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Seminario
El sufrimiento de los niños, según Lacan

http://www.edupsi.com/sufrimiento
sufrimiento@edupsi.com

Organizado por Fort-Da

Dictado por : Pablo Peusner


Clase 7


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Primera parte:
"De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de niños en psicoanálisis."

Séptima Clase.

Lic. Pablo Peusner: Buenas noches. Este es el séptimo encuentro del seminario y, estimo, el que cerrará lo que di en llamar la "primera parte" del mismo –la "cuestión preliminar". Desde la próxima reunión, trabajaremos ciertos aspectos más técnicos de la práctica del psicoanálisis con niños.

El problema que yo quiero terminar de abordar es dónde vamos a colocar el principio, dónde está «el comienzo», dónde ubicar el punto cero, aquél en el que se inician los padeceres de un sujeto –y dejemos en claro que para responder a este problema, no hacemos diferencia entre un niño y un adulto. De nuestras consideraciones previas establecimos que, digan lo que digan los psicoanalistas, sus posiciones se reducen a dos: o colocan ese momento en lo "constitutivo", en el cuerpo del niño (lo que sería casi lo mismo que afirmar la causa biológica) o en lo que dimos en llamar –con Lacan- la "constelación familiar". Nosotros hemos orientado nuestro recorrido haciendo una apuesta fuerte a la lógica de la familia y, esta apuesta, intentaremos hacerla valer tanto en los casos de niños como en los casos de pacientes adultos.

Ya hemos hablado un poco de la "constelación", pero hoy quisiera retomar este término. Vamos a darle una segunda vuelta. Les quería contar una pequeña viñeta de la vida cotidiana. En estos días mantuve una discusión muy jugosa con mi pequeño hijo (consideren que mi hijo tiene tres años y medio). Él me preguntó: "Papá, ¿qué quiere decir que la luna sea redonda o con forma de medialuna?" Tomás, ese es su nombre, supone que si la luna está llena quiere decir algo, y que ese "algo" es diferente al significado de una luna en cuarto menguante. Él, como los astrológos, no duda de que los astros "hablan" –una manera que él tiene de referirse a la luna es diciéndole "la loquita". Y luego de esa pequeña conversación, recordé dos momentos de la obra de Lacan en la que reflexiona sobre esta lógica. Uno de estos casos se puede leer en el texto que lleva por título "El mito individual del neurótico". Allí Lacan afirma:

"... hablo de la constelación en el sentido con el que de ella hablarían los astrólogos..."

¿Lacan habla igual que los astrólogos? Obviamente, esta frase requiere una explicación. Y les propongo para hacerla más sencilla, articular esta idea con ciertos párrafos de la clase 19 del Seminario II, titulada "Introducción del gran Otro" –específicamente, aquéllos en los que despliega diversas respuestas a la pregunta de "¿por qué no hablan los planetas?"

En dicha clase, Lacan afirma que alguna vez los planetas hablaron –y probablemente, para muchas personas lo sigan haciendo hoy en día (mi hijo es uno de ellos). Porque... ¡no me van a decir que nunca han ojeado el horóscopo en algún diario o en alguna revista de actualidad! Hay gente que se toma muy en serio éso que, por su posición en el espacio, dicen los planetas. Ahora bien –y para retomar las reflexiones de Lacan en la clase del seminario que les proponía- los planetas fueron llamados a silencio por Newton al proponer la fórmula de la inercia y al reducir todo el problema de las posiciones de los planetas a un cálculo producto de una fórmula matemática. El "campo unificado" redujo las relaciones entre las leyes del cielo y de la tierra a un problema de atracción gravitacional. Ya no hay determinaciones de otro tipo. Si aceptamos una posición científica, entonces los planetas ya no hablan, ya no se puede suponer que les quede un resto de atribución subjetiva. Como dice Lacan: "se los ha hecho callar".

