Seminario
Psicoanálisis y Ciencia
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Tema :
El sujeto en la ciencia y el psicoanálisis
Clase 2.2 -
Anexo 2
"La relación de
exclusión" (parte A)
A cargo de : Michel Sauval
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Introducción
Las siguientes son las desgrabaciones de algunas de las clases de un seminario dictado durante el año 94, bajo el título de "La transferencia y la estructura del dispositivo analítico"
Parte A - Parte B - Parte C - Parte D
Parte A - Clase del 25 de abril
Comenzando ......
El título con el que convoqué y anuncié el seminario de este año es "La transferencia y la estructura del dispositivo analítico". Esto, por un lado era algo lo suficientemente "amplio" como para cobijar diferentes posibilidades de trabajo, y por el otro facilitaba su publicidad o difusión.
Por supuesto que no se trata aquí de hacer un "tratado" sobre este tema (es decir, desarrollar "todo" lo incluido en ese título). De lo que se trata es de poder precisar las preguntas que nos motivan y a las que la "generalidad" de este título nos permitirá dar una cobertura única.
Esto nos lleva, de alguna manera, no sé si a repensar el título, pero si a precisar algún término o significante, podríamos decir que .... mas "particular", a partir del cual organizar nuestro trabajo.
Ya el año pasado hicimos una cierta experiencia respecto de la relación entre estos tipos de puntos de partida y de llegada. El tema del año pasado era "Entrevistas preliminares : Comienzos de análisis".
Pero el concepto sobre el que finalmente mas giramos y trabajamos fue el de heterogeneidad. Y ese podría haber sido perfectamente el título del seminario.
No se trató de algo descolgado respecto del título inicial. Por el contrario, fue el significante a partir del cual interrogamos de un modo particular ese atravesamiento, ese cambio de posición subjetiva, implícito en la "iniciación" (con todo el peso y las resonancias que tiene esta palabra) que el "comienzo"(cominciare = cum iniciare) del título planteaba.
No vimos "todos" los comienzos ni "todo" sobre las entrevistas preliminares. Pero pudimos pensar, formalizar, ciertos aspectos estructurales de dicho "comienzo".
El concepto de heterogeneidad fue aquél desde donde interrogamos esa discontinuidad que abre a esa "experiencia radical del lenguaje", para tomar las palabras que Lacan utiliza en el Seminario XIV, para definir el psicoanálisis.
Veremos entonces, al final de este año, qué balance o comentario retrospectivo podremos hacer sobre lo que desarrollemos durante el mismo. Pero en base a esta experiencia pasada vamos a ubicar, en la clase de hoy, y a modo de presentación del programa de trabajo para este año, la pregunta que nos hacemos, y el punto desde o entorno al cual intentaremos formalizar algunas respuestas.
.... con una pregunta.
A la pregunta le vamos a dar la misma formulación con la que Lacan reordena, retrospectivamente, toda su enseñanza, en 1975, en Ginebra, en su conocida Conferencia sobre el Síntoma.
En esa conferencia Lacan formaliza el "comienzo" de análisis como el momento en que el paciente "llega verdaderamente a dar forma a una demanda de análisis"; momento a partir del cual el "paciente" deviene un "analizante", es decir aquél al que, si se trata de psicoanálisis, le corresponde trabajar. La importancia de esa discontinuidad, de ese momento, es subrayado por Lacan al señalar que "es indispensable que esa demanda verdaderamente haya adquirido forma antes de que la acuesten".
A este problema de la puesta en forma de esa demanda es a lo que nos dedicamos todo el año pasado.
Ahora ... prosigamos.
A partir de ese momento entonces, es decir, "en el análisis" propiamente dicho, "cuando comienza el trabajo", la persona que trabaja es la persona que hizo esa demanda de análisis.
Luego de tantos años de enseñanza, a Lacan no le parece superfluo agregar, insistir, en que: "para nada deben considerarla como alguien a quien ustedes deben moldear. Todo lo contrario."
Y concluye el párrafo con esta pregunta: "¿Qué hacen ustedes allí ? Esta pregunta es todo aquello por lo que me interrogo desde que comencé"(1).
