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Seminario
Posición del inconsciente

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Dictado por : Alfredo Eidelsztein


Clase 14
Alienación

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Ésta es nuestra penúltima clase. El tema de hoy va a ser «alienación» y, el de la próxima, «separación». Al decidir esto, me sucedió que no quedó tiempo para comentar «alienación» y «separación» en Hegel y en Marx en relación a Lacan. Es un trabajo que hay que hacer porque hay verdaderamente un problema que voy a plantear en relación a la «alienación» en Hegel y la «alienación» en Lacan, que es el problema más neto; pero también está la cuestión de que, tanto en Hegel como en Marx, no sólo hay teoría de la alienación, sino también de la separación. Con lo cual, conviene que se establezca bien qué dice cada uno para establecer las diferencias.

Como no va a haber tiempo para que lo discutamos juntos, yo ya les había recomendado la vez pasada la bibliografía. Traje, para quienes estén interesados, una ficha de una conferencia que di sobre este tema, que acaba de publicarse. Es del año pasado. En esa conferencia yo desarrollo —aunque no muy extensamente— los puntos esenciales de «alienación» y «separación» en Hegel y en Marx, y alguna pequeña palabra sobre Lacan; presento allí las diferencias. Así que dejo una copia aquí y después vemos cómo hacen. Es la que di en SABA, que acaba de salir publicada.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No, ésta es una conferencia en SABA, en el seno de un ciclo de conferencias sobre la dirección de la cura. Propuse entonces, con relación a ello, si la así llamada "separación del Otro" es, o no, la dirección de la cura; lo cual es algo que suele deducirse o sostenerse directamente en algunas lecturas de Lacan, ya que como se comienza "alienado", pareciera ser evidente que la dirección de la cura sería la "separación del Otro". No hay, desde mi punto de vista, nada más lejano a lo que sostiene Lacan... Hay ciertamente un problema de términos, Lacan utilizó «alienación» y «separación».

Francamente, creo que hay un problema con la «alienación», o quizás lisa y llanamente un problema a secas. O quizá sea que yo tengo un problema con «alienación» y «separación» en Lacan. Pero sea como fuere, intentaré abrir la polémica para que Ustedes puedan ir tomando posición al respecto.

Antes de eso, quería hacer dos pequeños comentarios respecto a este curso. Uno, porque ya es casi el momento de concluir: la próxima clase es la última de este curso. Muchos de Ustedes me dijeron que tenían cierta sensación de fragmentación, que el trabajo era fuertemente fragmentado y que eso les producía cierto malestar o dificultad. Y me parece que sí. A mí también me cuesta, después de cada clase, ver cómo seguir con la siguiente, porque son casi cortes de distinta modalidad. Primero, el corte que tiendo a hacer —que considero oportuno— en cada una de las clases, esto es, un corte sincrónico en la continuidad diacrónica del curso cuyas clases son, unas respecto de otras, de diversa índole.

De cualquier manera, lo que aquí planteo frente a Ustedes, y con Ustedes, es la idea de intentar favorecer la profundización de los argumentos de Lacan. Por eso no dudo en dedicar extensas horas a discutir problemas indirectamente conectados a los postulados de Lacan, como para que éstos no queden insuficientemente meditados y estudiados, es decir, para que los planteos de Lacan no funcionen para nosotros tal como suelen funcionar: como meras frases aprendidas de memoria para ser repetidas de memoria... Quizás eso no ocurra ahora tanto como antes, pero aún parece ser el modo en que los lacanianos nos manejamos.

Para cortar con eso, me da la impresión de que cada uno de nosotros cuenta cada vez con más herramientas de otros, no necesaria y exclusivamente de Lacan, sino que con muy convenientes ideas y desarrollos de otros pensadores. Y, por otra parte, es de suma importancia no hay que perder de vista que casi toda la ganancia pasa por la articulación de los términos —la enseñanza de Lacan no hace sistema. Creo que no queda otra opción más que la de dar un paso con el pie izquierdo y otro con el derecho, para luego dar otro paso con el izquierdo y otro con el derecho, y así sucesivamente. Es decir que me parece que todo lo que apunte a sistematizarlo será una ganancia, siempre y cuando uno no olvide que la enseñanza de Lacan no es en sí misma un sistema. El intento de sistematicidad es un franco ideal occidental moderno. Solemos tener en muy alta estima el ideal de lo Uno totalizante, nos resulta fascinante, lo aplaudimos; nos encanta, nos produce grande entusiasmo y nos da ganas de ir a leer a casa, aunque no entendamos una pepa... Hoy en día, hacer Uno es un ideal muy fuerte. Y me da la impresión de que una característica de la enseñanza de Lacan es, precisamente, la de no hacer Uno. Basta con leerlo un poco para empezar a tener esa sensación de cómo es que terminan articulándose sus ideas, de cómo es que una cosa guarda relación con otra. Cuando uno lee a Lacan, suele tener la impresión de que lo que acaba de leer no tiene relación alguna con lo que venía leyendo.

Pero que Lacan no haga Uno por ningún lado no quiere decir que tengamos que escupir frases repetitivas como ametralladoras... Creo que hay que progresar tratando de armar una secuencia lógica con lo que se dice, sin perder de vista que cada argumento merece ser pensado en sí mismo.

Entonces, «alienación» y «separación». Les decía que para mí hay un problema de muy diversa índole en torno a «alienación» y «separación». Más aun, diría que «alienación» y «separación» es casi, a mi entender, el nombre de un problema del psicoanálisis lacaniano. Este problema tiene muchas modalidades. Primeramente, es una de las más típicas fuentes de malentendido entre Lacan y los lectores de Lacan. Hay lugares donde hay mayor encuentro, y hay lugares donde hay más desencuentro. Mi impresión personal es que éste tiende a ser un punto de notable desencuentro.

Una segunda modalidad del problema radica en por qué Lacan denominó así a estas dos operaciones. La denominación lacaniana de «alienación» y «separación» implica ya cierta confusión. Creo incluso que se trata una confusión en Lacan mismo, un índice de cierta vacilación en el propio Lacan. Pareciera ser que, en esto, Lacan avanza, retrocede, vuelve a avanzar y retrocede nuevamente.

Así pues, creo que uno de los problemas principales tiene que ver con la denominación de estas operaciones, es decir, el porqué de esas denominaciones de «alienación» y «separación». ¿Se trata acaso de cierta fidelidad al sistema hegeliano? Porque parece ser así para algunos. No sé si Ustedes se desternillaron de risa con esa intervención de Green en el Seminario 11. En la decimosexta clase de ese seminario, Lacan dice, a partir de una pregunta de Jacques-Alain Miller, que el pobre de Green se le había acercado a decirle: "Muerte del estructuralismo, ¡Usted es hijo de Hegel!". En realidad, Miller había intervenido oponiendo a Lacan y Hegel 1, y Lacan le responde revelando lo que Green le había dicho al oído, exponiéndolo, deschavándolo e incinerándolo públicamente... Green encontraba, en Lacan, un fiel seguidor de Hegel. Observen pues qué problema: un tipo dice "Lacan con Hegel" y otro, en el mismo lugar y en el mismo momento, dice "Lacan contra Hegel". Es ciertamente muy curioso lo que ocurrió ahí. El que dijo "Lacan con Hegel" era un conocido y ya avanzado psicoanalista muy vinculado a Lacan. En cambio, el que dijo "Lacan contra Hegel" era un ‘pichi’, un ‘pibe’ que no sabía nada de nada, pero que quizás tenía mayor facilidad para escuchar lo más nuevo. Vean entonces cómo puede interpretárselo de formas distintas: apenas Lacan hace su planteo, se suscitan ya dos versiones completamente distintas...

De todos modos, voy a mostrarles algunas breves citas en que el mismo Lacan dice "Lacan con Hegel" y "Lacan contra Hegel"... Así que ahí hay un problema.

Otro modalidad del problema es cómo entender «alienación» y «separación». En cuanto tales, tal como se plantean en «Posición del Inconsciente», son operaciones de causación del sujeto. Pero verán que allí también hay grandes oscilaciones en Lacan. Así que creo que hay que encarar esto desde esa perspectiva. Tal vez nos quedamos rebotando en un punto de cierta impasse discursiva de Lacan.

Voy a proponer elaborar el tema, articulando «Posición del Inconsciente» y el Seminario 11. En esto, «Posición del Inconsciente» y Seminario 11 hacen un conjunto. Hay que leerlos juntos porque hay argumentos tomados de un lado que están elaborados en el otro, y viceversa. Es por eso por lo que la datación de «Posición del Inconsciente» debe ser muy cuidadosa: es una inte rvención en el congreso del ‘60 que fue escrita —y no rescrita— en el 1964, o sea, a la altura del Seminario 11.