Establecida esta posición, sin embargo Lacan propone que la "constelación familiar" de un sujeto humano hablante debe ser entendida al modo de los astrólogos: hay que hacerla hablar. Y hay que hacerla hablar porque permite, no sólo establecer las posiciones de sus componentes al momento de la llegada de un sujeto humano hablante al mundo (algo así como una "carta natal"), sino que también hay que hacerla hablar para que permita "anticipar" algo de lo que podría ocurrir en el futuro (al mejor estilo del horóscopo). Lacan, en "El mito individual..." afirma que la personalidad del paciente debe a la constelación familiar su "nacimiento y su destino". No es ocioso repetir aquí que se refiere al caso de "El hombre de las ratas", aunque todo el sistema sea aplicable a cualquier caso. Y un poco más adelante –estoy parafraseando las páginas 42 y 43 de la versión española publicada por la editorial Manantial en "Intervenciones y textos I"- explica cuáles son sus componentes. Allí propone que consiste en...

"... las relaciones familiares fundamentales que han presidido el encuentro de sus parientes, aquello que los llevó a unirse..."1

Aquí tengo que volver a hacer la siguiente aclaración: en la versión española está traducido parents como "padres", pero prefiero abrir el valor del término también a "parientes" –ya sabemos que no trabajamos sólo con los componentes de la "familia conyugal".

También componen la "constelación" las leyendas, las tradiciones familiares y...

"...los rasgos que tipifican o especifican la unión de sus parientes, de sus progenitores..."

Bien, este es el contenido del sistema. Lacan da un paso más, porque afirma que este sistema se relaciona con lo más significativo del delirio del "Hombre de las ratas" mediante una fórmula de transformación –que él califica de mítica. Nosotros podemos volver a la sugerencia de Lacan y leer a la constelación como lo haría un astrólogo. Para ello, y mediante una fórmula tal vez algo mágica, un astrólogo supondría que a un estado "x" de cierta constelación espacial, le correspondería un efecto "y" sobre la vida de determinada persona. Y no es tan descabellado suponer que al estado de las faltas del padre de Lorenz, o sea al prevaricato y su pena (que fue la baja del ejército), a la deuda contraída con su amigo para poder reponer el dinero (del que nunca se supo si fue cancelada) y a la elección interesada de su futura esposa (mujer rica, pero no amada y abandono de su verdadera amada pobre), le corresponde todo el sistema delirante que lleva al paciente hasta Freud. Establecer el sistema de transformaciones es tarea del analista; es una tarea que no va de suyo, que debe ser propuesta y aceptada como valiosa para destrabar aquello que hace obstáculo a la realización del acto del deseo por parte de un analizante.

En casi todos los casos, lo estuve revisando en estos días, que Lacan habla de "constelación familiar" hace referencia al "Hombre de las ratas". Estimo que es el caso de Freud que utilizó para reflexionar con mayor profundidad sobre el problema de la "constelación familiar". Hay una idea fuerte en esta noción. En los casos de consultas por niños, es muy interesante el efecto que produce en los padres abrir la investigación sobre la "constelación" –me vuelve a la memoria el pequeño ejercicio que la vez pasada hicimos con los nueve puntos y las cuatro líneas rectas... ¿recuerdan? En las entrevistas a padres, es siempre conveniente incluir alguna entrevista con el padre solo y otra con la madre sola... Esto favorece mucho la aparición de ciertos episodios familiares que, por cierto, son bastante avergonzantes para las personas como para contarlos ante su cónyuge. Otras veces, es el cónyuge quien blanquea una situación que su marido o esposa, obvió contar para ocultar cierta deshonra. En fin, esto no es más que fenomenología, pero no deja de formar parte de la experiencia clínica que atravesamos diariamente.

Lacan también le dedicó un párrafo a este asunto en "Función y campo de la palabra..." En la página 291 de la edición española de los "Escritos 1" Lacan explica que, en el caso en cuestión ("el hombre de las ratas"), Freud llegó a su meta...