En 1975, esto ya son 22 años de enseñanza. Y Lacan ordena, de algún modo, estos 22 años, entorno a una pregunta : ¿qué "hace" un analista "allí"?, es decir , en el dispositivo que conforma con la persona que dio forma a una demanda de análisis.
Por supuesto que esta pregunta viene a jugar sobre un fondo condicional : ¿qué hace un analista allí ? .....para que eso sea psicoanálisis !!
A partir de este párrafo podemos pensar la enseñanza de Lacan, al menos hasta el 75, como diferentes respuestas a esta pregunta. Motivo por el cual nos va a convenir analizarla mas en detalle, en particular subrayar que planteamientos hay implícitos en ella.
Para empezar, queda claro que el analista es pensado a partir de un "hacer", y no de un "ser". Podrán "ser" lo que quieran, pero lo que importa, allí donde son convocados en tanto analistas, no es lo que son sino qué es lo que hacen.
Esto implica que no hay un ser del analista sino un hacer. En otras palabras, la constatación solo puede ser après coup. Salvo que ese hacer fuese "decible" a priori.
¿De qué tipo de hacer, entonces, se trata?; ¿de un hacer pre-decible (a priori) o de un hacer solo constatable (a posteriori)?
En segundo lugar, esta pregunta por el hacer analítico se funda en el rechazo de ciertos haceres, en particular en el rechazo del trabajar y del moldear.
El trabajar, porque eso es algo que, como vimos, Lacan reserva expresamente para el analizante. Es él quien trabaja, y no el analista. Esto abre a la pregunta de cómo debemos entender, tanto el trabajar, como el hacer, y en particular, la diferencia que habría entre uno y otro. ¿Qué tipo de hacer seria aquél que no habría de considerarse como un trabajo?
No olvidemos que en nuestra era moderna, bajo el régimen de producción capitalista, el concepto de trabajo es aquél por el cual todos los haceres tienden a ser comparados, compatibilizados, conmensurabilizados. En otras palabras, la manera de articular entre si diferentes haceres consiste en considerarlos como diferentes formas del trabajo, siendo el trabajo la moneda de intercambio universal, el común denominador que permite realizar la equivalencia entre haceres totalmente dispares. El trabajo es aquello en torno lo cual la economía capitalista avanza en su proceso de discretización y contabilización del hacer humano para computarlo.
En ese sentido, si el hacer analítico no es trabajar, ello implica que se caracteriza , en algún punto, en algún aspecto, por ser inconmensurable con todos los demás haceres, por ser irreductible a toda contabilización en términos de intercambios sociales.
En particular esto establece que el hacer del analista no puede inscribirse en el hacer/trabajar profesional. El analista, en tanto analista, no es un profesional que vende su fuerza de trabajo a diferentes compradores, como ocurre en las llamadas profesiones liberales, y cuya única diferencia respecto de los asalariados comunes es que estos se la venden a un único comprador (diferencia que en otros aspectos no es nada secundaria).
El hacer del analista, en lo que este tendría de específico, sería atópico en relación al mercado de la fuerza de trabajo.
Esto plantea la cuestión problemática de por qué cosa, por qué razón, en virtud de qué, el analista cobra entonces, puesto que el medio de pago es el valor universal de la fuerza de trabajo. En particular importa la cuestión de si hay razones "analíticas" desde las cuales definir ese cobro.
Por supuesto que todo esto juega en el seno de un malentendido porque no va a ser explicándole estas cosas a la DGI que voy a poder eximirme de la persecución a los autónomos. Esto quiere decir que la condición de trabajador no es eximible de la "persona" del analista. De la misma manera que allí también hay un sujeto tan estructuralmente neurótico como cualquier otro. En ese sentido, no hay ningún "ser" del analista que nos pueda eximir de las responsabilidades y acciones que en tanto sujetos, o en tanto trabajadores, nos incumban. Para decirlo mas vulgarmente : no hay un estatuto particular de analistas para intervenir en relación, por ejemplo, a la economía y el dinero, a la justicia, a la política, y en general a la instituciones y aparatos del estado y de la sociedad.
Lo que estoy deduciendo de este párrafo es que, lo que hace como analista, el analista no lo hace ni en tanto sujeto (del inconsciente, del derecho, etc.) ni en tanto trabajador (asalariado, liberal, etc.).
