Seminario
Psicoanálisis y Ciencia
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Tema :
La cuestión de la obra
Clase 1.2 : Alienación y Separación
A cargo de : Eduardo Albornoz
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Introducción
Nuestro planteo de la clase 1.1 hace necesario un recorrido por los conceptos lacanianos de alienación y separación. Ambos conceptos definen una topología cuyo fin es dar cuenta de la constitución del sujeto. Fueron formulados por Lacan en su seminario de 1964, inmediatamente después de su expulsión de la Internacional, la famosa "excomunión".
Si alienación y separación son dos operaciones que le permitieron a Lacan establecer la lógica que rige la constitución subjetiva, el primer elemento que deberemos considerar es hasta que punto es válido darles a estas operaciones un alcance diferente que aquél para el que han sido formuladas.
A nuestro favor: el concepto de alienación es constitutivo de toda filosofía de carácter dialéctico. "¿Cómo la identidad se transforma en alteridad?" es una pregunta que ya estuvo planteada en la filosofía griega, traducida en el problema de las relaciones entre el ser y el no ser, entre lo que tiene la estructura de lo mismo y su devenir lo otro. Rousseau, Goethe, Schiller, Fichte, Hegel y Marx, por mencionar los más célebres, se han valido de este término en modos lo suficientemente diversos como para permitirnos, muy humildemente, fatigarlo una vez más.
En nuestra contra: la ductilidad del término alienación para expresar cuestiones muy diversas ha posibilitado, por otra parte, su uso generalizado con la consiguiente bastardización a que esto conlleva.
Pensamos que teniendo en cuenta ambos aspectos podremos llevar adelante nuestra propuesta que consiste, como planteamos en la clase 1.1, en diferenciar en cuanto a la producción escrita de Freud y Lacan una serie que introduce una secuencia lógica en la que Lacan no va sin Freud y en la que la obra de uno y otro se inscriben de modos diferentes respecto de la ciencia.
La piedra de toque introducida por Milner es la consideración de la obra como aquello que nos permitía establecer las relaciones con la ciencia : acceder a la obra equivaldría a renunciar a la ciencia; optar por la ciencia equivaldría a rechazar la obra.
Dijimos que la obra de Freud se caracteriza por el intento de realizar, con referencia a la ciencia, una operación homóloga a la alienación, mientras que le ha tocado a Lacan la operación de separación. Y que si la alienación fue la elección forzada de Freud, la separación, por parte de Lacan ha implicado un vouloir (querer).
Con todo esto, no podemos perder de vista que alienación y separación, tal como fueron formulados en el Seminario XI se refieren a una lógica que Lacan recién comenzaba a esbozar y que sólo alcanzará su formalización acabada en el Seminario XIV de la "Lógica del fantasma", para cuya época, Lacan ya no utilizará el témino separación.
Tampoco deberíamos perder de vista que en una primera etapa de su enseñanza, Lacan también consideró a la alienación, aunque determinada por lo simbólico, en su aspecto imaginario. La constitución del moi, la identificación especular, lo ejemplifican.
Retomando entonces la cuestión de la alteridad, podemos decir que el sujeto se encuentra alienado en su alteridad, en aquello que le es extraño. El matema de la alteridad para Lacan es el Otro con mayúscula "A". Pero la alteridad del sujeto es doble, el sujeto se encuentra alienado en el Otro como alteridad significante y en el objeto "a", dos vertientes de la alteridad.
Alienación
Estas dos vertientes de la alteridad son tratadas en la formalización lógica de la alienación que Lacan desarrolla en el seminario XI, "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", como ser y sentido.
Veamos en primer lugar como es conceptualizada esta operación.
Tomaremos para definirla algunos párrafos del seminario.
En ese texto, en el cap. XVI (pág. 214) Lacan plantea que el sujeto se realiza en su dependencia significante respecto del lugar del Otro.
"La primera operación esencial que funda al sujeto es la alienación", nos dice.
