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Seminario
Psicoanálisis Terapia Psicoanalítica
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Organizado por : PsicoMundo

Dictado por :
Manfredo Teicher


Clase 6

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Aquél Deseo Infantil Jamás Abandonado

"No podría idearse un castigo más monstruoso,
aún cuando ello fuera físicamente posible,
que soltar a un individuo en una sociedad y
hacer que pasara totalmente desapercibido para sus miembros."
William James

El terror al rechazo, presente en toda criatura humana, crea la ilusión de encontrar una garantía contra esa posibilidad: poder conquistar a los otros cuando, dónde y como uno quiera. Lograr ese poder. Adquirir todos los atributos que fascine a los otros y vencer a los posibles competidores. Entonces poder elegir, poder aceptar o rechazar. Proyectar la dependencia: son ellos los que necesitan al sujeto.

La indefensión de la criatura frente a la realidad y su dependencia de los otros son frustraciones que así como impulsan el desarrollo, alimentan impulsos destructivos o ilusiones que tergiversan la posibilidad de una convivencia armónica.

Como no se puede prescindir del otro pero es difícil convivir con él, se hace presente la ilusión de la autosuficiencia omnipotente e imposible. También se genera una susceptibilidad paranoide que lleva a una competencia despiadada: ¿quién es más valioso? ¿quién tiene más poder? ¿quién es el único que merece el reconocimiento incondicional de los objetos significativos?

La defensa maníaca es la lucha por el poder que se desencadena en el encuentro humano. Quién merece más derechos y quién tiene más deberes. En lo manifiesto, disposición amable de preocupación y respeto por el otro; en lo latente, oculto y disfrazado, el deseo de dominio, de ser el único, el mejor, el más grande, etc, etc, etc.

Ambas facetas son aspectos de la estructura narcisista: lo manifiesto, la estructura modulada por el Yo social consciente; lo latente, el producto del Ello prepotente.

El enamorado confía en que el objeto de su amor dará la respuesta positiva esperada y no tomará las muestras de sumisión, respeto y cariño como señales de debilidad, para aprovecharse de ellas, sometiéndolo. Sospecha que fácilmente invade a las parejas tras un tiempo. Justificada entonces la lucha por el poder, la competencia narcisista puede dar rienda suelta al genio creador del sadismo de los participantes. Mientras que la descarga de hostilidad es placentera, la sublimación es un esfuerzo.

La convivencia es difícil porque la presión del narcisismo arrogante y soberbio tiende a aprovecharse del otro en cuanto las circunstancias lo permiten, colocando en inferioridad de condiciones al que se entrega confiado. Lo que convierte a la desconfianza en una actitud lógica y conveniente1.

En el lenguaje analógico, se manifiesta con mayor o menor intensidad el deseo infantil narcisista nunca abandonado, permitiendo así por esta vía el acceso al Inconsciente.

El deseo edípico infantil, el mismo socio capitalista del sueño, es la pretensión de que el otro debe estar a mi disposición en forma incondicional. Este deseo presiona desde el Ello burlando, cuando puede, el control de la conciencia.

A través del lenguaje analógico transmitimos el deseo al receptor (interlocutor) que desempeñe tal o cual rol en el vínculo, reconociéndolo como amigo, enemigo, amante, hermano, padre, amo, esclavo, etc. El otro lo puede aceptar o rechazar. Al mismo tiempo, el receptor también actúa de emisor proponiendo su deseo, produciéndose una "lucha por el poder": quién consigue imponer al otro su definición de sí y del otro, de cómo el sujeto pretende que el otro gratifique su estructura narcisista en ese momento.

Cuando la ansiedad que ese juego despierta eleva un poco la eutimia, lo convierte en un agradable deporte, pero en determinadas circunstancias el miedo al rechazo y a la marginación (significantes privilegiados del complejo de castración) pueden aumentar la intensidad del juego convirtiendo la lucha por el poder2 en un campo de batalla, fértil terreno de la patología.