Tampoco debe entenderse que ese hacer analítico no tiene NADA que ver con el trabajo. Que sea atópico no significa que sea externo. Significa que mantiene relaciones topológicas particulares. Como lo señalamos, este hacer analítico no deja de ubicarse en relación al trabajar, sea, en primer término, el "trabajar" del analizante, sea, en segundo término los malentendidos del "trabajar" profesional del analista. Veremos mas adelante como juega cierta función, que llamaremos de exclusión, en la estructuración de estas relaciones topológicas.
Por ahora digamos que hay algo que el analista, en tanto analista, en principio, debería hacer, podríamos decir .. ¿en mas? , o como prefieran ustedes, por ahora, ubicarlo o decirlo, que es lo que hace que esa cura sea analítica y no una instancia mas entre las demás de .....¿moldeamiento quizás? .....de la "psique" de las personas, en suma, de psicoterapia.
Volviendo al tema del trabajar, esto también plantea el problema de qué quiere decir entonces que el paciente "trabaja", ¿qué quiere decir "trabajar" para la posición analizante?
Aquí nos volvemos a encontrar con lo que decíamos antes : en general el trabajar es considerado como un consumo de la "sustancia" 'fuerza de trabajo', por el que correspondería una retribución. Las preguntas aquí serian : este "trabajar" analítico ¿ implica un gasto de fuerza de trabajo?, y, tanto para la afirmativa como para la negativa, ¿supone la exigencia de una retribución?
En suma, ¿se inscribe en las relaciones de intercambio de la sociedad?
Lo llamativo es que es él quien "paga" (al menos dinero). ¿En qué consistiría entonces su "retribución" (es decir la que supuestamente podría corresponderle recibir a él)?. Y además ¿a título de qué paga dinero?
Estas cosas pueden parecerles bastante tontas, sin embargo el hacer analítico no deja de desarrollarse en medio de todos estos malentendidos, los cuales por su pregnancia no dejan de ser muchas veces los mas difíciles de pensar.
Como ven no son pocas cosas las que se van planteando en torno a este "¿qué hacen ustedes allí?" ... por supuesto que en tanto analistas.
Por lo que hagan en tanto sujetos (del derecho) o trabajadores, tendrán que vérselas (o no) con la justicia, la DGI, etc. Pero, en tanto analistas ..¿quien los "juzga"?
Como ven, a partir de párrafos como estos se pueden pensar muchas cosas. Subrayo estas porque reaparecerán mas adelante en este seminario, en particular cuando debamos tomar en cuenta ciertos conceptos como el de plus de goce, y tengamos que abordar la estructura de los discursos.
Pasemos entonces al segundo "hacer" : el moldear.
Delimitado ese enigmático campo del hacer que no sería trabajar, Lacan avanza sobre él con una oposición entre el moldear y "todo lo contrario". El moldear es el único hacer que es señalado positivamente como al alcance del analista, pero en tanto tal es taxativamente descartado por Lacan para considerar a esa cura como analítica. Es mas, la vía para pensar ese hacer analítico estaría por "todo lo contrario" del moldear.
¿Qué es moldear?. En primera instancia cabria preguntarse si es o no un trabajar, pues si fuera un trabajar su descarte ya estaría justificado (por lo dicho antes respecto del "trabajar" en general). Si fuese un trabajar sería una simple redundancia y no se entendería porqué Lacan lo menciona expresamente.
El moldear, sin embargo, es descartado "después" de haber descartado al trabajar, después de haber establecido esa primera asimetría en la relación analítica, que ubica el trabajar de un lado, excluyéndolo del otro (suponiendo que sean dos lados : ya señalamos que las relaciones entre esos campos no son del tipo exterior - interior o relaciones semejantes).
El moldear estaría, entonces, entre los haceres que no son trabajar. Digo haceres en plural porque en el campo del no trabajar se ubicarían, al menos, el moldear y ......"todo lo contrario".
No dispongo de la versión en francés de esta conferencia. La traducción de moldear seria "mouler". A mi me "suena" raro aplicar este verbo para los lazos sociales. Digo esto en forma totalmente arbitraria puesto que eso no "suena" nada raro en español. Y según el diccionario tampoco seria raro en Francés, puesto que una de las acepciones que allí figuran remite al sentido figurado y lo ejemplifican con una frase de J.J. Rousseau : "chercher a mouler son âme sur la sienne" ( buscar moldear su alma sobre la suya).