¿Quiere la alienación solamente decir que el sujeto está obligado a verse surgir en primer lugar en el campo del Otro? De ningún modo, nos recalca Lacan. Esto no quita que la existencia previa de ese lugar del Otro, de la estructura del significante, sea esencial para el advenimiento del sujeto. Pero hay algo mas en el concepto de alienación que no debe perderse de vista.
Lo que se pone en juego en la alienación es la relación del sujeto con el campo del Otro.
¿De qué modo?
Lacan lo dice explícitamente: "La alienación está dada por un vel que condena al sujeto sólo a aparecer en esa división que he articulado lo suficiente al decir que si aparece de un lado como sentido producido por el significante, del otro aparece como afánisis". (pág 215)
Lo forzado de la alienación es que condena al sujeto a deslizarse por la cadena y esto es congruente con la definición lacaniana del significante "lo que representa al sujeto para otro significante". Es en esta definición del significante en la que se funda la alienación.
Sin dejar de tener en cuenta que el primer significante (aquél, o aquellos que representan al sujeto), no es igual al segundo (aquél o aquellos ante los cuales el sujeto es representado) es necesario además saber que esta definición implica en sí misma, en su aparente circularidad, que no se puede hacer "todo" del significante, ya que aunque lograra reunir "todos" los que representan al sujeto siempre me faltaría aquél ante el que el sujeto es representado, y como dice Lacan "a falta de ese significante, los demás no representan nada".
Al sujeto le quedan dos opciones, la petrificación o el sentido.
La petrificación en un significante le permite adquirir un ser, pero al precio de perder el sentido. El deslizamiento por la cadena significante producen al sujeto como falta en ser, porque podrá deslizarse cuanto quiera por esa cadena sin nunca alcanzar el significante que al fin le daría su ser.
Dicho de otro modo, la alienación implica que el sujeto está condenado a aparecer en su división.
Si aparece de un lado como sentido producido por el significante, del otro aparece como afánisis. Si aparece como sentido, del lado del ser del sujeto tenemos falta en ser.
La lógica en juego en la alienación es la lógica de la reunión. Ser y sentido son tratados como dos conjuntos, dos campos diferentes y en la alienación se despliega la reunión de ambos.
"Elegir" el ser es perder el sentido, pero también la parte de sentido que muerde el ser. "Elegir" el sentido implica perder el ser, pero también la parte de sentido que está mordida por el ser. Esto simplemente porque entre ser y sentido hay una lúnula compartida.
Podemos apreciar entonces que el punto pivote de la lógica de la alienación es el tema de la elección, que es forzada y que implica en cualquier caso una pérdida.
Llegamos entonces al punto de la relación con la obra de Freud.
Afirmar que la inscripción de la obra de Freud respecto de la ciencia es homóloga a la alienación ¿es algo que se puede sostener sin contradicción?
Tratemos de verlo.
Coincidimos con Milner en que el rodeo por la forma de obra le permitió a Freud establecer lo que la publicación estrictamente científica no le permitía. Pero también es cierto, como él mismo expresa, que Freud se dedicó por todos los medios a adecuar el psicoanálisis a la ciencia normal, al ideal de ciencia, y esto no ha dejado de imprimir en la obra freudiana cierta particularidad.
Se trata entonces de un rodeo que no adquiere la forma del rechazo, más bien, que se enfrenta una y otra vez con la imposibilidad estructural de la conjunción buscada.
En primer lugar, Freud toma los significantes de la ciencia, mayoritariamente de la física, cuyo prestigio nadie osaría discutir, y los exporta para la elaboración de los conceptos fundamentales del psicoanálisis. Por tomar algunos ejemplos de analogías :
- La definición de la libido como energía psíquica
- En la definición de la pulsión, el empuje como fuerza constante (como los campos potenciales)
- La definición de la transferencia utiliza también las nociones de carga, típicas del reinado de las teorías electromagnéticas que revolucionaron la física a fines del siglo pasado.
- Por último la definición del inconsciente se apoya también en nociones de fuerza.
Esto, sin embargo, no bastaría para homologar la tentativa freudiana a la alienación, aunque le agregáramos la utilización desmesurada de los esquemas de análisis típicos de la física de la época que inundan el Proyecto.
