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Seminario
Posición del inconsciente

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Organizado por PsicoMundo

Dictado por : Alfredo Eidelsztein


Clase 3
Causa y determinación
Mas Allá del Bien Soberano


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Ésta es la segunda y última clase sobre el problema de la causa, en sí misma. Desde la próxima reunión, retomaremos el comentario del texto «Posición del Inconsciente».

Espero que tengan presente –porque si no, pierde un poco de sentido este recorrido– que, en «Posición del Inconsciente», Lacan sostiene que el leguaje es la causa del sujeto. Y conviene no olvidar que en el artículo de Laplanche y de Leclaire –que les traje fotocopiado–, se sostiene que el inconsciente es la causa del lenguaje. Esto, para ir ordenando un poco.

Hasta ahora, lo menos que puede decirse de lo que hemos visto, es que cuatro son las causas para Aristóteles y que el número de cuatro es estricto: eficiente, formal, final y material; y otras tantas son las respuestas a la pregunta sobre el porqué. Quiere decir que cuatro corresponde, en su número, a las cuatro modalidades de responder "¿por qué?". Lo digo solamente para ubicarnos un poco.

Voy a leer la página 44 del libro de Bunge, —cuya fotocopia hice repartir. Resumiendo prácticamente todo lo afirmado por Aristóteles respecto de su teoría de las cuatro causas, Bunge dice lo siguiente:

«...la causa material (causa materialis de los escolásticos) que brindaba el receptáculo pasivo sobre la cual actuaban las demás causas, y que nada tiene que ver con la materia de la ciencia moderna; la causa formal, (formalis) que proveía esencia, idea o cualidad de las cosas en cuestión; la fuerza motriz, o causa eficiente, es decir la compulsión externa a la cual debían obedecer los cuerpos, y la causa final, (causa finalis), meta a la cual todo tendía y servía. Las dos primeras era causas del ser y las dos últimas causa del devenir.

La doctrina aristotélica de las causas persistió en la cultura oficial de Occidente hasta el Renacimiento. Al nacer la ciencia moderna, las causas formales y finales fueron dejadas de lado por considerárselas fuera del alcance del experimento, y las causas materiales se dieron por descontadas en todo fenómeno natural, aunque con un significado muy ajeno al de Aristóteles, pues en la moderna concepción del mundo la materia es esencialmente el sujeto del cambio, no "aquello de que una cosa está hecha y que persiste", que es la definición de Aristóteles. Por tanto, de las cuatro causas aristotélicas sólo a la causa eficiente se tuvo por merecedora de investigación científica».

O sea que, en esto, como ven, Bunge coincide mucho con Lacan. Sostiene que, hasta el Renacimiento, la teoría reinante de la causa era la de Aristóteles. Y es por eso que, en el medioevo, los escolásticos denominaron las cuatro modalidades de causa estrictamente según el modelo aristotélico. Y lo que dice Bunge es que, en la ciencia, lo único que quedó como noción de causa, es la causa eficiente; o sea, la compulsión externa a la cual los cuerpos debían obedecer.

Mi impresión actual –de ahí mi insistencia en que lo lean– es que estoy convencido de que Lacan leyó a Bunge. Obviamente, la primera edición de «La causalidad», originalmente escrita en inglés y luego traducida al castellano por EUDEBA, es del año ‘56, ‘57 o ‘58.

Nuestra pregunta es: ¿por qué repito más allá del principio del placer? Y la respuesta de Freud al problema de por qué repito más allá del principio del placer –que es quien plantea la pregunta–, es: por propiedades de la sustancia viva. La desventaja de esa explicación es que se sustenta, lamentablemente, en el paralelismo psicofísico que rechazamos, sostenida en el prejuicio paralelista. No puede aceptársela. O sea, de lo que se trata es por qué repito más allá del principio del placer. La respuesta tiene que ser de orden psíquico.

Hay una lógica discursiva en los lapsus —por la que, en lo posible, me dejo conducir porque aprendo muchísimo de ella. Así pues, no entiendo cómo, en la reunión pasada, sólo escribí en el pizarrón los términos griegos «Tyché» y «Autómaton», y no escribí "Aitía», que es la palabra griega correspondiente a "causa". Y la agregué, ahora, porque descubrí mi lapsus, porque me encontré con un gran problema, un problema irresuelto que estaba ahí picando en mí mismo, a saber, que hablando con Ustedes –o pensando en hablarles–, dije lo siguiente: "¡Qué raro que no escribí «causa»!". La causa es "Aitía». No sé si se dan cuenta de que es una palabra alemana; de esas palabras alemanas que los alemanes llaman "palabras extrajeras", que se incorporan por fuera del origen germánico, y que quiere decir: "etiología", esto es, la famosa palabra que utilizó Freud. Por ejemplo, si Ustedes revisan el tomo 3 de Amorrortu, donde está «La etiología de la Histeria», etc., todo el tiempo durante los años 1894, 1895 y 1896, el problema de Freud es la etiología del síntoma neurótico.

No sé si alguna vez buscaron "etiología" en el diccionario, porque lo que nos pasa es que tomamos las palabras de Freud como si fuesen coloquiales y habitualmente no las buscamos en el diccionario. Me pasó con una amiga que es química: ella estaba hojeando mi libro y, de repente, se detiene en una página (les confieso que me avergüenza un poco cuando alguien ajeno al psicoanálisis toma uno de mis libros. Siempre advierto: "Es para especialistas... Porque son cosas de Lacan, para lacanianos..."), muy sorprendida cuando encuentra el término "huella mnémica". Es una persona universitaria, profesora del post-grado de la UT y nunca había leído ni escuchado sobre ese término. A mí me sorprendió porque, para nosotros, es casi coloquial. No sé qué será para Ustedes "Etiología", pero creo que todos estamos de acuerdo en que es la causa de la enfermedad. Yo lo había tomado como "origen". Dado que, para Freud, la causa se vincula tanto al origen, como a la explicación genética de la enfermedad, siempre creí que "etiología" –porque soy un bruto...– tenía que ver con el origen de la cosa. Y no se trata de "origen", sino de "causa".

Retomemos el capítulo 4 del libro II de la «Física» de Aristóteles –cuyas fotocopias traeré la próxima reunión. Lo retomaremos porque allí aparece el problema de que las causas son cuatro, porque son cuatro las formas de responder a la pregunta "¿por qué?". Pero hay dos más. «Aitía», que es la causa a partir de la cual se hace la etiología, la causa de la enfermedad y del síntoma. Son cuatro pero en el Capítulo 4 del libro 2, aparecen otras dos. En la traducción que yo tengo de Aguilar dice «La suerte y el azar, estudio exotérico». No se hagan problema por lo de "exotérico". Es una oposición de términos entre "esotérico" y "exotérico", que corresponde a cierto modo de transmisión del saber en la Grecia Antigua. El problema es la forma de traducir la suerte y el azar. El orden en que esos términos están en griego es «Tyché» y «Autómaton»". Pero aun peor es la traducción de Losada: «La fortuna y el acaso».. No sé, quizás sea súper antiguo y el discurso haya cambiado. En todo caso, nosotros no usamos "acaso" sustantivado. El problema es serio, pero sea como fuere, avancemos.