Por otra parte este verbo no deja de hacer eco al problema previamente señalado por Lacan del comienzo de análisis como una puesta "en forma" de la demanda de análisis.
Razones todas, entonces, por las cuales vamos a avanzar considerando "moldear". Pero a mi no me deja de sonar raro y espero que en el transcurso del año nos podamos hacer de la versión en Francés, y verificar la traducción.
Moldear significa dar una forma, fabricar. Principalmente supone reproducir con la ayuda de un molde, reproducir una forma, aunque también se lo pueda usar en un sentido mas amplio de dar forma, sin tanto acento puesto en un original y su doble. En el sentido figurado , es decir para su uso en otros ámbitos, como por ejemplo el de las relaciones sociales, el acento está puesto en las relaciones entre un original y su doble, implicando un hacer entrar en una forma predeterminada.
En ese sentido moldear implica un ordenamiento fundamentalmente dual entre las formas.
El señalamiento de Lacan es que el hacer analítico va por el lado de "todo lo contrario" de este tipo de ordenamiento. ¿En qué consiste "todo lo contrario" de la relación dual entre las formas?
Esto tiene su importancia porque nos puede servir de nexo entre el hacer del analista una vez comenzado un análisis, y el comienzo del mismo. En otros términos, para pensar qué quiere decir poner "en forma" una demanda de análisis.
Antes de intentar responder a estos interrogantes por la positiva, podemos contentarnos con el resumen hecho hasta ahora de las implicancias negativas : el hacer analítico se encontraría, respecto de la relación dual entre las formas, así como del trabajar, en una relación de exclusión.
Un análisis es, entonces, aparentemente caracterizable, al menos en primera instancia, por cierta combinación de, hasta aquí, tres elementos : una demanda de análisis "puesta en forma", un analizante "trabajando", y un cierto "hacer" del analista que, por un lado no es "trabajo", y por el otro es todo lo contrario del moldear.
Y la pregunta con la que nos vamos a interrogar este año, con la que vamos a pensar es, entonces, ese "¿qué hacen ustedes allí?" , aquello por lo cual Lacan dice que se ha interrogado desde que comenzó.
Algunas marcas en el "camino" ....... para después !
A esta pregunta la vamos a trabajar a partir de un concepto que vamos a encontrar saltando hasta ese comienzo de su enseñanza al que se refiere Lacan.
Pero previamente voy a pasar por algunas referencias, algunos párrafos correspondientes a diferentes momentos de esa enseñanza, seleccionados aparentemente con cierta arbitrariedad, pero no creo que sin lógica, y que, al igual que las consideraciones sobre el trabajar y el moldear, retomaremos con mas detalle en el transcurso del año. Voy a pasar por ellos como un modo de enmarcar ese concepto que será eje. de al menos toda una primera parte del seminario de este año.
La primera de estas referencias la tomo de una instancia reciente, la clase del 21/4/94 del Curso central del PPL (Programa de actualización en Psicoanálisis Lacaneano), titulado "El deseo del psicoanalista y el deseo del Otro", dictado por D. Rabinovich, donde menciona una cita del Seminario VIII "La Transferencia" correspondiente a la clase 12. Allí Lacan señala que para que el analista pueda ocupar el lugar que es el suyo, pueda alcanzar la coordenadas que definen a ese lugar, deberá hacer algo : "ofrecer vacante, vacío, libre, el lugar del propio deseo, a fin de que el deseo del paciente se realice como deseo del Otro".
Lo que importa señalar por ahora es que en estas clases del Seminario VIII, Lacan está trabajando varias cosas en relación al problema del deseo del psicoanalista. Lo importante a tener en cuenta aquí es que el/los deseos aquí en juego están pensados en posición de objeto, objeto causa del deseo según lo desarrollará mas adelante. Lacan lo dice con todas las letras en esa misma clase n* 12 : "De lo que se trata en el deseo es de un objeto, no de un sujeto". Este objeto es el deseo del Otro
Lo que esta referencia plantea, entonces es que hay un hacer analítico necesario, articulado con la función del deseo del analista, que consiste en vaciar cierto deseo : el propio del analista, para que allí pueda realizarse el deseo del paciente, como deseo del Otro. En otros términos, el deseo del analista debe ser vaciado del objeto particular del analista, para que allí pueda aparecer el objeto que es el deseo del paciente en tanto causa del deseo de su Otro particular. Un objeto debe ser excluido de su posición para que otro pueda aparecer. Un deseo particular debe ser dejado libre o vacante, para que otro deseo particular pueda realizarse como deseo del Otro.