"... al hacerle recuperar en la historia de la indelicadeza de su padre, de su matrimonio con su madre, de la hija "pobre pero bonita", de sus amores herido, de la memoria ingrata del amigo saludable, con la constelación fatídica que presidió su nacimiento mismo, la hiancia imposible de colmar de la deuda simbólica de la cual su neurosis constituye su protesto."

Es un párrafo largo, pero no es difícil. Lacan dice que Freud logró hacerle recuperar a su analizante la deuda simbólica del padre. Primera cuestión: la falta es de Otro. Segunda cuestión: la deuda –nombre de la falta del padre- fue contraída "antes" que el paciente viniera al mundo. Nótese aquí dónde queda colocado "el comienzo". Ahora bien, en el párrafo, las circunstancias de lo que Lacan llama "indelicadeza del padre" (que, por cierto, están muy bien enumeradas) constituyen lo que da en llamar la "constelación fatídica". Ahí retoma nuestro término, pero le agrega el valor de "fatídico". ¿Saben qué es algo fatídico? Es algo que pronostica el porvenir –al igual que el horóscopo. Ahora bien... ¿queda claro que no hay nada "original" en este paciente? Escuchen como sigue el siguiente párrafo:

"Ningún rastro aquí de un recurso al espectro innoble de no sé qué "miedo" original..."

Lacan califica de "innoble" a cualquier recurso a algún "espectro" –dice- de algo "original" en este paciente. La "constelación" lo determina. Él sólo responde.

"Función y campo..." es del año 1953. Lacan siguió trabajando sobre este asunto de la "constelación familiar". En el año 1957 un diario francés, "L’Express" publicó una entrevista a Lacan, realizada por Madelaine Chapsal (salió en el diario del 31 de mayo). Es una entrevista que podría calificarse sin duda de texto "de divulgación". Lacan habla claro. No tenemos una traducción "oficial" de esta entrevista, pero un compañero de la Sociedad de analistas en la que participo [Apertura Buenos Aires] llamado Luciano Echagüe, ha realizado una muy buena traducción que está disponible gratuitamente en la página de la Sociedad –su dirección es www.apertura-psi.org

En este texto Lacan "explica" cuestiones básicas del psicoanálisis –el diario tituló la entrevista "La llave (o la clave) del psicoanálisis". En uno de los momentos más interesantes de la entrevista, conversando acerca de lo que conocemos como la "neurosis obsesiva", Lacan retoma al "Hombre de las ratas". Y sobre este caso, afirma:

"Si se sigue literalmente, con sus dudas incluidas, el escenario instituido por el síntoma en donde figuraban cuatro personas, se pueden encontrar, sin que el sujeto lo sospeche, todos los rastos, transpuestos a una vasta pantomima, de las historias que llevaron al matrimonio cuyo fruto es el mismo sujeto."

Aquí tenemos presente la "constelación", aunque Lacan no diga exactamente la palabra –no se deseperen porque la dirá más adelante. Pero quería señalarles que retoma la articulación entre el síntoma y la historia que concluye con el matrimonio de sus padres; dicha articulación es calificada por Lacan de "transposición" –se trata de una transposición que el sujeto desconoce.

Ahora bien, la periodista, que desconoce el historial le pregunta a Lacan a qué historias se refiere y él le contesta:

"Una deuda fraudulenta de su padre, quien para más datos era militar en aquella época y fue degradado por prevaricato. El préstamo de un amigo que acudió en su ayuda, le permitió reintegrar la deuda, pero quedó cubierto en la obscuridad si se lo devolvió o no. Por fin traicionó un amor por un matrimonio que le daba una "posición".

Observen que se trata de la historia de la que hablábamos antes, todos aquellos elementos que integramos en nuestra noción de "constelación familiar". Y, para lo que sigue, prefiero dejar hablar a Lacan:

"El hombre de las ratas escuchó hablar de esas historias a lo largo de toda su infancia -de la una en términos jocosos, de la otra a medias palabras. Lo pasmoso es que no se trata de un evento particular, o incluso traumático, que retorna de lo reprimido; se trata de la constelación [aquí está, otra vez, el mismo término] dramática que presidió su nacimiento, de la prehistoria, valga la expresión, de su individualidad; irrupció n de un pasado legendario. Esta prehistoria reaparece traducida por sus síntomas que la vehiculizan con una forma desconocida para, finalmente, entretejerse en un mito representado. El sujeto, sin tener la menor idea, protagoniza su reproducción."