Cuando tengamos los reparos bibliográficos exactos, yo voy a hacer circular las copias. Pero el problema es que las causas son cuatro y deben ser cuatro (aquellas sobre las que sostendremos la etiología, que es el problema que el psicoanalista enfrenta, la causa del padecer de la enfermedad de quien nos consulta) pero aparecen otras dos, lo cual tendremos que explicarnos. Traje cuatro citas –quizá un poco extensas– de este libro de Aristóteles. Dice así:

«También la suerte y el azar se encuentran en el número de las causas».

Es decir, ya no son cuatro, sino seis.

«Y de muchas cosas se dice que existen o se hacen o devienen por obra de la suerte y el azar».

¿Ven el problema de Aristóteles? Que las causas, lógicamente hablando, son cuatro pero ¿cuál es el problema que él encuentra? No es un problema físico, en el sentido del científico, del físico moderno como Einstein, sino que se dice que hay cosas que suceden por suerte o por azar. Se pregunta:

«¿De qué manera entonces la suerte y el azar quedan incluidos entre estas causas y si son lo mismo la suerte y el azar o bien son dos cosas distintas?, son las cuestiones que hemos de tratar ahora».

Fíjense en la estructura que tiene el ejemplo que él da, para analizar el problema. Dice:

«Por ejemplo, la voluntad de acudir al foro a comprar una determinada cosa es la causa de venir a él».

¿De cuál de los cuatro tipos de causa se trata aquí? Si Ustedes van al Centro a comprar un metro de género, ésa causa es final: fueron al Centro a comprar la tela, está incluida en las cuatro causas.

«Y encontrarse allí afortunadamente con una persona a quién se deseaba ver pero a quién no se esperaba encontrar...».

Ésta es una causa que no entra en el sistema de las cuatro causas de Aristóteles, porque lo que explica el porqué de que haya ido al foro es el haber ido a comprar algo. Pero, casualmente, me encontré con un deudor (el ejemplo que él da en otro lugar es el de un deudor, lo cual es evidentemente una suerte). Ustedes persiguen a alguien para cobrarle y el tipo nunca está, van a un boliche a comprar algo y lo ven al tipo comprando y pagando con el dinero que les debe, y Ustedes dicen: "¡Ay, justo! Me cobro los diez pesos que me debías". ¡Eso es suerte! Pero se está analizando la causa por la que sucedan cosas. Y Aristóteles lo analiza porque dice que es una causa, aunque no entra en su sistema lógico. Es un problema discursivo.

«Pero esto ciertamente llama la atención, porque hay muchas cosas que se producen y existen por casualidad, suerte o azar».

No sé qué palabras utiliza Aristóteles en este pasaje para hablar de estas tres. Así que, hasta dentro de dos o tres semanas, no vamos a poder desplazar el problema de cuáles son los términos griegos. Tengan un poco de paciencia porque no sabemos claramente cuándo habla de «Tyché» y cuándo, de «Autómaton».

«Cosas que sin ignorar que se podrían referir todas y cada una a alguna de las causas de los seres que se produce, tal como dice la opinión antigua que rechaza la suerte, con todo, en el mundo común de hablar...».

No en el mundo de las materialidades físicas

«...de todos los antiguos y modernos, hay cosas que se dice proceden de la suerte; mientras que de otras, en cambio, no se dice esto. De manera que aún así deberían hacer aquéllas alguna mención de la suerte y el azar».

Es decir que los filósofos antiguos no incluyeron la suerte y el azar en su análisis de las causas. Pero Aristóteles advierte que los antiguos, como los modernos, dicen que es por suerte y por azar que algo se produce o deja de producirse. Obligadamente, hay que introducir la suerte y el azar en las causas, porque está dicho, porque así se dice. Ven cómo respeta la gramaticalidad de la cosa.

Tercera cita, del mismo capítulo:

«En primer lugar, pues, supuesto que vemos que algunas cosas se verifican siempre de la misma manera, y que otras se realizan casi siempre o la mayoría de las veces así, es evidente que no se puede decir de ninguna de estas que tiene la suerte por causa, ni lo que es puramente fortuito. Es decir, la suerte y lo fortuito no son causa ni de lo que se produce siempre y necesariamente, ni de lo que se produce la mayoría de las veces de un modo determinado. Pero dado que también hay algunas cosas que escapan a esta norma en su producción o generación y puesto que todo el mundo lo dice, que estas cosas son producidas o causadas pro la suerte, hay que concluir que la suerte y el azar son algo».

¡Es genial! Es muy difícil encontrar a alguien que tenga esta posición de dejarse llevar por la legua: dado que así se dice, esto es y existe, esto es algo.

«Por consiguiente, decimos que son debidas a la suerte las cosas de este genero cuando se producen de una manera accidental, pues igual que existe un ser que lo es por sí mismo y otro que lo es accidentalmente, también puede ser así la causa. Por ejemplo, la causa en sí de una casa es el que está dotado de una capacidad en sí para construirla, mientras que la causa accidental puede ser lo blanco o lo músico».

Una causa de la casa es el arquitecto, pero si el que construye la casa es un músico... ¿Cómo se dice eso? Es un accidente, pero está entre las causas. Supongan que Ustedes la terminan de pagar. Con la primera lluvia, se les inunda toda. Los varones aquí presentes supongan, entonces, que su mujer le dice: "Y, también, ¡¿qué esperabas?! ¡Si contrataste a ese albañil bruto y no a un arquitecto!"... Ahí, se está refiriendo a la causa del problema, pero es una causa accidental, no es esencial. Y que la casa sea blanca o que tenga otro color, eso no hace a la esencia de la casa, eso es accidental.

«Así pues, la causa esencial o en sí es determinada, en cambio la causa accidental es indeterminada, porque el número de cosas que le puede ocurrir accidentalmente a un ser es ilimitado. Por tanto, tal como lo hemos dicho, cuando se produce un ser determinado entre los seres que se producen con miras a un fin, entonces se dice que este ser existe debido a la suerte o al azar».

He aquí la lógica. Si se dice que la suerte y el azar son causas, ¿por qué, entonces, Aristóteles no las analiza? ¿Cuál es la propiedad de la filosofía aristotélica, que la caracteriza como primera y única de ese estilo en la historia de Occidente? La lógica. Si Ustedes buscan "Aristóteles" en un diccionario, va a decir que es el primer filósofo en la historia de la filosofía que hace de la filosofía una materia lógica. En este último párrafo –por eso lo seleccioné–, está la razón de por qué «Tyché» y «Autómaton» no están dentro de las causas, y por qué está bien que no lo estén. Es la explicación de por qué él no agrega estas dos a las cuatro iniciales, siendo que es el filósofo de la lógica —porque no es por mero capricho divino. Vuelvo a leerlo:

«Por consiguiente, decimos que son debidas a la suerte las cosas de este genero cuando se producen de una manera accidental, pues igual que existe un ser que lo es por sí mismo y otro que lo es accidentalmente, también puede ser así la causa».

La causa puede ser por sí misma o accidentalmente.

«Por ejemplo, la causa en sí de una casa es el que está dotado de una capacidad en sí para construirla, mientras que la causa accidental puede ser lo blanco o lo músico. Así pues, la causa esencial o en sí...».

Seguramente, éstos no son los términos de Aristóteles Estoy seguro de que, aquí, el traductor puso cualquier cosa...

«... es determinada, en cambio la causa accidental es indeterminada, porque el número de cosas que le puede ocurrir accidentalmente a un ser es ilimitado ».

