese escrito, Lacan emplea el verbo "reprendre", que quiere decir "retomar" 1. En efecto, Lacan lo retoma, pero no dice que sostiene lo mismo. ¿Qué es un padre? Freud dice que es el «padre muerto» y Lacan dice retomarlo como Nombre-del-Padre. Pero a partir de esa frase se ha interpretado que ambos dicen lo mismo. Tomemos, por ejemplo, un pasaje de la quinta clase del Seminario 11:
«Porque la verdadera fórmula del ateísmo no es Dios ha muerto pese a fundar el origen de la función del padre en su asesinato, Freud protege al padre, la verdadera fórmula del ateísmo es: Dios es inconsciente».
Saben que Freud analizó su relación al padre en el momento de duelo por su muerte. Así que el "asesinato del padre" es casi una historia del propio Freud. En su autoanálisis, Freud descubrió fantasías hostiles hacia el padre. De manera que el asesinato del padre es su forma particular de elaborar el duelo.
Y dice Lacan que la verdadera fórmula del ateísmo es «Dios es inconsciente». ¡Toda una frase! François Regnault le ha dedicado todo un libro 2 que les sugiero leer, aunque es bastante difícil. Este párrafo de «Subversión del sujeto...» es ambiguo porque Lacan no dice que él sostiene lo mismo que Freud. Él sólo dice que Freud lo trabaja como «Padre muerto» y que él lo retoma como Nombre-del-Padre y eso no es equivalente a decir que ambos plantean lo mismo.
Por otra parte, hay que considerar que Lacan era didacta de la IPA y, en su condición de tal, no podía decir con toda frescura que la IPA se había constituido a partir de la falla de Freud con respecto al padre. Lacan nunca desmintió que quería hacer carrera en la IPA. Hizo un falso análisis durante años para poder ser didacta de la IPA. Debió quizás haber hecho algún cálculo político del que dedujo que le convenía estar dentro de la IPA. Y él no buscó que lo echaran.
Además del Seminario 11, hay otro importantísimo seminario: el 17, «El Reverso del Psicoanálisis». Es decir, todo el psicoanálisis puesto patitas para arriba. Y, ¿cómo poner patas para arriba al psicoanálisis? Con el Padre, el Edipo.
Intervención: Sí, seguro es así. Lo que yo creo es que la confusión viene a partir del propio Lacan. Por ejemplo, otra frase, pero del Seminario 5: «[...] es necesario el asesinato del padre. Las dos cosas están estrechamente vinculadas el padre como quien promulga la ley es el padre muerto, es decir, el símbolo del padre. El padre muerto es el Nombre-del-Padre».
A.E: Debo felicitarte. Y te felicito porque elegiste los dos pasajes más relevantes. No hay otros, sino ésos. Sólo que, con el Seminario 5 todo él, tenemos un verdadero problema. ¿Cuál es el problema? El problema es éste: ¿qué diablos es el Seminario 5? Simultáneamente a él, Lacan escribe «De una cuestión preliminar...». Este escrito no es ni posterior, ni anterior al seminario, sino completamente paralelo. Entonces, ¿cuál es el problema? Que entre el seminario y el escrito hay diferencias alarmantes. Y las hay en medida tal que algunos autores deciden tomar uno y dejar el otro. Por ejemplo, Jean-Claude Milner opta por lo que él denomina las scriptae de Lacan. Y ya saben lo que Jean-Michel Vappereau opina al respecto: que los seminarios serán todo lo bonito que se quiera, pero él prefiere trabajar con los escritos. Hay ciertamente toda una corriente de opiniones que levantan este problema. Yo no estoy de acuerdo. Lo que yo hago es estudiar la diferencia entre seminarios y escritos, en caso de haberlas. Y en lo tocante a la cuestión del Padre, se plantean serias diferencias.
Seminario 5 «De una cuestión preliminar...» Tres tiempos del Edipo Metáfora Paterna sincrónica Es decir que en el Seminario 5 todo está planteado en términos de "tiempos" del Edipo, y en el escrito se sostiene la sincronía de la metáfora paterna. Son agua y aceite, no se mezclan nunca; son dos versiones totalmente distintas y aun opuestas. Entonces, o Lacan está completamente loco en cuyo caso los invito a retirarnos de esta sala para irnos a ver la tele a casa, o hay verdaderamente una lógica que responde a este problema.
Después de haber trabajado con la enseñanza de Lacan durante veinte años, me he formado la opinión de que cada vez que me encuentro con un problema que me hace considerar seriamente la posibilidad de que Lacan haya estado completamente loco, luego de haberlo trabajado bastante, termino por el contrario encontrándole una lógica precisa. Pero, ¿escucharon lo que dije? Si yo lo trabajo bastante, le encuentro una lógica precisa. Me ocurrió que algún alumno mío me dijera: "Alfredo, lo que dijiste la vez pasada acerca de ese párrafo de Lacan estuvo muy bien. Pero, ¿de dónde lo sacaste?, ¿en dónde lo dice Lacan? Porque yo leí de nuevo el párrafo y no encontré que Lacan lo dijese". Para mí, esto tiene una lógica.
Recuerdan toda la historieta de los tres tiempos del Edipo, de la credencial metida en el bolsillo, el falo, etc., que se plantea en el Seminario 5. En cambio, uno no encuentra nada de eso en el escrito que sosti ene la sincronía de la metáfora paterna: no hay tales tiempos, lo forcluido lo está desde siempre, la operatoria del Padre es desde siempre.
Entonces, ¿cómo resolver este problema? Yo encontré una solución complicada y no muy convincente, a saber, que en Seminario 5 Lacan tenía auditorio, y en el escrito no. ¿Qué quiero decir con eso? Que a la altura del Seminario 5, Lacan tenía que, por así decirlo, seducir a su escaso auditorio. Al Seminario 17 asistían novecientas personas porque era ya todo un evento en París su «no hay relación sexual» salió hasta en los diarios de entonces. Pero en el Seminario 5, Lacan aún no contaba con un gran auditorio. A sus primeros seminarios asistió apenas un puñado de gente entre ellos, una vieja psicótica que iba a tejer... Con lo cual, Lacan estaba en una posición política con respecto a los pocos psicoanalistas que lo escuchaban: la de atraer hacia sí la atención, dándoles gato por liebre...