El círculo vicioso de hostilidadansiedad conduce a sus víctimas a un agotador infierno del cual difícilmente conocen las causas, mientras vanos intentos racionalizadores hunden más profundamente el problema.

Narcisismo perverso Narcisismo sublimado

Una estructura narcisista sublimada (normal?) se preocupa y respeta al otro, produce pulsiones genitales de un amor compartido y tolera el esfuerzo de aprender a hacerse querer a través de la sublimación. Un anhelado logro.

La estructura perversa es la que pretende usar al otro, despreciarlo, someterlo o aniquilarlo. La gratificación narcisista de hacerse querer se ha convertido en la necesidad de hacerse temer.

Durante la elaboración del complejo de Edipo, durante la elaboración del carácter del sujeto, no podemos llamar patología a lo que no puede ser de otro modo. En el adulto en cambio, entendemos como normal aquella estructura que ha sido modulada con el respeto a la necesidad del otro; estructura que tiende a una convivencia social armónica y busca satisfacer su NNP a través de la sublimación. Un postulado cultural, que tiende al ideal kleiniano de compartir y colaborar con el otro. Los pilares de la estructura narcisista se apoyan en el sujeto y en los otros. La dinámica de esa estructura oscila entre la normalidad y la patología en un tiempo variable. Como tal, puede ser normal en un momento y patológico en otro.

El sometimiento del otro, su aniquilamiento en la guerra, son pautas culturales valoradas por el consenso social, lo que demuestra la alienación de la cultura. Pero al mismo tiempo cuestiona lo que aquí entendemos como normal. Quizás sea sólo una simple utopía teórica, un disfraz elegante de una naturaleza humana que no justifica su arrogante orgullo.

La Estructura Narcisista En La Neurosis Y En La Psicosis

"...al fin y al cabo, hemos de comenzar a amar para no enfermar
y enfermamos en cuanto una frustración nos impide amar."3

"La etiología común a la explosión de una psiconeurosis o una psicosis es siempre la privación, el incumplimiento de uno de aquellos deseos infantiles jamás dominados4, que tan hondamente arraigan en nuestra organización, determinadas por la filogenia." []"El efecto patógeno depende de que el Yo permanezca fiel en este conflicto a su dependencia del mundo exterior, e intente amordazar al Ello, o que, por el contrario, se deje dominar por el Ello, y arrancar así de la realidad."5

Es inevitable en las ciencias humanas tolerar un grado relativamente alto de ambigüedad, imposible de precisar. El metro patrón con el que medimos la veracidad de los conceptos, como cualquier conducta nuestra o ajena, es un derivado o significante del bien o del mal, símbolos, causas y consecuencias de lo que en otro nivel entendemos por amor y odio. Estos conceptos, que intentan señalar lo útil y lo conveniente, muchas veces ocultan las supuestamente prohibidas intenciones de una estructura narcisista que pretende, con desagradable insistencia, un amor incondicional imposible por parte de sus semejantes. Ese es el deseo infantil jamás dominado del que nos habla Freud, cuya privación puede abrir el camino de la patología a menos que aprendamos a realizar esa modificación aloplástica que nos permite superar la privación. Obtener la gratificación narcisista, el respeto y la valoración del otro semejante a través de la sublimación y dentro de lo posible.

¿Qué significa esto metapsicológicamente hablando?

La herida narcisista incrementa regresivamente los impulsos edípicos prohibidos antisociales, perversos, que presionan constantemente desde el Ello. El Yo obedece los mandatos del Superyo, pero no puede evitar el incremento del viejo conflicto pregenital, entre el narcisismo que no quiere renunciar al principio del placer y la necesidad de someterlo a alguna sistematización del principio de realidad, ya que las contracargas yoicas, los recursos yoicos para mantener la represión, también se hallan debilitadas por la privación.