Es realmente muy claro, ¿no les parece?

Aquí la relación que hay entre la "constelación" y el síntoma, es situada por Lacan como una "traducción". Pareciera haber un cambio en el sistema de lenguas utilizados: el lenguaje con el que se ha escrito la "constelación", cambia en otro (aunque no pierde el sentido original) a nivel del sujeto. Y nuevamente, afirma que el paciente, Lorenz, el "Hombre de las ratas" protagoniza esta repetición de la historia, sumergido en ella e ignorándola. Finalmente...

"Pese que, esa prehistoria, fue transportada ahí, a otra lengua o con otros signos, fue vuelta a escribir sin modificación de sus conexiones; todavía más, como en geometría se transforma una esfera en un plano. Evidentemente eso no quiere decir que cualquier figura pueda transformarse en cualquier otra."

Aquí desarrolla un poco más la relación que en el párrafo anterior llamó "traducción". Ahora dice que cambiaron los signos, aunque no las conexiones entre ellos. Y dice algo más –que a mí me llamó mucho la atención. Dice que se trata de algo similar al modo en que "se proyecta una esfera en un plano". Esta operación es la más básica en "geometría proyectiva": consiste en producir el pasaje de la tercera dimensión a la segunda dimensión, de inscribir un objeto de tres dimensiones en un plano –como podría ser una foto a partir de cualquier objeto, o un planisferio a partir de un globo terráqueo (es lo que se llaman "perspectividades espaciales", porque también es posible proyectar un plano sobre otro). Sin duda, esta operación, genera distorsiones, aunque mantiene intactas las relaciones entre los puntos proyectados. Para nosotros, se trata de algo fundamental porque contribuye a la teoría del "sujeto" que hemos recuperado en nuestras primeras reuniones: el sujeto bidimensional. Aquí, en estas palabras de Lacan, queda claro que el "asunto" de un paciente es bidimensional y surge como el producto de una escritura que traduce el sentido de ciertos hechos, de ciertos acontecimientos y también de ciertos dichos, que constituyeron la "constelación familiar" –constelación que, como resultado, arrojó al mundo al paciente en cuestión.

Les recomiendo mucho leer este entrevista. No sólo por la sencillez con la que Lacan responde, sino por la agudeza de su entrevistadora. Ella, luego de escuchar la explicación acerca de el caso de el "Hombre de las ratas", pregunta a Lacan: " ¿Y después que saca a la luz esa historia?" Parece una pregunta zonza, pero le exige a Lacan una respuesta muy valiosa:

"Entiéndame bien: no he dicho que la cura de la neurosis se logra viendo eso y nada más. Piense usted que en la observación del "hombre de las ratas" hay otra cosa que no puedo desarrollar acá. Si fuera suficiente una prehistoria para originar una culpa, todo el mundo sería neurótico. Eso esta ligado a la manera con que el sujeto toma las cosas, las admite o las reprime."

Esta idea de Lacan es fundamental. No alcanza con un sujeto aislado (eso a lo que en el mundo contemporáneo se llama un "individuo") sino que debe incluirse su "constelación familiar". Pero tampoco alcanza sólo con ésta. Hace falta una posición especial de quien está implicado en el asunto como para que algo del orden de la neurosis se ponga en funcionamiento. Siempre, en todos los casos, Lacan sostiene esta lógica de lo que se produce "entre" dos posiciones. Nosotros venimos trabajando con un esquema similar desde las primeras propuestas de mi libro "El sufrimiento de los niños". Hoy, hemos reescrito aquellas posiciones con el siguiente esquema, que conserva la duplicidad de las posiciones necesarias para acceder al "asunto" en cuestión en un caso de niños.