Hoy yo le preguntaría a Lacan qué ganó con esa maniobra. Sólo una cosa: un malentendido y nada más que eso. Yo me lo explico de ese modo: al vulgo le decía una cosa, pero expresaba por escrito lo que realmente pensaba. Y siendo así, uno está en todo su derecho de imputarle estar dejando una hipoteca en la historia del psicoanálisis. Tenemos pues el problema de qué es lo que verdaderamente plantea Lacan acerca del Padre. A su auditorio le hace escuchar una cosa; y en el artículo escrito durante esa misma semana, expone otra diametralmente opuesta de un lado lo evolutivo, del otro lo sincrónico.
Yo me quedo con lo escrito. Lo que está escrito hay que interpretarlo. Y al seminario se va a escuchar. Los tiempos del Edipo, ¿no están acaso en Freud? Así es, están supuestos en toda esa historieta del varoncito y la nenita, etc.
Cuando Lacan comenta el esquema de la segunda tópica freudiana, el gráfico ovoide de «El Yo y el Ello», no duda en juzgarlo como un esquemita hecho para imbéciles. Y lo explica argumentando que, dada la imbecilidad característica de su público, Freud no tuvo más remedio que transmitir sus ideas de una forma degradada para disminuidos. Desde luego, quizá no sea cierta esta interpretación que Lacan hace de Freud, pero, en todo caso, sí muestra lo que el propio Lacan sería capaz de hacer. Y no me parece una locura aplicar enunciado y enunciación a un sujeto humano hablante. Tal vez se trató más bien de lo que Lacan hacía con su "público de imbéciles". No me parece desatinado suponerlo: hablaba para "imbéciles", pero escribía otra cosa para sus eventuales lectores.
De suerte tal que nos encontramos con el problema de tener que elegir alguna de estas dos versiones. Yo creo que toda la enseñanza de Lacan avanza según la lógica que se desprende de lo que está escrito en «De una cuestión preliminar...». La versión del seminario es la de filiación analógica con Freud y más bien comprometida con un cálculo político que, en cuanto tal, es completamente criticable como postura científica. Yo apuesto a la política que viene detrás de una posición científica. Y no hay nada de científico en la postura de engañar al vulgo imbécil (¿les parecería científico que Einstein dijera que su «E=m·c2» en realidad es falsa porque la ideó para marear un poco a su público de imbéciles?).
Y, para colmo, vos decís que es complicado el párrafo del escrito. Cómo interpretarlo, ésa es la ganancia. Lo que se plantea en el seminario es como una música armónica, y exige la interpretación. Así pues, trabajemos en la interpretación.
Tenemos entonces este párrafo de «Subversión...» y tenemos este otro del Seminario 11 que no es cualquier seminario, sino el primero después de la excomunión. Este Seminario 11 se publicó en vida de Lacan, y la primera clase lleva por título «La Excomunión». De modo que no podemos atribuir a Jacques-Alain Miller la entera responsabilidad de ese título, porque al menos Lacan consintió en eso antes de llevarlo al papel. Y en esa primera clase del seminario, Lacan articula que el mismo día en que excomulgaron a Spinoza de la Sinagoga, curiosamente fue el mismo día del mismo mes en que expulsan a Lacan de la IPA. ¿Entienden el juego? Que Lacan considera a la IPA como una Sinagoga.
Confieso que no quería decirlo, pero lo diré de todas maneras. Otra cosa que Lacan critica a Freud es que, como no analizó su relación al padre y eso lo dejó en déficit en su posición teológica en su análisis de Dios, Freud no tenía bien revisada su condición judía y que, por tanto, la IPA quedó connotada por problemas judaicos. Yo no sé bien a qué se refiere Lacan con eso. Pero el único comentario que he leído al respecto es el que está expresado muy explícitamente por Lacan en «Radiofonía y Televisión» 3, en «El Atolondradicho», y en varios lugares más: comentarios francamente antisemitas por parte de un psicoanalista. Me parece que, de vuelta, no creo que Lacan lo haya dicho porque odiaba a los judíos de ser así, habría que dejarlo caer por carecer de sentido científico, sino porque supone una lógica precisa.
Lacan habla dos veces de Spinoza en el Seminario 11: en la primera clase y en los últimos tres párrafos de la última. Y no hay que perder de vista que a cada escrito y cada seminario hay que leerlo como una unidad en sí misma. Pero para hacer una unidad, primero hay que hacer un trabajo así:
Hay que cerrarlo, hay que darle todas las vueltas de la enunciación. Y debe cerrarse en forma de bucle hasta lograr un toro. Extrayendo cada clase como si fuera un fragmento aislable, el conjunto debe tener un cierre que, mediante bucles, produzca un toro. Si uno no se da cuenta del toro que está en juego, no puede advertir lo primero que se dice de Spinoza y lo último que se dice de él. Les leo los últimos párrafos sobre Spinoza judío, cartesiano militante de la última clase del Seminario 11, que se llama «En ti más que tú». Son los últimos tres párrafos que cierran el seminario:
«Hay algo profundamente enmascarado en la crítica de la historia que hemos vivido el drama del nazismo, que presenta las formas más monstruosas y supuestamente superadas del holocausto. Sostengo que ningún sentido de la historia, fundado en las premisas hegeliano-marxistas, es capaz de dar cuenta de este resurgimiento...».
Es verdad, ¿conocen acaso alguna buena explicación marxista sobre el holocausto? No creerán todavía en esas pavadas que dicen algunos marxistas, de que el holocausto y los campos de concentración tenían su razón de ser en el hecho de que el nazismo necesitaba mano de obra barata... Es la explicación del marxismo y es una imbecilidad, porque el nazismo gastó una cantidad increíble de fondos para realizar y administrar el exterminio de los judíos mucho más que lo que obtenía de esos famélicos trabajando en los campos de concentración. Con los criterios marxistas, esto es antieconómico; y lo antieconómico, en la teoría marxista, no va.