"Las neurosis de transferencia nacen a consecuencia de la negativa del Yo a acoger una poderosa tendencia instintiva dominante en el Ello y procurar su descarga motora, o a dar por bueno el objeto hacia el cual aparece orientada tal tendencia. El Yo se defiende entonces de la misma por medio del mecanismo de la represión; pero lo reprimido se rebela contra ese destino y se procura, por caminos sobre los cuales no ejerce el Yo poder alguno, una satisfacción sustitutiva el síntoma que se impone al Yo como una transacción; el Yo encuentra alterada y amenazada su unidad por tal intrusión y continúa luchando contra el síntoma, como antes contra la tendencia instintiva reprimida, y de todo esto resulta el cuadro patológico de la neurosis. No puede objetarse que al proceder el Yo a la represión obedece en el fondo los mandatos del Superyo, los cuales proceden a su vez de aquellas influencias del mundo exterior que se han creado una representación en el Superyo. Siempre resultará que el Yo se ha puesto al lado de estos poderes, cuyas exigencias tienen más fuerza para él que las exigencias instintivas del Ello, siendo él mismo el poder que impone la represión en contra de aquellos elementos del Ello, y la afirma por medio de la contracarga de la resistencia. Así pues, el Yo ha entrado en conflicto con el Ello en servicio del Superyo y de la realidad. Tal es la situación en todas las neurosis de transferencia."6

El Yo intenta defenderse por medio de la represión. Lo que se reprime pasa a formar parte del Ello en el Inconsciente. La presión que ejerce este material reprimido por salir, puede obligar al Yo a efectuar una transacción, una satisfacción sustitutiva: el síntoma.

Aún así, el Yo seguirá luchando contra lo reprimido por medio de la proyección, la racionalización, la negación, etc. De este conflicto surgen los distintos cuadros patológicos.

"Llamamos normal o 'sana' una conducta que reúne determinados caracteres de ambas reacciones (la neurótica y la psicótica); esto es, que no niega la realidad, al igual que la neurosis, pero se esfuerza en transformarla, como en las psicosis. Esta conducta normal y adecuada conduce naturalmente a una labor manifiesta sobre el mundo exterior y no se contenta, como en la psicosis, con la producción de manifestaciones internas; no es autoplástica sino aloplástica."7

Si la conducta normal es la que, intentando someterse a las normas internalizadas, reprime los impulsos con los que un narcisismo perverso intenta seguir el camino del odio antisocial, será la herida narcisista, al fortalecer los impulsos reprimidos, la que intentará la expresión fáctica de los impulsos prohibidos a través de la transacción dialéctica del síntoma.

En la psicosis: la revolución que Freud provocó en la psiquiatría de su tiempo señaló que entre salud y enfermedad hay sólo una diferencia de grado y que el aparato psíquico es el mismo. Idénticos mecanismos producen los saltos cualitativos que separan una discutida normalidad de lo que llamamos caracteropatías, perversiones, neurosis y psicosis. Los límites entre estos cuadros clínicos que permitirían una clara distinción entre uno y otro, son altamente imprecisos. Para estudiar la psicosis deberíamos diferenciar un momento psicótico, paradojalmente normal, momento de alienación inevitable en la cotidianeidad de todo sujeto, de lo que solemos llamar estructura psicótica.8

"En ambas afecciones, la neurosis y la psicosis, se desarrolla no sólo una pérdida de la realidad sino también una sustitución de la realidad."9

Podemos plantearnos ciertos interrogantes:

El factor temporal, ¿compite con una variable cualitativa para diferenciar la neurosis de la psicosis? ¿Podemos hablar de un salto cualitativo? Es evidente que cualquier síntoma altera la comunicación con los pares y la lectura de la realidad. En proporción inversa al beneficio secundario que un síntoma logre instrumentar, se va a incrementar el círculo vicioso de ansiedadhostilidad.