Ya lo explicamos muchas veces –hoy, tal vez convendría incluir la noción de "constelación" en el cuadro de la izquierda, lo que seguramente no haría más que enriquecerlo.

Entonces, hay al menos tres párrafos más de Lacan que tenemos que trabajar, son tres párrafos del escrito "La cosa freudiana o la razón desde Freud". Se trata de un escrito que está originado en una conferencia que Lacan dio en el ‘55 en Viena y los párrafos que yo voy a tomar están en la página 416 de los "Escritos 1" –son los que siguen a un título que es "La deuda simbólica". Los tres primeros párrafos que Lacan escribe después de ese título son los que yo les voy a proponer revisar ahora. Lamentablemente los tengo que leer, pero son fundamentales para darle un matiz muy particular a los componentes de la "constelación familiar".

Lacan viene hablando de la acción del analista y dice:

"¿Nuestra acción irá pues a reprimir la verdad misma que ella arrastra en su ejercicio?"

Hay una verdad en juego en la práctica del analista, la cuestión es si nuestro accionar como analistas la va a borrar o si la va a favorecer. ¿Vamos a hacer algo con esa verdad o no? -muchas veces el problema de la verdad no se aborda en el análisis. Lacan plantea la pregunta explícitamente –el verbo que usa Lacan, refouler, puede ser "reprimir" o "rechazar". ¿Nos vamos a sacar de encima el problema de la verdad o vamos a enfrentar eso? Sin duda hay una verdad, y Lacan la establece a partir de...

"... las felonías y de los vanos juramentos, de las faltas a la palabra y de las palabras en el aire..."

¿Saben lo qué es una felonía?: Una traición. Miren qué material para hacer una verdad. La verdad está hecha de las traiciones, de los juramentos que no se cumplieron, de las palabras que no comprometieron a nadie. La cita sigue:

"...cuya constelación presidió la venida al mundo de un hombre."

Ese conjunto de palabras que podríamos denominar "caídas en desgracia", que dan cuenta de la posición ante la palabra de los componentes de la prehistoria del sujeto, de qué posición enunciativa adoptaron sus parientes y sus padres, constituyen la "constelación". Y es con este material que...

"...está amasado [está armado, está modelado] el invitado de piedra que viene a turbar en los síntomas el banquete del deseo."

A ver, reconstruyamos la lógica del párrafo: nuestra acción puede rechazar o contribuir a que advenga la verdad, verdad que está contenida en nuestra práctica. Ahora bien, dicha verdad "es el invitado de piedra", es éso que -en los síntomas- viene a impedir la realización del acto del deseo. Esta es la lógica, luego Lacan describe cómo acceder a la verdad: por la vía de lo que yo llamé "palabras caídas en desgracia".

Este era el primer párrafo que les proponía; vamos al segundo párrafo –les aclaro que de éste voy a hacer algunas modificaciones a la edición española, para que se entienda mejor:

"Pues las uvas verdes de la palabra por las cuales el niño recibe demasiado pronto de su padre la autentificación de la nada de la existencia, y el racimo de ira que responde a las palabras de falsa esperanza con que su madre le ha engañado al alimentarlo con la leche de su verdadera desesperanza, le dan aún más dentera que haber sido destetado de un gozo imaginario o incluso por haber sido privado de tales cuidados reales."

Este es el párrafo, vamos a ver qué quiere decir de a poquito.

"Las uvas verdes de la palabra..." Podemos entender que son palabras dichas tempranamente –cuando la persona en cuestión era pequeña, o incluso antes de haber nacido. Son palabras que "están verdes", pero portan el sentido de autentificarle a un niño la nada de su existencia. Es decir, la ausencia de valor para Otro.

"...Y el racimo de ira que responde a las palabras de falsa esperanza con que su madre lo engañó alimentándolo de verdadera desesperanza..." Aquí se trata de las palabras que le transmitieron al sujeto que él no colmó la esperanza que había sido depositada previamente sobre él, es decir, la desilusión que provocó; éso, "le dan aún más dentera [dolor de dientes] que haber sido destetado [que no le hayan dado de mamar] "...o que lo hayan privado de cuidados reales ".