El psicoanálisis, como cualquier disciplina en estado naciente, no pudo no nacer en el campo del Otro y tomar de allí los significantes que constituirían su corpus.
No es esta la homología que se plantea en relación a la obra freudiana.
Si la hemos establecido es para subrayar el punto mas allá de esta condición que implica la alienación, pero que como Lacan expresa (ver más arriba) no corresponde a su concepto.
Dijimos que lo esencial de la utilización que Lacan hace de la noción de alienación reside en la elección forzada y en la pérdida inexorable asociada a la misma.
¿Acaso podríamos plantear este vel en los términos siguientes ?
"O se opta por la ciencia y se renuncia a la obra, o se opta por la obra y se renuncia a la ciencia" ¿Es esto válido para la obra freudiana?
¿No nos indica más bien el modo en que se debe optar por la obra no sin la ciencia?
Es en este aspecto que hacemos válida la homología, puesto que la obra de Freud se caracteriza por el intento incesante de demostrar, por la vía del sentido, el carácter científico del psicoanálisis, de hacer del psicoanálisis una ciencia. Y es en ese aspecto que la propia división del psicoanálisis devino estructural, lo que posibilitó alejar el peligro de convertirlo en una teoría más.
Esa es esencialmente la relación de la obra freudiana respecto del Otro de la ciencia, el modo en que La obra freudiana se inscribe respecto de la ciencia.
Por poner un ejemplo, "La interpretación de los sueños", es un extenso recorrido en procura, por un lado de la confirmación de la universalidad de la "ley" que establece que "el sueño es una realización de deseos", por el otro de la "causa" de los procesos psíquicos.
Los desvíos postfreudianos son también muy interesantes pues nos muestran la "petrificación" en la que cae el psicoanálisis cuando se deja de lado esa particular relación con la ciencia que estableció Freud: siempre en falta con respecto a ella, pero siempre en relación a ella.
Tomemos un ejemplo que nos permita visualizar lo que estamos afirmando.
En Freud la represión es posible por la existencia de una represión primordial que posibilita todas las otras. Pero Freud no cae en el extremo planteado por Rank de forzar el encuentro del último de los significantes reprimidos, la represión última. No por eso dejaba de pensar en ella: "no hemos tenido muchos ecos de lo que haya podido conseguir el proyecto Rankiano en su aplicación a casos patológicos. Seguramente no más de lo que conseguirían los bomberos si, en caso de incendio provocado en una casa por una lámpara de petróleo, se contentaran con quitar la lámpara de la habitación donde se declaró el fuego".
El Vorstellung Reprasentanz es para Freud el significante reprimido primordial que hace posibles todas las otras represiones, "la lámpara de petróleo derramada".
Rank, en su intento de acortar los tratamientos, buscando la causa, la represión última, cree que la misma tiene un contenido determinado y que se puede llegar a ella directamente ahorrándose el trabajo del análisis.
Freud opera como la ciencia, adhiere plenamente al razonamiento causalista, pero a diferencia de Rank no acepta suturar la falta que la misma clínica le presentifica reduciendo la particularidad del sujeto a un "contenido" genérico y universal. En realidad, es esta actitud consecuente de Freud la que posibilitó el nacimiento mismo del psicoanálisis. El abandono de la "teoría de la seducción" en los orígenes de su práctica y la construcción en su lugar del concepto de realidad psíquica y de fantasma instituyen definitivamente el orden de la doble causalidad en la que se organizará el psicoanálisis. Intentar dar cuenta de la misma por las vías del sentido ha sido, por un lado el mayor logro literario de Freud, y por el otro el testimonio de ciertos impasses cuya solución solo puede encararse, a nuestro entender, a partir de la enseñanza de Lacan
Separación
El intento de homologar la inscripción de la obra de Lacan a la operación de separación implica algunas complicaciones adicionales.
Como indicamos en la clase 1.1, la posibilidad de la reducción de la producción lacaniana a la dimensión de obra es un tema que habremos de discutir.