Ya vamos a volver a estas cosas
La segunda referencia es del Seminario XIV, "La Lógica del Fantasma", la clase del 15 de febrero del 67.
Es en esa clase que Lacan comienza a hablar del acto analítico.
A partir del Seminario XII Lacan comienza a insistir, a volcar, la temática del saber, ya no tanto del lado de la suposición, tanto la del saber como de un sujeto de ese saber, sino mas bien por el lado de preguntarse en qué consiste el saber analítico, qué debe saber un analista.
Como lo dice en esta clase del 15/2/67, le interesa definir "de qué naturaleza es el saber analítico", mas aún, "como pasa, ese saber, en lo real".
Y la vía por la cual lo que enseña pasa en lo real no es otra, según Lacan, que la de la Verwerfung, "el rechazo efectivo que vemos producirse a un cierto nivel de generación de la posición del psicoanalista en tanto ella no quiere saber nada de lo que sin embargo es su único saber. Lo que es rechazado en lo simbólico debe ser focalizado en un campo subjetivo, en alguna parte, para reaparecer a un nivel correlativo en lo real".
Tampoco nos vamos a detener ahora en detalle sobre esta referencia. Solamente vamos a señalar que lo real en psicoanálisis es lo real del sujeto. Ubicar un saber en lo real es pasar por la causa del pensamiento.
Y para Lacan, esto rechazado de lo simbólico (focalizable en un campo subjetivo), y que en tanto tal reaparece a un nivel correlativo en lo real, puede reaparecer también en su propio seminario, en términos del interés que sus oyentes prestan a lo que allí de dice; "interés que es real", dice Lacan, quien jugando con el término generación indica que el correlato de ese interés es la presencia en ese seminario de "una generación de psicoanalistas en quienes se encarnará la justa posición del sujeto en tanto que ella es necesitada por el acto analítico".
Con lo cual tenemos nuevamente planteado un hacer analítico para el cual es necesario, en este caso, una cierta posición del sujeto, en lo que respecta al analista.
Esto no deja de hacer eco a la cuestión de que el analista debe dejar vacante el lugar de su propio deseo.
La justa posición del sujeto necesitada por el acto analítico es la que resulta al dejar libre el lugar del propio deseo. Esto, para que el deseo del paciente pueda allí realizarse como deseo del Otro.
A esta altura de la enseñanza de Lacan, este realizarse ya no es el reconocimiento. Ahora, realizarse como deseo del Otro consiste en ser causa de ese deseo, es decir en realizar este deseo en posición de objeto.
Esto implica que lo que debe ocurrir es que el deseo del paciente llegue a jugarse en posición de objeto. Y para que ello pueda ocurrir es necesario que disponga de un deseo vaciado y libre. Este deseo es imprescindible para esa realización del deseo del paciente.
Un analista, entonces, sería necesario en tanto es necesario un deseo, con ciertas particularidades, para servir de instrumento a esta realización del deseo del paciente como deseo del Otro.
Yendo al grano ......
Vamos entonces al texto de dónde vamos a tomar un concepto principal para el desarrollo de este seminario, o al menos para una buena parte de él.
Se trata de "La cosa freudiana", texto correspondiente a una conferencia que Lacan dictó en Viena el 7 de noviembre de 1955, y que fue publicado poco tiempo después en el primer número de "L' évolution Psychiatrique".
Me interesan los tres primeros párrafos de la sección subtitulada "La acción analítica" que se encuentran en la página 602 de los Escritos I de la edición de Siglo XXI, y un párrafo de la sección anterior, subtitulada "La pasión imaginaria", en la página 601.
Durante la próximas clases vamos a analizar, esta vez si, en detalle, estos párrafos. Hoy quiero marcar cuál es el concepto que allí me interesa.