Es impresionante el párrafo. O sea que el problema, el impacto sobre un sujeto humano hablante recién nacido (pero también antes de éso), no es producido por el hecho de que le saquen o le den la teta, ni de que lo abriguen o no lo abriguen, sino que está en el modo por el que las palabras trabajaron sobre él, autentificando la nada de su existencia o el grado de desesperanza que él representa para alguien.

El tercer párrafo que quería proponerles hoy, empieza con una pregunta:

"¿Escurriremos el bulto en lo simbólico...?

La pregunta sigue. Pero... antes de continuar la lectura... ¿vamos a escaparnos del problema que se inscribe en lo simbólico o no? Hay ahí que responder, sí o no. Lacan dice después:

"¿Desviaremos nuestro estudio..."

Miren cómo llama al trabajo del analista: estudio.

"¿Desviaremos nuestro estudio de lo que sucede con la ley cuando, por haber sido intolerable a una fidelidad del sujeto, fue desconocida por él ya cuando era todavía ignorada...?"

¿Vamos a descuidar que el sujeto, siendo fiel a alguna cosa, no cumplió la ley cuando él aún no la sabía? ¿Vamos a decir: "¡No! si él no lo podía saber? ¿Cómo iba a saber que en la familia de él todos los hijos mayores tienen que hacer tal o cual cosa, si nadie se lo dijo?" ¿Vamos a habilitar una posición sostenida en: "¿Y éso, cómo lo puedo saber yo, si es un problema de mi tatarabuela?"

Otra igual:

"¿Desviaremos nuestro estudio del imperativo si, por haberse presentado a él en la impostura, es refutado en su fuero antes de ser discernido...?"

¿Vamos a obviar las órdenes que recibió (visto y considerando que él todavía no estaba en condiciones de poder discernir que se trataba de una orden) y si eran o no coherentes? ¿Vamos a desviar nuestro estudio de ahí? O sea, este párrafo es: ¿le vamos a esquivar el bulto a lo simbólico o vamos a enfrentarlo?

Son un poco densos estos tres párrafos pero son muy explicativos.

Ahora bien, me gustaría aclarar cierto estatuto de la "constelación". Porque, por ejemplo, en la clase 6 del Seminario I, página 108 de la edición española, dice:

"Esta constelación [les propongo que, por constelación entendamos esto que Lacan había nombrada como la verdad estructurada a partir de esas palabras caídas en desgracia] hay que concebirla siempre como ya estructurada, y de acuerdo a un orden complejo."

Hago una aclaración, estructurada no quiere decir leída, o sea, les propongo que la constelación está estructurada pero que no está leída, hay que leerla. Hago esta salvedad, que este estructurada quiere decir que hay una verdad y que la verdad es ésa. Obviamente, con el correr del análisis la verdad puede cambiar porque también esta es una cuestión y es que la verdad no se dice toda pero hay para la constelación una verdad.

En el caso del "Hombre de las ratas" había una verdad: su padre se jugó el dinero del regimiento, le dieron la baja del ejército por eso, le pidió prestado a un amigo para pagar su delito, nunca devolvió el dinero a su amigo y, finalmente, se casó con una mujer rica que no amaba dejando a un lado sus sentimientos por otra que era pobre. Ésa fue la verdad. Pero debe ser leída porque eso como hecho no quiere decir nada; los hechos no existen en el mundo humano, no hay hechos, el mismo hecho puede ser leído de diversas maneras según el sistema.

Entonces, lo que yo les propongo leer aquí es que esta constelación estructurada debe ser leída. Y ustedes ya saben que cuando uno lee, escribe, esto lo trabajamos muchísimo el año pasado. Y es que cada vez que uno lee un texto lo escribe de vuelta y es por eso que uno nunca lee dos veces el mismo texto –con perdón de Heráclito. Si no, vuelvan a leer hoy, a la edad que tengan, "El principito", ya no es "El principito" que leímos a los quince años...