Las clases del Seminario 11 que les recomiendo tener en cuenta para este problema, son la XVI, la XVII y la XVIII. En la clase XV del Seminario 11, en la pagina 180 de la edición francesa, Lacan dice:

«Si el sujeto es lo que afirmo en mi enseñanza, el sujeto determinado por el lenguaje y la palabra, esto quiere decir que el sujeto, in initio, empieza en el lugar del Otro, en tanto es el lugar donde surge el primer significante».

En la página 191 de la edición francesa del mismo seminario —página 218 de la edición castellana—, en la sesión siguiente, Lacan dice:

«¿Querrá decir, tal como parece que yo sostengo, que el sujeto está condenado a sólo verse surgir, in initio, en el campo del Otro?».

Es decir, Lacan repite lo que había afirmado en la sesión anterior. Pero inmediatamente agrega:

«Podría ser, pero de ningún modo —de ningún modo».

Es una cita textual. O sea que se ve bien que aquello que Lacan afirma en una clase, en la siguiente es negado de una manera categórica, y bien acentuada discursivamente. Por otra parte, en la misma página, si observan esto de cómo utiliza Lacan «alienación», van a ver que el problema se extiende. Dice:

«Nadie podrá negar que esta alienación está muy de moda en la actualidad. Hágase lo que se haga siempre se está un poco más alienado, ya sea en lo económico, lo político, lo psicopatológico, lo estético y todo lo que venga. Quizás no esté de más llegar a la raíz de esta famosa alienación».

Con lo cual, parece que Lacan en esa página está proponiendo que él se va a abocar a ver la raíz de esta alienación. Si lo primero que dice refiere a lo económico, a lo político, más bien que se metió de lleno en el sistema hegeliano–marxista. No es la misma la posición la de Hegel que la de Marx, no tienen nada que ver. Marx repudia, en sus trabajos sobre alienación, la concepción hegeliana, la repudia explícitamente.

Pero al pie de la página 819 de «Posición del Inconsciente», Lacan dice:

«No es pues que esta operación tome su punto de partida en el Otro lo que la hace que se la califique de alienación».

Con lo cual, ven que de vuelta acaba de decir que no es eso de lo que se trata y, sin embargo, la alienación en la economía, en la política, sí se trata de eso: que toma su punto de partida en el Otro. De manera que una y otra vez —aun en la misma página en donde Lacan sostiene lo contrario— en la misma página nos va a proponer que la alienación que él propone es lo que puede estar en la raíz de la alienación económica y política, que es justamente aquella que acaba de decir que no... Así que me da la impresión de que hay allí un problema muy importante, y que quizás ese problema sea más interesante de tomarlo en cuenta, que discutir si más adelante en la enseñanza de Lacan «alienación» y «separación» se conservan, o no —que es una pregunta que se suele hacer. Yo creo que es una mala pregunta la de si más adelante en la enseñanza de Lacan esto permanece o desaparece. La buena pregunta, para mí, es tratar de establecer cuál es el problema y ver qué soluciones le da en el ‘64, en el ‘73, y qué solución le da en el ‘80 al mismo problema. Me da la impresión de que lo más importante es ir al problema que está enfrentando Lacan y ver, entonces, qué solución puede darle.

¿Cuál es el problema? Creo que podríamos avanzar —todo lo que hasta ahora hicimos sobre «Posición del Inconsciente» nos permite hacerlo— diciendo que el problema radica en la concepción de la constitución del sujeto y cuáles son los movimientos lógicos que esta constitución implica.

Me parece que, en «Posición del Inconsciente» y en el Seminario 11, Lacan está probando si «alienación» y «separación» es la buena respuesta. Obviamente, en la enseñanza de Lacan las cosas giran porque, como los problemas se relacionan entre sí, van girando. Luego hará falta ampliar de alienación y separación a la constitución de una lógica distinta. O sea, lo que Lacan va a hacer aquí —año 1964, undécimo seminario— es tomar elementos de una lógica.

En el Seminario XIV, o sea tan sólo tres años después, lo que propone directamente es ya una maniobra más radical: la constitución de una lógica totalmente nueva. Y para terminar de entender algunos argumentos de «Posición del Inconsciente», es necesario incluir algunos desarrollos que Lacan hace en el Seminario XIV, como por ejemplo la segunda ley de Augustus de Morgan, que es completamente imprescindible ya que sin ella no se puede llegar —a mi entender— a resolver de qué se trata la «alienación» y en qué sentido la «separación» es una operación segunda que viene a producir un cierre de la primera.

Augustus de Morgan es un matemático y lógico muy importante del siglo pasado, que tiene sus dos leyes de negación de conjunciones. Es también el lógico que acuñó la expresión "Universo de discurso". «Universo de discurso» es un procedimiento artificial de no-todo: no se habla de todo, se habla de algo, eso de lo que hablás es tu «universo de discurso», porque no se puede hablar de todo —sólo se puede hablar de algo.

Y Ustedes saben que, en el Seminario XIV, Lacan rechaza el «Universo de discurso» de Augustus de Morgan que está incorporado completamente a la lógica moderna. Revisen los cuadernos de sus hijos porque lo primero que les enseñan es la noción de «Universo de discurso». Habrán visto que los circulitos de Venn que los chicos hacen en el colegio, están dibujados sobre un rectángulo. Ese rectángulo es el «Universo de discurso», que habitualmente recibe el nombre de "R", o "U" directamente. Así que me da la impresión de que estamos en el comienzo de un procedimiento que es el establecimiento de qué lógica corresponde al sujeto del inconsciente.

Entonces, ahora sí, «Posición del Inconsciente» y su comentario. Parto del pie de la página 818 de la edición castellana y, para enganchar un poquito con cómo viene el tema, dos o tres parrafitos antes de alienación. Allí Lacan dice:

«Si hay cierre y entrada, ...».

Ya saben —al menos deben recordarlo— nuestro recorrido topológico.

«... no está dicho que separen: dan a dos dominios su modo de conjunción».

¿Cuáles son, pues, los dominios?

«Son respectivamente el sujeto y el Otro,...».

Ven que ya plantea que no hay separación entre el sujeto y el Otro, y la palabra que utiliza no es casual —esto es un escrito, no se habla así no más. Si a esta maniobra va a llamarla «separación», es muy interesante que dos páginas atrás haya dicho que se trata de la conjunción lógico–topológica entre el sujeto y el Otro, porque el hecho de que sean "cierre" y "entrada" —que el inconsciente tenga la estructura de cierre y entrada— no significa que el sujeto y el Otro estén separados.

«...dominios que aquí sólo son de sustantivarse gracias a nuestra tesis sobre el inconsciente».