Se trata de lo que Lacan llama "la exclusión" y que en ese texto es lo que define el hacer analítico, puesto que allí dice que "el analista actuará", en cierta partida entre cuatro (que desmenuzaremos la próxima vez) "aportando él mismo al cuarteto, el signo primordial de la exclusión que connota el 'o bien - o bien' de la presencia o de la ausencia, que desentraña formalmente la muerte incluida en la Bildung narcisista" (Bild = imagen, cuadro; ung = terminación que da el sentido de realización de la acción; Bildung = formación de la imagen)
El término exclusión tiene aspectos semánticos variados.
Deriva del latín clásico excludere (hacer salir) que es de donde deriva también eclosionar vía el exclaudere (claudere = cerrar, exclaudere = hacia afuera de un cerramiento) del latín popular. Eclosionar fue perdiendo, a partir del siglo XVII, ese sentido de "hacer salir". En cambio el uso del término exclusión es poco frecuente antes de ese mismo siglo XVII, aunque su uso se remonta al siglo XIII ( por lo menos en Francia).
El sentido de eclosionar está asociado a cuestiones como "salir del huevo", "una flor que se abre", etc. Es decir, asociado a las nociones de nacimiento, advenimiento, desarrollo, etc. : salir, colocarse fuera de un cierto cerramiento propio, interno, o intrínseco.
Esto está implicado también en el exclusio, puesto que clusio es cerramiento, o cerrado (el término derivado en francés es "cloison").
El sentido de excluir es el de rechazar, expulsar a alguien o algo de un lugar , o el de privarlo del acceso al mismo. Este "lugar" siempre tiene una connotación, mas o menos marcada, de propio, para con el alguien o algo al que se excluye (por ejemplo se puede hablar de un jugador excluido de su equipo, etc.).
El sentido de eclosionar, como ven, es semejante al de excluir, con la excepción de que está acentuado el sentido de que esa exclusión es obligada por una lógica interna, propia, inherente, y no por una acción o relación "externa".
Estos matices semánticos no dejan de hacer eco de lo que podría ser una forma quizás metafórica de plantear la acción analítica : algo que estaba en cierto lugar debe ser expulsado, "excluido" de allí, para que allí pueda "eclosionar" otra cosa.
La falta es intrínseca a la estructura. No hay que inventarla, ella ya está ahí. No hace falta "cavarla". Esto es importante, pues cuando se quiere "ir mas rápido", el tratamiento que se hace de la falta, en este sentido de "cavarla", es mas bien el de "moldearla". Y ya hablamos de eso. La "exclusión" no debe pensarse, entonces, en ese sentido, es decir como un cavar o moldear la falta.
Tampoco hay que suponer, por otro lado, que porque la falta existe y porque el que tiene que "trabajar" es el paciente, al analista solo le queda dormir la siesta hasta la hora de cobrar. La falta está en la estructura, pero hay que saber hacer con ella. Como vimos el año pasado, toda la cuestión de las entrevistas preliminares es la de la puesta en forma de esta falta.
Ahora bien, lo que nos interesa pensar este año, no es tanto la "entrada" en análisis como la estructura del dispositivo analítico en lo que hace a la orientación de la cura. La transferencia no es mas que el modo que adopta la neurosis en relación a ese dispositivo, el "engaño" que "tiende a ejercerse en el sentido del cierre del inconsciente" (2), pues "en tanto está sujeto al deseo del analista, el sujeto desea engañarlo acerca de esa sujeción haciéndose amar por él, proponiendo motu propio esa falsedad esencial que es el amor. El efecto de transferencia es ese efecto de engaño que se repite en el aquí y ahora. Es repetición de lo ocurrido antes tal cual solo por tener la misma forma...(..)..Es aislamiento en el presente de su puro funcionamiento de engaño"(3).
Entonces, mas que analizar las diferentes estrategias del engaño, es decir de la neurosis, este año vamos a poner el acento en la estrategia del analista, en lo que "causa" ese "efecto de transferencia", que no deja de ser el punto desde donde se "dirige" la cura.
Y es en relación a esta dimensión de "causa", en relación a la cuestión del deseo del analista, que habrá que pensar la cuestión de la "exclusión".
