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Seminario
Posición del inconsciente

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Dictado por : Alfredo Eidelsztein


Clase 6
Otro piensa

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Tengo ya lo que les había contado que había encargado: la edición bilingüe francés-griego de La Física y La Metafísica de Aristóteles. Así que, si alguno quiere revisarla o quiere una copia, me lo dice y yo se la presto.

Este año decidí no suspender por vacaciones de invierno, así que todos los viernes en nuestra secuencia, vamos a seguir trabajando.

Les hice repartir una copia de la páginas 654 y 655 de «Observaciones al informe de Daniel Lagache». En la 655, en el sexto renglón de abajo para arriba, donde dice "contingente", en el original francés dice, en cambio, "continente". Para colmo, es un lapsus que uno puede confundir con lo que dijo Freud acerca de lo contingente del objeto en la pulsión. Son esos lapsus que van, como uno no entiende nada, y la palabra más o menos va. Debería decir, entonces, "continente".

Trabajaremos con un cita del Seminario 1, de Lacan. Ustedes tienen presente que ese seminario de Lacan es sobre los «Escritos técnicos de Freud», o sea, es un comentario de escritos. En realidad, no hay que hacer mucho esfuerzo para darse cuenta de que el Seminario 2 también es un comentario del escrito de «Más allá del Principio del Placer», y tampoco hay que ir mucho más lejos para llegar a la conclusión que el Seminario 3 es un comentario sobre Schreber. En este último caso, se trata de un doble comentario: del libro de Schreber y del libro de Freud sobre Schreber. Todos esos seminarios son comentarios, por parte de Lacan, acerca de escritos de Freud.

Entonces, una pequeña cita de la clase 7 de "Los Escritos Técnicos de Freud", de la página 87 del original francés:

«Es en lo cual el método del comentario se revela fecundo. Comentar un texto es como hacer un análisis»

Y les advierto, por si no lo recuerdan, que es como un psicoanálisis —comentar un texto es como un psicoanálisis.

«Interpretar e imaginarse comprender no es la misma cosa. Es exactamente lo contrario».

¿Y esto?, ¿a cuento de qué?

Estamos comentando un texto. El curso de este año consiste en "comentar" «Posición del inconsciente». Así que, viene a cuento. Pero, en realidad –no sé si a Ustedes les pasó–, la vez pasada tuve la sensación, todo el tiempo, de que de lo que estábamos hablando era del modelo óptico de Jacques Lacan, y que no estábamos incluyendo todo este problema de la conciencia, la reflexión, el espejo —todo el tiempo tenía esa sensación. Y cuando dije en voz alta lo del córtex –sugerí que debían pensar en que era el espejo cóncavo–, obvio que me fui a casa a revisar lo del córtex en el modelo óptico. Estaba en esa revisión cuando me encontré con esto que aquí cito. Me vino como anillo al dedo para resolver un problema de la índole de mi culpa, de mi superyó —que debe ser un superyó judío, digo, por esta cuestión del Dios de los judíos que es bastante... Les confieso que siento, con respecto a Ustedes, cierta culpa. Lo confieso. Porque hace rato que lo digo y confesarlo no me avergüenza: siento que a Ustedes los estafo... ¿Por qué? Porque proponiéndoles enseñarles, aprendo yo. Yo entiendo algo, aprendo algo y yo, ¡‘chochísimo’! 1. Pero en realidad, no sé si Ustedes entendieron... Este párrafo de Lacan acerca de que comentar un texto es como interpretar en psicoanálisis, como analizar, me resolvió totalmente el problema: no hay ningún motivo para que yo tenga culpa, porque yo tengo tanto derecho a aprender y sorprenderme de lo que enseño en el comentario de un texto, como Ustedes; no hay ningún motivo para que los sorprendidos sean sólo Ustedes. O sea que, francamente, no tengo ningún motivo para posicionarme desde la perspectiva de que "yo ya sé", porque comentar un texto –según propone Lacan– es posicionarse como que uno no sabe, que uno no lo comprende. Y, quizás, lo más rico para transmitir fue hacer un trabajo sobre aquellos puntos que uno no comprendió —lo cual no va de suyo.

Esto es decir que la sorpresa, en este caso, debe ser como en análisis, amboceptiva. Cuando el analizante se sorprende por el efecto que produjo la interpretación del analista, si las cosas salieron bien, el analista también debe sorprenderse, porque no podía saber él, en lo que decía, lo que despertó en el analizante lo que él dijo. Para ser correcta, la sorpresa tiene que ser amboceptiva; si no, puede ser sugestión. Si sólo se sorprende uno de los dos, entonces, ¿por qué llamar a eso "inconsciente"?. Cuando se trata del inconsciente, la sorpresa tiene que ser en ambas direcciones. Y se lo digo, además, porque «Posición del inconsciente », como título, es sumamente ambiguo. Por un lado, refiere a qué posición tiene el inconsciente. En la obra de Freud, es muy claro: está topológicamente separado de la conciencia por el preconciente. La posición del inconsciente, en el aparato psíquico, es estar separado estructuralmente. Eso es "posición del inconsciente". Pero, por otro lado, "posición del inconsciente" refiere también a qué es ser un analista. Un analista es alguien que se posiciona de determinada manera frente al inconsciente. En este sentido, leer un texto en el sentido de no comprenderlos – en nuestro caso, «Posición del inconsciente»– es lo mejor que podemos hacer los analistas, entre nosotros, posicionándonos según la posición del inconsciente.

Ésa es una preocupación mía actual: la relación entre los psicoanalistas. Y me da la impresión de que estos elementos que propongo a vuestra reflexión son los mejores antídotos a la "religión" que ya es el psicoanálisis —ninguna, por lo demás, tan cerrada como la "religión lacaniana". En este sentido, leer a Lacan como si se tratase de un análisis –esto es, dar lugar a la sorpresa– es como la vacuna perfecta contra una "religión" lacaniana.

No es de "bueyes perdidos" que hablo porque, también, "posición del inconsciente" puede entenderse como qué posición tiene el inconsciente dentro de la realidad psíquica, como según qué posición tengamos nosotros respecto del inconsciente es cómo se coherentiza lo que está pasando en «Posición del inconsciente » a la altura de donde lo estamos leyendo —es nuestro interés por la psicología. Porque con respecto a la psicología, nuestra posición tiene que ser la "posición del inconsciente". Es por eso que estamos trabajando hoy, como la vez pasada, el error central de la psicología: por nuestra "posición del inconsciente" —si es que somos analistas.

En el diccionario francés Grand Robert, la primera definición de "conciencia" remite a un término de fin del siglo XII, tomado del latín que quiere decir "conocimiento". Y la define así:

«Facultad que tiene el hombre de conocer su propia realidad y de juzgarla, o también éste conocimiento mismo».

O es la facultad del conocimiento, o es el conocimiento mismo. Y, obviamente, se darán cuenta de que derivado de "y la posibilidad de juzgarla" es de dónde surge la «conciencia moral». Y la primera definición después de ésta, la que lleva el número uno, dice:

«Conocimiento inmediato y reflexivo...».

El problema del espejo en relación a la conciencia es porque es reflexivo, porque es verse a sí mismo.

«...que ciertos organismos y especialmente el hombre tienen en cuanto a su propia actividad psíquica».

O sea que, para el diccionario, es –tal como decíamos la vez pasada para Lacan, aunque quizás no para todos los filósofos– una propiedad de cierto tipo de sustancia viva, pero no exclusiva del hombre. La palabra "córtex" –que como tal no existe en castellano– viene del latín, es una palabra latina. Lo que pasa es que, en francés, incorporaron la palabra latina como tal. Y quiere decir:

«Anatomía: Parte externa, periférica, por ejemplo el córtex cerebral, el córtex renal, de un órgano. En forma absoluta [...] designa habitualmente a la corteza cerebral, de donde viene la designación de cortical. Biología: parte externa de órganos de vegetales, o de animales, que tienen una estructura concéntrica».

Para que quede un poquito más claro: respecto al sistema nervioso, "cortical" sería –se acuerdan del colegio– la sustancia gris y, a la blanca, se la suele designar en oposición a "cortical", "medular". Las designaciones en la lengua, para "córtex", incluyen "envoltura ", "tegumento", "túnica", así como "corteza" de árbol y "cáscara" de nuez.