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Vos proponés que aquí cabe la pregunta. Sí, claro, Ustedes conocen el movimiento hegeliano. Es que un sujeto, como un animal individual, termina constituyendo el «Espíritu» que es la suma de las subjetividades y lo que éstas producen. Pero esto no es lineal, si no que es en espiral —aunque Hegel nunca haya hablado de espiral—, y el movimiento es desde lo individual a lo social, siendo que cada maniobra de ir de lo individual a lo social hasta llegar a lo que sería el momento absoluto —que Hegel denomina «Espíritu» se suceden pasos en que, por la insuficiencia de la integración a lo social, se produce el fracaso de esa socialización y la caída en una posición individual que es igualmente superior de la primera porque ya se pasó por ese momento de socialización aunque sea fallido; y, por estar en una posición individual superior, esto autoriza hacia uno de socialización que integra el anterior porque lo supera: «Aufhebung», así sigue y sigue hasta que se llega... Concebir la historia de este modo es toda una posición: significa que siempre se va hacia lo que corresponde ir. Y suponer que en la historia siempre se va hacia donde corresponde ir, es un lío. O sea que no importa si morimos todos nosotros en esta batalla, porque de cualquier manera vamos hacia donde se debe ir... Así han muerto de una manera francamente suicida un montón de revolucionarios porque no les hacía problema el fracaso de la batalla. Cualquier sentido común te diría "Y, hermano, si la vas a perder, quizás convendría que no entraras. No te lo digo para te quedes claudicando en tu casa, sino más bien para que intentes hacer otra cosa". Pero si uno está convencido de que esto evoluciona siempre hacia el mismo lado, se dan cuenta de que cada retroceso... Quiero decir, hacemos una revolución, tomamos el poder dos semanas porque ‘no dio el cuero’ para más, y mueren tres mil personas: ocurre entonces que ganamos de cualquier manera porque se está en un paso avanzado de esto, y así termina por justificarse la muerte de esas tres mil personas. Primero, arrojás unas trescientas mil al horno; luego, quinientas mil; después serán cinco millones, ¡qué más da! ¡Ése es el costo que hay que pagar..! Parece que los lacanianos saben mucho de esto: siempre hablan de "lo que hay que pagar" y del "costo"... Eso podría llegar a ser una de las causas de las características atrocidades de los últimos tiempos en Occidente. Esta idea de que siempre se evoluciona hacia la correcta solución, de que siempre se va hacia donde corresponde ir porque, si se retrocede, de cualquier modo se está progresando... La dialéctica hegeliana es un adoquín en nuestra historia.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Pero quizás haya que dar un paso al costado y avanzar por otro lado. El psicoanálisis siempre tiende hacia una tercera opción —siempre, es lo típico. Los pacientes siempre van a llevar alternativas entre A o B. Y Ustedes deben convertirlas —si se acuerdan de la clase de Alfredo— en una disyuntiva, esto es, (A o B) o (A o B). Porque si vos tenés ésa, entonces, o reculás y es un fracaso total, o combatís la batalla que va a permitir al menos a la historia decir que hubo tres mil héroes que dieron su vida y que, por lo tanto, no va a ser en vano. En general, me da la impresión que de lo que se trata es cómo generar una tercera opción que permita no ir con la cabeza hacia la guillotina —al menos, no ir con tanta tranquilidad, con la sensación de que es lo correcto. El nuestro es un mundo de terrorismo. Y un terrorista es un tipo así, que va como un salvaje hacia su muerte a matar a doscientos tipos, porque eso va a hacer progresar un paso la espiral dialéctica. ¡Es atroz!

Todas las películas que vemos por la tele, todas son de un ‘zarpado’ así. Se sabe muy bien que a un ‘zarpado’ así no lo parás. Si una persona no tiene ganas de vivir, no la parás porque la única chance de parar a alguien es contar con que hay alguna jugada calculable, y la jugada calculable elemental es la de que quiera vivir. Un ataque suicida es casi siempre exitoso.

El sujeto y el Otro son los dos dominios cuya articulación estudiaremos. Dice Lacan:

«El sujeto, el sujeto cartesiano, es el presupuesto del inconsciente, lo hemos demostrado en su debido sitio».

El sujeto, ¿es el sujeto cartesiano? ¡Esto te convierte los glóbulos rojos en blancos, y los blancos en rojos..! Salvo que leas hace mucho a Lacan y ya digas: "¡Qué se yo! ¡Este tipo dice cada cosa!"... Habrán visto que cuando uno está ya muy acostumbrado a la lectura de Lacan, la sorpresa en verdad ya deja de sorprender... En efecto, el sujeto con el que operamos es el sujeto cartesiano. Eso significa mínimamente dos cosas o, al menos, tres. Primero: que se trata del sujeto de un determinado momento histórico, el de la Ciencia moderna, que surge a partir del cogito. Segundo: que su existencia es el cogito. Por eso yo les propuse que si no operábamos con el cogito y su transformación según las leyes de De Morgan, no íbamos a poder entender qué quería decir Lacan con «alienación» y «separación». Y, por último —y me da la impresión de que nunca hay que olvidarlo—, que se trata del sujeto del pensamiento. Ésa es precisamente la diferencia freudiana entre Hamlet y Edipo: Edipo agarró, ‘peló’ y sin más mató al padre; esa escena no dura siquiera dos minutos, no es como en el cine argentino (vieron que en el cine argentino una escena en la que hay que atender el teléfono lleva más de dos minutos... No se puede creer, el tiempo se vuelve desesperante). Hamlet, en cambio, saca la espada y vuelve a enfundarla, vuelve a desenvainarla y se pasa dos horas y media cavilando, y, al final, la única forma que encuentra para matarlo es suicidándose él también. Ahí Freud dice que es una característica de la subjetividad moderna, a saber, el pasar al pensamiento. Nosotros estamos muy tomados por la res cogitans: pensamos, pensamos y, para colmo, nos parece bárbaro —es el ideal, es una característica de nuestro momento histórico.

«El Otro es la dimensión exigida por el hecho de que la palabra se afirma en verdad».

Para que no nos olvidemos, de lo que se trata es que siempre que se trate de palabra está el trasfondo del problema de la verdad. O sea, si se está a nivel de palabra, se puede entonces plantear la pregunta de si es verdad o si es mentira. Y les propongo no usar "falsedad" porque pareciera que se trata de una lógica simbólica. No, se trata de si estás mintiendo o no estás mintiendo con lo que dices. Se trata de si te ‘engrupen’ o no con lo que te dicen, y no si es verdadero o «falso», si cuatro más cuatro es nueve.

El Otro implica la dimensión de verdad. Esto significa que puede estar encarnado por alguien, o no. Uno puede ser engañado y no necesariamente recibir ese engaño de alguien encarnado. A veces se deduce que te mintieron porque la prueba de la mentira de alguien vino por una prueba lógica: si ese día hubo una huelga de trenes y sé que no has viajado en avión e ir en micro lleva tanto tiempo, no puede ser que hayas ido y vuelto tal como tú me dijiste, o sea, ¡me cagaste..! Pero todo eso puede estar presente por argumentos que no hace falta que alguien sostenga. Pero si hay mentira, siempre hay alguien por detrás, tiene que haber un sujeto, no lo real. Con lo imaginario no alcanza, los animales no mienten sino que sólo engañan —lo real no miente. Si el virus de la gripe y del SIDA mutan, lo hacen porque son virus mutantes y no porque lo hacen para ‘cagarnos’...

Quiere decir que lo real no miente. A lo imaginario no ‘le da el cuero’ —no alcanza, sólo engaña. Es así que se requiere de una operación en lo simbólico, y es por eso que Lacan dice que la prueba de que están frente a un sujeto siempre es que les puede mentir. Si Ustedes quieren saber si están frente a un sujeto o no, plantéense la pregunta de si les puede mentir.

«El inconsciente es entre ellos su corte en acto».

Quiere decir que hay un corte puesto en acto y operando entre sujeto y Otro —eso es el inconsciente. ¿Qué es un corte? Acá hay que responder "8", tratándose de "7,56 ". Es una línea cerrada de Jordan. Pero, ¡cuidado!, porque cuando decimos "corte" solemos imaginar la hoja de una navaja y, con eso, no vamos a ningún lado. Se trata de una maniobra lógica que hay que hacer. Lo que estamos comentando es el famoso rombo de las fórmulas del fantasma o el de la fórmula de la pulsión, cuya estructura es la línea cerrada de Jordan, un corte topológico. Es decir que la separación dependerá de las características de la superficie topológica; dependerá de dónde se haga el corte. Por ejemplo, en una esfera, una línea cerrada de Jordan producirá dos superficies; en un toro, a veces sí, y a veces no —depende entonces de dónde y cómo se haga el corte.

«Se le encuentra gobernando las dos operaciones fundamentales en que conviene formular la causación del sujeto».

¿A quién se le encuentra "gobernando"? El traductor, dado que tradujo muy poco cuidadosamente, no se sabe a quién... Vayamos pues al párrafo anterior.

«El inconsciente es entre ellos su corte en acto.

Se le encuentra gobernando las dos operaciones fundamentales en que conviene formular la causación del sujeto».

En francés, "inconsciente" es masculino y "corte" es femenino. Y en el original francés, eso está puesto en femenino. Con lo cual, se trata aquí del corte2. Pero a nosotros nos cayó justo que son dos términos masculinos —el inconsciente y el corte—, y entonces no se puede saber de qué se trata si no se hace una traducción cuidadosa.

Así pues, al corte:

«...se le encuentra gobernando las dos operaciones fundamentales en que conviene formular la causación del sujeto. Operaciones que se ordenan en una relación circular, pero por ello no recíproca».