Veremos que, en cierto sentido, podríamos definir al analista por aquel que sabe manejar la relación de exclusión, en particular, cuando y donde esta debe funcionar. El "donde", veremos, es particularmente importante, pues hay un aspecto definible del mismo : la relación de exclusión debe caer sobre el analista.
Tomando, entonces las referencias que hemos señalado anteriormente, podemos subrayar que, respecto de la cita del seminario VIII, por ejemplo, el deseo que debe ser "vaciado", para que pueda operar como instrumento, es el deseo del analista.
O si pensamos en las relaciones simbólico - imaginario, en la diferencia yo - sujeto, por ejemplo, la relación de exclusión, en lo que hace a la relación imaginaria, deberá caer sobre los "objetos", sobre el par a - a´, del analista.
Y cuando el analista ocupa el lugar del A, es decir, una vez que se ha operado esta exclusión en relación a la dimensión imaginaria, cuando está en la posición de ejercer el poder discrecional del oyente, el punto mismo desde donde cabe la posibilidad de abolir al sujeto, este poder deberá recaer sobre si mismo para de ese modo anular lo simbólico en lo que de universal tiene y permitir que "eclosione" el A particular de ese paciente, cuyo deseo debe realizarse como deseo de ese A particular que lo constituyó como sujeto en tanto objeto causa de un deseo.
Esto es lo que significa que, respecto de ese A que es el que decide de la abolición, o no, del sujeto, en tanto que "no solo el sentido de ese discurso [el discurso del paciente] reside en quien lo escucha, sino que es de su acogida de la que depende quién lo dice", que en ese punto el analista debe utilizar este "poder discrecional del oyente para llevarlo a una potencia segunda" (4), es decir hacerlo caer sobre si. Pero si mismo ya no es nadie. Por lo tanto el único sobre el cual puede caer esta abolición es sobre el A, es decir sobre todo intento de hacer consistente a un A, es decir de hacer existir un A universal. Esta es la condición para que pueda "eclosionar" la palabra verdadera del paciente, es decir su A particular.
La exclusión al nivel de los pequeños a nos abre la dimensión del gran A. La exclusión operada al nivel del gran A nos abre la vía del objeto causa del deseo. Y es esto lo que está señalado en la cita del seminario VIII, pues dejar vacío el lugar del deseo propio del analista es "excluir" el propio objeto causa para que allí pueda advenir el objeto que el paciente fue para el deseo del Otro.
La dialéctica lacaneana y psicoanalítica, por lo tanto , no se ordena en la perspectiva de una síntesis, sino a partir de una exclusión. No se trata de una causa final sino de una causa material, antecedente.
Los distintos "niveles" (R, S, I ) en que podemos considerar la exclusión no dejan de ser también diferentes "momentos" de un análisis.
El acto analítico no es ni real, ni simbólico, ni imaginario, separadamente. No hay un acto específico para cada uno de estos niveles. Hay acto, punto. Pero ese acto se puede pensar desde diferentes perspectivas.
La idea de este seminario, de lo que desarrollaremos a lo largo del año es que la relación de "exclusión", el concepto de exclusión, es esencial al acto analítico. Y esta relación de exclusión , sí , la iremos analizando en sus diferentes relaciones con cada uno de los tres R, S, I. Podríamos incluso agregar esta otra idea : la exclusión como el cuarto elemento a agregar y articular a ese trío RSI.
La única forma de que se haga presente lo que se tiene que hacerse presente es excluyendo lo que no debe hacerse presente. Si esto no se cumple lo que estará presente no es lo que debe hacerse presente para que esa cura sea analítica.
La falla en cuanto a donde hacer recaer la exclusión no deja de ser un punto de derivación de desviaciones
Retomaremos todo esto, a partir de los 2 o 3 primeros párrafos de la sección "la acción analítica", página 602 de los Escritos, la próxima vez.
Notas
(1) J. Lacan : "Conferencia en Ginebra sobre el síntoma", en Intervenciones y Textos 2, pag. 119/20, Ed. Manantial, Bs.As. 1988 (subrayado mío).
(2) J. Lacan, "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", Seminario XI, Ed. Paidos, pag. 275
(3) Idem, pag 261/2
(4) J. Lacan, "Variantes de la cura tipo", Escritos I, pag. 318