En el Seminario 1, aparece dos veces la cuestión del córtex, y, en «Observaciones al informe de Daniel Lagache», sólo una vez. Les traje las fotocopias de algunos pasajes de ese escrito y algunos del Seminario 1, para que puedan seguir la lectura. La primera cita es de la página 94 de la edición en francés (en la clase 7 de la edición castellana del Seminario 1):

«La caja quiere decir nuestro propio cuerpo. El bouquet son los instintos y los deseos, los objetos del deseo que se pasean. Y, ¿qué es el caldero?».

Primeramente, Lacan propone el espejo esférico como un caldero, una semiesfera bien pulida por dentro. No sé por qué lo propone como un caldero. Quizá sea por el chiste de Freud, del "caldero", pero no lo sé...

«Bien podría ser el córtex, ¿por qué no? Sería divertido, ya hablaremos otro día de eso [...] Como frecuentemente, el es ojo aquí el símbolo del sujeto».

Y dice que en óptica, como en la Ciencia en general, comúnmente el dibujito del ojo corresponde al sujeto. Esto reaparece en la clase 10 (en la página 143 del original francés):

«Alguno de Ustedes introdujo la cuestión de los dos narcisismos».

Creo que ésa era la pista de nuestra solución al problema de si hay conciencia en los animales. La vez pasada, la vía de salida en Lacan hubiese sido pensar en que él propone dos narcisismos, lo cual es ya una idea muy rara porque propone un narcisismo animal.

«Bien se dan cuenta de que es eso de lo que se trata: de la relación entre la constitución de la realidad y la relación con la forma del cuerpo, que de una manera más o menos apropiada Mannoni llamó ontológica".

Recuerdan que más adelante Lacan corrige a Mannoni. Lacan y Mannoni se corrigen mutuamente, todo el tiempo –aquél no parecía ser un matrimonio muy bueno...–, y Lacan dice que es más bien "libidinal", que "ontológico".

«Retomemos el espejo cóncavo sobre el que, se lo he indicado, podríamos probablemente proyectar toda suerte de cosas en el sentido de lo orgánico y, en particular, el córtex, pero no sustancialicemos tan rápido, porque no se trata aquí –lo verán mejor en lo que sigue– de una pura y simple elaboración de la teoría del pequeño hombre dentro del hombre. Si yo estuviese rehaciendo el pequeño hombre en el hombre no veo por qué lo criticaría todo el tiempo, y si yo cedo en eso, por alguna razón lo hago».

Con lo cual, ven que de vuelta dice que podría llegar a ser el córtex pero nos advierte de que no sustancialicemos tan rápido. En el Seminario 1, no dice nada más. Pero les traje copias de algunos pasajes de «Observaciones al informe de Daniel Lagache» –del año 1960– porque es exactamente el mismo año de las intervenciones de los alumnos de Lacan que dieron lugar a «Posición del inconsciente». Allí, acerca del modelo óptico, Lacan dice:

«El juego de este modelo por una parte recubre la función de desconocimiento que nuestra concepción del estadio del espejo sitúa en el principio de la formación del yo».

Quizás Ustedes se digan "¡Eh, otra vez lo mismo!", que esto ya lo sabemos y que ya lo sabemos de memoria. Sin embargo, por si acaso, si no se acuerdan de lo que leí hace un minuto, es que "conciencia" quiere decir "conocimiento", facultad que tiene el hombre de conocer su propia realidad y de juzgarla, este conocimiento mismo. Pero Lacan parte del "desconocimiento". Cuando estudiamos el estadio del espejo en Lacan, siempre lo estudiamos con relación al desconocimiento como si se tratase de algo perfectamente natural. Lo que no tenemos en cuenta es que decir eso es oponerse a toda la concepción que todo el mundo tiene de eso. La teoría de Lacan es ya en ese punto absolutamente subversiva, porque define al estadio del espejo –formador del yo– como "desconocimiento", mientras que toda la concepción que hay al respecto es "conocimiento" de sí mismo.

«Permite enunciarlo bajo una forma que puede decirse generalizada, ligando mejor a la estructura los efectos de asumir la imagen especular, tal como hemos podido interpretarlo en el momento jubiloso en que se observa electivamente del sexto al decimoctavo mes, fundándolas en una prematuración perceptiva e inscrita en una discordancia del desarrollo neurológico».

Para los que todavía no tienen una buena teoría del estadio del espejo –no hay por qué tenerla, ni por qué avergonzarse de ello–, si no tienen la clave de lo que implica el estadio del espejo, todo el problema estriba en la prematuración, esto es, algo se desarrolla antes que otro algo —así que es "discordancia".

«Las relaciones de las imágenes i’(a) e i(a)...".

Ahí mismo hay un cita al pie de página del traductor. Este tipo, Armando Suárez, estaba absolutamente ‘en pedo’ 2 cuando tradujo los Escritos... En esa cita, Armando Suárez dice lo siguiente: «En el original no aparece la posición de i(a)». Por favor, revisen la edición castellana y verán que en el esquema, en efecto, aparece la posición i(a). Pero, si revisamos el original francés, nos encontramos con algo sorprendente: ¡i(a) no está!

¡Armando Suárez, él, la agregó en la traducción castellana! Él dice que, en el original, no aparece la posición de i(a) y, como Armando Suárez sabe tanto de Lacan, corrige a este pobre hombre que se olvidó de poner i(a)... ¡Es increíble! No va i(a), porque i(a) no existe. Se lo pone en el texto para poder hablar pero, ¡no existe en la experiencia! La imagen de florero abrazando las flores de este lado de A, no va. ¡No se puede creer! Lo que sí hay es i’(a), que ya es otro, alienado. Pero el no alienado no está, hay que escribirlo de alguna manera para que entendamos lo que Lacan está queriendo decir. ¡El tipo la agrega..! ¡Es para cortarse las venas! En fin...

Avancemos:

«La relación de las imágenes i’(a) e i(a) en nuestro modelo no han de tomarse a la letra de su subordinación óptica,...».

Entonces, primera advertencia que Armando Suárez no tomó en cuenta:

«...sino como sosteniendo una subordinación imaginaria análoga. En i’(a), en efecto, no hay únicamente lo que el sujeto del modelo espera, sino ciertamente ya una forma del otro que su pregnancia, no menos que el juego de las relaciones de prestancia que se traban en ella...».

De nuevo... Para la próxima, no olviden traer junto con sus Escritos de Lacan, una goma de borrar... En el original francés no dice "se traban", sino "qui s’y engagent". Es una palabra difícil de traducir que quiere decir "depositar en garantía", "empeñar" como hace con el bandoneón el tanguero cuando está en las malas, "hipotecar", "empeñar"; pero también "dejar en garantía" la palabra, o sea algo que queda "prendado", y no "trabado", queda "prendado" del otro. Empleando "traban" se escapa un poco lo que Lacan quiere decir. Entonces, debería ser "que se prendan allí", y también el Yo queda prendado allí, queda cautivo. Lo que está planteando Lacan es la relación de cautivamiento pero en el sentido de servidumbre al otro.

«...introduce como un principio de falso dominio y de enajenación...».

En francés no dice "enajenación", sino "alineación".

«...radical en una síntesis que requiere una adecuación bien diferente».

Ven que ya está el problema de la síntesis y el problema del Yo. Recuerdan lo que estuvimos hablando la vez pasada sobre la conciencia y de su poder sintético, etc.

«Es para representar las condiciones de ésta en su anterioridad de principio..."

De principio lógico,

«...para lo que hemos puesto la ilusión de la imagen i(a) en el punto de partida de nuestro modelo».

Y aquí está la explicación, con todas las letras, de por qué no lo pone. Es una pura ilusión que hay que poner para dar cuenta del principio lógico. Para que se constituya mi Yo, yo me tengo que identificar con el otro, pero no existe este Yo si no es "hipotecado" en el otro; para poder decirlo, tengo que decir que para que se constituya mi Yo y pueda operar mi imagen de mí, ésta se funda en identificación al otro y queda para siempre hipotecada. Mi Yo está en la imagen del otro, no hay nada de este Yo del cual empecé a hablar, es una forma argumentativa para poder explicarlo. Es por eso que no está. ¡No es que Lacan o su editor se haya olvidado de ponerlo!

«Si en efecto esta imagen corresponde a una subjetivación, es en primer lugar por las vías de autoconducción figuradas en el modelo por la reflexión en el espejo esférico...».

Recuerdan que la conciencia implica conocimiento inmediato y reflexivo.

«...(que puede considerarse a grandes rasgos como imagen de alguna función global de la corteza)».