¿En dónde está la relación circular? En el corte mismo, porque el corte es un círculo. Lo que pasa es que no tiene forma de círculo, no es una figura geométrica euclidiana, sino que es tal como una línea cerrada de Jordan. Entonces, lo que está proponiendo es que es una relación circular pero no simétrica, o sea que el procedimiento que va de izquierda a derecha no es el mismo que el que va de derecha a izquierda. Ésa es una lógica muy, muy importante, súper obvia, que nos suele faltar en nuestros análisis de problemas. La relación, por ejemplo de amo y esclavo, la relación hegeliana, es una relación circular pero no simétrica. Nosotros solemos no llegar a lo no simétrico porque nos resulta una sabiduría salir de la pavada de creer que el esclavo requiere del amo. Eso es el sentido común. Y hasta nos parece ya una genialidad que se nos diga que no hay amo sin esclavo. Creemos que es como la relación sadomasoquista —que como tal no existe—, que es una relación así. Pero de lo que se trata es de establecer que lo que el amo le da al esclavo no es en absoluto lo mismo que lo que el esclavo le da al amo, esto es, no es recíproco —no hay tal reciprocidad.

Para Lacan, la relaciones recíprocas se dan en el mundo de la psicología. Las no recíprocas son las del mundo del psicoanálisis. El psicoanálisis trabaja en relaciones no recíprocas, en tanto que la psicología se funda en la reciprocidad de las relaciones. Es por eso por lo que el grupo terapéutico es como el orgasmo para la psicología en general: esa reciprocidad está fundada y multiplicada por muchos. Igualmente, si Ustedes vieron películas de relaciones terapéuticas, siempre —puedo apostarlo— están fundadas en la reciprocidad. Para todo el mundo, el problema es que el analista es amo del paciente quien, a su vez, es esclavo, y, entonces, es así que nos identificamos siempre con Brasil o con Nigeria: todo el mundo hinchaba por Nigeria porque uno se engancha con el esclavo... Y entonces como uno se identifica con el paciente, intenta demostrar que en cierto punto el paciente también es amo del terapeuta como esclavo, y así se escapa todo porque se trata de una relación circular pero no simétrica —ése es el quid de la cuestión. Así que podrían escribir, si quisieran, "s" minúscula de un lado, y "A" mayúscula del otro, es decir, "sujeto"—"Otro".

Lacan habló de dos operaciones de la causación. Y en el párrafo de la página 819, continúa diciendo:

«La primera, la alienación, es cosa del sujeto. En un campo de objetos, no es concebible ninguna relación que engendre la alienación, si no es la del significante».

O sea, no hay alienación si no hay significante, y como en el mundo de los objetos —tal como es para la física— no hay significante, ocurre entonces que por deducción lógica, no puede haber alienación porque no hay significantes.

«Tenemos por origen el dato de que ningún sujeto tiene razón para aparecer en lo real, salvo que existan allí seres hablantes».

Quiere decir que en el origen ponemos seres hablantes, es decir, hay objetos cuyo origen, cuyo surgimiento puede ser cabalmente explicado por la física, pero no alcanza con esto para explicar el sujeto, ya que hace falta primero seres hablantes —acentúen allí el "ser".

«Es concebible una física que dé cuenta de todo en el mundo, incluyendo su parte animada».

Es correcto, ¿no? ¿Por qué hay pajaritos? Y, porque un rayo.............

[Cambio de cinta]

«Un sujeto sólo se impone en éste por la circunstancia de que haya en el mundo significantes que no quieren decir nada y que han de descifrarse».

Quiere decir que en el origen ponemos la sumatoria de dos cosas: seres hablantes y significantes. De manera que hacen falta seres hablantes más significantes para que haya sujeto —si no, no. Es bueno que tengamos esto en cuenta para cuando asumamos posiciones ultra-lacanianas que suelen sostener que hay significante. Pero no alcanza con postular un origen donde haya significante. Hace falta un ser, que luego va a ser nadificado por el significante. Hace falta un ser que se negativice vía el significante, que es donde se sostiene la palabra. Sin ello, no.

Pero, ¿qué quiere decir el "origen del sujeto"? ¿Qué quiere decir la "constitución subjetiva"? ¿Qué es lo que Ustedes han de tener en consideración con respecto al origen de un sujeto en análisis? Tienen que tener en cuenta que se trate de seres hablantes más significantes. Creo que hay corrientes psicológicas que suelen considerar sólo a los seres hablantes. Por ejemplo, lo que ya tan bien desarrolló Melanie Klein: no importa si el papá se fue de viaje o no, sino que importa cómo se emplaza en la fantasía del niño. Quiere decir que con el solo destino de los seres hablantes no alcanza, porque puede ser que el padre no haya estado y haya operado, como puede ser también que haya estado y sin embargo esté muerto para el niño; más aun, puede ser que él lo haya matado y, para colmo, sobrevenga una retaliación del padre muerto cuando, en lo real, con ese ser hablante no pasó nada. Sucede que es necesario estudiar tanto el destino de eso, más el significante. Y, del mismo modo, con sólo el significante no alcanza: hace falta además considerar aquel que sostuvo eso, y cómo lo sostuvo. Y es claro que apareció el problema de qué significante designa a este "aquel", esto es, que ser hablante y significante se encabalgan —son las dos dimensiones que hay que tener en cuenta para el origen de un sujeto.

«Un sujeto sólo se impone en éste por la circunstancia de que haya en el mundo significantes que no quieren decir nada y que han de descifrarse».

Es decir, ha definido al «significante».

«Conceder esta prioridad al significante sobre el sujeto es, para nosotros, tener en cuenta la experiencia que Freud nos abrió de que el significante juega y gana, si puede decirse, antes de que el sujeto se percate de ello, hasta el punto de que en el juego del Witz, del rasgo de ingenio, ...».

Lacan traduce el «Witz» de Freud por «rasgo de ingenio», en vez de "chiste". Y en castellano sigue siendo igualmente correcto porque, para nosotros, hacer un chiste en el colegio primario es sacarle la silla al chico de al lado para que se caiga de culo al piso; pero eso no es "chiste" para Freud, no es un Witz en términos freudianos. Así que nosotros tampoco podemos usar tranquilamente "chiste". "Chiste" es aquella experiencia de palabra que alguien acuña y que, con respecto a ella, para que el trabajo se produzca completamente, debe ser contada a alguien; y hace falta además que en éste se suscite cierta reacción —la risa liberadora— para que se establezca como concluido el trabajo iniciado en el otro. Eso es "chiste". Pero en castellano, eso no es "chiste".

«...por ejemplo, sorprende al sujeto. Con su flash, lo que ilumina es la división del sujeto consigo mismo».

Quiere decir que allí se comprueba la anticipación porque el chiste estaba antes que el sujeto. Pero, para colmo, si Ustedes preguntan por qué se ríe, puede responder que no sabe de qué se ríe. Con lo cual, el significante produce en el sujeto la presentificación de su división consigo mismo. Y esto de la "división consigo mismo" es algo importante y a ser retenido. Para mí, la alienación de la que se trata no es la alienación del Otro en el sentido de "A" mayúscula. Mi impresión es la de que lo más radical de la propuesta de Lacan es que la alienación del sujeto es que una parte de sí mismo es Otro para el sujeto. Si te ríes y es adecuado que te rías, no es risa inmotivada, porque te contaron un chiste, pero no sabes de qué te ríes. ¿Cómo se resuelve el problema lógico? Que hay otra parte de ti, que tú desconoces, que sí sabe de qué se ríe. Si la risa es inmotivada, entonces no te ríes a consecuencia de nada en particular y, por lo tanto, eres un tarado, o eres un psicótico... No es cierto que los que hablan solos sean locos, más bien lo son quienes se ríen solos... Pero, sea como fuere, si hay chiste y uno se ríe sin saber de qué, se deduce que hay una parte de uno que es Otro. Me da la impresión de que es ésta la alienación de que se trata.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Ésa es mi impresión. Creo que la alienación de la que se trata no es asunto del Otro, sino que en realidad el Otro entra en la «separación», es decir, justamente al contrario de lo que todos nosotros creemos —a partir de la cual solemos suponer que sale. La segunda operación, la «separación» —cierre de la primera—, es la entrada del Otro; una entrada muy particular, que es la entrada por la vía de su falta. Pero esta división del sujeto es efecto de lo que es un sujeto, y un sujeto es la consecuencia del encuentro de seres hablantes con significantes. Incluso más, luego Lacan va a sustituir el "in initio en el Otro" por el "nace dividido" —el inicio se coloca en otra función, no en el Otro, sino en "dividido consigo mismo".