¿Es la psicosis un salto cualitativo de un equilibrio adaptativo social frágil e inestable, único posible (la neurosis) a un angustiante y rabioso baluarte de protesta? Bion sostiene:

"No creo que el Yo se retire nunca totalmente de la realidad. Diría que su contacto con la realidad está encubierto, por la predominancia en la mente y en la conducta de una fantasía omnipotente encaminada a destruir, tanto la realidad como la conciencia de la misma. Y así, entonces, alcanzar un estado que no es ni la vida ni la muerte."10

¿Podemos agregar que en el fondo de toda criatura humana está la necesidad de ser respetada y valorada? Una gratificación narcisista cuya necesidad ni la psicosis puede eliminar; pero que ninguna actitud psicótica pareciera señalar.

1914. La presentación del Narcisismo.

Según Jones (1979, T II pág 322), Freud completó el primer borrador de la "Introducción del Narcisismo" durante unas vacaciones en Roma en la tercera semana de setiembre de 1913 y el artículo quedó terminado en marzo de 1914.

En 1914 las tensiones internacionales habían alcanzado un grado tal de intensidad que desembocó en lo que hoy conocemos como Primera Guerra Mundial. Austria era aliada de la política alemana y Alemania se había convertido en la potencia imperial que estaba a la cabeza de la cultura occidental. Admirada, temida y envidiada por el resto de las potencias, el imperialismo alemán, integrante paradigmático del moderno imperialismo, se convirtió en un nacionalismo megalómano al que la prosperidad había hecho agresivo11. Era bastante lógico que esta peligrosa megalomanía de la clase dirigente arrastre a la población, como lo han señalado siglos de historia de una asombrosa especie humana, cuya cultura oculta pero alberga, una morbosa inclinación al catastrófico deporte de la guerra. El 28 de Julio Austria declara la guerra a Servia. El 1º de agosto Alemania declara la guerra a Rusia. El 4 de agosto Alemania invade Bélgica. Esa noche Inglaterra declara la guerra a Alemania.

Quizás sea difícil de recordar, por el genocidio de los judíos en época del nazismo, que en la época del Imperio, tanto en Alemania como en Austria y a pesar que el antisemitismo nunca dejaba de estar presente, los judíos eran, por lo menos oficialmente, ampliamente tolerados. Iban en camino a la total asimilación. En cambio, era la Rusia de los Zares la única nación europea que en esa época tenía una legislación discriminatoria contra los judíos. Por lo que no es de extrañar la simpatía y admiración que Freud sentía entonces por Alemania y su inclinación por las Potencias Centrales (Alemania y AustriaHungría) en el momento que éstas iban a conquistar el mundo.

En el movimiento psicoanalítico, la ruptura con Jung, concretada en octubre de 1913, había sido un golpe duro para Freud, mientras la renuncia de Adler era en cierto sentido un alivio. Y es posible que Freud se sintiese culpable frente a Abraham por haber defendido a Jung cuando aquél le recriminaba los favores que dispensaba a la escuela de Zurich. Freud consideraba especialmente a Jung por su condición de no judío.

Es imposible saber en qué medida las circunstancias mencionadas influyeron en el ánimo y los pensamientos de Freud pero algo motivó los obstáculos epistemológicos que la "Introducción del Narcisismo" plantea.

"Estaba muy insatisfecho del resultado. Escribió a Abraham: "El narcisismo fue un parto difícil y lleva todas las huellas correspondientes de deformación" (1831914). Y le contesta nuevamente el 6 de abril: " El hecho de que Usted acepte lo que he escrito sobre narcisismo me conmueve profundamente y nos une aún más íntimamente que antes. Su imperfección me produce un sentimiento muy intenso de contrariedad"".12

Con este trabajo Freud acopla el concepto al edificio teórico del Psicoanálisis que estaba construyendo desde 1885. Tarea fácil de cuestionar pero es conveniente remarcar el extraordinario esfuerzo que implica conceptualizar una naturaleza humana que se resiste a su análisis. Gracias a que Freud escribiese su obra, hoy podemos leerla, admirarla y cuestionarla.