¿Vieron que no se trataba del córtex? No es la corteza. Considerarlo corteza es hipotecar la forma. Lo que pasa es que el modelo óptico de Lacan, como es un "modelo", está mal concebido teóricamente por Lacan, porque en los modelos las formas dominan. ¿Por qué una mujer como Valeria Mazza –nuestro ídolo nacional...– puede ser modelo? (Si se postula para presidente, ¡seguramente gana..! Es el único ídolo que tenemos en este momento, es quien mejor nos representa en el exterior... ¡Qué bajo que hemos caído! ¡Y hasta tiene ahora su propio libro!). ¿Por qué ella es modelo? ¿Por sus formas? No, sino por la analogía de sus formas con las formas ideales. Si cambiasen las formas, Claudia Schiffer cobraría menos —no valen per se. Es un modelo del ideal, y el ideal es intangible. Lo único que tenemos de ese ideal son las modelos, o sea, la relación es analógica, hay analogía. ¿La relación es analógica o es simbólica? Por ejemplo, ahora son tetonas pero antes eran ‘planchitas’. En la década de los ’60, si una mujer era tetona no podía ser modelo, en todo caso cuadraba muy bien para vedette. Entonces, ¿cuál es la relación? ¿He ahí las tetas que simbólicamente representan a las tetas? No, si son grandes en el ideal, deben ser grandes en la modelo; si son chicas en el ideal, deben ser chicas en la modelo. O sea, la relación es analógica.

El vicio que tiene el modelo óptico es, justamente, la analogía. Por ejemplo, representa el estadio del espejo con un espejo, ¡es una analogía grosera!. En «Observaciones al informe de Daniel Lagache», Lacan lo critica todo el tiempo, y lo llama "analogía grosera". Es decir que él mismo se hace una fuerte crítica. Creo que nosotros, por analogía, nos quedamos prendidos en lo imaginario del modelo, porque como la corteza, lo cortical, es la zona periférica del cerebro y tiene forma redondeada, creímos que era automáticamente el espejo cóncavo, que es semiesférico. Es así, nos pasa así. Somos seres humanos llenos de simbólico, imaginario y real. Somos normales en ese punto. Y el imaginario nos hace así ‘pisar el palito’ 3... No es la corteza. La primera vez trajo a colación el tema del córtex, Lacan decía que podría ser, que en todo caso era una idea simpática que podía discutirse más adelante. La segunda vez, advierte que no hay que precipitarse en la sustancialización. Y acá, que es donde me parece que más lo desarrolla, habla de "función global de la corteza". Les propongo que –aunque Lacan nunca llegó a decirlo– que el espejo cóncavo es la conciencia. Es lo que nosotros estamos estudiando, y por eso es que lo escribí, acá, en el pizarrón. Si aquí va "conciencia", va bárbaro. Les garantizo que las letras copulan, la cópula lógica.

«Y lo que el modelo indica también por el florero escondido en la caja es el poco acceso que tiene el sujeto a la realidad de ese cuerpo, que pierde en su interior,...».

El "interior" de la caja es analogía. El sujeto pierde su cuerpo, ¿en el interior de qué? Nosotros tenemos perdido nuestro cuerpo. No en el interior de la caja porque no hace falta que vivamos en una caja, sino en el interior de nuestra imagen yoica, ahí lo tenemos perdido.

«... en el límite en que, repliegue de folios coalescentes a su envoltura, y que viene a coserse a ella alrededor de los anillos orificiales, la imagina como un guante que se pudiera volver del revés».

¿Quién imagina qué cosa? El sujeto imagina la realidad de su cuerpo. Me pasó algo muy interesante: ayer fui a dar una conferencia en la biblioteca de los médicos de la Casa Cuna. Tienen allí ese cuadro de Velásquez en que están todos los médicos viendo un corte anatómico. Recuerdan ese cuadro, ¿no? En él aparece el ‘fiambre’ 4 bien blanquecino, cuyo brazo está abierto como un guante. A eso se refiere Lacan.

Intervención: No sé si es de Velásquez, creo que es de Rembrandt.

A.E.: Quizá por eso es que no está en mi libro de Velásquez... Tiene el brazo dado vuelta como un guante —se imaginariza.

«Hay técnicas del cuerpo en las que el sujeto intenta despertar en su conciencia una configuración de esa oscura intimidad».

No sé si tengo razón, pero ven que en este párrafo donde más se desarrolla el problema del córtex, aparece la conciencia. No es, a decir verdad, gran prueba el hecho de que dos palabras estén el mismo párrafo... Menos que menos en la misma página, pero donde está desarrollándose más extensamente el problema del córtex, de la corteza, es donde aparece la cuestión de la conciencia, la conciencia sobre el propio cuerpo. Después, más adelante, va a decir que el psicoanálisis no tiene nada que ver con eso, con las técnicas que hacen posible despertar cierta cosa en la conciencia de la oscuridad estructural de la intimidad del cuerpo.

«Aunque alejado de ellas, el proceso analítico, es sabido, escande el progreso libidinal con acentos puestos sobre el cuerpo como continente y sobre sus orificios».

Lacan está hablando, todo el tiempo, de "continente", y no de "contingente".

Entonces, la percepción es i’(a), ya que i(a) es un recurso discursivo ilusorio del sujeto, inexistente como tal. La imagen de mi Yo está en el otro. La llamamos [i’], "i prima" para poder hablar de lo que significa, porque en los sujetos está la ilusión inversa: con cada analizante vamos a tener que trabajar este problema, porque cada uno, por estructura, tiene la ilusión de que Yo soy Yo. Está escrito todo el trabajo que va a haber que hacer con la deriva lógica que eso implica, pero en la teoría de Lacan, por ejemplo, en el grafo del deseo, Ustedes tienen i(a), y es i’(a). O sea, esto es lo que se percibe. Son distintas escrituras para distintos problemas. Pero lo que está en el grafo como i(a) no quiere decir que Lacan se desdiga y que Armado Suárez finalmente tiene razón. Lo que ocurre es que lo único que hay es i’(a), queriendo decir que la imagen de uno queda esclava de la imagen del otro. Esto es lo que se percibe, confusamente, en el uno y en sí. ¿Es del otro o es en sí? Recorrer el grafo puede sernos útil.

Es lo primero que me rescata de la ilusión, es aquí donde me veo como yo. Pero ocurre que empiezan las duplicidades que requieren otra lógica un poquito más articulada a otros problemas —la del grafo del deseo. Pero me da la impresión de que tiene una lógica totalmente cerrada y correcta llamar a esto "lo que se percibe".

Entonces, la propuesta que les hago es que entre percepción y conciencia, entre conciencia y percepción, se halla A. Y no es cierto que A se localice entre el córtex y la percepción —es lo que Lacan dirá más adelante. Así que, sin lugar a dudas, la insuficiencia discursiva de Lacan fue no haber llegado a concluir, en el Seminario 1, que esto que él pone acá era la conciencia. Todas las citas que les traje en nuestra reunión pasada son del Seminario 2, porque es la insuficiencia del Seminario 1. Parece que alguien le dijo que el córtex podía ser la corteza, y obvio que quien se lo dijo quedó enganchadísimo con el casquete, este casquete confundido con este otro casquete. Pero no es eso, no se trata de eso.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Claro, pero sería una confusión. Una cosa es un problema de conciencia, y otra muy distinta es un problema de tipo neurológico. No me lleven a la discusión polémica de si hay o no conciencia cuando a un tipo le quitás todas las neuronas. No estamos hablando del soporte material. Lo que propongo es no confundir el soporte material con la función. Lo que Lacan termina diciendo en «Observaciones al informe de Daniel Lagache» es que aquí se localiza una función global. Es interesante porque, ¿tendrá Lacan ya una posición respecto a las zonas? Porque el mundo moderno de la neurología le está dando al tema de las zonas, para no terminar nunca –a mi entender–, hasta hoy, en ningún hallazgo importante. Así como la zona G, el Punto G de la vagina no llevó a nada, me da la impresión de que cada vez que se descubre una zona del cerebro, poco se progresa.