Con lo cual, la oposición que hace es entre cuatro causas determinadas y dos causas que son éstas, que son dos modalidades de lo accidental, y que son indeterminadas. Cuando dice que las indeterminadas son ilimitadas, podemos entender qué quiere decir Aristóteles por "indeterminado"; es decir, fuera de una lógica que precise qué tipo de cosas cae dentro y qué tipo de cosas caen fuera. Quiere decir que la determinación –hay que leer Bunge para tenerlo bien claro– es algo distinto de la causa, pero que especifica. Por ejemplo, como una ley que te permite decir qué va dentro y qué, fuera. Si una persona acepta el supuesto del inconsciente, del Complejo de Castración y del Complejo de Edipo, la resistencia y la represión, según Freud, ¿es psicoanalista? Sí. ¿Y si no acepta esas cuatro cosas? No, no lo es. ¿Eso es causa, o determinación? Eso es determinación. Se determina en el sentido de decidir al estilo marca o inscripción: qué sí y qué no.

El problema de la causa accidental es que es indeterminada. Y si yo les dijese a Ustedes que inventasen accidentes, ¿no tendrían, acaso, la sensación de que sería ilimitada la posibilidad de inventarlos? Casi, casi cada película o cada libro que se escribe es esto. Es, francamente, ilimitada la capacidad de hacer, o inventar, o producir accidentes — es indeterminado. Quiere decir que no entran dentro de las cuatro causas, porque las cuatro causas son determinadas, son en sí, son causas propiamente dichas por este motivo, no porque no se diga de ellas que son causas. En griego, también se dice que «Tyché» y «Autómaton» son causas pero, como no están determinadas, no pueden entrar dentro del sistema lógico. El sistema lógico permanecerá con cuatro, y tendremos el problema de dos indeterminadas.

Hemos resuelto el problema: son seis, cuatro de un tipo y dos de otro tipo. Solamente se puede progresar en el análisis de las cuatro de un tipo determinado, porque no pueden analizarse las indeterminadas. Con lo cual, son y existen, pero queda por fuera del análisis lógico porque están por fuera de la lógica.

«Por tanto, tal como hemos dicho, cuando se produce un ser determinado...».

¿Qué es un "ser determinado"? Una casa, por ejemplo.

«...entre los seres que dijimos se producen con miras a un fin, entonces se dice que este ser existe debido a la suerte o al azar».

Estos últimos dos renglones no nos encajan tan bien... Parece que hay un cambio. Me da la impresión de que, cuando dice "por tanto, tal como hemos dicho", se refiere a la cantidad infinita de términos anteriores, a los ilimitados, que cuando se produce algo de los ilimitados es a causa de suerte o azar.

¿Qué es suerte y qué es azar? ¿Qué son «Tyché» y "Autómaton»? Porque ya los tenemos vinculados coherentemente a las cuatro causas de Aristóteles. Pero, ¿por qué esas cuatro son cuatro? ¿Por qué esas dos son causas pero entran en el sistema de las cuatro? Entonces,¿qué es «Tyché» y qué es «Autómaton»? La «fortuna» y el «acaso», la «suerte» y el «azar».

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Mezclemos nuestros autores y las referencias. Vamos a Descartes. Si hacés una estatua de cera, de la cera de Descartes –no la de Madame Toussau–, si ponemos una estatua de cera en el foro, puede pasar que un día de verano se derrita, porque le da el sol. Con lo cual, el bronce, para la cera, no es indeterminado; ni la plata, para la copa. No sé si puedo responder pero, ¿se acuerdan de que, recién, con Bunge, teníamos el receptáculo vacío pero determinado? Entonces, ¿por qué no la madera para la copa? Es como los platos del asado: no duran mucho, lavalos tres veces seguidas u olvidátelos en el agua una vez, y ‘fuiste’, se te pudrió todo... Así que, la copa de plata está determinada, como el arquitecto para la casa, lo que no quiere decir que un músico no pueda construir una casa; pero es accidental porque puede construirla un músico, un psicoanalista (bueno, reconozcamos que este último es un caso bastante difícil...), etc. ¿Quiénes pueden construir una casa? Una lista indeterminada, con lo cual es accidental, mientras que el arquitecto y el ingeniero no son accidentales, son en sí. Lo estoy pensando en voz alta. Yo no soy especialista en estos temas.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: ¿Por qué hay accidente? ¿Ésa es la pregunta?

Pregunta: Me parece que las causas determinadas terminan de dar cuenta del porqué, pero la suerte y el azar no terminan de cerrar el porqué.

A.E.: Ah, claro, porque están apresadas de un ilogismo que está caracterizado por su indeterminación. O, un problema más sencillo, que es cómo podés analizar lo ilimitado. Es casi tan difícil analizar lo ilimitado como lo que ocurre una única vez —escapa casi a todo análisis lógico, porque si no se repite... O lo que se repite de una manera infinitamente diversa, ¿qué podés decir de eso? Creo que lo único que se puede decir es que son causas de las cosas pero, justamente, escapan a la lógica y, entonces, las causas siguen siendo cuatro: las lógicas.

Para organizamos un poco, les traje otras citas súper breves que, creo, ordenan y explican por qué Aristóteles mantiene estas dos distintas, por qué no lo deja todo, sin más, como lo accidental, por qué conserva «Tyché» y «Autómaton». No plantea como causa aquello que accidentalmente es causa de algo. Para el caso de «Tyché», es así. Aristóteles dice:

«Por esta causa ningún ser inanimado ni una fiera ni un niño pequeño hacen nada fortuitamente, porque no tienen capacidad de elegir de forma previa».

Vamos a «Autómaton»:

«...también se atribuye a animales y cosas inanimadas».

Ésa es una diferencia neta. O sea, no puede aplicarse «Tyché» –según esta clasificación– a un perro, pero sí «Autómaton». ¿Se enteraron de que la piedra movediza de Tandil, finalmente se cayó? Se cayó en 1907 o en 1911. Para ese caso, ¿«Tyché» o «Autómaton»? Sin duda, «Autómaton». ¿Y el tipo que va a comprar al foro, que se encuentra con el deudor y le cobra? Para este caso, «Tyché». No porque él haya decidido ir al foro a cobrarle al tipo, dado que él no sabía que iba a estar, pero sí decidió ir al foro. Entonces, no se les puede aplicar la causa final, no buscan su bien, la piedra de Tandil no busca su bien —eso es «Autómaton».

Pero esto no nos resuelve el problema ni, tampoco, todavía tenemos a Lacan. ¿Por qué Lacan dice que son lo que son? Les vuelvo a leer ese parrafito del Seminario 11:

«Lo que articularé la próxima vez les enseñará cómo podemos apropiarnos para esto de los admirables capítulos cuatro y cinco de la Física de Aristóteles. Aristóteles usa y da vueltas a dos términos que son absolutamente resistentes a su teoría...».

Esto no es un diagnóstico de Lacan, es lo que dice Aristóteles.

«...dos términos que se traducen impropiamente por azar y fortuna».

Ahí, Lacan ya no dice que es difícil o que no se entiende nada –como yo digo–, sino que directamente plantea que está mal, que no se trata de «azar» y «fortuna». ¿Cuál sería «azar» y cuál «fortuna»? ¿La piedra movediza de Tandil o cobrarle a un deudor en el foro? «Azar» es la piedra, «fortuna» es "¡Qué afortunado fue!". Pero un perro no puede tener buena fortuna. Entonces, Lacan propone:

«Nos ocuparemos pues de revisar la relación que Aristóteles establece entre el Autómaton –y el punto de elaboración alcanzado por las matemáticas modernas nos permite saber que se trata de la red de significantes–...».