A diferencia del dogma, la ciencia demanda el cuestionamiento constante de las síntesis halladas para continuar la espiral dialéctica que la aprehensión de la realidad plantea a la inteligencia humana. La teoría psicoanalítica ya de por sí no puede dejar de plantear serios obstáculos epistemológicos y epistemofílicos por tomar la conducta humana como objeto de estudio lo que involucra al narcisismo del investigador. Mal se pretende defenderla si se convierte la obra de Freud en sagradas escrituras donde cualquier cuestionamiento es un sacrilegio cuya ofensa merece el rótulo de maldad o locura.

Si bien el concepto narcisismo ya había sido usado en varias oportunidades es en éste artículo donde Freud

"Resume sus elucidaciones anteriores sobre el tema del narcisismo y examina el lugar que corresponde a este último en el desarrollo sexual. Pero va mucho más allá porque incursiona en el problema más profundo de las relaciones entre el Yo y los objetos externos y traza la nueva distinción entre "libido yoica" y "libido de objeto". [...] Y [...] en dos puntos [...] el artículo aborda las controversias con Adler y Jung [...] No cabe duda de que uno de los motivos de Freud al redactar este artículo fue mostrar que el concepto de narcisismo constituye una alternativa frente a la "líbido" no sexual de Jung y a la "protesta masculina" de Adler."13

Según W. Baranger

"El concepto de narcisismo viene a ser uno de los más problemáticos y oscuros de toda la teoría psicoanalítica."14

Es uno de los conceptos cuya polisemia queda acentuada por las distintas posturas que diversos autores han tomado frente a las dificultades que el narcisismo plantea tanto en la teoría como en la clínica.

En dicho artículo, Freud escribe:

"Un motivo acuciante para considerar la imagen de un narcisismo primario y normal surgió a raíz del intento de incluir bajo la premisa de la líbido el cuadro de la dementia praecox (Kraepelin) o esquizofrenia (Bleuler). Los enfermos que he propuesto designar "parafrénicos" muestran dos rasgos fundamentales de carácter: el delirio de grandeza y el extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior (personas y cosas). Esta última alteración los hace inmunes al psicoanálisis, los vuelve incurables para nuestros empeños. Ahora bien, el extrañamiento del parafrénico respecto del mundo exterior reclama una caracterización más precisa. También el histérico y el neurótico obsesivo han resignado (hasta donde los afecta su enfermedad) el vínculo con la realidad. Pero el análisis muestra que en modo alguno han cancelado el vínculo erótico con personas y cosas. Aún lo conservan en la fantasía; vale decir: han sustituído los objetos reales por objetos imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con estos, por un lado; y por el otro, han renunciado a emprender las acciones motrices que les permitirían conseguir sus fines en esos objetos. A este lado de la líbido debería aplicarse con exclusividad la expresión que Jung usa indiscriminadamente: introversión de la libido. Otro es el caso de los parafrénicos. Parecen haber retirado realmente su libido de las personas y cosas del mundo exterior pero sin sustituirlas por otras en su fantasía. Y cuando esto ocurre, parece ser algo secundario y corresponder a un intento de curación que quiere reconducir la libido al objeto. Surge esta pregunta: ¿Cuál es el destino de la libido sustraída de los objetos en la esquizofrenia? El delirio de grandeza propio de estos estados nos indica aquí el camino. Sin duda, nació a expensas de la libido de objeto. La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al Yo y así surgió una conducta que podemos llamar narcisismo. Ahora bien, el delirio de grandeza no es por su parte una creación nueva,(*) sino, como sabemos, la amplificación y el despliegue de un estado que ya antes había existido. Así, nos vemos llevados a concebir el narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto como un narcisismo secundario que se edifica sobre la base de otro, primario, oscurecido por múltiples influencias." 15

Singular planteo. O nos hallamos ante la megalomanía o ante el extrañamiento del mundo exterior (personas y cosas).

Delirio de grandeza significa que alguien se considera mas grande que otro, al que considera más chico. Ese sujeto ("alguien") que se considera mas grande, conserva en su fantasía a todos los otros que considera más chicos. Si no los conservase en su fantasía ¿cómo podría considerarse más grande?