Ahora, para terminar, dos referencias extra-analíticas que tenía preparadas desde que empezamos nuestro recorrido –no quiero dejar de leerlas.

Susana Torrado fue la socióloga a la cual nuestro ex ministro de economía, Domingo Felipe Cavallo mandó a lavar los platos en una disputa pública -no sé si se acuerdan. Pero, bueno, ella es una estudiosa y su último libro es muy bueno, la verdad que se los recomiendo. Se llama "Historia de la familia en la Argentina moderna (1870-2000)".

Les quería leer un parrafito del epílogo del libro, cómo ella termina, cuál es la pregunta que le queda planteada después de hacer un análisis impresionante de la familia en Argentina desde 1870 hasta el año 2000 más o menos, está en la página 658 del libro, dice así:

"En lo que concierne a la familia, las sociedades de capitalismo avanzado enfrentan hoy un interrogante que puede formularse en los siguientes términos [es la pregunta que le queda de resto, después de escribir 600 páginas]: ¿la función de transmisión entre las generaciones puede ser asegurada cualquiera sea la manera en la que se organice la vida privada? En especial, esa contribución [la contribución que la familia brinda a la transmisión entre las generaciones] ¿puede ser asegurada con un grado de autonomía individual y/o aislamiento social tan altos como los que caracterizan hoy en día, la organización familiar?"

O sea: visto y considerando cómo está armada la familia hoy, con tanta autonomía individual y con tanto aislamiento social... presentándose así la familia, se pregunta una socióloga: ¿se puede seguir pensando que la familia sigue asegurando la función de transmisión de generación en generación? No responde, pero termina diciendo:

"Un interrogante posmoderno, si los hay".

Se nota que la autora no es analista porque si lo fuera contestaría que sí, no escribiría 600 páginas para que le quede esta pregunta a manera de resto. Porque basta escuchar un paciente para darse cuenta que la función de transmisión familiar sigue funcionando, aunque la familia este cada vez más aislada. En todo caso, lo que cada vez se modifica más es el modo sintomático en que la continuidad generacional afecta a las personas, a los individuos, pero la continuidad sigue estando asegurada totalmente.

Pero me parecía interesante ver que la pregunta o la preocupación que guía a esta socióloga es un poco el eje por el cual, yo les propuse trabajar todos estos temas este año y es que tenemos nosotros que poner de relieve la función de transmisión que el complejo familiar plantea hoy en día, entre los sujetos humanos hablantes, porque efectivamente la cultura tiende a borrarlo. Y una de las maneras con las que el "nuevo psicoanálisis" (no me refiero al lacaniano) hace su entrada fuerte en la cultura es contribuyendo a hacerles creer a las personas que, efectivamente, la familia no transmite nada, sino que el problema es de uno, que está en el cuerpo de uno, originado por uno.

Bueno, para terminar con todo este asunto, les traje a Gabriel García Marquez. Este libro es el primer tomo de sus memorias –lleva por título "Vivir para contarla". Es un tratado sobre la familia, no sé si alguno ya tuvo ocasión de leerlo. Ninguno de nosotros esta en condiciones, ni siquiera investigando, de escribir un libro como éste. Este hombre recuerda todo lo cuenta, evidentemente él no hizo una investigación para recomponer estos datos, son datos que no se pueden investigar: los olores de las personas, las caras de las personas a la hora de levantarse, el modo en que una persona comía... esas cosas no son datos a los que se acceda investigando, hay que acordarse.

Es increíble cómo García Márquez nunca perdió de vista su posición en la "constelación familiar". Y qué hermoso trabajo nos dejó para que podamos pensar estas cosas, no puedo hacer menos que recomendárselos. Yo siempre digo que, cuando me encuentro con estos libros siempre tengo el mismo problema: no sé como hacer para que las personas que quiero los lean, así que si alguno de ustedes se siente convocado por esta frase, ojalá se encuentre con el libro. Les quiero leer una escena que García Marquez cuenta en el libro.