Función global de la corteza. Y la conciencia, entonces, parece ya sí una función. Esta función de la conciencia, ¿puede alterarse sólo por mediante la intervención neurológica? Ya no, llamándolo córtex, la única cosa que le puede suceder es que lo cortes con un bisturí y le metas alguna droga. Es que A mayúscula, si esto fuera el córtex, ¿cómo va a modificarlo?¿Cómo va a modificar A la corteza? ¿Los ingleses tienen más desarrollada la corteza que los hispanohablantes? Algunos creen que sí... Hubo alguien que agarró el cerebro de Einstein y lo puso en una botella para ver cuánto volumen desplazaba, confundiendo –me parece, humildemente– groseramente el cerebro y la función que el cerebro puede producir. Nosotros estamos trabajando con una función. Y si es una función, A mayúscula puede incidir; si no, todo el tema de las afasias es una estupidez de Jacobson... ¿Si hay cáncer de cerebro, pueden producirse afasias? Sí, es claro que sí, es muy común; y, ¡cuidado!, si tienen un paciente que empieza con afasia, hay que mandarlo urgentemente a un médico, no le interpreten. Si alguien les dice: "¡Ay! De pronto me empecé a olvidar los nombres de las personas... Yo sé que es mi hijo mayor pero, ¡no me sale su nombre!". Un trastorno neurológico como un cáncer de cerebro, se manifiesta en una función pero, como es una función, puede ser alterada por A.

¿Las afasias son sensitivas y motoras, de Wernicke y de Broca? ¡No! Son "metafóricas" y "metonímicas", tal como lo plantea Jacobson. ¿No leyeron el artículo de él sobre el cual Lacan escribe «Instancia de la letra...»? No poder decir el nombre de mis hijos y poder decir el mayor de los varones, ¿es sensitivo o motor? No produce la sustitución entre el mayor de los varones por "Cacho", y eso es lingüístico porque se trata de una función. La conciencia es una función, es por eso que puede ser incidida por A mayúscula, y es por eso que puede haber conciencia en los animales —pero distinta a la nuestra porque no es incidida por A mayúscula.

A mayúscula se instala entre percepción y conciencia. Lo estamos discutiendo porque es un polo freudiano, que se llama –mucha gente lo confunde con preconciente-conciencia y no es así– "percepción-conciencia". Lacan va a decir que hay un error en la articulación que hace Freud, denominada en un único término "percepción-conciencia". Freud comete ahí el mismo error central de la psicología. Así pues, no por nada lo tiene Freud: ¡porque lo tiene todo el mundo!

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Tendría que haber traído tizas de colores porque hay varias letras distintas y varios momentos distintos. Hay dos modelos ópticos en el Seminario 1. El primero, sin letras y, el segundo, con letras. El segundo tiene letras, tiene todas las "S" mayúsculas: "S" al lado del ojito, "S" virtual a la derecha –porque el campo de atrás del espejo es virtual–; la "S" barrada abajo del ojito es lo que aparece en «Observaciones al informe de Daniel Lagache» –ya en el año 1960, y no en el ‘54-‘55–. Éste es el progreso entre el ‘54 y el ’60. En el Seminario 1, el sujeto virtual es un sujeto no barrado por función del ideal. Puse todo junto, todas las letras en juego, porque trabajé con el Seminario 1 y con «Observaciones al informe de Daniel Lagache».

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Claro. La rayita que pone: "Wahrnerhmung-Bewusstsein" (pido disculpas por mi rudimentaria pronunciación a aquellos que saben alemán...). La rayita, como técnica de escritura, hace, de dos, uno. Por ejemplo: "Nombre-del-Padre" con las dos rayitas que le pone Lacan hace del Nombre del Padre un solo término. En el Seminario 1, el "hombrecito-dentro-del-hombre" está escrito todo con guiones, porque Lacan quiere decir que eso es una cosa. La rayita une, no separa.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No hay un término alemán que sea "percepción-conciencia". En todo caso, sería un neologismo freudiano. Freud no está proponiendo un nuevo término en alemán.

Yo les propongo que, en Freud, se puede –desde Lacan hacia Freud– encontrar la lógica que nos permita decir que, entre percepción y conciencia, se ubica el Otro. Pero el decir freudiano no es homogéneo con esto, Freud tiene puntos de avanzada y tiene puntos de retroceso. Es por eso que los otros post-freudianos leen otras cosas de otros lugares. Creo que ésta es un insuficiencia discursiva de Freud, porque en Freud mismo se puede deducir la lógica que vaya en contra de esto; por ejemplo, lo que pregunté la vez pasada: ¿es un hecho de conciencia ver la imagen de tu sueño? Para Freud, sí: la regresión en el así llamado "esquema del peine" 5.

Intervención: [inaudible].

A.E.: Bueno, pero en «El yo y el ello», ¿dónde pone "percepción-conciencia"?

Intervención: [inaudible].

A.E.: No, lo que yo digo es que en Freud están las dos cosas. Hay que tomar especialmente la insuficiencia discursiva porque en la insuficiencia discursiva todos ‘patinamos’. Cuando nosotros leemos a Freud, o cuando leemos a Lacan, tenemos dos tipos de vivencias: o entendemos y comprendemos (recuerden la cita del comienzo de la clase de hoy), o no comprendemos. Con Freud, tenemos la sensación de que comprendemos. Vaya uno a saber por qué que creemos entender el ochenta por ciento de lo que dice Freud... Y, también, vaya uno a saber por qué tenemos la impresión de que, de Lacan, sólo se entiende el veinte por ciento, sin entender el ochenta por ciento... Son sensaciones de comprender. La intuición de que uno comprende implica que uno engancha un prejuicio que uno ya tiene en sí con lo que Freud dice. Uno está lleno de prejuicios. ¿Qué quiero decir con "prejuicios"? ¿Que los negros tienen olor, o que los judíos son avaros? Sí, pero además también quiere decir un pensamiento, un juicio previo. Uno tiene ideas previas sobre lo que es la conciencia, creyendo que es sintética y unificada, que eso está en uno porque está en el Otro de uno. No hace falta que alguien diga alguien "¡Uy, yo nunca lo había pensado!". ¡Eso es aun peor! Porque entonces funciona aun peor en vos. Son prejuicios.

¿Adónde hay que ir a leer y pelear muy bien con Freud? Ahí donde él tiene una insuficiencia discursiva. No es que queramos destrozar a Freud, sino que estamos tomado los puntos en donde los prejuicios pueden engancharse de tal manera que, después de un tiempo de hablar, se crea que todo lo que dijo Freud es lo que ya se sabía desde antes de Freud. Por ejemplo, cuando uno lee el esquema del «El Yo y el Ello» (Lacan dice que Freud lo escribió porque sus alumnos no entendían nada, y que por eso hizo un esquema para estúpidos, dado que sus alumnos eran tan estúpidos que a Freud no le quedaba otra manera de hacerlo sino tomándolo muy toscamente para ver si desde allí se podía empezar a entender algo), Freud no dice que se trate de un esquema para estúpidos. ¡Pobre Freud! Como en el Congreso aquel, en que Freud le pregunta a Jones: "¿Ud. cree que alguno entiende algo?"... No, nadie entendía nada... Ésa era la sensación de Freud. Pero cuando uno lee en «El yo y el ello», que pone "percepción-conciencia", a nadie le da una convulsión interna por eso. Ahora bien, si Freud hubiese escrito "inconsciente-conciencia", todo junto, ¿qué hubiesen pensado?: "¡No, paremos la mano! ¡Éste estaba borracho cuando escribió esto! ¡El psicoanálisis es absolutamente contradictorio!"...

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Es claro. Por eso tomamos de lo que él dijo lo que no encaja y aprovechamos de Lacan una teoría mejor estructurada de los términos, que nos evite directamente la posibilidad de la ‘patinada’. Ese decir de Freud posibilita la ‘patinada’, no de él, de nosotros como lectores que, cuando leemos "percepción-conciencia", decimos: "¡Claro! Yo percibo y tengo conciencia de que percibo" —¡una mentira total!. Hay que leer el «Curso de Lingüística General», de Saussure, para saber que lo único que uno ve en la realidad es lo que la articulación significante-significado te permite ver. ¡Andá a entender esa..! Se cree que la realidad que la conexión significante-significado nos permite ver tiene que ver con la percepción-conciencia porque, claro, yo veo y me veo a mí mismo viendo, yo me reflejo en mí mismo. Lacan, en cambio, está todo el tiempo enseñando lo contrario. Y están en Freud las bases para entender lo contrario: «La escisión del yo en el proceso defensivo». Lacan agarra este texto y lo tiene consigo sin soltarlo ni hasta cuando muere de viejito... Hay otros que, de eso, no quieren saber nada.

