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Seminario
El sufrimiento de los niños, según Lacan

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Organizado por Fort-Da

Dictado por : Pablo Peusner


Clase 9


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Segunda parte:
"El sufrimiento de los niños según Jacques Lacan"

Novena Clase.

Buenas noches. Esta reunión y la que sigue, tendrán otro estilo. Las voy a utilizar para compartir con ustedes el estado de una investigación. Probablemente, el camino sea algo más sinuoso -algunos de ustedes en estos días me escribían para decirme que mi estilo les dejaba poco lugar para preguntas... Es curioso, porque en la última reunión fue muy jugosa la discusión que se produjo al final. Bueno, en todo caso les propongo que esta reunión y la que sigue, tendrán un clima de investigación. Aquí ven ustedes muchos libros, inevitablemente enfrentaremos citas... Pero pondremos todo el esfuerzo en no perder de vista el interés clínico de nuestro recorrido.

El tema que les propongo no es cualquier tema, y está muy vinculado al de la reunión pasada (sé que algunos de ustedes se pusieron a estudiar los autores que comenté en aquella ocasión, estoy realmente muy feliz de ello). Se trata de un abordaje sobre la cuestión del lenguaje. Pero no en forma general, tampoco lingüística. Lo que quiero proponerles es la existencia de un "lenguaje infantil" y de un "lenguaje adulto " que puede leerse en la obra de Lacan -y ciertos efectos que de esta diferencia se verifican en la clínica (efectos que valen para ubicar tanto la posición de los analizantes, como la del analista). Este problema nos dará el marco de nuestra investigación.

Estos lenguajes que están, a mi criterio, fuertemente diferenciados en la obra de Lacan no responden, para nada, a un problema cronológico de la edad del hablante. También me parece que si uno realiza una investigación seria aparece una propuesta lacaniana acerca de cuál es el lenguaje –de esos dos lenguajes– que debe ser favorecido por el analista en el trabajo analítico. En conclusión: voy a proponer dos conceptos que yo no sé si todo el mundo maneja pero que a mí me parece que es momento de diferenciar. Ahora bien, lo voy a hacer con mi estilo: voy tratar de contarles el backstage de cómo me encontré con este problema y de los pasos que fui dando para ceñirlo.

Lo primero que les quiero proponer es el contexto en el cual ofertarles esta diferencia conceptual entre "lenguaje infantil" y "lenguaje adulto". Es una idea que me encontré muy recientemente –esto tal vez sea lo más nuevo de lo que les voy a proponer– en el libro de Jean Claude Milner, publicado por la editorial Amorrortu de Buenos Aires este año, con el título "El periplo estructural". Este libro es un recorrido que Jean Claude Milner hace por el paradigma del estructuralismo, trabajando todos los autores que él considera figuras del estructuralismo y tiene dos capítulos dedicados a Lacan ("Ciencia del lenguaje y teoría de la estructura en Jacques Lacan" y "Tecnicidades del hiperestructuralismo") que les recomiendo muchísimo leer porque dice cosas bastante distintas a las que pensamos nosotros habitualmente de cómo Lacan se apropió de los trabajos de la lingüística. No obstante, hay algo en lo que estamos plenamente de acuerdo y me parece que estaría bien proponerlo como marco de nuestra investigación: Milner propone que Lacan es la excepción del estructuralismo, al afirmar que su posición no es estructuralista, sino "hiperestructuralista". 1

Milner aafirma que Lacan se animó a decir algo, a proponer algo, que ningún otro estructuralista -y por estructuralistas ustedes tienen que entender Saussure, Benveniste, Barthes, Jakobson, o sea, los autores más reconocidos del estructuralismo– se animó a decir. La tesis de Lacan en la que Milner sostiene la suya, es la siguiente:

"La estructura cualquiera tiene propiedades no cualquiera".2

Propone, a modo de ejemplo, la argumentación de Lacan en el escrito titulado "El seminario sobre la Carta Robada". No sé si conocen la elaboración que Lacan hace allí con las letritas, todo un trabajo muy interesante con los gráficos y con las letras. Con un sistema mínimo de oposición –porque Lacan empieza con el signo más y con el signo menos, por eso pueden entender una estructura cualquiera– a partir de eso, deduce un enorme sistema de propiedades que ya no son cualquiera, sino que ese sistema obedece a reglas sumamente precisas y sumamente estrictas, es muy interesante.