¡Es delirante! ¡¿Cómo vas a traducir «Autómaton» por "red de significantes"?! ¡Como si ésa fuese la traducción correcta de Aristóteles..! Es un delirio típico de Lacan...

«...y lo que él designa como tyché que, para nosotros, es el encuentro con lo real »

Con lo cual, Lacan propone traducir «Autómaton» como "red de significantes" –aunque ahí aclara que con esto tiene que ver el avance de las matemáticas modernas en Occidente–, y «Tyché» como "encuentro con lo real".

Bueno, pasemos a los diccionarios para verificar si Lacan tiene, o no, razón. He traído varios diccionarios. Les recomiendo el Diccionario Etimológico de la Lengua Griega –griego-francés– cuyo autor es Pierre Chantrène. Su primera edición es del año 1968 y, la segunda, de 1990. Es decir que Lacan no pudo haber trabajado con esta segunda edición (estamos trabajando con los desarrollos de Lacan de los años 1963 y 1964).

En los diccionarios griego–castellano, «Tyché» es definido como:

«...lo que se alcanza por decisión de los dioses, fortuna, suerte, suceso próspero o desgraciado, caso fortuito, casualidad. Éxito, dicha, buena suerte, fortuna, acontecimiento, suceso. La fortuna, diosa del destino, las probabilidades del azar, la casualidad, lo fortuito, accidental, lo casual. Afortunado o dichoso. Fortuitamente, casualmente. Fortuito, accidental, por azar, casualidad, fortuitamente. Por casualidad, quizás, tal vez, accidentalmente».

Éstas son todas definiciones de «Tyché».

Si buscamos «Autómaton», dice exactamente lo mismo:

«Azar, espontaneidad, la fortuna, diosa de la suerte. Obrar espontáneamente, obrar por instinto o a la aventura. Nacer por sí mismo. Caso fortuito. Casualidad, accidente. Automático».

Por ejemplo, cuando apareció "accidente" en «Autómaton», dije: "¡Cagamos! Lacan no tiene razón"...

Pregunta: [inaudible].

No, a «Autómaton» le corresponde un animal. Pero si vos tenés un burro que se tropieza con una piedra, cuando lo tenés atado al palo que da vuelta al molino con el que pica los granos, eso es «Autómaton».

Como "automático", ¿no les resulta un tanto raro al oído? Si yo lavo el auto y llueve, ¿de qué se trata? De «Tyché», porque yo lavo el auto con una finalidad concreta. El animal no tiene finalidad, sólo se le enseñó a caminar y caminar.

Hasta se propone a la diosa de la fortuna tanto para «Tyché» como para «Autómaton». Así que está sumamente confuso.

Pregunta: [inaudible].

No, porque no es por decisión, es por entrenamiento. El niño también se desplaza detrás de la comida, y los objetos pesados tienden a ir para abajo, pero no hay elección. ¿Por qué nos hace falta la decisión o la elección? ¿Cuál es el término, en nuestro horizonte? ¿Cuál es nuestra pregunta? Es ésta: "¿Por qué repito más allá del Soberano Bien?". Si alguien no puede elegir el Soberano Bien, queda por fuera de la decisión o elección. Si no, sabe lo que es su Soberano Bien. ¿Vos te ponés a charlar con un bebé que, gateando, está a punto de cruzar la calle, para disuadirlo de que no cruce? No, porque no conoce su bien, no puede decidir; entonces, no es ninguna de las cuatro causas lógicas.

Y con respecto a «Autómaton», es fácil decir lo que quiere decir "autos":

«Misma/o, lo mismo, la misma, él, ella, yo mismo, ella misma, el rey mismo, mi misma, que obra por sí, espontáneamente, las cosas llegarán por sí mismas».

Ahora bien, lo interesante de esa palabra griega –«Autómaton»– es "mata ", su segunda parte, porque quiere decir "en vano, cosa vana". Pero tiene algunas acepciones aun más interesantes que son, por ejemplo: "tontería", "locura", "extravío", "desatinar", "obrar locamente", "decir cosas vanas o inútiles", "lenguaje inútil o necio", "cosas vanas o necias", "que hace tonterías", "trabajar en vano", "tomarse una molestia inútil". Por eso me refería al burro atado dando vueltas al palo, porque es vano, no tiene en sí un bien o una elección. Pero también es "locura" o "extravío".

Por otra parte, "Maten" (es la única que voy a citar de toda la larguísima serie que tenemos) es: "Trabajo vano, infructuoso, error, locura". Cuando Ustedes se preguntan por qué han hecho algo en el sentido del «Autómaton», "auto" es por sí mismo, y la segunda parte es: en vano, locura, error. ¿Qué quiere decir, en términos generales? Quiere decir que no aproxima al Soberano Bien —si no, no sería en vano.

Casi todas las referencias etimológicas de «Tyché» parten de Homero, porque es casi lo primero que hay como texto escrito. El Diccionario Etimológico que les recomendé, dice:

«esperar, tocar, encontrar».

Eso es en etimología griega.

«Generalmente como un complemento en genitivo. Fracasar. Fracasar un encuentro o producirse por azar. Reencontrarse».

Ven cómo el azar, en «Tyché», está puesto en otra lógica, a lo que nuestros diccionarios no nos permiten llegar.

«Fallar, no tener encuentro, fallar el encuentro, encontrar. Reencontrar. Reencuentro, azar, fortuna».

Es como dice Lacan: esencialmente, es el encuentro, un encuentro no por sí o en sí mismo, sino un encuentro de la índole del azar o de la fortuna. Continúo:

«A veces con el complemento "daimonos" ...».

¿Se acuerdan de cómo describe Freud a la compulsión a la repetición en «Más allá del principio del placer»? Como "demoníaca". Yo encuentro estas cosas y, a mí –no sé a Ustedes–, me produce un poco de piel de gallina... Efectivamente, fíjense en el "encuentro" de Lacan que, exactamente, da con lo esencial de la propuesta freudiana.

Voy a leerles la definición de "daimonos":

«El término se emplea para designar una fuerza divina que uno no puede o no quiere nombrar. Divinidad del destino. En el vocabulario cristiano, Daimonos, pasó a designar el espíritu maligno».

Pero no se trata de esto último, en «Tyché». «Tyché», entonces, es un encuentro fallido o producido. Pero, ¡cuidado!, no se queden tan pegados al "encuentro fallido". Es el encuentro fallido al azar, o el encuentro producido al azar, que tiene toda la virtud del desencuentro. Por ejemplo, Ustedes, los deudores que van al foro a comer un ‘pancho’, y justo cuando están por pagar el pancho con los únicos 10 pesos que tienen, aparece ese primo de Ustedes al cual le deben 10 pesos y se los quita; el ‘panchero’ mide dos metros y Ustedes están con ‘pancho’ mordisqueado en mano... Bueno, eso también es «Tyché». Porque «Tyché» también tiene, en Lacan, la virtud del fallido encuentro o del encuentro azaroso. Lo real, en Lacan, es lo que retorna siempre al mismo lugar, pero también es lo contingente. Y lo contingente tiene las dos dimensiones.