«...dar cuenta de este resurgimiento mediante el cual se evidencia que son muy pocos los sujetos que pueden no sucumbir, en una captura monstruosa, ante la ofrenda de un objeto de sacrificio a los dioses oscuros».
¿Comprenden la elaboración que Lacan está haciendo del nazismo? Sostiene que es una vuelta al holocausto. El holocausto es el sacrificio en el altar que se hace a los dioses. De manera que, para Lacan, el holocausto nazi es una vuelta al holocausto como sacrificio de víctimas a los dioses oscuros. Si leyeron «Tótem y Tabú» y «Moisés y la Religión Monoteísta», sabrán que Freud propone la estructura de la historia como inversiones dialécticas: diversos asesinatos como mojones históricos de la horda primitiva, de Moisés y de Cristo que implican un retorno, luego del cual la torsión dialéctica supone un cambio de índole (casi como las espirales dialécticas de Hegel).
Entonces, Lacan propone un retorno de lo más primitivo que el nazismo realizó como un sacrificio de víctimas. E incluso por analogía Lacan parece tener razón: los hornos, las víctimas eran puestas a fuego, etc. Pero, además, Lacan está proponiendo una vuelta a los dioses oscuros. Y he aquí un problema gravísimo. Continúo con la lectura:
«La ignorancia, la indiferencia, la mirada que se desvía, explican tras qué velo sigue todavía oculto ese misterio».
Saben que el cenit del desarrollo de la cultura occidental se produjo en Alemania: el psicoanálisis se hizo en alemán, la física moderna se hizo en alemán, la matemática moderna se hizo en alemán, lo más prestigioso de la filosofía moderna es Heidegger. No hay más que verlo para darse cuenta de que es así. A nosotros, todo nos parece que es yanqui e inglés, pero eso fue en realidad la consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Muchos sostienen que Hitler se anticipó porque, si hubiese esperado algunos años, hoy yo no estaría dando esta conferencia y todo el mundo estaría haciendo internet en alemán... Saben que la bomba atómica fue desarrollada por científicos alemanes en Estados Unidos. Alemania era el cenit de la cultura occidental. ¿Entienden la paradoja? Que lo más desarrollado de Occidente científico moderno volvió a lo más atrasado de la cultura humana, es decir, a los sacrificios humanos.
Ifigenia y el sacrificio de Isaac son las articulaciones más fuertes e importantes que hace Lacan; porque, para él, el sacrificio de animales viene al lugar del sacrificio humano vía sublimatoria. Y, efectivamente, sobre eso nadie quiere mirar. Por ejemplo, los alemanes dicen que nada de eso sucedió; siete de cada diez alemanes sostienen que no sucedió, que se trata todo de una mentira judía. Observen cómo el misterio y el velo que tapan producen un efecto notable; porque aun aquellos que viven ahí mismo, en donde alguna vez hubo un campo de concentración, sostienen que no lo hubo. Es notable. Se ha dicho tanto que no ocurrió, que hasta logran sembrar la duda.
«Pero para quien sea capaz de mirar de frente y con coraje este fenómeno y, repito, hay pocos que no sucumban a la fascinación del sacrificio en sí el sacrificio significa que, en el objeto de nuestros deseos, intentamos encontrar el testimonio de la presencia del deseo de ese Otro que llamo aquí el Dios oscuro».
Lacan ahora no dice "los dioses oscuros", sino "el Dios oscuro" . Observen que es una enormidad la diferencia entre el politeísmo y el monoteísmo que se nos juega entre un párrafo y otro. Y Lacan ya no vuelve a hablar de dioses oscuros ni de Dios Oscuro. ¿No les llama la atención este "Dios oscuro"? Tienen que pensar que de la opacidad del advenimiento del sujeto en la alienación, lo rescata en la separación la opacidad del deseo del Otro. Así que el Dios Oscuro, lo opaco, es parte de la estructura misma. Lacan está refiriéndose a que lo que hicieron los nazis es decir que Dios lo oscuro del deseo del Otro quiere víctimas humanas.
¿Conocen la historia de Ifigenia? Había que ir a Troya a rescatar a la reina con naves que se desplazaban a viento; y la moral de los soldados empieza a decaer porque no soplaba viento y, entonces, deciden hacer un sacrificio: Ifigenia, hija del general en jefe de las tropas. En cambio, en el caso Abraham e Isaac, se trata ya de sacrificar animales, de hacer correr la sangre del animal sobre el altar para luego someterlo al fuego. La comida ritual de los judíos, lo puro de la comida kasher consiste en cómo se desangra al animal; son esas viejas prácticas en las que, según Lacan, se inscribe el animal como sustituto de la víctima humana. Y en el caso de las cosechas, ¿qué es lo que se sacrificaba? Las primicias. ¿Se dan cuenta de que las primicias son lo primero que hay para comer? No había entonces acumulación de alimentos; era lo primero y más valioso que aparecía, pero era ofrecido a Dios.
Todo eso ha cambiado mucho. Cuando en la misa llega el momento de las ofrendas, ¿es común dejar un billete de cien pesos? Ahora son apenas monedas, cuando antes se sacrificaba a alguien o algo valiosísimo. Por eso habitualmente en las tribus más primitivas no era fácil que alguien aceptase ser rey, porque era el que más caro pagaba cualquier problema. Y es por eso por lo que vale más el mendrugo de pan de la mujer que tiene a sus cinco hijos huérfanos.
Lacan dice que, en Occidente, el cenit de la explosión de la cultura, hasta por su potencia científica, tuvo que acompañarse de un retorno prácticamente a lo más increíble como origen de la cultura humana, esto es, el sacrificio humano.
«Éste es el sentido eterno del sacrificio al que nadie se resiste, a menos de estar animado por esa fe tan difícil de mantener y que tal vez un solo hombre supo formular de manera plausible: Spinoza con su Amor Intellectualis Dei».