Y hay otro problema, que seguramente se nos filtró recién en nuestros comentarios aledaños a la psicosis, que es el que yo encuentro con más regularidad como efecto de entender «alienación» y «separación», a saber, que se suele afirmar en ambientes lacanianos que en los psicóticos —a los que para colmo se considera "menos evolucionados"...— no se produce la «separación» (lo cual, curiosamente, suele resultar estupendo ya que "no se separaron de la mamá"...). Verdaderamente, el sentido común se conduce como una masa de harina con agua y sin levadura ni sal: ¡es un pastiche inmundo en el que todo parece venir bárbaro! Y ocurre entonces que, en esa perspectiva, el psicótico "está alienado con la mamá" y que, por lo tanto, "es evidente que la función paterna es separar al niño"... Se escucha con mucha frecuencia esta clase de pastiches del tipo de "el psicótico se quedó en la alienación, que es el primer tiempo"... Suponer que esto sea así es equivalente a creer, si tenemos en consideración el concepto de línea cerrada de Jordan, que alguien se ha quedado en la primera mitad de la línea cerrada de Jordan... ¡No existe cosa semejante! O se trata de una línea cerrada de Jordan, o simplemente es una línea. No hay otra realidad.

Es decir que o «alienación» y «separación» van juntos, o bien se está hablando de una cosa muy otra. Ambas operaciones constituyen ese uno que es la línea cerrada de Jordan —los dos son un corte.

«Pero que se la revele no debe enmascararnos que esa división no procede de otra cosa sino del mismo juego, del juego de los significantes... de los significantes y no de los signos».

Veamos qué quiere decir esto. Lacan discutió este tema unas veinte veces . Pero verán Ustedes el sesgo que va a darle en «Posición del Inconsciente» .

¿Cuál es la posición del inconsciente? Entre sujeto y el Otro, porque es su corte en acto. «Corte» quiere decir aquello que los relaciona.

«Los signos son plurivalentes: representan sin duda algo para alguien: pero de ese alguien el estatuto es incierto, lo mismo que el del lenguaje pretendido de ciertos animales, lenguaje de signos que no admite la metáfora ni engendra la metonimia.

Ese alguien,...».

El signo representa algo para alguien,

«...en última instancia, puede ser el universo en cuanto que en él circula, nos dicen, información».

La entropía y todos esos problemas hacen del universo un uno; en él, la energía sólo se transforma, lo que quiere decir que no se pierde. Es siempre la misma energía que puede pasar de un tal estado a tal otro estado. Pero, para que sea universo, debe ser uno. ¿En qué límite? Infinito. No hay universalización más grande que la de la Ciencia moderna vía la noción de «Universo», especialmente en las leyes de la física moderna. No sé si saben que la entropía marca la flecha del tiempo. Para la física, es la entropía lo que da la evolución del tiempo. Y ése es un tiempo inalterable para la física. El universo está en expansión hacia todos lados, lo cual significa que es infinito y que crece (¡Jódanse!, nadie dijo que el infinito no puede crecer, aunque en nuestras cabezas medioevales eso no entre...). Y que esté en expansión quiere decir que uno puede saber en qué momento sucedió tal cosa, porque si tomo la medida del distanciamiento progresivo en el tiempo, si estaba más cerca que ahora, si establezco cuánto más cerca estaban esto de aquello, puedo saber cuándo sucedió. Y el origen es un punto —¿cuánto más chico que un punto puede ser? Quiere decir que el Big-bang comienza en un punto, es la explosión de un punto infinitamente pequeño con una energía infinitamente grande —una idea absolutamente inconcebible para nosotros... Ese punto explotó y de ahí salió todo el universo. A muchos físicos todo esto les suena muy parecido al Génesis, y no les gusta nada porque les resulta una versión muy religiosa de la creación del universo. El problema está en que, dado que el universo está en expansión, el origen tiene que haber sido el punto.

«...en última instancia, puede ser el universo en cuanto que en él circula, nos dicen, información. Todo centro donde ésta se totaliza puede tomarse por alguien, pero no por un sujeto ».

Siempre que algo se pueda hacer de ello, un centro puede ser alguien: el pueblo argentino, América, Iberoamérica, el mundo, el universo, todo eso puede ser "alguien" —siempre y cuando se pueda establecer su centro. El sujeto no puede ser alguien porque no tiene un centro. Es decir que el sujeto nace, es y será siempre dividido. En esto, Lacan estudia muchísimo la relación entre Copérnico y Kepler. No es ‘joda’ decir que el sujeto es sujeto cartesiano, porque se nos mete por el occipucio (no es una mala palabra, no es lo mismo que "culo"...) toda la física moderna. ¿En dónde marcarían Ustedes el nacimiento de la Modernidad? Digo, ¿a partir de quién, de qué personaje histórico? De Copérnico. Freud puso a Copérnico. Pero Lacan dice que se equivocó ya que, para Copérnico, se trataba de heliocentrismo en lugar de geocentrismo, es decir que de todos modos había centro. Y, para Lacan, la revolución freudiana no es copernicana sino klepleriana, porque para Kepler la estructura es la de una elipse que tiene dos focos y nunca un centro. Así que el problema es el centro.

Y todo lo que tenga centro puede ser considerado "alguien". Se puede decir perfectamente que a la barra brava de Boca Juniors no le gustó nada el resultado de ayer. Se puede hablar así, pero de ningún modo se puede hablar así de un sujeto. No se puede decir que "el sujeto se satisface porque el otro yo del Dr. Merengue está insatisfecho"...

«El registro del significante se instituye por el hecho de que un significante representa a un sujeto para otro significante».

Eso ya es el registro del significante, en donde los significantes se articulan entre sí.

«Es la estructura, sueño, lapsus y rasgo de ingenio, de todas las formaciones del inconsciente».

Lacan no utiliza «formaciones del inconsciente» como nosotros. Para nosotros, son cuatro y son siempre las mismas. Pero no es así. A veces, el síntoma tiene que ir y, a veces, el síntoma no tiene que ir —no son iguales. Se pueden poner cuatro cosas en serie y no ser para nada parecidas ni iguales entre sí. Y en esta enumeración que Lacan hace, ha desaparecido el síntoma. Habría que preguntarse por qué quitó «síntoma».

«Y es también la que explica la división originaria del sujeto».

Quiere decir que el sujeto nace dividido —en el origen, es dividido. Y si nos diese ganas de hablar de evolución y tuviésemos tal persona estancada en tal punto de la evolución, ¿cómo estaría? Dividido, porque la división es de origen —no es ninguna operación que deba agregarse. La idea evolucionista no cuadra con los desarrollos de Lacan. Siempre que se trate de sujeto, se trata de sujeto originariamente dividido. A eso llamamos «sujeto»; si no, cámbienle el nombre, no hay problema, y hablen de persona, de ‘chabón’, de ‘tipo’. Todo eso es el sujeto porque el sujeto es en sí mismo dividido.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No es así en Lacan. Se parte míticamente de seres hablantes que nadie conoció. Si esos seres hablantes —se pone una condición lógica— hablan significantes, entonces se produce el efecto sujeto que radica en una división. Aquí no hace falta —habrán notado que Lacan no lo utilizó— el registro del Otro. Para el origen del sujeto, no hace falta el Otro. Como condición lógica sí hace falta que en el origen haya seres hablantes. Y si esos seres hablantes hablan significantes, el efecto sujeto será la división que produce el encuentro de los seres hablantes con los significantes.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Creo que no. Para preparar esta clase, yo contrasté «Posición del Inconsciente» con las clases 15, 16, 17, 18 y 19 del Seminario 11 sobre «alienación» y «separación», y me parece que no. Me parece que Lacan sostiene lo mismo pero de manera vacilante. Tiene un medio decir muy evidente. Mi propuesta es la de explicitar cuál es la posición de «Posición del Inconsciente», que es un escrito del ’64. Y no es lo mismo que el seminario de ese mismo año. Entonces, propongo que «Posición del Inconsciente» nos da una posición más firme que el la del seminario, pero que la posición verdaderamente lacaniana del seminario es ésta; y luego hay medio-decir de Lacan al que se le aproximan por ejemplo ciertas cosas hegelianas. Pero me da la impresión de que no es lo que dice Lacan, que a veces en Lacan se encuentra algo de lo que dice Hegel; pero que lo nuevo que dice Lacan termina tres o cuatro más tarde en una lógica completamente nueva. Y la palabra "nuevo" aparece en la página siguiente porque va a decir un vel nuevo, o sea que Lacan está buscando lo nuevo. Mi propuesta es tratar de establecer qué es eso novedoso que Lacan dijo, porque lo otro es mera repetición de Hegel, de Marx, y de Freud. En esta nueva versión, la «alienación» es sin el Otro.