Continuemos con «Tyché»:

«Reencuentro, encuentro fallido, que no da con el blanco».

Esto es, exactamente el problema de «Aim» y «Goal», del Seminario 11: siempre, fallar el tiro. Es exactamente la acepción que «Tyché» tiene. Y acá se dice exactamente de dónde se obtienen estas acepciones. "Encuentro" es tomado de Aristóteles. "Falla" o "falta de éxito" es tomado de Aristóteles. Así que, se dan cuenta de que las traducciones que nosotros tenemos no nos sirven para nada.

Entonces, «Tyché»: "Que falla, que falta, reencuentro".

Y «Autómaton»:

«Se trata de sí mismo, hablando de personas, de objetos inanimados, que funcionan totalmente solos como las puertas del Olimpo».

¿Quién abre o cierra las puertas del Olimpo? Se abren automáticamente (no como las puertas de las oficinas de la prepaga, que tienen el censor, y que se abren automáticamente pero no en el mismo sentido).

«O los trípodes de Hefaistos. Se dice de las marionetas que parecen seres de seres inanimados».

Esto se toma de Aristóteles. «Autómaton» es el autómata.

«De fenómenos naturales, a propósito de un río que se desborda o de plantas que crecen. Se dice, en fin, de los sucesos que se producen sin la intervención de personas: accidentes o azar».

Ven que se llega a la palabra "azar" en ambas definiciones, pero que son de muy diversa índole. «Autómaton» es aquello que se produce por sí mismo, sin la intervención de nadie. Y «Tyché» es un caso de accidente demoníaco. No es lo mismo.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: En el primero, si interviene algo, es algo de la índole de lo demoníaco. Pero se trata de un demoníaco que no es nuestro dios maligno, sino de fuerzas divinas inefables. No pierdas de vista que es un accidente. Si bien es por el Bien, en el sentido de que te cobraste los 10 pesos. No hay que perder de vista el efecto sorpresivo que produce haber podido cobrarlos de ese modo, con el shock que el encuentro produce.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Me da la impresión de que lo que afecta es el "encuentro". Cobrarte los 10 pesos no te sorprende, si el tipo te lo debía. Lo que es increíble es haberte encontrado a tu deudor, corriendo en Palermo. Justo a ése, a ése que se escondía en el local del Once, de cuya secretaria no obtenías más respuesta que "No, no está. Salió. Pero le dejo el mensaje"... Vieron que, a veces, se sorprende más el acreedor que el deudor. Me da la impresión de que es el encuentro lo que produce sorpresa. Y ese encuentro se produce sin que la persona decida llevarlo a cabo. Lo mismo pasa con «Autómaton», pero es de diversa índole.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: En el segundo, no participa ninguna persona. No es una persona, es una divinidad, lo cual es muy distinto. Siendo que la primera es más de la índole del encuentro imprevisto o fallido, no ‘embocarla’ o ‘embocarla’ sin haber previsto que la ibas a ‘embocar’, mientras que, en el segundo, tiene más que ver con aquello que se produce vanamente, pero que también implica algo de la índole de la repetición. Quizás, no haya que guiarse tanto por el efecto sorpresa, sino si está determinado o no.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No, no son causas determinadas. La segunda implica lo que es de acto repetido, automático. Y el acto repetido automático, aunque no sea por el bien de nadie, uno puede contar con ello. Creo que implican orientaciones diversas. Lo que estamos tratando de ver es, primero, si la traducción de Lacan es correcta. Se confirma que es, efectivamente, correcta. Dado que la traducción de Lacan se confirma correcta, también se demuestra que es válido separar estas dos. En la primera definición que leí del diccionario, daba la sensación de que "fortuna" y "azar" eran lo mismo, que la diosa de la fortuna y el accidente, o embocarla y no embocarla eran los mismo. Daba la impresión que no eran cuatro más dos, sino cuatro más una. Pero si era cuatro más una, entonces nosotros no podemos aprovechar «Tyché» y «Autómaton» tal como Lacan los propones. Tiene que validarse que son dos, que no son en sí o causas lógicas, y tiene que haber una neta diferencia entre ambas. Se encuentra tal diferencia y es como propone Lacan. «Tyché» tiene más que ver con el "encuentro" y con lo "demoníaco" propuesto en Freud.

¿Se acuerdan del ejemplo de Freud que di a la mayoría de Ustedes, el año pasado? Las cuatro veces que quiso irse de la plaza, que por su salida se cruzaba con las calles de las putas, y que las cuatro veces volvió a ella. No van a negar que implica cierta repetición más allá del bien. "Herr Doctor" está ahí vinculado a ese problema, paseando por las calles de las putas que se decían entre sí: "¡Mirá al ‘jovatito’! Me parece que quiere pero no se anima...". ¡¿Qué otra cosa podría suponer una puta, si te paseás cuatro veces frente a su nariz?! Freud no encontraba la forma de irse de allí. Así que, ése es el tipo de problemas que a nosotros nos interesa.

Lacan propone distinguir muy netamente, en esa repetición más allá del principio de placer, dos dimensiones distintas: «Tyché» y «Autómaton». Ambas suponen la repetición, ambas implican la falta de voluntariedad, no suponen la búsqueda del propio bien, sino que se caracterizan por contrariarlo. Hasta ahí estamos, no mucho más.

Una pista: propuesta de Bunge. Es muy bueno el libro de Bunge. En la página 19, él dice que hay que distinguir entre determinación y causa. Que causa, en realidad, es un tipo de determinación, determinación causal. Y, entonces, explica qué es determinación. A saber, hay tres propiedades o tres formas de definir determinación: "Propiedad o Característica", "Conexión Necesaria", y "Proceso mediante el cual el objeto ha llegado a ser lo que es".

La primera, "Propiedad o característica", es una propiedad o característica definida o inequívoca, que es lo que los escolásticos denominaron en latín –los escolásticos pusieron nombre a todo– la «determinatio». Y agrega, entre paréntesis, un término muy importante, que a mí me impactó muchísimo y que hay que tener muy en cuenta: «Bestimmung».

De la "Conexión Necesaria" dice que es constante y unívoca y que, por ejemplo, se caracteriza por algunas máquinas que siguen cursos regulares y reproducibles. Quiere decir que, dentro de la determinación, tenemos la que es "propiedad o característica" definida o inequívoca. ¿En dónde la encontramos en nuestra clínica?, ¿qué sería esa «Bestimmung»? Por ejemplo, en el caso Dora, ¿qué es lo determinado? No puede responderse por qué Dora es histérica. No se trata de eso, sino a lo que está determinado en el caso Dora. ¿Qué es lo que está determinado? La tos. Y, ¿por qué está determinada la tos? "Propiedad o característica" definida e inequívoca. En alemán, se dice del mismo modo "catarro" que "catarro vaginal". En castellano también, aunque no se lo utiliza. Entonces, es vía el significante "catarro" que la tos está determinada. En algún lugar, Freud dice que podría llegar a ser que la bioquímica descubra las causas del padecer. Podría llegar a ser, pero sobre eso no puede decir nada, supone que sí. Lo que la bioquímica nunca podrá definir es la determinación —eso siempre va a quedar del lado del psicoanálisis. ¿Por qué alguien se enfermó? "Y... Porque le faltaba esa enzima". Pero, en cualquier caso, ¿por qué en su enfermedad se trata de la tos, en lugar de, por ejemplo, una astasia-abasia? La bioquímica nunca podrá responderlo. Eso siempre correrá por cuenta del psicoanálisis. Es la "determinación", «Bestimmung», la determinación del síntoma.