Observen cómo vuelve Spinoza a escena. Spinoza abre y cierra este Seminario 11. No sé bien por qué nos preocupamos tanto por la excomunión que, en última instancia, me parece una pequeña historia del psicoanálisis. Y Lacan dice que este Amor Intellectualis Dei es la única salida del problema irresistible de ofrecer al Otro lo que desea; de salirse de ese vínculo al deseo del Otro, procurando apaciguar a los dioses, ofreciéndoseles lo mejor que se tiene.
Sin embargo, la posición de Spinoza:
«Para nosotros es una posición insostenible. La experiencia muestra que Kant es más certero, y he demostrado que su teoría de la conciencia o, como él dice, de la razón práctica, tiene consistencia sólo porque da una especificación a la ley moral. Esta ley moral, todo bien mirado, no es más que el deseo en estado puro, el mismo que desemboca en el sacrificio, propiamente dicho, de todo objeto de amor en su humana ternura».
¿Lo entendieron? Lo puro indica que no está lo otro y, ¿qué es pues lo que impurifica al deseo?, ¿cómo entra ese algo en el deseo? Es su apoyo en el fantasma, ya que el fantasma aporta el objeto del deseo. Quiere decir que el deseo en estado puro es el deseo que rechaza el objeto tal como está planteado en el fantasma.
El deseo, dice Lacan, se sostiene en el fantasma. Pero podría no sostenerse en el fantasma, en cuyo caso caería el objeto del deseo. Y, ¿qué decía Kant de la ley moral? El imperativo categórico. Un ejemplo de ello: tu hija es una asesina, sólo que nadie sabe de ello excepto tú. ¿Qué manda hacer el imperativo categórico? Que tú, como padre, debes entregar a tu hija. Por eso es que Lacan articula Kant con Sade, es lo que hace el padre de Ifigenia. Y, ¿cómo se comprueba el ejercicio del imperativo categórico? Se comprueba porque tiene que estar más allá de tu propio dolor en eso es "imperativo". En Kant, ese dolor es lo "patético", el pathos. Pero eso, entonces, lleva al sacrificio. En el sacrificio se verifica el deseo en estado puro, en el sacrificio "de todo objeto de amor en su humana ternura". Reconozcamos que el Lacan que dice esto de "todo objeto de amor en su humana ternura" no se parece en absoluto al Lacan que habitualmente nos muestran los lacanianos. Éste no parece ser el Lacan al que nos han acostumbrado los lacanianos. El Lacan de la mayor parte de los lacanianos es un Lacan del imperativo categórico: responsabilizar y angustiar al paciente desde la primera entrevista...
Claro que Lacan no dice "en su divina ternura", sino "en su humana ternura".
«Y lo digo muy claro desemboca no sólo en el rechazo del objeto patológico...»
Se refiere al pathos kantiano, y no en el sentido de enfermedad.
«...sino también en su sacrificio y su asesinato, por eso escribí Kant con Sade».
La máxima de Sade podía expresarse poco más o menos así: "Haz con la parte del cuerpo del otro lo que mejor te venga en gana". Pero ha quedado demostrado que él nunca hizo eso en su vida sólo era su fantasma. Por eso, para Lacan, Sade no era sádico, sino que el contenido de su fantasma lo era.
Observen cuán problemático es el terreno en que nos movemos. Se trata de cómo posicionarnos con respecto al Otro. Y es muy importante pensar a este Otro como Dios. Entonces, vamos a plantearnos si hay oscuridad en aquello que el Otro desea. Si sostenemos que su deseo no es oscuro, no hace falta entregarle nuestra hija. Pero si su deseo sí nos es oscuro, entonces le daremos la respuesta que se ha venido haciendo durante cuarenta mil años de cultura, a saber, ofrendándole lo más valioso que tenemos.
Muy bien, ¿qué es lo que en definitiva nos interesa de todo esto? En que el neurótico abandona el objeto del fantasma con la demanda del Otro. ¿No es ésa la fórmula de «Subversión del sujeto...»? ¿No es el fantasma lo más valioso? Los lacanianos dicen que no, que el deseo es oro puro y que, en cambio, el fantasma es caca infecta... Siempre lo pensamos así. Pero Lacan plantea que no hay deseo en forma humana sino apoyado en el fantasma. Y el asunto está en descubrir que no se trata de que el objeto a no tenga valor, sino que no es condición sine qua non, esto es, que podría también haber otra cosa valiosa. Y es ése el «atravesamiento del fantasma»: llegar a descubrir que no es solamente eso, porque si fuese solamente eso tendríamos el caso inverso del padre de Ifigenia perdiendo a Ifigenia en otras coordenadas; o el caso del tío de Antígona, que pierde a su hijo y queda en un duelo permanente, eternamente patológico. En estos casos, el sujeto creería verdaderamente que el objeto es condición absoluta.
Lo que primeramente hay que trabajar en análisis es salir de la demanda para arribar al objeto. Y una vez arribados a ese punto, no se trata de atacar el valor del objeto no se busca el deseo puro, sino de atacar la condición absoluta y axiomática que el fantasma aporta al objeto. De eso se trata.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con la cuestión del Padre?
«Éste es un ejemplo de efecto de desengaño que ejerce el análisis sobre todos los esfuerzos, aun los más nobles, de la ética tradicional».
El análisis respecto de los principales ideales morales de la ética produce un desengaño.
«Posición límite ésta que nos permite captar que el hombre no puede siquiera esbozar su situación en un profundo campo de conocimiento reencontrado, sin haber cumplido antes con el límite al que está encadenado como deseo. El amor, que en la opinión de algunos hemos querido degradar...».