No pierdan de vista que «alienación» es la primera de dos operaciones que hacen uno, y que el Otro entra en la «separación» —no en la «alienación». Nosotros solemos poner al Otro en la «alienación» porque tomamos que la «alienación» en Lacan no tiene nada de nuevo. ¿Cuándo tu marido estaría muy "alienado" en el trabajo? Cuando trabaja aun los sábados y domingos.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: En este caso, siempre que tu marido sea gerente y no dueño, porque si es dueño es más complicado. Por eso los dueños trabajan tanto, porque les cuesta ubicar quién es el Otro que los está ‘re-cagando’. Suponte que sea gerente y hay que presentar sí o sí un balance porque si no, los yanquis le cortan la cabeza —porque ahora siempre son los yanquis, ¿no? En este caso, "alienado" sería que está defendiendo los intereses del gerente más que los de él mismo —los suyos propios serían, por ejemplo, estar con vos y con tus hijos, etc. Pero pasa que cuando al tipo lo encuentran en la oficina a altísimas horas de la noche, y le preguntan qué hace ahí a esas horas, él puede responder: "Yo, con tal de no estar con la bruja de mi mujer, ¡cualquier cosa!"... Con lo cual, ¿quién es ahí el "alienado"? Uno puede decir que está muy "alienado" con el gerente o con su trabajo, pero él te contesta: " ¡Pará, ‘loco’!, con mi gerente yo zafo. ¡Alienado estoy con mi señora!"...

"Alienado", para Lacan, es una parte normal. Y "normal" quiere decir aquí que forma parte de la constitución del sujeto, en donde el sujeto no puede hacer centro consigo mismo. Esto quiere decir que si estoy trabajando en vez de estar en el country, todo el mundo en el country va a decir que soy un ‘boludo’; pero, a la vez, si elijo estar en el country, me la pasaré rumiando remordimientos por todo aquello que aún me queda por leer de Lacan, mientras que todos siguen "progresando", y que por eso resulta que no me va bien en el consultorio, etc. No se trata de ningún Otro con la bragueta baja haciendo nada por detrás...

Pregunta: [inaudible].

A.E.: De acuerdo. Y podrías traer para nuestra próxima reunión las citas que más te interesen. La alienación es uno consigo mismo. Todavía no entró el Otro. Ahora, justo en este párrafo en donde nos estábamos deteniendo, va a entrar el Otro y van a ver por qué y cómo. Pero todo esto es sin el Otro —ni encarnado ni de ningún otro modo.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No, no, tampoco es la estructura del lenguaje. ¿En dónde ponen la navaja en la división? Entre dos partes del sujeto —no es entre el sujeto y el Otro. Todavía no se puso a trabajar que el significante esté en el Otro. Ayer, haciendo zapping, encontré en la tele una película totalmente estúpida, en la que el tipo —un científico con guardapolvo blanco— da a su jefe una buena y una mala noticia: destapa una jaula con una sábana y aparece una rata gigante, y entonces el jefe le pregunta: ¿ésta es la mala noticia? No, ésa era la buena porque inmediatamente destapa otra jaula, igualmente cubierta con una sábana, pero estaba totalmente vacía: se había escapado la otra rata gigante... Digo, no es entre el sujeto y el Otro, sino que el sujeto queda dividido entre dos partes y nunca podemos hacer uno consigo mismo. No es "a causa del Otro" —ésa es la mala noticia. La buena noticia es que, aunque parezca mentira, con el Otro podemos rescatarnos.

Lo fundamental es la «parte», porque después aparece todo el problema de que se entendió «separare» como "parto". Lacan se lamentó mucho por eso porque no tiene nada que ver con un parto. Sin embargo, él lo dijo —hay aquí un muy importante medio decir de Lacan. Es que un sujeto es, al menos, dos partes —eso quiere decir «sujeto».

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No, eso no es inconsciente, no es el «inconsciente» de Lacan, sino que ése es el «inconsciente» de Freud. Para Lacan, el inconsciente está entre el sujeto y el Otro. Si Ustedes ubican «alienación» entre el sujeto y el Otro, ahí se les mete también el inconsciente. Esta división no es entre el sujeto y el Otro.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Es válido, pero no es lo que dice Lacan. A mí me parece interesante, razonable, es una interesante línea de pensamiento.

Intervención: [inaudible].

A.E.: No, porque también Otro es la estructura del lenguaje desencarnada. Otro, «A», es tanto encarnado como no encarnado; son las dos cosas: por un lado, la estructura del lenguaje, y ese lenguaje particular que te tomó a ti en el origen, y no en general —no es lo mismo "hispanohablante" que "francoparlante". Y también es Otro quien encarnó el lugar, especialmente el de contener a este Otro. Lo que dijo Melanie Klein no era ‘joda’: en la panza de la mamá hay falo, heces, niño, pene del padre, etc. Uno cree que Melanie Klein estaba más loca que una cabra pero, en efecto, si uno escucha a los chicos se encuentra con que le dicen esa clase de cosas, y eso porque dentro de la madre está el Otro. Y uno no encuentra al Otro como estructura del lenguaje si no lo encuentra encarnado en alguien. Pero tampoco coincide la madre —a Dios gracias— con la estructura del lenguaje. Pero eso es Otro, «A».

La alienación no es un asunto entre el sujeto y el Otro, sino la forma de concebir al sujeto que nunca hace centro porque siempre queda dividido entre partes. La causa de la división de esas partes es la existencia del significante, pero lo otro del sujeto en la alienación no es el significante, sino la otra parte de sí. Eso acaso pueda parecer más común, pero mi impresión es que es mucho más radical.

¿Ustedes creen que el «Otro» es un invento lacaniano? ¿Creen acaso que el «Otro» es un invento psicoanalítico? ¿Realmente creen que hace falta el psicoanálisis para decir que hay Otro? No, no nos quejamos de otra cosa. Lo que está como acápite en «Instancia de la Letra...» de Leonardo Da Vinci —que he estado trabajando con algunos de Ustedes— se trata de la gente quejándose del Otro —nos pasamos quejándonos del Otro y, peor aun, de que el Otro no nos entiende...

Lo que está proponiendo el psicoanálisis en su forma más radical es que el sujeto es dividido, que se constituye, que existe y aparece dividido desde el origen, lo cual no se acepta en el mundo psicoanalítico como tal, porque si no, ¿qué es "hacer conciente lo inconsciente" que todos practicamos? Hacer conciente lo inconsciente es creer que la división es patológica y lo que se está planteando es que no es por problemas de tu mamá o de tu papá, sino que la división es lo mismo que el sujeto —sujeto es división. Ahora bien, ser pura división implica consecuencias. Y respecto de esas consecuencias hay otra maniobra que viene a producir un cierre. Eso es la «separación». Para poder salir del efecto de división, hace falta el Otro —es allí donde entra el Otro.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: A ver si me permiten hacer la diferencia. Hay dos cosas. Primero, nosotros podemos probar ideas ya que nuestro cerebro está tan bien provisto como el de Lacan, el de Freud, et. Cuando a alguien se le ocurrió poner el cerebro de Einstein en agua, se verificó que no tenía tanto volumen como inicialmente se había supuesto... Nosotros podemos pensar lo que queramos. Yo necesitaría muchísimo tiempo para pensar una idea nueva. Lo que yo estoy tratando de proponerles —no por un problema dogmático, sino para intentar entender qué dice Lacan— hacernos la pregunta de qué quiere decir «alienación» para Lacan. En caso de que lleguemos a un acuerdo sobre ello, a partir de allí podemos aceptarlo, rechazarlo, criticarlo o modificarlo con relación a lo que nos parezca que la concepción del sujeto humano requiere y la clínica cotidiana impone.

Les propongo, entonces, preguntarnos qué quiere decir «alienación» para Lacan. Por eso yo me preguntaba por qué cuernos la llamó "alienación", ya que todo este problema que tenemos estriba en que Lacan decidió denominarla así. Si lo hubiera llamado "occipucio del sujeto", ahora no estaríamos con toda esta historia de que implica o no implica al Otro... De todas formas, comoquiera que se la denomine, siempre se trata de nacer dividido. Pero Lacan la llamó «alienación»... Es el mismo problema de Freud: decidió llamar "inconsciente" al «inconsciente». Ahí mismo te aparece el inconsciente descriptivo y toda la vida te la vas a pasar haciendo esta distinción. Toda la vida nos la vamos a pasar distinguiendo al Otro encarnado del Otro no encarnado, porque siempre tienden a confundirse dado que aparecieron juntos, en el mismo lugar.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Es la separación. Es que, en verdad, la alienación no existe como tal. La alienación es la primera parte de un proceso que hace uno. Yo veo en Ustedes lo mismo que yo veía en mí: ponen al Otro en la «alienación» y conciben que «alienación» es el sujeto perdido en el Otro. No, no es eso. Se trata de que, para Lacan, tomando una vía freudiana pero produciendo un paso más, «alienación», así, no encaja con «El Yo y el Ello». ¿Se funda acaso? ¡Claro que se funda! Porque Freud, cuando produce « Das Ich und das Es », habla de la Ichspaltung. ¡Peor! Freud quedó en un medio decir porque te propone el ya famoso gráfico del huevo, y, ahí, en ese gráfico, ¿en dónde está la división del huevo? En ese escrito, Freud nos habla de «individuum» 3... Ahí hay un problema que es el medio decir de Freud.