El delirio de grandeza, (*), que Freud atribuye también al narcisismo primario, no podría sostenerse en un recién nacido si no fuese alimentado y fortalecido por un ambiente real compuesto general y principalmente por los padres, dispuestos a gratificar casi incondicionalmente a "his majesty the Baby". El hospitalismo lo confirma.

Una Teoría vincular del narcisismo plantea una lectura distinta del Narcisismo (una de las tantas lecturas posibles) según la cual la megalomanía satisface en forma delirante la necesidad que impone la Pulsión Narcisista: la necesidad de ser reconocido importante, valioso, por un objeto significativo (no, por cualquiera). En el delirio de grandeza un sujeto se siente (o espera ser) tan reconocido por la comunidad (convertida en objeto significativo) como lo es el personaje en que, mágicamente, se convierte: Dios, Jesús, Súperman, Perón, Al Capone, Juana de Arco, etc, etc. Satisface mágicamente el deseo (de ser importante) que cualquier sujeto normal tiene. E intenta imponer esa identidad alucinada, a todos los otros.

En esta lectura el narcisismo sería una pulsión (no, una etapa del desarrollo) que acompaña toda la vida del sujeto. Como "el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación, de la que justificadamente se atribuye una dosis a todo ser vivo."16

En el apartado III de "Introducción del narcisismo" 17 Freud critica el concepto de la "protesta masculina" de Adler y agrega:

"Juzgo totalmente imposible colocar la génesis de la neurosis sobre la estrecha base del complejo de castración [...] conozco también casos de neurosis en los cuales la "protesta masculina" (o bien, en nuestra doctrina, el complejo de castración) no desempeña papel patógeno alguno o ni siquiera aparece."

Pero al pie de la página 90 (tomo XIVAmorrortu editores) Strachey agrega una respuesta de Freud (el 30 de setiembre de 1926) a una pregunta del doctor Edoardo Weiss:

"Su pregunta referente a lo que yo digo en "Introducción del narcisismo" acerca de si existen neurosis en que el complejo de castración no desempeñe papel alguno, me deja perplejo. Ya no sé en qué pensaba yo en esa época. Hoy no sabría indicar neurosis alguna en que no se encontrara este complejo y por cierto no escribiría así esa oración."

Aquí Freud reconoce que el artículo cuestionado reclama otro desarrollo.

Resumen: La naturaleza humana impone una Necesidad Narcisista Primordial, que es la necesidad de encontrar la respuesta a las preguntas: ¿Qué soy Yo? ¿Qué valor tengo? Preguntas que surgen de una fantasía innata ambivalente, que acompaña toda la vida del sujeto. Únicamente algún otro significativo, reconociendo al sujeto, puede dar la respuesta; lo que señala la dependencia del sujeto.

Según la respuesta del otro, el sujeto oscila entre un polo maníaco: "Soy maravilloso. Merezco el reconocimiento incondicional de los otros." Y un polo melancólico: "Soy despreciable, descartable. No merezco la atención de los otros." Por un breve instante, la respuesta del otro interrumpe la oscilación; pero al poco tiempo, la duda resurge.

En el aparato psíquico de un sujeto adulto hay dos aspectos del narcisismo que entran en juego para la satisfacción de la Necesidad del reconocimiento del otro significativo:

Un Narcisismo perverso, intolerante a la frustración; arrogante, prepotente, que desprecia las necesidades narcisistas del otro. El Deseo es someter al objeto significativo para satisfacer la necesidad del sujeto. Normalmente, reprimido en el Inconsciente.

Un Narcisismo sublimado, socialmente adaptado; dispuesto a tolerar la frustración. Dispuesto a compartir, a colaborar, a ser solidario. A ‘dar’ para recibir. Sometido a las normas de convivencia del Ideal del Yo, custodiadas por el Superyo. Sometido al Deber de respetar al otro significativo para satisfacer la necesidad.