Pregunta: ¿la determinación, en el sentido de lo que es el bronce a la estatua?

A.E.: No, la determinación en el sentido de la teoría científica de la causa, en Ciencia moderna. Hemos partido de Aristóteles pero lo que estamos trabajando, ahora, es Ciencia moderna; en el sentido de la "etiología" de Freud, de la causa científica de un síntoma histérico. Si se acuerdan de esos textos, habrán visto cuán insistente se pone Freud con que la causa es científica; o sea, lo que ahora estoy proponiendo con "determinación" es que, en el sistema científico moderno, lo que propone hacer Bunge es ni quedarse en una hegemonía de la causa, ni quitarse de encima totalmente la dimensión de la causa. Él propone que la causa participa dentro de un sistema más amplio de relaciones. Este sistema es de determinaciones, uno de cuyos tipos es causal, o sea, la causa. Nosotros no nos vamos a quedar apegados al sistema aristotélico, no tenemos esa limitación. Nosotros somos sujetos de la Ciencia, lo haremos mediante la Ciencia.

Tanto Lacan, como Bunge, dicen que nadie en la historia de Occidente desarrolló tanto la teoría de la causa como Aristóteles. ¿Por qué siguió vigente, durante quince, dieciséis o dieciocho siglos, la teoría aristotélica de las causas? Porque se dejó llevar por la gramática. Cuando nosotros nos dejamos llevar por la gramática, siempre nos convertimos en genios. Cuando nos dejamos llevar por lo que el paciente dice, la clínica siempre se rectifica. Uno se pone genial cuando se deja llevar por la materialidad de la lengua. Y la genialidad de Freud, de Lacan y de Aristóteles, pasa por eso. Quiere decir que nos interesa su sistema porque fue, históricamente hablando, "el" sistema que más perduró —casi dos mil años. En ese sistema, nosotros tomamos, de las causas, las que no entran en el sistema lógico para dar cuenta de «Tyché» y «Autómaton», con el objetivo de intentar explicar por qué se repite en el sentido de más allá del principio del placer.

Sin avisarles, cambié el tema y pasé a hablar, ahora, de la concepción científica de la causa, que es la de Freud.

Pregunta: Vos hablaste de las causas determinadas, pero Bunge diferencia "causalismo" de "determinismo".

A.E.: Sí, como posiciones filosóficas. Pero no es la posición de él. La posición de él es que existe la causa dentro de un sistema conceptual más basto que es el sistema de las relaciones determinadas. Dentro de ese sistema, hay una que es la determinación causal. De modo que, para él, no se trata de "determinismo", ni de "causalismo", ni de "causalismo estricto", ni de "acausalismo". La suya es una posición que él propone, intermedia, bastante coherentemente sostenida.

Ahora, fíjense en que lo que él llama "conexión necesaria constante y unívoca" nos aproxima mucho a «Autómaton»: "Máquina que sigue cursos regulares y reproducibles". ¿Vieron cuando la máquina se pone a funcionar y no tiene materia prima, y no le pone broche a nada, y el broche cae? Y decimos "¡qué maquina ‘boluda’!". Porque se ve ahí el «Autómaton», porque es vano, porque la máquina no busca ponerle ganchito al cierre, por eso es vano, la máquina no busca hacer cierres. El ejemplo que da Bunge de " conexión necesaria" –que es un tipo de determinación–, es la cibernética, o sea, la teoría matemática moderna de la «red de significantes» —exactamente, lo que dice Lacan.

«Estados sucesivos que se siguen uno a otro, en forma inmutable con exclusión de estados nuevos».

¿No es esto lo que le achacaba Freud a la sustancia viva? "Estados sucesivos", en nuestro caso sería: vida-muerte-vida-muerte. "Con exclusión de estados nuevos": la vida no te puede llevar más que a la muerte, y la muerte no te puede llevar más que a la vida —lo mismo con la red del significante. Es por eso que Lacan empieza a teorizar la función del acto. A partir de los ’40 o de los ’50, los psicoanalistas empezaron a convertirse en una suerte de traductores:

— Doctor, anoche soñé con una banana.

— ¡Ahá! Es una ‘pija’ 1. Bien, dejemos acá. Son cien dólares...

O bien,

— ¿Sabe, Doctor? Esa mujer, en mi sueño, era muy parecida a mi madre.

— Sí, no hay duda: en su sueño, Usted se está ‘cogiendo ’ a su madre...

Si alguien soñaba, por ejemplo, con una cajita bivalva, explotaba inmediatamente la traducción certera: "Se trata de la ‘concha’ 2 de alguien"... Porque, por lo demás, si se incluye el sexo, uno se cree más psicoanalítico... ¿Por qué? Porque una de las consideraciones que hace el psicoanalista es que la "etiología" es sexual...

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No, cuando Lacan habla de psicosis, ya no puede aplicarse ni «Tyché» ni «Autómaton», porque la legalidad del significante se desvanece. Entonces, todos los efectos, productos de la legalidad del significante, se desvanecen. La causa, la etiología, porque Freud dijo que la causa del síntoma histérico es algo de la vida sexual reciente, juvenil e infantil. Se requiere de las tres, porque está sobredeterminado. Tiene que ser algo actual, vinculado con algo adolescente —porque es la segunda oleada de la sexualidad donde se resignifica todo lo infantil. Así que, lo infantil no cuenta sino hasta la adolescencia, momento en que se lo resignifica. Eso es la etiología, o sea, la causa del síntoma histérico.

¿Cuál es la causa de la compulsión de la repetición? Ahí, esto ya no nos sirve. Porque que el portero le haya tocado el culito a la ‘piba’, en el ascensor... Eso, no. Ahí, las causas ya son de otra índole. ¿Cuál es el problema de que le hayan tocado el culito, o las tetitas, en el ascensor, si para Freud todavía era muy niña? Porque despertó una satisfacción que no esperaba. Pero, entonces, si hay satisfacción, hay bien. Ése es el problema. No sólo que presenta lo obsceno del goce del adulto –dice Freud–, sino que, para colmo, despierta anticipada e imprevistamente algo que le gusta. Así que, ahí, no hay problema con la causa del más allá del principio del placer. El problema es la causa del más allá del principio del placer.

El sistema de las determinaciones –que es más amplio que el de la causa–, en psicoanálisis, ¿nos interesa, o no? Recién lo dije: "sobredeterminado". ¿La causa de la tos de Dora era la sífilis del padre y el flujo posible de la madre? No, ésa no era la causa, eso es la determinación. La causa del padecer de Dora no es que el padre tenía sífilis. Eso es un accidente en la vida de ella, que significa "determinación". La sífilis del padre, como determinación, arruina un poco a Freud porque él había sido el neurólogo que lo había atendido por el "emblandecimiento cerebral" que la sífilis le había producido. O sea, Freud entra medio ‘jodido’, porque es amigo del padre. Así que, el significante "Freud" viene determinado por el significante "sífilis". Entonces, la tos es determinación, no causa.