También está el medio decir de Lacan porque es una enseñanza en progreso. Lacan va descubriendo todo esto y va diciéndolo como puede. De acuerdo, pero ¿por qué yo acentuaba tanto eso? Porque sin esto no se entiende.

A la «alienación» le corresponde la operatoria lógica de la reunión para la teoría de conjuntos. ¿Qué diferencia hay entre "reunión" y "suma" de conjuntos? El conjunto A tiene los elementos 1, 2 y 3. El conjunto B tiene los elementos 3, 4 y 5. El conjunto reunión del conjunto A y el conjunto B tiene los elementos 1, 2, 3, 4 y 5. Pero no debemos olvidar que posee sólo un elemento "3". En la reunión de A y B, ese elemento aparece sólo una vez ya que es la misma cosa para la teoría de conjuntos. Pero si se tratase de la suma, en el sentido aritmético de la suma, si en el primer conjunto tenés 3 y en el segundo también, la suma te da 6, mientras que en el conjunto reunión te da 5. Eso es «reunión».

Lacan dice que la lógica que le corresponde es la de la reunión en la teoría de conjuntos. La ventaja es que la teoría de conjuntos no da existencia real a los elementos, mientras que nosotros —por mala formación— creemos que los números sí lo son. No sé por qué da 6 sumar {"1", "2", "3"} más {"3", "4", "5"}. No sé por qué lo hacemos así. La teoría de conjuntos depura la argumentación matemática demostrando que se trata de hechos discursivos.

¿Cuál es pues el que cae, de los elementos, en la reunión? El mismo, aquel que es el mismo.

«No es pues que esta operación tome su punto de partida en el Otro lo que hace que se la califique de alienación».

¿Lo escucharon bien? No es eso. Entonces vamos a ver qué es.

«La alienación reside en la división del sujeto que acabamos de designar en su causa».

Hay que producir un nuevo vel de la operación llamada en matemática «reunión».

«Esta reunión es tal que el vel que llamamos alienación sólo impone una elección...».

¡Importantísimo! No hay Otro en la alienación, pero sí hay elección. Quiere decir que el sujeto nace ético. No hay Otro, pero sí hay ética ya que hay elección.

«...entre sus términos eliminando uno de ellos, siempre el mismo sea cual sea esa elección».

¿Cómo puede ser? Si yo elijo "banana o kiwi"... No, mejor hagamos uso de los dos ejemplos que nos da Lacan: "La bolsa o la vida", "Libertad o muerte". Si yo elijo una de estas dos, voy a perder la misma que si elijo una de estas dos. ¿Cómo puede ser? Cualquiera que elija de esas cuatro, siempre pierdo la misma. Pero, ¡¿de qué está hablando este tipo?! ¿Está diciendo ‘boludeces’? No, en absoluto. Lo que está diciendo es que se pierde el mismo, no que en cada conjunto hay que ir a buscar cuál es el mismo con respecto al otro conjunto, sino que se pierde lo mismo, la mismidad. Y recién logra terminar de conceptualizarlo —aunque acá dice que surge del cogito cartesiano— tres años después, donde propone esta operación.

Dado que este tema nos es interesante, lo aprovecharemos. Dejaré a un lado todo el comentario de « Posición del Inconsciente» para pasar directamente a esto.

En francés, "Pienso luego existo", se dice "Je pense, donc je suis". Es decir, ellos ponen el pronombre personal y nosotros, no. Nosotros no debemos ponerlo porque es correcto no ponerlo, ya que la conjugación verbal indica la persona de que se trata. Así, queda como una redundancia poner el pronombre personal en castellano. Sin embargo, nosotros tenemos que ponerlo tal como lo pone Lacan porque si no, no podemos pensar los términos —esto está pensado en francés y, entonces, hay que transformarlo al francés.

1) Yo pienso, luego yo existo.

2) Yo pienso y yo existo.

3) Negación de la conjunción (2° Ley de Morgan): no (p y q) = o no p o no q.

4) no (p y q) = o no p o no q.

5) no ("yo pienso" y "yo soy") = "yo no pienso" o "yo no soy".

«Yo pienso y yo existo» porque es la conjunción de dos cosas. No importa si esto es antecedente y éste consecuente, sino si van juntas: "Yo pienso y yo existo". Lo que Lacan dice es que el cogito cartesiano es negado por el inconsciente. Que el inconsciente niegue el cogito cartesiano, ¿les resulta razonable? ¿Sí o no? Sí, en la medida en no se reconoce ni en la existencia ni en lo que piensa. Entonces, lo que Lacan dice es que hay que negar esta conjunción. Y hay una fórmula matemática para negarla que es la segunda ley de De Morgan, que plantea que negar la conjunción es igual a una disyunción. Es genial, es la solución del problema. Si uno niega la conjunción, aparece exactamente el problema. ¿Cuál es el problema ético del sujeto? La elección, "La bolsa o la vida", "Libertad o muerte". Entonces, negar el cogito es lo mismo que «o no p o no q».

De ahí pasamos entonces a que «no (p y q)» es igual «o no p o no q» que, para nuestro caso, es «no (yo pienso y yo soy)», es decir, «o yo no pienso o yo no soy». Pero si es una reunión, ¿qué es lo que cae? Lo mismo, es decir, en nuestro caso, el "Yo". Lo que cae es el "Yo". Y si yo elijo "Yo pienso" o elijo "Yo existo", ¿tengo la misma posición? No, se puede elegir, pero elija cual elija, siempre pierdo aquello que es lo mismo, esto es, el "Yo". Porque lo único que hay de mismo, acá, es "Yo". Por eso hacía falta agregar el pronombre personal.

Ustedes pueden poner "Yo pienso" y "Yo soy" en círculos de Venn, que es como solemos representar a los conjuntos y la reunión de los conjuntos: como dos círculos de Venn superpuestos, configurando una lúnula. Así, Ustedes pondrían en la lúnula a este elemento mismo "Yo", ya que elijan cual elijan, de esa elección se les va a perder el "Yo".

De eso se trata la «alienación» —no es aún la entrada en el Otro. Ustedes me preguntarán: "Pero, Alfredo, ¿en dónde se desarrolla toda esta lógica?". Bien, esta lógica se desarrolla en el Otro, pero no es por desarrollarse en el Otro que se trata de un origen en «alienación».

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Sí, pero la alienación no tiene nada que ver con este Otro, porque si lo ponemos —y lo ponemos inadecuadamente—, estamos en Hegel. ¿Cuál es mi problema? ¿Por qué estoy tratando de buscar la diferencia particular en la enunciación lacaniana? Porque ya lo dijo Lacan, siempre estamos un poco alienados en la economía, ¿o acaso Ustedes tienen una economía libre e independiente? ¡El que hoy lo afirme está muerto! Sólo tienen una economía independiente, hoy, los que están muertos de hambre... La economía de mercado es universal y está en expansión, o sea, somos monigotes de la economía manejada por el Otro. Así que estamos alienados en la economía y en la política (¿hay acaso algún lugar en que se sientan más manejados por el Otro, que en la política argentina? ¡Somos unos monigotes ridículos! Y, para colmo, nos sentimos peor porque votamos. Con lo cual, nos sentimos además culpables de lo que pasa...).

No se trata de perder algo en la elección. No se trata aquí de la moraleja de que no se puede tenerlo todo, sino que lo que llamamos «sujeto» es una división originaria, imposible de ser subsumida en otra dialéctica. Ustedes están divididos —tanto como yo— en dos partes: la parte A y la parte B; y Lacan no dice que el problema sea perder B, sino que si eligen A, pierden con A del mismo modo que si B, pierden con B. En B es donde está la pérdida, si eligen B. Y en A, si eligen A. Y eso porque ya no hacen uno, porque está inscripto que si eligieron A, ya no son uno, y, si eligieron B, se presenta el mismo problema: ya no son uno.