Nuestra conducta es el resultado transaccional del conflicto entre estos dos aspectos del narcisismo.

En la vida social se manifiesta en la pareja, en la familia, en el grupo de pertenencia y entre grupos (en determinadas circunstancias el narcisismo individual se disuelve en el grupo de pertenencia) una Competencia Narcisista en pos de un poder que aumentaría los Derechos del sujeto a expensas del otro y/o de los otros. Competencia que puede ser sublimada, respetando al otro y/o a los otros. Se presenta en el deporte, el arte, la ciencia, como en cualquier encuentro humano (a veces).

O perversa, que Freud llamó Narcisismo de las Diferencias, despreciando al otro y/o a los otros; ilustrada por la lucha de clases, la xenofobia, el racismo, la guerra y los genocidios.

El ser humano enfrenta un eterno conflicto heredado de la filogenia: el deseo de usar al otro, convertido en objeto significativo, cómo, cuándo y dónde se le antoja al sujeto; y la necesidad de convivir con él (que desea lo mismo). Como transacción dialéctica surgieron las normas culturales donde la prohibición del incesto y del homicidio pusieron las bases de una legislación que incluye en su motivación altos ideales utópicos de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Notas

1 "En las relaciones humanas, toda predicción está relacionada de una u otra manera con el fenómeno de la confianza.[] No hay en la naturaleza de la comunicación humana ninguna manera de hacer que otra persona participe en la información o en las percepciones que están exclusivamente al alcance de uno. En el mejor de los casos, el otro puede confiar o no, pero jamás puede saber. Por otro lado, la actividad humana quedaría virtualmente paralizada si la gente actuara únicamente basándose en información de primera mano sobre las percepciones. La gran mayoría de todas las decisiones están basadas en la confianza de un tipo u otro. Así, la confianza siempre está relacionada con resultados futuros y, más específicamente, con la posibilidad de predecirlos.[ ] Ahora bien, en cualquier interacción del tipo del "Dilema de los prisioneros" ninguna de las personas cuenta con información de primera mano. Ambas deben basarse en su confianza mutua, en una evaluación tentativa de su propia confiabilidad ante los ojos del otro y en sus intentos de predecir el procedimiento de decisión del otro que según saben, depende en gran medida de las predicciones de éste con respecto a las propias.[] estas predicciones invariablemente se vuelven paradójicas." Teoría de la Comunicación Humana. página 207

2 En una pareja se compite para definir quién tiene mas derechos a recibir gratificaciones narcisistas (el reconocimiento positivo en forma de sumisas muestras de cariño) y quién tiene el deber de otorgarlas.

3 Freud 1914 Introducción del narcisismo BN T VI pág 2024

4 para convivir en un grupo, en muchos de sus miembros la represión tiende y logra de alguna manera dominar el deseo de someter a los otros, por lo que podemos pensar que ese deseo nunca es abandonado, pero puede ser dominado.

5 Freud 1924 Neurosis y Psicosis BN T VII pág 2743

6 Freud 1924 Neurosis y Psicosis BN T VII pág 2742

7 Freud 1924 La Pérdida de la Realidad en la Neurosis y en la Psicosis BN T VII pág 2746

8 Tema que será desarrollado más ampliamente en el capítulo sobre psicosis.

9 Freud 1924 La Pérdida de la Realidad en la Neurosis y en la Psicosis. BN T VII pág 2747

10 W. R. Bion Volviendo a pensar Hormé pág 68

11 H G Wells, Esquema de la Historia Universal. Anaconda 1952 Tomo III pág 212

12 Ernest Jones Vida y obra de Sigmund Freud Hormé T II pág 322

13 comentario de James Strachey AE T XIV pág 68

14 W. Baranger y otros. "Aportaciones al concepto de objeto en psicoanálisis"

15 AE T XIV pág 72

16 S Freud Introducción del Narcisismo AE Tomo XIV, página 71/72

17 S Freud Introducción del Narcisismo AE Tomo XIV, página 89

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