Hay que leer a Freud, porque Freud escribió mucho. Y hay que ver lo que uno toma, qué es lo que uno deja y qué es lo verdaderamente subversivo. Pero deben abordarse esas insuficiencias del decir. Por ejemplo, si Lacan deja "córtex" y nunca lo sustituye por "conciencia", nos puede confundir a todos, pudiendo hacernos creer que se trata del córtex y, entonces, estamos ya metiéndonos con el cerebro de la Ciencia de siempre. ¿Cómo el Otro podría modificar el cerebro? Entonces, ¿es que Jacobson se equivocó, y no hay afasias "metafóricas" y "metonímicas", ¿es que, entonces, «Instancia de la letra...» está mal?, ¿el algoritmo saussuriano no existe?, etc., etc., etc. Es como una perspectiva.

Yo prefiero proponerles siempre, como trabajo –porque es mi modalidad personal– que nos cuidemos mucho de nuestra condición de post-lacanianos, de cuidarnos de no caer en la posición de creyentes y de religiosos que creen entenderlo todo, cuando en realidad no se entiende una pepa, permaneciendo en un eterno statu quo ante. Por eso, no me da vergüenza "bajar" al Seminario 1 con Ustedes, no tengo con ello ningún problema. Vamos a discutir el modelo óptico, para ver si se entiende y si es tan fácil como se lo cree... Podríamos incluso ir hasta el ‘17 o el ’20, que tiene tanta popularidad. Hay que ver qué es ese espejo cóncavo. Mi impresión es que el espejo cóncavo representa la función de la conciencia y, así representada, queda muy bien, porque el Otro nos queda entre conciencia y percepción.

Si es verdad que entre el Seminario 1 y el Seminario 2, tal como yo lo propongo –es un argumento–, hay ganancia al pasar de "córtex" a "conciencia", ¿cuál es la ganancia que produce Lacan, trabajando la conciencia en «Posición del inconsciente»? La pregunta es buena, ¿no? Y digo que la pregunta es buena para que pongan atención en ella.

Si hay progreso conceptual racional en el pasaje entre el Seminario 1 y el Seminario 2, de considerar el espejo esférico como conciencia en vez de córtex, ¿qué progreso habrá, entonces, entre el Seminario 2 y «Posición del inconsciente»? Ustedes vieron que Lacan progresa sistemáticamente. Si aparece un término nuevo, todos los otros términos se reorganizan de un modo distinto. Lacan tiene una mente estructural. Entonces, en el progreso de la enseñanza de Lacan, ¿cuál es la ganancia que habría que localizar en este punto? Lo dejo abierto como pregunta y creo que podremos resolverlo.

Retomemos. ¿Se acuerdan de la definición materialista que di la vez pasada de la conciencia, tomada de la página 74 del Seminario 2?:

«[...] la conciencia es algo que se produce cada vez que tenemos —y esto sucede en los sitios más inesperados y más distantes entre sí— una superficie tal que pueda producir lo que llamamos una imagen [...] los efectos energéticos que parten de un punto dado de lo real se reflejan en algún punto correspondiente de una superficie».

Recuerden que, tal como se desprende de lo que Lacan dice unas páginas más adelante, este espacio real también podía ser ilusorio, imaginario: el arco iris. Pero habiendo arco iris, ilusorio, imaginario, no necesariamente tiene que ser subjetivo —puede ser objetivo, se puede sacar una foto al arco iris, no hace falta poner un ‘chabón’ ahí.

Hasta ahí habíamos llegado la vez pasada. Avancemos un poquito más en la concepción de la conciencia. Si los dioses nos son favorables, hoy deberíamos terminar con ese tema. Pero, me parece que no llegaremos a concluirlo.

En el capítulo 5 del Seminario 2, «Homeostasis e Insistencia», Lacan dice:

«[...] se cree es sencillamente la reflexión de la conciencia sobre sí misma. Y el fenómeno de la conciencia no posee ningún carácter privilegiado en una tal aprehensión».

Es decir que se cree algo cuando no hay ninguna razón para creerlo. Si un paciente varón les dice: "Lo que pasa es que las ‘minas’ son todas putas...", ¿qué hacen frente a ese caso? No le dicen que deje de decir boludeces. ¿Qué es lo que piensan Ustedes para sí mismos, en ese caso? Algo lamentablemente parecido a lo que decían los militares –o sus acólitos– en la época de la dictadura: "¡Por algo lo dice!"... No se quedan con que es un error. Ustedes nunca dicen a un paciente que eso es un error, sino que piensan así: "Mmmh... Por algo la dejó". Aunque Ustedes crean que era una buena pareja para esa persona que consulta porque dejó a su pareja, si la dejó, entonces, ¡es por algo!

Si tenemos esta idea, la tenemos por algo. Si todos pensamos en algo, es por algo. O sea que si todos tenemos un prejuicio, tenemos que tener la correcta teoría para ese problema. Y la correcta teoría nos tiene que explicar por qué tenemos ese prejuicio. Y si todos lo tenemos, hay motivos estructurales que lo explican. Por ejemplo, Lacan atravesó la Segunda Guerra Mundial, en Europa. ¡Eso es bastante bravo, eh! Es por eso que, para él, fue una gran pregunta la Segunda Guerra Mundial. Hay, si lo buscan, explicaciones que Lacan intenta dar sobre la posición de los nazis y la posición de los judíos. ¿Por qué pasó lo que pasó? No alcanza con quedarse pasmado ante lo siniestro de todo aquello. Hay motivos por los cuales algo se sostiene, aunque sea erróneo, prejuicioso, ilusorio; hay motivos por los cuales creemos que yo soy yo, pero tenemos que tener una teoría que nos explique que eso es falso. Una teoría que también nos dé cuenta de por qué se instituye esa falsedad en cada uno.

«Se trata de librar nuestra noción de la conciencia de toda hipoteca en cuanto a la presunción del sujeto por sí mismo».

Parece que Lacan siempre cambia lo que dice. Pero son más bien los traductores quienes cambian lo que dice Lacan...

«Es un fenómeno [el de la conciencia] heterotópico en cuanto a nuestra deducción del sujeto».

En «Posición del inconsciente» volvemos a encontrar ese "heterotópico". Vuelvo a definirlo: en biología, es una patología; quiere decir que se encuentra o que tiene su origen en un lugar anormal. En lingüística, se lo define así: «donde el lugar "abstracto"’ es diferente; que no está en el mismo plano». Entonces, lo releo:

«Es un fenómeno [el de la conciencia] heterotópico en cuanto a nuestra deducción del sujeto».

Esto es, está en otro lugar, corresponde a otro lugar, mientras que en todas las definiciones que di coinciden.

Un poquito más:

«En los fenómenos subjetivos verán que la conciencia aparece siempre con una gran irregularidad. En la inversión de perspectiva que impone el análisis...».

Ése es el problema siempre teórico: el psicoanálisis impone una inversión de perspectiva de la que tenemos,

«...su manifestación aparece siempre ligada a codicies más físicas, materiales que psíquicas».

Luego de esto, Lacan habla del sueño, que es –dice Lacan– la entrada del problema de la conciencia en Freud. Ésta es la entrada del interés por la conciencia como instancia en Freud: el sueño. ¡Es bárbaro!. En todos los otros pensadores sobre la conciencia, jamás le van a meter esa extravagancia que es el sueño para establecer la instancia de la conciencia.

«La noción del Yo extrae su evidencia actual de un cierto prestigio conferido a la conciencia...».

Aquí, ya hay cosas que explican cosas. ¿Por qué nosotros le damos tata importancia al Yo?

«...en tanto que experiencia única, individual, irreductible».

Es decir que, para nosotros, es evidente que tenemos un Yo, y que nuestro Yo se comporta como "Yo soy yo". Si un paciente de Ustedes, recostado en el diván, les dice "Yo no soy yo", lo sacan de ahí, lo ponen cara a cara y le dicen: "¿Puede por favor explicar bien eso de que Usted no es Usted?"; porque sería una alteración notable de la estructura, salvo que sea un chiste o una cosa así.

Entonces,

«La noción del Yo extrae su evidencia actual de un cierto prestigio conferido a la conciencia en tanto que experiencia única,...».

La experiencia que cada uno hace de la conciencia es única,

«...individual, irreductible. La intuición del yo guarda, en cuanto centrada sobre una experiencia de conciencia, un carácter cautivante, del que es menester desprenderse para acceder a nuestra concepción del sujeto».

Para entender qué es "sujeto" en psicoanálisis, hay que distinguir "conciencia" de "Yo", y ver las relaciones que guardan entre sí, en un sistema tripartito: Yo—conciencia—sujeto. Piensen si ahora no se les plantea un problema con el insight, ya que en cierta corriente psicoanalítica se hizo de la "toma de conciencia" la emergencia del sujeto; más aun, se hicieron diagnósticos estructurales sobre el sujeto mediante la función de la conciencia. Los psiquiatras diagnostican la psicosis por la conciencia, saber si tiene conciencia de enfermedad —una enorme ‘boludez’ que todavía domina completamente nuestra práctica clínica cotidiana...