Milner lo toma como una muestra del valor teórico de Lacan, ya que ningún estructuralista se animó a afirmar una cosa así, el único que lo hizo fue Lacan. Les leo un poco más:

"En la Carta Robada se ve de qué modo, en un sistema cuyos elementos y leyes tienen la menor especificidad posible, emergen regularidades y propiedades". 3

Es decir que en un sistema de mínima especificidad, formado por el signo "+ " y el signo "-", luego de armar una secuencia, comienzan a aparecer regularidades, propiedades, que se pueden deducir y establecer en una table. Milner califica a esta toma de posición como la posición hiperestructuralista.

Pero Lacan da un paso más, ya que uno de los teoremas capitales de la doctrina que Milner llama hiperestructuralista es que, entre esas propiedades que no son cualquiera, que surgen de una estructura que sí puede ser cualquiera, está la emergencia del sujeto –algo que en el estructuralismo estaba totalmente excluido: el estructuralismo proponía una combinatoria pero de la cual el sujeto estaba excluido. Es Lacan el único que incluye al sujeto como una de las propiedades emergentes de la estructura.

Adviertan ustedes que hay un ordenamiento lógico entre, primero, los términos en todo caso de la estructura –en nuestro caso los significantes– y después, la emergencia del sujeto. O sea, el sujeto nos queda como segundo.

Bien, este es el contexto. Trabajamos en esta teoría hiperestructural y partimos de la tesis de Lacan del "inconsciente estructurado como un lenguaje". Con lo cual, sabemos [primero] que el lenguaje es la condición del inconsciente y, segundo, que el inconsciente es una manera posible de interpretar un fenómeno particular del lenguaje. Abordemos qué se puede entender por "fenómeno del lenguaje".

Les doy una especie de definición casera de la cosa: "Cuando alguien habla, siempre dice más, menos o distinto de lo que quería decir". Este es el nivel en el cual nos vamos a manejar.

Ahora bien, de ese fenómeno del lenguaje, el psicoanálisis hace una lectura particular. No hace la misma lectura, por ejemplo, que hace la "teoría de la comunicación" -desde ese marco teórico se diría que éso es ruido; también hay autores de la teoría de la comunicación que a ese plus que se produce en la comunicación verbal lo llaman "ruido de canal". El psicoanálisis supone que eso que se dice como más, como menos o como distinto de lo que se quería decir, quiere decir algo. Y, "que quiere decir algo" debe ser interpretado, al menos, en un doble sentido del término. " Quiere decir algo" en tanto supone un significado –como si yo escuchara una canción en inglés y dijera: "bueno, eso quiere decir algo, yo no lo entiendo pero quiere decir algo". Y, a su vez, eso "quiere decir algo" en tanto voluntad de querer decir. Es como si ustedes vieran a un moribundo en la cama intentando balbucear unas palabras y dijeran: "¡Ah!, quiere decir algo".

Bueno, en esos dos sentidos, el psicoanálisis lee ese fenómeno que en realidad es un fenómeno propio del lenguaje, no es un fenómeno específico del psicoanálisis, lo que es específico del psicoanálisis es la lectura que se haga de eso.

Entonces, les propongo que empecemos a trabajar un pequeño esquema, que va ser el esquema sobre el cual voy a apoyar toda la propuesta que quiero hacerles. Es un esquema mío, pero que nos servirá para articular nuestro desarrollo. Se los presento:

Por: "el decir" hay que entender el acto enunciativo, el acontecimiento de que alguien, una persona en nuestro caso, diga algo. Luego, incluí una doble barra, solamente para marcar la diferencia, la exclusión, de los dos términos que voy a utilizar. Luego escribí: "lo dicho". "Lo dicho" les propongo tomarlo como "lo que se quería decir", lo que la persona que produjo el acto enunciativo de decir tenía voluntad de decir. Y después agregué un signo "+" y la letra "a". Por esa letra ustedes deberían entender "éso que se dice en más, en menos o en diferencia" de lo que la persona que produjo el acto enunciativo quería decir.

Lo que escribí del lado derecho de la pizarra, es decir "lo dicho + a", determina lo que nosotros entendemos como la "formación del inconsciente" . Con lo cual, se deduce con claridad que el inconsciente, en realidad, es sólo un fenómeno de lectura, un modo particular de posicionarse en la lectura de un fenómeno del lenguaje.