Es claro que, para la mayor parte de los lacanianos no sé por qué, el amor es anatema, es la mayor de las porquerías. Es éste el último párrafo del Seminario 11. Una persona como Lacan dicta un seminario, eligiendo muy bien sobre qué va a hablar tanto al principio como al final. Y éste es el último párrafo de su primer seminario luego de haber sido expulsado de la IPA; y, además, éste es el primer seminario que se publica. ¿Cuántas veces se ha citado este último párrafo? Nadie lo cita. Hay ciertamente un Lacan que se reprime y un Lacan al que se cita. Pero, como todo, el asunto radica en qué párrafos elegimos para sostener qué cosas.
«El amor, que en la opinión de algunos hemos querido degradar, sólo puede postularse en ese más allá donde, para empezar, renuncia a su objeto. Esto también nos permite comprender que todo refugio donde pueda instituirse una relación vivible, temperada, de un sexo con el otro, requiere la intervención de ese médium que es la metáfora paterna; en ello radica la enseñanza del psicoanálisis».
Ven por qué traigo este párrafo: porque habla de la metáfora paterna como médium. En este caso sería médium de los dos sexos para producir una relación. Es casi amable. Es la primera vez que Lacan les debe parecer amable y tierno. Temperancia, justamente lo que menos había en la vida de él........................................
[Cambio de cinta]
S Metáfora Paterna Otro (A) Nombre-del-Padre Dios Oscuro Límite a la ley Padre enaltecido
Holocausto nazi.................... más directamente presente en la clínica; porque lo que Lacan plantea es que si uno no logra ese médium, la relación que adquiere con eso es la de la más horrorosa forma que uno pueda imaginar; ya que, por ejemplo, pone en esta lógica al holocausto nazi. Ustedes quizás piensen que me detengo tanto en esto porque soy judío. Es posible, pero yo no puedo decirlo. De cualquier manera, mi posición ética es la de dolerme y horrorizarme ante la realidad del holocausto de los judíos, o de cualquier otro.
Observen que yo no sostengo, como los lacanianos, que la metáfora paterna no coincide con el Padre porque puede ser la mamá o el abuelo; sino que planteo y lo trabajé bastante con el tema de las existencias la condición necesaria de la distinción radical entre lo que es la metáfora paterna y el Padre en tanto que Dios Padre; porque si no, la vida se convierte en el infierno nazi.
Hay un libro espectacular, completamente desconocido, que se llama «Isosel Riacovel habla a Dios». "Isosel" es un diminutivo de "José". La historia de este libro es increíble. Un diario judío de los primeros años de la década del 50, en Buenos Aires, decía así:
«En una de las ruinas del ghetto de Varsovia, entre los montículos de piedra y de huesos humanos calcinados,...»..
En el ghetto de Varsovia hubo un levantamiento judío que es muy poco frecuente, porque, frente al holocausto nazi, la posición de los judíos era muy pasiva. En ese ghetto hubo una rebelión sostenida durante varios meses. Entonces, continúo:
«... en una pequeña botella tapada, se encontró el testamento escrito en las últimas horas de un judío llamado Isosel Riacovel».
Ésta es la historia del diario, pero en realidad el autor es Codin, un espía israelí en Argentina. La historia es increíble. En una noche de inspiración literaria, él escribió esta ficción, pero fue publicada en el diario como una historia verdadera; y el tipo se pasa tres años diciendo que era él.
Les leo entonces parte de esta historia tan parecida a la de Job. Hay un pasaje en que se lo muestra acodado en una ventana, ya sin municiones, entregado a sus pensamientos luego de que toda su familia fuera asesinada:
«Ahora llegó mi turno y, como Job, puedo decir de mí [...] vuelvo desnudo a la tierra, tan desnudo como cuando nací [...] Tengo 43 años y al mirar mi pasado puedo afirmar, hasta donde un hombre puede estar seguro de sí mismo, que la mía fue una vida honesta y que amé a Dios con todo mi corazón. Alguna vez fui bendecido con fortuna, pero eso nunca me envaneció. Era muy grande mi riqueza, pero siguiendo el consejo de mi maestro espiritual, la declaré [...] para que si alguien tenía la tentación de robarme fuera como si se apropiase de algo sin dueño y encontrado en la vía publica. Mi casa estaba abierta a todo necesitado y me sentía dichoso cuando podía brindar una ayuda o un favor».
Era un piadoso como Job. ¿Ven cuál es el problema moral que se plantea? Si es tan piadoso, ¿por qué Dios lo castiga?
«Yo servía a Dios apasionadamente, y lo único que le pedía era que me permitiese servirlo con todo el corazón, con toda el alma, con toda la fuerza. No puedo decir que tras lo vivido mi relación con Dios no haya cambiado, pero puedo afirmar con absoluta seguridad que mi fe en Él no cambio».
Hay mucha gente que cuando le sucede una desgracia anda diciendo que "se peleó con Dios" o que no cree más en Él. Sin embargo, en este caso, él acepta que su relación con Dios no es la misma, pero su fe en él está intacta.
«Antes, cuando mi situación era buena, me vinculaba con Él como con alguien que no cesaba de brindarme favores. Aún sigo sintiéndome deudor suyo, pero ahora también El tiene una deuda conmigo, una deuda muy grande y, por lo tanto, me considero con derecho a exigir. Y no es que yo le pida a Dios, como Job, que señale con el dedo cuáles fueron mis pecados para saber por qué me sucedió todo esto. Personas más doctas y mejores que yo están firmemente convencidas de que ahora no se trata de un castigo por los pecados cometidos [...] sino tenía que ser todo el pueblo judío pecaminoso; ¿cuál sería el pecado? [...] sino que está teniendo lugar en el mundo algo muy distinto. Éste es un tiempo de ocultamiento del rostro divino».
Esta ocultación es lo que se llama "astarat panim", cuando Dios da vuelta la cara; y está dos veces en el Antiguo Testamento. ¿Qué decía el rabino en el ghetto? En realidad, no se lo preguntaban, no se preguntaban sobre el holocausto. Había un problema especialmente para los religiosos, pero no para los ateos. Los nazis, ¿qué religión tenían? Ninguna, eran los más ateos de todo Occidente; estaban en la posición más determinada con respecto a la creencia en un Dios. Éste es un tiempo de ocultación del rostro divino, o sea, lo que se decía en los campos de concentración es que Dios había dado vuelta la cara.