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Se confunden Yo, conciencia y sujeto. Hace falta distinguir esas tres dimensiones porque si no, hay un problema bárbaro. En general, los psicoanalistas –aun lacanianos– que atienden psicóticos, suelen estar trabadísimos en "conciencia de enfermedad ". Por ejemplo, los lacanianos dudan en diagnosticar psicosis si el psicótico les dice "Estoy psicótico". Entonces, parece neurótico porque duda... ¡Ya es cualquier cosa! No sabemos si es psicótico o qué es. Piensen si a Ustedes no les pasa igual que a mí. Quizá, no...

Pregunta: [inaudible].

A.E.: ¿Por qué no? Por otra parte, decir "Yo soy psicótico", ¿qué tiene que ver con la conciencia como función global del córtex? ¿Es reflexivo de qué?, ¿la reflexión de qué imagen es " Yo soy psicótico"? ¿O se trata más bien de lo que el psicótico te dice para que lo dejes salir ese fin de semana, para poder ir a visitar a su novia? "No, doctor, me doy cuenta de que estuve muy nervioso toda esta semana, pero estoy ahora mucho más tranquilo, eh"... Es curioso, parece que los pacientes, los viernes por la tarde, se dan cuenta de todo, que toman conciencia de todo: quieren que le des el alta para poder salir a visitar a la novia...

Pregunta: [inaudible].

A.E.: ¿No lo has encontrado en relatos de analizantes o analistas, en momentos de la experiencia analítica? Yo, un montón de veces. Y a mí me parece que insight es tomar conciencia. ¿Se puede "tomar conciencia"? ¿Puede la conciencia percibirse a sí misma? No, no puede: hay otro en el medio. ¿Cuántos análisis buscan el insight de su paciente, cuántos buscan "que se dé cuenta"? Uno de los mejores análisis que yo conduje, que llevó a un levantamiento de síntomas muy severos, gravísimos, concluyó cuando la paciente no quiso más: "Ahora que ya me siento bien, quería agradecerle muchísimo, Licenciado, por lo que Ud. ha hecho por mí". La verdad es que yo estaba – era bastante más joven– bastante interesado en saber si había "tomado conciencia". Pero de eso me doy cuenta ahora. Y, entonces, le pregunté: "¿Y qué cree Ud. que yo hice por Ud.?". Eran síntomas gravísimos que le impedían realmente vivir. La paciente me respondió, entonces: "Y, bueno, que ya no estoy tan vergonzosa". Había pasado de no poder vivir, de no poder hacer nada, a empezar a vivir; y me agradecía cosas que en nada tenían que ver con lo que había pasado. Pero en el punto en que yo estaba –era un "lacaniano"–, esperaba que al final "tomase conciencia" de que tenía tal síntoma, y que en aquel momento se había curado de algo, lo cual me parecía muy evidente. Les cuento un detalle de ese caso: de mantener relaciones sexuales con su perro, había pasado a mantener relaciones sexuales con un hombre con el cual se había casado, ¡es un progreso! ¡No me van a negar que es un progreso! No digo que sea "¡Guau! ¡qué caso! "... Pero abre otras perspectivas en la vida de esa mujer, por ejemplo, tener hijos. Y ella me agradecía porque tenía ahora menos vergüenza. Pero lo que yo estaba buscando era que se encontrase consigo misma, creyéndolo posible al final del análisis...

«De cualquier modo, pueden ustedes advertir que el campo sensorial que se encuentra a disposición de un determinado animal se halla marcadamente extendido en comparación con lo que interviene de manera electiva como estructurante de su Umwelt».

Les pido que aquí empiecen a prestar atención a este "Umwelt", mundo circundante —el "Innenwelt" es el mundo interno—, porque aquí aparece un problema teórico importantísimo. Lacan lo dice en forma de chiste: ¿qué hace el mundo allá adentro? ¿Cómo es que el mundo está dentro de uno? El mundo interno.

«Dicho de otro modo, no hay simplemente coaptación del Innenwelt con el Umwelt, estructuración preformada del mundo exterior en función de las necesidades».

No hay tal coaptación. El perro encuentra su partenaire, la langosta encuentra su comida: no hay tal cosa. Se dice "coaptación" cuando, por ejemplo, los labios de la vagina se pegan, cuando las cosas se pegan una con otra.

«Cada animal tiene una zona de conciencia —decimos conciencia en cuanto que hay recepción del mundo exterior en un sistema sensorial— mucho más amplia que lo que podemos estructurar como respuestas preformadas a sus necesidades-pivotes».

Lacan dice que no crean que el instinto es la ingenuidad que Ustedes suponen: respuestas preformadas a estímulos pivotes. En realidad, hay relación Umwelt–Innenwelt. Y eso se da en los animales a través de zonas de conciencia.

« En el hombre, empero, esto se presenta con el relieve particular...».

Ése es el problema: el relieve que para nosotros tiene la conciencia.

«... que denominamos conciencia, en la medida en que entra en juego la función imaginaria del yo».

En esto, estamos siguiendo la línea del Seminario 1.

«El hombre adquiere la visión de ese reflejo desde el punto de vista del otro. Es otro para sí mismo».

Por eso es que no va i(a), sino i’(a).

«Esto es lo que produce la ilusión de que la conciencia es transparente a sí misma».

¡Ah! Hay aquí un elemento distinto: la función imaginaria del yo que se mete a entorpecer el campo de la conciencia. Pero, ¿cómo?

«El hombre adquiere la visión de ese reflejo...»,

que es el Yo,

«...desde el punto de vista del otro. Es otro para él mismo».

Alienación imaginaria, y no "enajenación", tal como está traducido. Lo corrijo para que pongan "Alio" que en latín quiere decir "otro".

«Esto es lo que produce la ilusión de que la conciencia es transparente a sí misma».

¿El Yo es transparente a sí mismo? No. ¿Yo me veo a mí mismo? No. Yo me veo desde el punto de vista del otro pero, ¿qué hago con eso? Lo niego, no quiero saber nada de que no me veo a mí mismo desde mí, sino que me veo desde el otro. Es por eso que la conciencia toma tanto privilegio, porque es lo que parece que se hace ver a sí misma. Entonces, va en el sentido en que te permite pensar que "Yo me veo a mí mismo"; y dado que el "Yo me veo a mí mismo" es una ilusión engañosa, se alienta el engaño sostenido en que la conciencia se ve a sí misma. ¿Es posible verse a sí mismo? No respondan, es una pregunta por la conciencia. ¿La conciencia se ve a sí misma?, se pregunta el filósofo. La pregunta que hace el filósofo es por si algo puede verse a sí mismo. ¿Qué es lo que responde el Yo? Responde que sí. Para llegar a demostrar que él se ve a sí mismo, para evitar reconocer la alienación que hay en sí mismo, entonces se supone que la conciencia se ve a sí misma.

«En el reflejo no estamos, para percibir el reflejo estamos en la conciencia del otro».

¡Genial!, ¡genial!, ¡genial! ¡Duplicó la conciencia! A nadie se le ocurrió esto – este tipo es un genio–, pero lo hace con la teoría; no es que se levanta y ‘se echa un polvo’ con su mujer y, a la mañana, dice: "la conciencia...". Lacan aplica rigurosamente la teoría que él tiene y la deduce de lo que él encuentra en su clínica. Entonces, que la conciencia se refleje a sí misma es la misma ilusión que hace que el Yo se refleje a sí mismo: hace falta otro Yo y, entonces, hace falta otra conciencia.

En el capítulo 12, «Los aprietos de la regresión», dice que conviene revisar el sistema percepción-conciencia y su posición paradójica en el aparato psíquico freudiano. En la página 216 de la traducción castellana (en la 218 del original francés), Lacan dice:

«Aquí está todo el problema: lo que sucede a nivel de los fenómenos de conciencia, ¿puede ser de algún modo asimilado, pura y simplemente, a los fenómenos elementales de la percepción?».

De vuelta el mismo problema.

«Observen que esto implica una identificación entre el fenómeno psíquico que tiene lugar en una neurona y lo que constituye su revés epifenoménico, a saber lo que el sujeto percibe; es del orden del paralelismo psicofísico».