Hasta tanto lo hagamos consideraremos simplemente los Scripta y veremos que relación establecen ellos respecto de la ciencia.
Pero antes veamos algunas cuestiones inherentes a la separación.
En posición del inconsciente Lacan dice que es en la separación que se cierra la causación del sujeto "para poner en ella la estructura de borde en su función de límite, pero también en la torsión que motiva el traslape del inconsciente". Este traslape podría ser retraducido como la "solapa" del inconsciente, es decir aquello que viene a ocupar el lugar de intersección entre sujeto y Otro.
Que la separación tenga por función "cerrar" la causación del sujeto no es un dato menor ya que la ubica en correlación con la alienación (operación esencial que fundaba al sujeto) y de algún modo reúne ambas en una única operatoria: no podemos pensar una sin la otra.
Esta idea que es desarrollada por Lacan en el Seminario XI y es retomada más adelante, es sin embargo de vieja data. Aún sin formalizarlo, ya en los primeros seminarios Lacan formuló que el sujeto sólo se constituía en el momento en que se hacía presente la falta del Otro.
Por ejemplo en el Seminario VI, cuando plantea que el niño sólo se constituye como sujeto en el momento en que descubre que el Otro no puede conocer sus pensamientos. Sólo allí puede permitirse él también ignorar algún saber. Esto es el inconsciente.
La paradoja de la separación es que a la vez que pone en juego, como la palabra misma lo indica, la separación del sujeto y el Otro, crea las condiciones para en un tercer momento lógico que producirá entre ambos (sujeto y Otro) una lazo indisoluble, el lazo que escribe para el sujeto el fantasma.
En la separación se opera un recubrimiento de faltas: el sujeto, para taponar la falta del Otro, ofrece su propia falta, hace de su falta la "respuesta" a la falta del Otro
Podemos extraer de lo dicho una serie de consecuencias.
- En primer lugar, si bien la separación indica ese momento en que el sujeto cae como objeto liberándose de la cadena significante, no produce un individuo aislado del Otro, sino un sujeto ligado al Otro por la falta. La separación no es entonces separación del Otro, es separación del objeto.
- La separación rescata al sujeto de la afánisis. Pone un límite al deslizamiento por la vía del sentido. Deslizamiento que llevaba a la infinitización, puesto que siempre será posible buscar ese significante no incluído en el conjunto sin el cual los otros no representarían nada.
- En la separación el sujeto se desprende del Otro como objeto a. La separación condena al sujeto a una división de una índole diferente a aquella de la alienación. Es una división estructural. Podemos decir que el sujeto se libera de su ser de significante y adquiere un ser de objeto.
Continuando con nuestra homología podemos apreciar como Lacan plantea de un modo diferente las relaciones del psicoanálisis con la ciencia (ver clase 2.1 de Michel Sauval sobre el capítulo 2 del libro de Milner): la ciencia ya no es el punto ideal exterior del "cientificismo" freudiano, la ciencia define un sujeto sobre lo que opera el psicoanálisis.
En otras palabras, algo se desprende de la ciencia y es sobre eso que opera el psicoanálisis. Esta fórmula, que Milner denomina "ecuación de los sujetos" escribe la disyunción entre psicoanálisis y ciencia a la vez que establece en el sujeto su lugar de intersección.
Podemos encontrar en la jactancia de Lacan de que sus escritos no eran para ser comprendidos el punto de disyunción: Lacan al extraer el objeto del campo del Otro, le da una consistencia a su producción que responde a la incompletud del Otro, en nuestra homología, de la ciencia.
Lacan, además, propondrá un fin de análisis que implica un rechazo al sentido, que se contrapone a la infinitización de la perspectiva freudiana que, en este aspecto, y teniendo en cuenta la homología planteada, aparece como alienada en la ciencia.
Esta propuesta es congruente con el rechazo al sentido que marca su producción escrita, que pone en juego el objeto "mi único invento en psicoanálisis", a la vez que ofrece una operación lógica que permite pensar en un fin del análisis más allá del Edipo.