Éste es el problema con el que yo quería cerrar este ciclo de reuniones. Desde que hay sujeto humano hablante, hay Otro. Y no necesariamente es así para los animales. ¿Hay lo heteros en el mundo animal? Aunque sea la víctima y su perseguidor, liebre y zorro, gato y perro, ¿hace eso acaso que éste sea lo Otro para aquél? ¿Se trata de sujeto y de Otro en los animales? Seguramente conozcan a alguna pareja de la que se dice se llevan "como perro y gato". Entonces, ¿qué es lo que está en eso representado en el álgebra lacaniano? La relación «aa». Y Ustedes dicen que falta a eso alguna instancia de Otro para que venga a regularlo, ¿no es así? Con lo cual, observen que no es la misma lógica la que se utiliza.
Piensen en la iniciativa del Otro en la psicosis y compárenla con el deseo del Otro. Verán que el deseo del Otro es cien mil veces más temperado que la iniciativa del Otro, porque en el medio está la función del Padre, que todavía nos convence entenderla en términos de Dios, de Dios como Padre lo cual es parte de nuestra forma judeocristiana de referirnos a Dios. Si Ustedes quieren seguir designándolo como «Padre», no hay ningún problema. Por el contrario, hasta puede ser fuertemente asimilado a nuestra clínica con los problemas terribles que puede tener un paciente con su mamá o su papá, o cualquier instancia parental que se posicione en la estructura de los vínculos personales como Padre. No obstante, tengan bien claro que como Nombre-del-Padre estamos estableciendo algo estrictamente heterogéneo a eso; y que para que la vida humana no quede en lo personal arrasada o en lo social llevada al holocausto es imperioso distinguir entre Nombre-del-Padre y el Padre como Otro, porque el holocausto es el peor nombre del sacrificio.
A aquellos que les gusta decir que el Padre es la ley, se encontrarán inevitablemente con un problemita, porque la ley se les pasó del lado del horror. Y no por nada Lacan escribió que lo sádico del sistema kantiano lo es un mucho mayor medida que el propio Sade. Toda la lógica de «Kant con Sade» se monta sobre la voluntad. Entonces, el imperativo categórico, como ley, se ubica de este lado del cuadro.
S Metáfora Paterna Otro (A) Nombre-del-Padre Dios Oscuro Límite a la ley Padre enaltecido
Holocausto nazi
Imperativo categóricoRecuerdan mi propuesta de distinguir necesariamente entre las dos estructuras de ley, entre Thémis y Díkÿ. Siempre se trata de dos tipos de leyes. Y no vayan a creer que la ley es pacificadora. Es falso, no hay nada más terrible que la aplicación voluntarista de la ley, porque puede llevarnos a lo más sacrificial de la vida que la cultura tiene. Si les gusta encontrar diferencias entre los animales y los seres humanos hablantes, ésta es una linda manera de diferenciarlos: los animales no hacen sacrificios. La bandada escapará dejando atrás al cachorrito y los leones se lo comerán. ¿Han visto alguna vez algún grupo de animales esmerarse por salvar de las fauces del león a uno de sus rezagados? De eso estamos hablando.
Y, por otra parte, tenemos este «Amor Intellectualis Dei», el amor intelectual de la divinidad, dice Lacan en ese análisis que hace de Spinoza. A este filósofo se lo ha tildado de panteísta porque hace coincidir a Dios con la naturaleza. Pero la coincidencia entre Dios y la naturaleza ya se encuentra en las «Meditaciones» cartesianas. Descartes dice allí que el nombre moderno de Dios es la naturaleza. Ni tengo que preguntarles cuántas veces han escuchado cosas del estilo de "la fuerza de la naturaleza" o "la violencia de la naturaleza", como si se tratase de un verdadero dios. Para Spinoza por eso Lacan lo cita , la base es intelectual, racional; y, entonces, de lo que se trata es de cierta racionalidad que esté mas allá de esto.
Esta racionalidad, el Amor Intellectualis Dei, el amor intelectual a Dios, está sostenida por la metáfora paterna. Y es además pacificante, la salvación, la solución de vivir en el horror humano. Pensemos, por ejemplo, en el drama étnico en África. Ahí no te cortan el videocable, ahí te agarran y te cortan los brazos. Hubo una rebelión en que las fuerzas sublevadas les cortaron los brazos a más de cien mil personas para que no pudieran sostener armas... El resultado de algunas de estas guerras étnicas se vio muy patentemente cuando por los ríos descendían, durante días, cuerpos humanos destrozados. ¿Encuentra esto explicación cabal en el sistema marxista-hegeliano? ¿Se trata siempre de intereses económicos? ¿Es que la historia de la humanidad toda se entiende por intereses económicos? Lo que les propongo es que el horror del mundo humano radica justamente en la relación al Otro. Si el Otro pasa a ser concebido como Dios, el asunto es establecer qué quiere.
Y, ¿por qué el Amor Intellectualis Dei sería salvador respecto del imperativo categórico? Siempre se ha utilizado la ley en sentido categórico. Por ejemplo, ¿por qué Sócrates toma la cicuta? Él dice hacerlo para demostrarse como buen ciudadano: sometiéndose a sí mismo a lo más injusto, cruel y más contrario a la verdad, a lo que más duele de la ley.
Saben que, para Lacan, lo de Sócrates es un deseo puro. Ahí está el deseo puro, en el hecho de no haber respetado la vida. ¿Qué vida? La de cualquiera, como la de él. Y entonces ¿qué nos falta escribir de este lado del cuadro? La ley, la ley del padre, la de tomar la cicuta.