Viene hablando de su abuelo, el Papaleo, que era el coronel, imagínenselo: traje de lino blanco, sombrero de paja y zapatos de charol blanco, ese era su abuelo, él se crió con su abuelo. ¿Sabían que empezó a vivir con su padre a los quince años, recién? Y en cierta ocasión en la que desayunaba con su tío paterno, hermano gemelo de su padre, se acordó de una situación que había vivido de niño junto a su abuelo, el Papaleo.

"Por el contrario, su hermano gemelo [se refiere al hermano de su padre], Esteban Carrillo, se mantuvo lúcido y dinámico hasta muy viejo. En cierta ocasión en que desayunaba con él, me acordé con todos los detalles visuales que a su padre [o sea, al abuelo de G.Marquez] habían tratado de tirarlo por la borda en la lancha de Ciénaga, levantado en hombros de la muchedumbre y manteado como Sancho Panza por los arrieros.

"Le conté el recuerdo al tío Esteban porque me pareció divertido. Pero él se levantó de un salto, furioso porque no se lo hubiera contado a nadie ni bien eso ocurrió y ansioso de que lograra identificar en la memoria al hombre que conversaba con el abuelo en aquella ocasión para que le dijera quiénes eran los que trataron de ahogarlo.

Tampoco entendía que mi abuelo no se hubiera defendido puesto que era un buen tirador que durante dos guerras civiles había estado muchas veces en la línea de fuego, que dormía con el revólver debajo de la almohada y que ya en tiempos de paz había matado en duelo a un enemigo.

En todo caso, me dijo Esteban, nunca sería tarde para que él y sus hermanos castigaran la afrenta, era la ley guajira, el agravio a un miembro de la familia tenían que pagarlo todos los varones de la familia del agresor."

Entonces, hay una ley guajira ("la guajira" es una zona de Colombia) por la cual una afrenta a un miembro de una familia la pagan todos los varones de la familia del agresor, y ellos estaban hablando de este episodio muchísimos años después. En esta lógica, el sujeto no coincide con el cuerpo de persona alguna.

"Tan decidido estaba mi tío Esteban que se sacó el revolver del cinto y lo puso en la mesa para no perder tiempo mientras acababa de interrogarme. Desde entonces, cada vez que nos encontrábamos en nuestras errancias le volvía la esperanza de que me hubiera acordado.

Una noche se presentó en mi cubículo del periódico, por la época en que yo andaba escudriñando el pasado de la familia para una primera novela que no terminé, y me propuso que hiciéramos juntos una investigación del atentado, nunca se rindió.

La última vez que lo vi en Cartagena, ya viejo y con el corazón agrietado, se despidió de mí con una sonrisa triste, diciéndome: No sé cómo has podido ser escritor con tan mala memoria."

¿Se imaginan la escena? Un hombre queriendo investigar quién intento, alguna vez, agredir a su padre para vengarse de todos los varones de la familia del agresor, años después... Ciertos profesionales lo internarían en un psiquiátrico –o lo medicarían. Nosotros no sé... quizás escucharíamos esta historia con una sonrisa. Es una linda manera de ilustrar un sujeto no reducido a una persona y de promover una lógica de transmisión familiar más allá de los cuerpos discretos. En ésto somos algo antiguos, algo clásicos. Pero también, y lo digo sin lugar a dudas, es por ésto que somos efectivos para aliviar el sufrimiento.

Bueno, les propongo que demos por terminada la primera parte de nuestro seminario. Nos vemos en la próxima reunión. Hasta entonces.

Notas

1 Posiblemente, el lector encontrará divergencias con la versión que cité. Estas diferencias están motivadas en que, para preparar la clase, revisé una versión francesa publicada en la página de la École Lacanienne que tiene serias divergencias con la versión "oficial" publicada en la revista "Ornicar?" usada como fuente de la traducción española hecha por la Editorial Manantial. En fin... otro de los clásicos problemas para acceder a los textos de Lacan. [Nota de PP.]


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