Esto no es a causa de un Otro que tenemos por detrás con aliento en la nuca. No es que el Otro nos caga, nos domina; no se trata del amo, ni tiene nada que ver con el Otro. Es a eso que llamamos «sujeto». Y si Ustedes se encuentran con personas que no están en esa posición, están en efecto con personas pero no con «sujetos», porque «sujeto» es esta división consigo mismo que, para Lacan, implica perder el sí mismo. No contamos más con que hacemos uno porque justamente toda parte presenta, nos manifiesta indudablemente, que no es todo. Eso es el efecto «sujeto», y la moraleja de no poder hacerlo todo, ni siquiera en la parte. Por eso rechazamos la expresión «universo de discurso». Si hubiese universo de discurso, no habría alienación. «Alienación» es precisamente lo contrario de «universo de discurso».

Pregunta: [inaudible].

A.E.: El problema radica en qué quiere decir Lacan con "separarse". Yo no sé por qué lo llama "separarse". De hecho, creo que no debería haberlo llamado así —¡es para volverse loco!. "Separarse" es operar con la parte, y punto. Pero, ¿con qué parte? Ahí viene lo interesante. (Después, en la próxima clase, seguiremos discutiendo bien sobre las citas y nos meteremos bien en la lógica. Ahora hablemos un poquito más distendidamente). " Separarse" es operar con la parte y, ahí sí, decidí bien qué vas a elegir porque no es lo mismo. ¿Con qué parte?, ¿con la que te quedó para tu lado o con la parte perdida? Porque si vos decidís o te planteás operar con la parte perdida, te queda una chance —no sos pura víctima de las condiciones, porque uno puede elegir y es ético. Pero, ¿puede uno elegir no elegir? Siendo «sujeto» no, porque la división es inexorable. Uno puede elegir no elegir en las disyuntivas de la vida, pero eso ya es circunstancial —me refiero en este momento original.

Entonces, esto es una imposición para el sujeto. Esta división es pasiva, vos no hacés nada, sos de hecho esa división misma. Uno podría decirse: "Pero, yo, ¿qué culpa tengo? ¡Dejame de joder! ¿Qué hice yo para merecerme esto?"... No se puede elegir no estar dividido. No cabe a tu ética elegir no estar dividido. Y no se trata de que San Pedro, antes de arrojarte al mundo, decida caprichosamente si estarás o no dividido... Obviamente, todas las histéricas irán para allá, y todos los obsesivos irán para allá, porque es una maniobra —eso arma la clínica. Lo que sí es la parte ética es qué parte vas a elegir.

Si eliges la parte faltante, te queda pues algo para hacer. Lo que te rescata de una posición totalmente pasiva, de víctima, en el caso de que elijas la parte perdida, es ponerla en relación a la parte perdida en el Otro, y, entonces, opera el «¿Puedes perderme?», a mí en tanto que soy tu objeto. Operando con esta pregunta no quedo en una posición pasiva. Queda así algo por hacer, no somos pura víctima. Lo que queda por hacer es operar con la parte faltante en relación a la parte faltante en el Otro. Ahí entra completamente el Otro, con la parte que le falta, y ahí se produce otra operación que cierra la primera porque es donde entrás vos en acción. Podés hacer algo con esa parte perdida, pero en cualquier caso siempre perderás la otra. Entonces, parece que no podés hacer nada con la parte perdida. Si para acceder a la parte perdida, uno tiene que perder la que tiene —no se puede hacer nada...

Pero hay efectivamente una maniobra para hacer, de suerte tal que no es cierto que la posición inexorable sea la de la queja. El sujeto nace dividido, el objeto del deseo está perdido, el del goce vaciado, y... ¡la vida es una mierda, hermano! Si las cosas fueran así, entonces, si por ejemplo yo voy a lo de mi analista y le digo que la vida es una mierda completa, entonces estaría llegando al fin de análisis porque habría llegado a la estructura. Es más, si me suicido, la gente vendrá al velatorio felicitando a mi analista por la estupenda dirección que ha dado a mi cura, ya que se produjo el acto final del pase... Sean sinceros, ¿es eso acaso muy diferente de lo que los lacanianos dicen? ¿La vida es una mierda? No, yo no estoy diciendo eso.

Estoy planteando que se puede hacer algo con la falta. De ahí que llamemos «objeto» a la falta, porque se puede hacer algo con eso. Una maniobra medio rara: ponerlo en relación con lo que le falta a Otro y, a partir de allí, sí, se produce el cierre de la operatoria y lo que llamamos «constitución del sujeto». Algo se puede hacer. Si no, es injusto el «¿Qué lugar ocupas tú en aquello de lo que te quejas?» de Freud. Eso sería sumamente injusto porque encima de que la gente está dividida, sería como ‘joderla’ aun más.

Pero no, algo queda por hacer. Precisamente porque se puede hacer algo con eso, es que allí se produce el cierre. A eso cerrado llamamos «sujeto».

Ese cierre pasa por poner en relación su parte faltante con la parte faltante del Otro. La parte faltante se pone siempre en relación con la parte faltante. Observen qué forma tan rara de juntar lo mismo con lo mismo. Es una maniobra sutil, porque finalmente se recupera lo mismo: a mí me falta y a ti te falta. Si uno pone a trabajar eso, entonces se produce el cierre y eso es un «sujeto»; porque si no, el Otro es puro pasivo.

Sin la segunda operación, la única pregunta posible sería "¿Vos cómo elegirías suicidarte?"... Y, así, cuando llegues a descubrir que la vida es una mierda infecta y despreciable; y cuando descubras que a pesar de que hagas no importa qué, la vida seguirá siendo una mierda completa, la única solución posible es la de determinar el modo en que te suicidarás... Las elecciones posibles serán del tipo de tomar cianuro, arrojarse debajo del tren, etc., etc., etc.

Entonces, «separación» —que es en realidad la verdadera relación— es poner en relación la parte que me falta con la parte que le falta al Otro. No se trata de lo que nuestro sentido común nos hace creer cuando pensamos en «alienación» y «separación»; menos que menos si tenemos un poco de cultura y sabemos lo que son para Hegel y, especialmente, para Marx.

Me da la impresión de que todo el misterio parte de por qué Lacan las denominó así. Yo no encuentro una explicación para eso, siendo que tengo una versión que me resulta muy lacaniana —la de que "alienado" es consigo mismo, y "separado" es con el Otro, lo cual es contradictorio. Sin embargo, me da la impresión de que ésa es la lógica: me parece útil porque le veo la utilidad clínica.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: En francés, Lacan utiliza «aliénation» —tendría que haberles hecho esa aclaración, discúlpenme. No puedo entender cómo un traductor, que tiene que traducir una palabra que se escribe y se pronuncia casi del mismo modo en ambos idiomas, opte por el término "enajenación". Es como que en francés se diga "vaca" y el traductor ponga "toro"... Simplemente, me parece increíble. Tal vez, este traductor era una artista y eligió esa traducción porque le parecía más bonita... El problema es cómo se traduce el término «Entfrendung», "alienación", de Hegel. En castellano, están aceptadas ambas, "alienación" y "enajenación". En francés, se lo traduce por «aliénation». Y Lacan utiliza este vocablo. Sin embargo, en la traducción castellana de los «Escritos», siempre figura "enajenación" allí donde en francés dice «aliénation». Para colmo, Lacan nos indicó la cuestión de "de Alio in oratione" de «Subversión del Sujeto» , que es cuando habla que el deseo es el deseo del Otro, el inconsciente es el inconsciente del Otro, pero uno es genitivo subjetivo y el otro es genitivo objetivo. «De Alio in oratione» quiere decir "del Otro en la oración" —en la oración se habla del Otro. Nosotros hablamos todo el tiempo del Otro. Y creo que el "ajeno" de " enajenación" no nos remite a este problema. Así que me parece mucho más conveniente dejar " alienación", que es la palabra que utiliza Lacan, porque coincide con la lógica que Lacan utiliza. No es sólo un problema terminológico. Hay un problema con la traducción del término.

Notas

1 «J.-A. Miller: [...] En suma, ¿no será Lacan contra Hegel?». (página 223) [N.d.C.].

2 «L’inconscient est entre eux leur coupure en acte. On la retrouve commandant les deux opérations fondamentales, où il convient de formuler la causation du sujet».

3 «Un individuo {Individuum} es ahora para nosotros un ello psíquico, no conocido {no discernido} e inconsciente, sobre el cual, como una superficie, se asienta el yo...». [N.d.C.].

Correcciones: Luciano Echagüe


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