S Metáfora Paterna Otro (A) Nombre-del-Padre Dios Oscuro Límite a la ley Padre enaltecido
Holocausto nazi
Imperativo categórico
LeyMuchos militantes del ERP se tomaron la pastillita de cianuro para probar su fidelidad. La tomaron con una notable voluntad, pero esos suicidios van más allá de la estructura. Víctor Frankel es un filosofo que había estado en un campo de concentración, y decía que en el campo de concentración habían muerto los mejores; no porque conociera a todas las víctimas él se salvó y después terminó suicidándose, sino que los mejores fueron los que murieron porque cedían a otros sus míseros mendrugo. Allí, el imperativo categórico funcionó plenamente.
¿Por qué el Nombre-del-Padre viene a rescatar de eso? Porque es el límite a la ley. Pero nosotros hemos llegado al desaguisado de sostener que el Padre está del lado derecho del cuadro. No debemos confundir el Padre con el Otro. Si se confunden, entonces queda uno enfrentado al horror en sus formas más monstruosas.
Intervención: Me quedé pensando en que la formula kantiana es deontológica, es decir, el orden del "deber ser" es formal. Y me cierra. Después vos le dabas una vuelta dándole el ejemplo de la hija asesina. Pero la fórmula kantiana no dice que yo deba entregarla a la policía, sino que hay un movimiento..... [inaudible]....... es decir, puedo no entregarla a la policía, partiendo de que hago de eso un valor de la conducta universal.
A.E.: Mucho más sabia es la ley del Código Civil argentino, que dice que nadie está obligado a declarar en contra de sí mismo y de sus familiares más directos.
Intervención: El imperativo categórico no manda hacer en términos de contenido; la ley argentina, sí. Hay lugar para la posición subjetiva, pero pretende que esa posición que vos tomes sea universal.
A.E.: Claro, pero te digo que lleva a esto. Nosotros decimos que hay que pretender que no, que no sea universal. Si la única forma que opera en lo personal, dice Lacan, es que haya operado la metáfora paterna.
Intervención: Hay un lugar para la elección.
A.E.: No hay ninguna ética que escape a la elección, porque la posición moral radica en que puedas elegir. El asunto es que plantee que debés elegir. La ética kantiana es que debés elegir como todos. Y nosotros estamos diciendo que no.
Intervención: No, no es como todos. Hay una tensión, lo que elijas debe ser tomado como valor universal, pero no obliga a elegir como todos.
A.E.: Lo que yo estoy diciendo es que el nazismo se apoya en Kant. Lacan sostiene que la tendencia occidental llegó a este punto por Kant, y no por los nazis. En Die Bechtrommel, «El Tambor de Hojalata» de Günter Grass 4, ¿cuál es la posición del padre? El escritor es un alemán que evalúa a un pueblo, al h1orror de un pueblo. Hay una lógica ahí, está muy claramente planteado que él no odiaba a los judíos, ni siquiera le interesaban; él se comportaba como un buen alemán. Esa lógica es muy clara.
Piénsenlo en la psicosis y verán cuál es el horror del que se trata. ¿No hay acaso una alta incidencia de suicidios en la psicosis? ¿No descubrieron lo sacrificial de la psicosis? Es tan claro como la muerte del sujeto. Después del desencadenamiento, el sujeto testimonia de su propia muerte, como nos lo muestra el caso de Schreber. Y si quieren distinguir entre "brote" y "desencadenamiento", basta con decir que el primero es múltiple el segundo es uno y único. Y, por supuesto, nadie ha dicho que el primer brote fuera necesariamente el desencadenamiento. ¿Cómo distinguirlos, entonces? El desencadenamiento supone la muerte del sujeto. Pero la muerte del sujeto no significa el suicidio del psicótico. Entonces, ¿por qué hay tantos suicidios en la psicosis? En los hospitales hay una infinidad de casos en que el Otro manda suicidarse. Atiendo a un esquizofrénico que dice ser homosexual, y que Dios nunca vio con buenos ojos que él lo fuera. En el desencadenamiento, mientras se pegaba una ducha, escuchó a Dios diciéndole que le daba una solución para su condición homosexual: cortarse el pene. Y llegó a arrancarse un pedazo del prepucio. Ésa es la lógica de la que hablo.
El neurótico puede ahí poner un sustituto y, en vez de su pene, bien puede ser por ejemplo un valioso jarrón de porcelana hay una mediación posible. Lo desesperante de la psicosis es la falta de mediación. ¿Cuál es esa mediación que hace falta? La que aporta el Nombre-del-Padre. Nosotros no lo vemos tan radicalmente salvaje, porque para nosotros opera la mediación. Pero búsquenlo en la interesantísima vuelta que le encontró Lacan: en su retorno social. Y en lo particular de cada caso, por ejemplo en la psicosis, descubrimos el valor de lo sacrificial. Tenemos, por ejemplo, la oreja de Van Gogh. ¿Qué era la oreja para él? Algo valiosísimo. Lo sacrificial es siempre algo valiosísimo que el sujeto ofrenda porque falló la temperancia. ¿No comprobaron que los más rigurosos cumplidores de la ley son precisamente los psicóticos? Se desesperan si no la cumplen al pie de la letra, porque justamente les falta la temperancia respecto de la ley, y no la ley en sí misma. Sin la temperancia, la ley opera de una manera directa, inmediata.
¿Por qué el Nombre-del-Padre hace límite a la ley? Porque si el Padre es significante y no es una persona concreta, pueden operar la metáfora y la metonimia. Pero si el Padre no es significante sino alguien en particular, entonces se trata del signo. El signo significa algo para alguien, es el pene o la oreja. Cuando mi hermana mayor le dijo a mi madre que se iría de camping junto a sus compañeras del Schule , mi idishe mame le respondió enseguida que "¡Sólo una puta es capaz de hacer una cosa así!"... Mi hermana, pobre, no fue... Pero supongan que no le hubiese dicho eso, sino que la respuesta hubiera sido "Si vas al campamento, ¡me muero!", ¿qué se pone a trabajar con ese "¡me muero!"? Que es un significante, y, por lo tanto, que implica otra cosa. Ahora bien, si no hay distinción entre Madre y Otro, si se da el caso de que diga "¡Me muero!", entonces adviene la desesperación real porque morirá sin más; y esto porque ella, como Otro, no esta intermediada por el significante.