Dos aclaraciones en relación al cuadro. Supongan un paciente que dice algo y se equivoca en lo que dice. Si el paciente rectifica lo que dice, lo hace en función de "lo dicho", es decir, reponen en lo dicho la voluntad del decir y excluyen, militantemente en ciertos casos, lo que yo escribí como "a". El caso más clásico se produce cuando los pacientes dicen: "no, no, no considere éso, me equivoqué". Allí, se comportan como un teórico de la comunicación. Es como si nos dijeran: "éso en más que se produjo, éso en menos o éso distinto, es puro ruido, usted óbvielo". Los psicoanalistas no lo obviamos sino, más bien, lo integramos a "lo dicho" en lo que escuchamos, para producir y abrir una instancia de lectura posible puesto que, para nosotros, éso "quiere decir algo".

En el año 1972, Lacan dictó el Seminario "... ou pire" -que puede traducirse como "...o peor". En realidad, está escrito con tres puntos suspensivos antes, con lo cual, se tiende a pensar que ese "... ou pire"está articulado con el título del seminario anterior que fue "De un discurso que no fuera del semblante". Si incluimos también el seminario siguiente, el XX, se nos arma una frase: "De un discurso que no fuera del semblante... o peor aún" -tengan en cuenta que en la edición de Paidós, el título del seminario XX está mal traducido, no es "Aun", sino "Aún", con tilde que para nosotros da el sentido de "todavía" y no el matiz temporal que pareciera tener el término sin tilde.

Bueno, después de estas disquisiciones filológicas, en la última clase del Seminario XIX, "... ou pire", que es la clase del 21 de Junio –no les doy el número porque estos seminarios están todos mal numerados– cuando la gente entró al lugar en el que Lacan dictaba el seminario se encontró con dos oraciones escritas en el pizarrón. Yo les ruego que las anoten. Les pido que las anoten porque Lacan, después, se refiere "a la primera", "a la segunda" y si no nos vamos a perder. Hagan el esfuerzo de seguirme así no es tan complicado. Entonces, la primera de las oraciones dice:

"Que se diga como hecho queda olvidado detrás de lo dicho en lo que se escucha / entiende".

El verbo francés "entendre" habilita los dos significados: escuchar y entender.

Esa es la primera oración que estaba escrita en la pizarra. Y había otra, la segunda dice así:

"Este enunciado asertivo por su forma pertenece a lo modal por lo que emite de existencia".

Aunque no desarrolló las implicancias de estas dos oraciones en la clase, de la lectura de ambas notamos que "la segunda" retoma a "la primera", porque dice: "Este enunciado asertivo por su forma..." -cuando Lacan escribe "este enunciado", se refiere a la primera de las oraciones.

Estas oraciones, aunque algo modificadas, reaparecen en un escrito que Lacan publicó en julio de 1972 con un título difícil: "L’étourdit". El título es un neologismo. Tengo aquí un librito excelente, publicado este año en México por Nora y Marcelo Pasternac, titulado "Comentarios a neologismos de Jacques Lacan". En la entrada correspondiente a "étourdit" de la página 121, dice lo siguiente:

"Étourdit. Sustantivo.

Neologismo en forma de sustantivo por condensación de la palabra étourdi (aturdido, atolondrado) y dit (dicho). También hay una homofonía con "le tour dit", o sea "el giro dicho" o "la vuelta dicha". Proponemos inventar en español el neologismo "aturdicho" para conservar la cercanía transliterante."

Es un verdadero problema traducir este término -y más aún comprender qué quiso producir Lacan con el juego de las palabras. Lo dejo a vuestro criterio. Para mí, es "L’étourdit" (risas). Algo más tarde, volvió sobre las frases en la segunda clase del seminario XX, "Aún" -que es de diciembre del ’72 (es la clase en la que hace un homenaje a Jakobson, e inventa el neologismo "lingüistería").

Como ustedes habrán notado, desde junio hasta diciembre de 1972, Lacan se mantuvo rondando sobre ciertas ideas que aparecían en estas frases; aunque el verdadero abordaje y lectura de las mismas, fue realizado en el escrito "L’étourdit". Existe una versión española del texto publicada en la revista "Escansión 1" de Ed. Paidós de Buenos Aires, en 1984. Los traductores son gente muy importante: Diana Rabinovich, Julieta Sucre y J-L Delmont Mauri. La versión original del texto fue publicada en la revista "Scilicet 4" y vuelta a publicar en el 2001 en los "Autres écrits". Yo voy a utilizar la versión francesa de los "Autres écrits" porque tengo ciertas diferencias con la versión española.