El problema que tenemos nosotros es la causa más allá de la determinación. Cuando no es el bien –porque si es el bien, es la causa final–, no hay problema. Nadie va a ir a analizarse si no le aparece un mal, en su hallazgo del bien. ¿Cómo no entender que hay quienes fracasan al triunfar? Pero el fracaso tiene que estar. Tiene que estar esa sorpresa de encontrarme a mí mismo deprimido a pesar de haber conseguido el nombramiento. Ésas cosas que habitualmente se encuentran en la clínica. Hay que atender unos cuantos años y empiezan a aparecer esas cosas raras. Gente que está ‘como el culo’ porque halló su bien. Quiere decir que al bien hay que dejarlo de lado.

La determinación no es la causa. ¡Atención, lacanianos! No ‘hinchen tanto las pelotas’ con los significantes, porque los significantes van por la vía de la determinación, no de la causa. Pregunté a una paciente mía (lo confesé el año pasado y lo diré una vez por año, para asegurarme de que cometeré el mismo error) cuál era la marca inscrita en el tubo de dentífrico con el que ella solía masturbarse... ¿Qué equivoqué? La determinación por la causa. Y, en Freud, no faltan determinación y causa como separados.

Así que, es el problema de la etiología sobre lo cual hoy quiero hablar, para mostrarles que, en Freud, indudablemente, están la causa y la determinación; que son dos cosas bien distintas. Es lo que Bunge –una persona muy respetada en el ambiente científico– dice que son las dos modalidades de la causa. Hay una causa que es estrictamente causa, y hay una causa que es determinación.

¿Por qué "X entonces Y"? Hay que especificar la pregunta porque "¿por qué?" podría ser determinación, así como "¿por qué?" podría ser causa.

—¿Por qué no has ido hoy al colegio?

—Porque tenía prueba...

¿Los satisfaría una respuesta así? No sé, depende de qué esté pensando. Si es un ‘pibe’ que en general es buen alumno y hoy no fue, está bien. Pero si es un fracasado escolar, diría que ésa es la determinación por la cual él no fue, siendo que ya repitió el curso más de tres veces, y que va a una nocturna; entonces, el problema que tiene es de causa. ¿Por qué no fue hoy? Es determinación. Ataquen siempre el problema de la determinación y vuestro hijo nunca terminará el Secundario. Es cuando uno empieza a pensar que, en primer año, no iba porque los compañeros, etc.; en segundo, porque los profesores; ahora, en tercero, porque es nocturno, etc. Ustedes terminan concluyendo, entonces, que se hartaron de tantas "determinaciones", que es necesario ir a la causa. Es un problema psicoanalítico esencial.

Bueno, creo que en la última reunión pasada, toqué el tema: hay un autor que hizo eje en el problema de la causa, en la «Tyché». No es Lacan, es Peirce. El libro donde esto está es inexistente en Argentina y en castellano, así que seguiremos buscando. Se trata de «Philosophical Writings», "Escritos Filosóficos", de Peirce, de 1892, «La doctrina examinada de la necesidad». Lacan toma mucho de Peirce. No veo ningún motivo para que no haya tomado, de él, la «Tyché». Peirce lo publicó en 1892.

Pero regresemos un momento a "etiología". "Etiología" es buscar las causas: "Logos" y "Aitía", palabra que nosotros conocemos bien. Y tiene dos acepciones. Estoy usando el diccionario Grand Robert, francés-francés:

«En Biología, estudio del origen de los órganos, funciones y facultades».

Ésta es la que a mí me ‘ensartó’ durante quince años... Nunca ‘me avivé’ de que Freud, durante añares, trabajaba la causa porque yo me ‘ensarté’ con esta acepción de "etiología": la de estudio del origen. Y el origen no es la causa. No son lo mismo. El origen te deja completamente ligado al problema de la historia, y eso no es la causa. La causa de la neurosis no es la historia edípica —ésa es la determinación. Siempre es bueno pegarse una ducha de diccionario. Segunda acepción:

«Causas (de una enfermedad)».

Es decir, el uso en que quedó el estudio de las causas quedó casi circunscrito a la Medicina y la Biología.

«Etiología compleja, oscura, la etiología de un síndrome: la etiología de este síndrome está mal conocida».

O sea, francamente, es el estudio de la causa. La entrada de Freud en el mundo de la Ciencia fue con la aportación de una nueva teoría de la causa del síntoma neurótico. La anterior lo refería todo a la herencia. El título del escrito donde Freud lo discute es «La herencia en la causa o la etiología», en donde distingue el lugar de la herencia y el de la sexualidad. Allí van a encontrar un análisis del problema de la Ciencia, francamente muy parecido al de Bunge. Freud va a presentar su teoría de la causa en Ciencia, y va a decir que la causa del síntoma histérico es la escena traumática, en oposición ya no con Charcot –cuya concepción era, tal como para Janet, la de la herencia–, sino en oposición a Breuer, para quien la causa del síntoma histérico eran los estados hipnoides —esto es, el desdoblamiento, la escisión. Freud se opone, diciendo que se trata de la escena traumática. Y la escena traumática tiene que satisfacer dos condiciones: Idoneidad determinadora y fuerza traumática. ¿Qué es "idoneidad determinadora"? Por ejemplo, que si yo veo a un perrito beberse el agua de un vaso, no puedo decir que sea ésa la causa de mi parálisis; porque no tiene ninguna relación determinante, porque no tienen nada que ver una cosa con la otra. Pero, además de no ser idónea, ¿de qué carece? De fuerza determinadora. No puede ser que, por semejante ‘boludez’, alguien quede paralítico. Es así. Ésas son las dos condiciones.

Freud dice que ninguna vivencia real sola puede ser la causa de un síntoma histérico. Y dice que no es como las cuentas de un collar, sino que es como un árbol genealógico con puntos nodales. Es decir, la teoría matemática de redes y grafos —que entonces Freud no conocía y, por tanto, no citó. Pero, sí, se trata de la «red de significantes».

Un poco más adelante, Freud agrega:

«Infaliblemente se termina por llegar al ámbito del vivenciar sexual [...] La condición etiológica de los síntomas histéricos tiene validez universal».

Esto es, la causa de todo síntoma histérico es la vivencia sexual. Considerando vuestra experiencia clínica actual, ¿eso es sigue siendo válido, o no? No, no es válido. ¿Acaso Ustedes se ponen a buscar si le tocaron las tetitas o el culito, para verificar la histeria? No. Entonces, tenemos aquí un problema. Ni que hablar de la compulsión de repetición... Porque las histéricas modernas son mucho más sutiles: avanzan con el psicoanálisis. Los tíos modernos son mucho menos perversos y las histéricas siguen siendo igualmente histéricas, pero de un modo mucho más sutil.

«[...] la causa de la histeria reside [...] en la vida sexual».

Bien, ahí aparece, entonces, la cuestión de los recuerdos inconscientes. Y aclara que no es sólo para la histeria, sino para todas las neurosis. La causa de la neurosis es la vida sexual —cosa que actualmente ya no sostenemos. Con lo cual, la teoría de la causa sostenida por Freud nos empieza a ser insuficiente, pero especialmente cuando él mismo da el ‘volantazo’ en «Más allá del principio del placer».