¿El paralelismo psicofísico es un vicio intelectual? Sí. Si lo buscan en Lacan, lo tienen en «De una cuestión preliminar...». Todo el tiempo está rompiéndole la cabeza a Henri Ey porque Henri Ey se basa en el vicio paralelista psicofísico. Acá, Lacan lo está criticando. Quiere decir que no hay que confundir el fenómeno de la percepción con la estimulación de la neurona. Si a esto lo llamamos "córtex", ¡nos vamos al carajo! —es lo que estamos criticando.

«Hay que llamar a las cosas por su nombre: si Freud llama a esto alucinación...".

Famosísimo problema. ¿Por qué Freud lo llama "alucinación"? ¿Se dan cuenta? ¡Que la vivencia de satisfacción sea una alucinación! Que el comienzo de la vida sea psicótica, ¿qué tiene que ver?

«...es porque pone a la percepción auténtica en otra parte».

No está hablado de la estimulación de la neurona por el estímulo luminoso, eso es otra cosa.

«La alucinación es, simplemente, según la definición reinante entonces en la ciencia, una percepción falsa, así como en la misma época se pudo definir la percepción como una alucinación verdadera».

Entonces, de lo que Freud está hablando no es de la percepción en el sentido neurológico; a lo sumo, esta hablando de alucinación tal como se la concebía en su época –como percepción falsa–, así que no puede ser que esté hablando de la percepción como estimulación de la neurona.

En el capítulo «Das Ding II», del Seminario 7, Lacan pregunta:

«¿Y esta esfera, este orden, esta gravitación de las Vorstellungen dónde ubicarlas?».

Dónde ubicar las representaciones. Y ahí viene la sabiduría de Freud:

«[Es aquí, entre percepción y conciencia donde viene a insertarse lo que funciona, a nivel del principio del placer, es decir, los procesos de pensamiento en tanto ellos regulan por el principio del placer, el investimiento de las Vorstellungen y la estructura en la cual el inconsciente se organiza, la estructura en la cual la subyacencia de los mecanismos inconscientes se precipita, lo que constituye el grumo de la representación, a saber, algo que tiene la misma estructura».

[Cambio de cinta]

..................................... el problema de la representación ligada al afecto. Es cargar afectivamente una representación. Quiere decir que el sistema de representaciones se ubica entre percepción y conciencia el sistema; si no, no tendría sentido todo el desarrollo freudiano de la vivencia de satisfacción. Es decir que, entre percepción y conciencia, ubicamos el sistema de los significantes.

El error fundamental de la psicología es confundir al Yo con la conciencia y, para colmo, ubicar percepción y conciencia como un polo unificado, no darse cuenta de que para el ser humano ahí aparece el otro. La diferencia entre percepción y conciencia en los animales —que es igualmente mucho más interesante que la versión estúpida que tenemos los seres humanos sobre lo que son los instintos en los animales.

¿Les hablé de Conrad Lorenz la vez pasada? Ese grandote con barbita, que caminaba delante de los patitos. Si lo leen se van a ‘caer de culo’ porque él dice que, para entender lo que es el instinto del animal, conviene utilizar la noción de "pulsión" de Freud. Los psicoanalistas utilizan la noción de instinto de la etología, y algunos etólogos utilizan la noción de "pulsión"...

«Y es que el sistema que percibe, que registra, aquél que se llamará más tarde Wahrnehmungsbewusstsein, no está a nivel de ese yo (moi) en tanto mantiene igual y uniforme; y tanto como es posible constante, la Besetzung que regula el funcionamiento del pensamiento. Esta conciencia se halla en otra parte, es un aparato que es menester que Freud invente, forje, y que nos dice, a la vez, que es intermediario entre esos dos sistemas, el sistema psi y el sistema phi y al mismo tiempo todo en el texto nos impone no colocarlo aquí, en el límite».

La conciencia está en otro lado. Es un aparato que Freud inventa, como intermedio entre el sistema psi y el sistema phi. Ven que tienen un "entre". Son tres y hace falta la ubicación "entre". O sea, en un sentido topológico.

«En otros términos, es en tanto la estructura significante...»

Esto es, el Otro,

«...se interpone entre la percepción y la conciencia, que el inconsciente interviene».

¡Ah! ¡Ésa les gustó, eh! Es a causa de esta estructuración, que hay posibilidad de que el inconsciente intervenga.

«[...] no ya en tanto Gleich Besetzung, función de mantenimiento de un cierto investimiento, sino en tanto que concierne a las Bahnungen. Es la estructura de la experiencia acumulada que mora y permanece allí inscripta».

Pasemos ahora al Seminario 11. Ahí, Lacan trabaja con dos sueños: "Padre ¿no ves que ardo?" y el suyo, el del "knocked". Se había echado una siestita y lo estaban llamando.

«[...] los dirijo hacia la simetría de esa estructura que hace que, aparentemente, después del golpe del despertar...»

Está aprovechando el hecho de que efectivamente golpeaban,

«...no me pueda sostener sino en una relación con mi representación, la cual aparentemente no hace de mí más que conciencia. Reflejo en cierto modo involutivo, en mi conciencia sólo recobro mi representación».

Del lado de la percepción, el golpe. Pero sólo soy capaz de rearmar la función de la conciencia tal como estamos estructurados, si armo un sistema de representación. O sea, cuando escuchamos el golpe, ya está entramado.

Bien, hasta aquí, ya tenemos más o menos clara la distinción entre percepción, conciencia, sistema de representaciones. O sea, una estructuración un poquito distinta quizás de lo que creíamos del aparato psíquico. Pero, entonces, ¿qué paso damos con «Posición del inconsciente», a este respecto? Ya entendemos lo que se transfirió del Yo a la conciencia —lo unificante, lo homogéneo. Y de la conciencia al yo, el prestigio que ella tiene como momento irrepetible, única y particular: "Yo soy yo", esto es, "Yo no soy Tú", tengo conciencia de mí. Pero si es así, entonces, ¿qué carajo tienes Tú que ver con todo eso? El yo se tranquiliza, se quita al otro de encima. (A un paciente mío le decían que era un obcecado, y él decía: "¿Cómo demostrarles que no soy obcecado sin que en mi demostración misma no vean otra justificación más para afirmar que soy obcecado?". Era un problema que tenía).

Avancemos un poco más. Pasemos a la página 810 de la edición castellana de «Posición del inconsciente».

«Decimos que no hay nada en común que pueda fundarse en una objetividad psicológica,...»

¿Qué sería la "objetividad psicológica" en este caso? La autorreflexión que significa la conciencia que se percibe a sí misma.

«... aun si ésta hubiera sido extendida a partir de los sistemas de una Psicopatología».

Quiere decir que si se percibe o se rechaza, si se percibe por la mitad, que es paranoico, etc., aunque empecemos a modularla, se entiende que puede haber fallas, aún psicopatológicamente hablando.

«...y que ese caos no es sino el reflector para revelar de la psicología el error central».

O sea que de la posición del inconsciente, ¿está bien que pongamos el inconsciente? Porque nos entró con el A, así que ya tenemos la posición del inconsciente: viene arrastrado por la existencia de A. Entonces, desde la posición del inconsciente, vamos a decir el error central de la psicología. Digo, desde la posición del inconsciente, no se trata de que estamos criticando al prójimo.

«Ese error es considerar unitario el propio fenómeno de la conciencia,...».

Hasta ahí vamos bien. Ya sabemos que esto le vino del Yo.

«...hablar de la misma conciencia, considerada como poder de síntesis, en la playa soleada de un campo sensorial...».

¡Ay! ¡Siempre lo mismo con el traductor! En el original francés, dice "éclairée" 6, que quiere decir "iluminada". ¿Qué quiere decir? Lo que dice en la contratapa de los Escritos. ¿De qué época se reclama Lacan? Del Iluminismo, de la razón. Y como el traductor vio que se hablaba de "playa", se le ocurrió que venía bien el "soleada"... Parece que el traductor estaba en Hawai al momento de estar leyendo el original en francés... Por eso debe ser que le mandó un "soleada"...

Ustedes saben que, hace poco, la editorial Manantial publicó un libro de Milner, cuya lectura les aconsejo muy calurosamente; es una verdadera joya de Milner: «La Obra Clara». De eso está hablando, no es "soleada"... ¿Se imaginan que el título hubiese sido «La obra soleada»..?

Entonces, no es la "playa soleada de un campo sensorial", sino la playa "iluminada" de un campo sensorial, en donde Lacan está poniendo ahí la razón, o sea la intelectualidad también.

«...en la tensión que lo transforma, en la dialéctica del juicio y en la ensoñación común».