Ven por qué insisto tanto con la cuestión de que el Padre no es nadie en particular, porque todo se juega en eso, en que no puede serlo, en que no debe serlo. El Padre no es el papá del chico.
Intervención: Quería plantearte que al imperativo kantiano, en su primera versión, se lo formaliza como que Dios es aparente, como que Dios manda hacer algo concreto, pero no está...
A.E.: Si está, está como el imperativo. Lacan dice que desapareció una modalidad de Dios.
Pregunta: ¿Por qué hay un Dios en el imperativo categórico kantiano y no en la metáfora paterna?
A.E: Primero, la cuestión del amor. En Spinoza se trata de un amor significante a Dios. Si uno hubiese cuestionado a los nazis su posición con respecto a Dios, ni se habrían dado por aludidos, porque no había nadie más ateo que ellos. Lo que Lacan propone es que esta modalidad de operar la cultura humana sobre el sujeto hace recordar las viejas prácticas sacrificiales más terribles. No hace falta ser sociólogo o antropólogo para saber que a cada siglo de la evolución de Occidente le correspondieron atrocidades cada vez peores. Cuanto mayor sea el imperativo y cuanto más ateísmo, mayor el horror sacrificial.
Pregunta: [Inaudible].
A.E.: ¿Qué estás sosteniendo con el asunto de Kant?
Intervención: [Inaudible].
A.E.: El psicoanálisis surge en un momento histórico específico de la cultura occidental como respuesta a determinados problemas. ¿Olvidás que Freud lo hizo en alemán, que él mismo fue perseguido por los nazis? Freud hizo un infortunado chiste cuando dijo asombrarse de cuánto había progresado la humanidad porque, en otro momento, lo habrían quemado a él cuando ahora sólo quemaban sus libros. Quince días después, empezaron los campos de exterminio y los hornos crematorios en que se asesinaron a millones de personas. Está inscripto el retorno de los peores horrores de los cuales nosotros habíamos creído haber escapado.
La evolución de la religiosidad tiene estos tres o cuatro movimientos de corte: empieza endiosando cosas naturales el dios de la lluvia, del viento, etc. , luego los múltiples dioses del Olimpo que no son en sí mismos esos fenómenos naturales, sino que éstos les están supeditados. Por último, el monoteísmo judeocristiano. Es decir que la personificación ya es máxima. ¿Cómo podría haberse explicado el exterminio nazi según la lógica de las deidades del Olimpo? Desde luego, la pregunta es forzada, pero podríamos decir que Zeus lo hizo para ocultar que había copulado con un montón de judías. Y, ¿cómo se explica el exterminio nazi para un judío piadoso? Ya les leí algún pasaje sobre eso: Dios da vuelta la cara está ya en juego la mirada de Dios. De modo que la religiosidad de hace cincuenta mil años a hoy ha ido en el sentido contrario a lo que nosotros creemos que es evolución. Es mucho peor ahora, porque ahora, más que nunca, se trata de una Persona, y es aún mucho más terrible. Nosotros creemos que aquéllas eran pobres gentes de "pueblos primitivos". Nada de "pobres": ellos no conocían el exterminio.
Pregunta: [Inaudible].
A.E.: Claro, no analizó la relación con su padre. ¿Qué está diciendo Lacan cuando afirma que Freud no analizó la relación con su papá? Que Freud tenía enaltecido a su papá. Más aún, ¿podemos deducir cuál es el defecto judío en el psicoanálisis que Lacan dice que hay que erradicar?
«Yo servía a Dios apasionadamente, y lo único que le pedía era que me permitiese servirlo con todo el corazón, con toda el alma, con toda la fuerza. No puedo decir que tras lo vivido mi relación con Dios no haya cambiado, pero puedo afirmar con absoluta seguridad que mi fe en Él no cambio».
Ése es el problema judío en el psicoanálisis, a saber, la fe que tenemos en Freud, en Lacan o en Jacques-Alain Miller. Ése es el problema judío. Hay que erradicar la fe de la ciencia psicoanalítica. "Tener fe en el psicoanálisis" nos mata. Ésa es la tradición judía. Freud no analizó bien la relación con su padre, y nos quedó él mismo como padre. Y, ¿cuál es la relación de los judíos al padre? La fe. Fueron los judíos los que inventaron la cuestión de la fe. Búsquenlo en el diccionario, se llama emunah; pero es una noción de verdad y no de fe, una forma de decir la verdad emet o emunah. Hay en el diccionario de Ferrater Mora todo un artículo dedicado a la verdad, en que hay un apartado acerca de la emunah; porque es una forma rarísima de concebir la verdad. La verdad, según emunah, es la fe. Ése es nuestro problema, esto es, que una cosa sea verdadera por el solo hecho de que Freud lo haya dicho. Y como Freud es para nosotros el dios enaltecido, tenemos entonces fe en él.
Llegó la hora de revisarlo. Y guardémonos de mantener la fe en un sentido más subrepticio, es decir, revisarlo porque tenemos fe en Lacan... Haciendo así, iremos hacia lo peor creyendo que vamos "evolucionando" hacia lo pacificante. ¿Quieren tener un vínculo con la enseñanza lacaniana? Pues entonces no tengan fe en Lacan, sino un amor intelectual y racional a lo que dijo.
Notas
1 « Cest le Père mort, répond Freud, mais personne ne lentend, et pour ce que Lacan en reprend sous le chef du Nom-du-Père, on peut regretter quune situation peu scientifique le laisse toujours privé de son audience normale».
2 François Regnault, «Dios es Inconsciente» (Manantial, Buenos Aires, 1993, ISBN: 9509515124).
3 J. Lacan, «Radiofonía y Televisión» (Anagrama, Barcelona, 1996, ISBN: 8433900455).
4 Günter Grass, «El Tambor de Hojalata» (Alfaguara, Madrid, 1999, ISBN: 8420425087).
Establecimiento del texto: Lic. Luciano Echagüe