¿Cómo evolucionó la teoría psicoanalítica moderna? Sucede que nos hemos quedado sin teoría de la causa, porque las causas que nos dio Freud ya no nos satisfacen. Porque ya no tomamos la sustancia viva para dar cuenta de la reacción terapéutica negativa y del más allá del principio del placer. Y, en realidad, ya no confiamos tampoco en esa búsqueda desesperada de la escena traumática infantil, para dar cuenta de la neurosis. Así que, francamente, nos hemos quedado sin teoría de la causa. Y no porque no la haya habido. Para que tengan una idea de que la hubo, por ejemplo, en «A propósito de las críticas de la neurosis de angustia» –de 1895–, en la página 134 (es lo que leíamos antes de Freud, pero nadie como Lacan nos había advertido que había que estar atentos al problema de la causa), Freud distingue "condición", "causa específica", "causa concurrente" y "ocasionamiento" o "causa desencadenante". Sinceramente, es una teoría moderna de la causa, que Freud analiza puntillosamente. Se define "condición" como:

"...los factores que de estar ausentes el efecto nunca se produce, pero son incapaces de generarlo por sí solos».

Con eso ya nos quitamos de encima el problema de la herencia. El tomo 3, de la edición de Amorrortu, está por completo dedicado a la causa, aunque, en realidad, hay remisión al problema de la causa en toda la obra de Freud. El tomo 3 es sobre la causa, es cuando nace el psicoanálisis. Nace el psicoanálisis cuando Freud da una nueva teoría de la causa del padecer neurótico y, a mi entender, desde «Más allá del principio del placer», del padecer en general.

La "causa específica":

«...no está ausente en ningún caso [...] y que poseyendo una cantidad basta para alcanzarlo».

"Causa concurrente":

«Ni es preciso que estén presentes, ni son capaces de producir el efecto por sí solos, [...] cooperan».

Y "ocasionamiento" o "causa desencadenante":

«Precede inmediatamente [...] al efecto».

Si estudian las cuatro, el éxito terapéutico es clave. ¿Qué es lo primero que hay que buscar? La causa desencadenante. Y les advierto que, en la página 191 de este escrito, Freud rechaza el " después de esto", el "a causa de esto". Freud lo escribe en latín. No es a causa de lo que sucedió antes, que el efecto de lo que sucedió después se produce. Obviamente, está remitiendo a toda la infantilidad del sujeto, pero es una causa que empieza a determinarnos la estructura de la cosa.

La "causa concurrente" es por ejemplo que, justo cuando te estaba pasando tal cosa, además, tenías tal preocupación, o tal problema.

Entonces, los problemas son la condición y la causa específica. Ése es el verdadero problema de la causa. Y ahí dice Freud que son "causas necesarias". Y para distinguir entre las causas necesarias dice:

«1) Condición [...] es la herencia».

Que la condición es la herencia quiere decir que esta mujer es histérica. Es decir que, primero, por condición, había condición de histeria (porque la vieja, la tía y la abuela eran histéricas) pero la causa específica es sexual.

Les traje un montón de citas y fragmentos pero, lamentablemente, ya no tenemos tiempo suficiente.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Porque es la teoría de la causa con la cual Freud nace, la que estudió y la que se encargó de difundir. Freud difundió, en legua alemana, la teoría de Charcot, que era la de los franceses. Pero la novedad que él aporta es la causa en la vida sexual.

Lo último de Freud, para hacer el arco –y no creer que éstos son meros vicios de su juventud–, «Dos artículos de Enciclopedia: "Psicoanálisis" y "Teoría de la Libido"», escritos en 1922 y publicados al año siguiente. ¡Son fabulosos!

«En el vuelco hacia esa técnica el psicoanálisis destinaba a sustituir la hipnosis, desempeñó sin duda un papel la sólida confianza en la existencia de un rígido determinismo dentro de lo anímico».

O sea, Freud confió en un "rígido determinismo", esto es, hay determinismo. Y agrega, cuatro páginas más adelante:

«El valor etiológico de la vida sexual [...] Trauma sexual [...] ninguna de las tesis que ha formulado el psicoanálisis ha despertado una incredulidad tan obstinada y una resistencia tan encarnizada como ésta, que afirma el sobresaliente valor causal de la vida sexual para la neurosis».

Y es ahí, en la página 247, donde Freud pone el problema del pansexualismo, la crítica que se le hace al psicoanálisis de pansexualista. Ustedes pueden llegar a creer que eso ya no existe, pero sigue vendiéndose el clásico póster del perfil de Freud cuya frente es el contorno de un ‘mina’ ‘en bolas’... Se ha llegado incluso al atrevimiento de aparecer firmado: debajo del dibujo del perfil, se lee como firma "Sigmund Freud". Pero la firma es obviamente ‘trucha’, porque Freud firmaba con "f" minúscula. Así que, el tipo que diseñó el póster firmó, y puso arriba: "What’s on man’s mind?" ["¿Qué hay en la mente del hombre?"] Es decir, la sexualidad. El pansexualismo que se le achaca al psicoanálisis es falso, porque el verdadero problema es que Freud no propone que lo que reina en la cabeza sea el sexo; no propone que todo se traduce en sentido sexual —que es lo que la gente cree que el psicoanálisis pregona. Se entendió que lo que Freud traía era realmente un pansexualismo. Es decir, que siempre hay que hacer la traducción en términos sexuales. No, no es eso lo que dijo Freud. Lo que Freud sí dijo –y esto es universal– es que la causa es el sexo. Freud no dice que lo que siempre tenemos en la cabeza sea sexual, no dice que la "otra escena" sea sexual; de hecho, él no tiene el sexo todo el tiempo en su cabeza. (¿Se acuerdan del problema del nombramiento, que tantos sueños le provocó? El «Privatdozent» era menos que un Profesor Adjunto, era un docente universitario, un Ayudante de Primera. Todo ese padecer que el antisemitismo trajo a Freud, manifestado en el hecho de que no lo nombrasen...). Freud dice que la causa siempre es sexual, que siempre se la halla en el vivenciar sexual. Ése es el lugar de la sexualidad, en el psicoanálisis.

Bien, por hoy, detengamos aquí. No he tenido tiempo suficiente para terminar el tema del «Autómaton». Tampoco he podido concluir hoy con el tema de la causa. Porque, además, hay otro problema: Lacan sí utiliza las causas eficiente, final, formal y material. Todo «La ciencia y la verdad» refiere al uso de las cuatro causas de Aristóteles. Y adviertan que para armar «La ciencia y la verdad», él no utiliza «Tyché» y «Autómaton». Éste es, pues, otro problema.

En nuestra próxima reunión, antes de retomar «Posición del inconsciente» –en donde se plantea que la causa es el leguaje–, vamos a comentar el cuadro que preparé para Ustedes y que, muy generosamente, lo doy para vuestro uso. Si lo usan, ¡cítenme..!

Lean, entonces, «Posición del inconsciente» para la próxima clase. Sería el momento ideal para hacer un cierre sobre el tema de la causa, con preguntas de Ustedes. Así que, los invito a leerlo desde la perspectiva de la causa (lo mismo con respecto a «La ciencia y la verdad»). Y, para «Tyché y Autómaton» del Seminario 11, ayúdense con la «Física» y la «Metafísica» " de Aristóteles, y con diccionarios. Podemos hacer una buena discusión de la teoría de la causa. Si sobra más tiempo, entonces, retomamos «Posición del inconsciente» en el lugar donde lo dejamos. Si no, lo retomaremos en la quinta clase.

Correcciones: Luciano Echagüe

Notas

1 En Argentina, expresión muy vulgar por "miembro viril".

2 En Argentina, expresión muy vulgar por "vagina".


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