Es decir, lo que yo les leí de Ferrater Mora, todas las funciones que se le asignan a la conciencia en Ferrater Mora, corresponde punto por punto a esto.

«Ese error reposa sobre la transferencia indebida a esos fenómenos del mérito de una experiencia de pensamiento que los utiliza como ejemplos».

Aquí es donde Lacan agrega la novedad. El error central de la psicología reposa en una transferencia, en un desplazamiento indebido a los fenómenos de la conciencia. Es decir, cierta dimensión de equis problema de pensamiento, se ejemplifica mediante fenómenos de conciencia. Entonces, se produjo una conexión metonímica: pensamiento–conciencia . A partir de la conexión metonímica en la cual es la conciencia un ejemplo de cierta cosa que pasa con los pensamientos, los méritos que en nuestra sociedad recibe esa experiencia de pensamiento se transfieren a los de la conciencia.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Sin lugar a dudas. Ésa es la ganancia: la articulación de esto co n el cogito cartesiano —ése es el avance de «Posición del inconsciente».

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No está hablando de eso. No es eso de lo que estamos hablando. Estamos hablando de que para ciertos fenómenos de pensamiento se utilizó como ejemplo a la conciencia. Por ejemplo, podríamos decir –y no es éste el caso–: " Tengo conciencia de que estoy hablando, como tengo conciencia de que estoy pensando; ergo, he utilizado la conciencia para dar cuenta de que estoy pensando". Es una conexión, no importa cuál sea. Por esta conexión, Lacan dice que se hace un desplazamiento indebido de los méritos del pensamiento hacia considerar como mérito a la conciencia en sí misma.

«El cogito cartesiano es de esa experiencia la hazaña insigne, tal vez terminal, por cuanto alcanza una certidumbre de saber. Pero no hace sino denunciar mejor lo que tiene de privilegiado el momento en que se apoya, y cuán fraudulento resulta extender su privilegio, para darle con él un estatuto, a los fenómenos provistos de conciencia».

Dice que, con el cogito, se llegó a un punto culminante de certidumbre, que en la transferencia se le mandó esta certidumbre del "Pienso" a la conciencia. Entonces, se pone ahí el punto de certeza. ¿Por qué dice que esta maniobra es un fraude?

«Para la ciencia, el cogito marca por el contrario la ruptura con toda seguridad condicionada en la intuición».

Y tiene razón. La duda metódica consiste en dudar de lo que aportan los sentidos y de los conocimientos previos, y no de la existencia de Dios que queda garantizada. O sea, el método científico cartesiano, que es el que promovió al máximo el valor que nosotros le asignamos al pensamiento, parte justamente de poner en tela de juicio la conciencia. Ése es el fraude, en eso radica el fraude. El método cartesiano ha dado todo el prestigio ‘pajero’ 7 al pensamiento. ‘Pajero’ es la oposición Edipo y Hamlet, la oposición freudiana. A Edipo le pisan el pie (es cierto que, para Edipo, el pie es un lugar sensible, es "el de los pies hinchados", como cuando tenés juanetes y te pisan siempre en los juanetes...) y mató a cinco: a su padre y a los cuatro esclavos. Hamlet, que el tío le mató al padre y se ‘cogió’ a la madre –que es un poco distinto a que te agujereen los pies–, dice: "¿Lo mato o no lo mato? No, pensémoslo mejor". Pero en cuanto lo ve de culo, dice: "¡Ahora sí que te reventé, hijo de puta!"; pero cuando está rezando, dice: "No, pensémoslo bien: ¿conviene matar a un tipo cuando está rezando? Si lo mato cuando está rezando, quizás lo purifico"... Es el prestigio que ha tenido, en nuestra sociedad, el pensamiento; cuyo retorno –me parece– es el malestar en la cultura del prestigio del pensamiento, el mundo del acting en el que gran cantidad de la población vive. ¿Notaron cuán raro es eso? Después, tenemos el retorno invertido del malestar, la sociedad caracterizada por los actings: un tipo agarra una ametralladora y se va al supermercado para despacharse a setenta y seis tipos... ¡Qué acting!, ¿no?. Ése es el retorno del prestigio del pensamiento que nos ha hecho tan obsesivos a todos —comparación del hombre moderno con el héroe de la tragedia antigua.

¿Por qué el pensamiento utiliza a la conciencia? ¿Qué les pasa a Ustedes cuando vuestro analista les interpreta algo que es una cadena significante completa, que Ustedes no conocen? Supongan un caso en que el analista la ‘embocó’ 8, todo ese pensamiento estaba inconsciente, uno no sabía nada de eso. El cogito no se sostiene en eso, sino en que existo en el pensar —tengo conciencia de que pienso, ergo existo. Pero la existencia –que para el psicoanálisis es inefable y estúpida– es falsamente sostenida en el pensamiento. La existencia –inefable y estúpida– se recupera en nuestra sociedad mediante la maniobra cartesiana del cogito. Por eso es que tiene un prestigio bárbaro, porque nos brinda una aparente consistencia de la existencia —si pensamos, existimos. En realidad, ese procedimiento es muy dudoso, por ejemplo, cuando hace veinte años que tenemos que hacer algo y no lo hacemos porque "debemos pensarlo bien". Ésa es una existencia muy licuefaccionada.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: Es un efecto de la maniobra de Descartes. Hay post-cartesianos también, no solamente post-freudianos y post-lacanianos.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: No, darle prestigio al pensamiento. ¿Cómo te das cuenta de que pensás? No, el Otro, en Descartes, sólo garantiza que haya verdad. Porque si no, nunca podés salir de la duda de todo. Lo que Lacan está agregando es que la prueba que uno se da para pensar el cogito, es el "pienso, luego existo". Pero sé que pienso porque uso a la conciencia, esto es, la autopercepción, para decir que estoy pensando. La conciencia es el ejemplo que se utiliza para sostener el prestigio del pensamiento en el mundo moderno. Pero el prestigio del pensamiento en el mundo moderno se transfirió a la conciencia y, entonces, lo que es prestigioso es la conciencia en sí misma que, para colmo, tiene la virtud de ocultar que es del otro –como otro imaginario– que se recibe lo unificante, y también vela la alienación imaginaria.

Lo novedoso, en «Posición del inconsciente», es que Lacan ha agregado el cogito al problema de la conciencia. Antes, no lo teníamos.

Pregunta: [inaudible].

A.E.: ¡Ah, yo lo veo muy natural! ¿Cómo sabés vos que pensás? ¡No me vas a negar que los pensamientos inconscientes que un analista podría interpretarte son esos pensamientos que vos no sabés que pensás! Lo que te sostiene en la experiencia cartesiana son los pensamientos que sí sabés que pensás, porque tenés una autorreflexión contigo misma. Y ahí entró la conciencia como argumento para justificar la existencia de que podés saber que pensás —lo cual es totalmente falso. En realidad no se trata de que pienso, sino que piensa el Otro —así como, también, la imagen que me sostiene, en tanto que Yo, es del otro. En realidad, es lo que hace el analista cuando te pregunta: "Discúlpeme, ¿de dónde sacó eso?". Puede uno, por ejemplo, responderle que siempre lo escuchó decirlo a su propia madre. Pero, en tal caso, es del Otro.

Hay tres falsedades: a) que uno piensa, b) que Yo soy yo, y c) que la conciencia es reflexiva. En realidad, la conciencia es la relación Innenwelt–Umwelt, que la sustancia viva es capaz de dar en ciertos casos —no en la ameba. En el sujeto existe, pero no es lo que creemos que es, y menos que menos sirve para lo que decimos que sirve.

El tema que trataremos en nuestra próxima reunión es el de los ideales. Por eso también me había gustado introducir el modelo óptico. Nuestro tema es, de aquí en adelante, una o dos páginas de «Posición del inconsciente» y todo lo que crean conveniente para volver a pensar sobre la conciencia y estos problemas.

Correcciones: Luciano Echagüe

Notas

1 "Chocho": "Encantado", "alegre", "gozoso", "radiante", etc.

2 En Argentina, "[Estar] en pedo": "[Estar] borracho", "[Estar] delirante".

3 "Pisar el palito": expresión muy próxima a "Caer en la trampa".

4 "Fiambre": "cadáver", "muerto".

5 Habitualmente se llama "esquema del peine" al que Freud presenta en «La Interpretación de los Sueños». [N.d.C.].

7 En Argentina, se emplea "paja"como sinónimo muy vulgar de "masturbación".

8 "Embocar": "Acertar", "Dar en el clavo", etc.


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