En la primera página del escrito, 449 de la edición francesa, reaparece la lógica de las dos frases que había anticipado Lacan en el seminario.

"Que se diga queda olvidado detras de lo que se dice en lo que se escucha / entiende".

Paa este primer caso, sólo modifica cierta aclaración que hace en "... ou pire" de considerar al "que se diga como hecho" -ya retomaremos este valor importante que en el escrito Lacan dejó de lado.

La segunda oración es modificada radicalmente. Dice:

"Este enunciado que parece de aserción por producirse en una forma universal, es de hecho modal, existencial como tal: el subjuntivo con el que se modula su asunto lo testimonia".

Muchos psicoanalistas han trabajado siempre con la primera de las frases -incluso algunos de ustedes ya la saben de memoria. Pero quiero proponerles que trabajemos con las dos. A partir de ahora, les propongo que siempre trabajemos con las dos y, para eso, tratemos de entender qué quieren decir las dos. Porque de la primera ya se ha hablado bastante, pero la segunda es un poquito más complicada. Revisemos la segunda. Dice así:

"Este enunciado [la frase anterior] que parece de aserción...". Aquí hay que tener en cuenta que un enunciado asertivo es un enunciado que propone una verdad, es decir, si uno dice "frase o proposición asertiva", lo que está diciendo es una frase verdadera.

"Este enunciado que parece de aserción [es decir, verdadero], por producirse en una forma universal...". Entonces, la frase afirma que el enunciado en cuestión (es decir, la primera de las frases) está escrito de manera tal que sugiere para lo que afirma un valor universal: es para todos los casos que, el "que se diga" queda olvidado tras "lo que se dice", etc, etc...

Después Lacan agrega que este enunciado que parece enunciar una verdad universal "es de hecho modal...". Que sea "modal" quiere decir que es relativo a los modos lógicos: «posible», «imposible», «necesario» y «contingente». Entonces, Lacan sostiene que la primera de las oraciones en tanto enunciado, parece estar proponiendo una verdad pero que, en realidad, lo que está proponiendo es un modo lógico. Y el modo de introducir un modo lógico, es mediante el tiempo verbal: el subjuntivo."El subjuntivo con el cual se modula su asunto lo testimonia". Tengan en cuenta que en la oración, "que se diga" está escrito por Lacan en subjuntivo.

Esto les puede sonar un poquito oscuro pero, en gramática francesa, el subjuntivo es el tiempo de las hipótesis y también es el tiempo que introduce los modos lógicos. Es un problema gramatical. Lacan lo dice como si todos nosotros manejáramos mucho este tema de la gramática francesa. En el Seminario de "L´insu..." -es el seminario XXIV- en la clase del 10 de mayo del ’77, hay una frase que dice:

"El subjuntivo es la indicación de lo modal".

Es decir, cuando aparece el subjuntivo, para Lacan, quiere decir que ahí está el modo lógico, que hay que buscarlo. Vamos a ver cuál es el modo lógico que está presente en esta frase.

A continuación, en la página 450, siguen seis párrafos que explican las dos frases; se los tengo que leer. Hagamos el intento.

"La significación, por ser gramatical, rubrica en principio que la segunda frase conduce sobre la primera, al hacer de ella su asunto bajo la forma de un particular."

Lacan dice que la segunda frase ["Este enunciado que parece asertivo..."] se dirige a la primera ["Que se diga queda olvidado..."] en carácter de caso particular, porque dice que ésta oración y sólo ésta –es decir, se refiere a un caso en particular–, es una oración modal, introduce un modo lógico.

"Ella [la segunda oración] dice: este enunciado, y luego lo califica con el asertivo de plantearse como verdadero, confirmándolo en su ser bajo la forma de la proposición llamada universal en lógica: es para todo caso que el decir queda olvidado detrás de lo dicho."

Es decir, la segunda oración se refiere a la primera: primero, en carácter particular, la aísla, se refiere solamente a esa oración; segundo, confirma su valor asertivo, el valor de verdad que tiene bajo la forma de la proposición universal en lógica afirmando y permitiéndonos leer allí -por la significación gramatical que la frase tiene- que para todos los casos el decir se olvida detrás de lo dicho.

Hasta acá, lo más conocido de la lectura de estas frases. Siempre ha sido, hasta hoy, nuestro límite. Nosotros trabajamos con esta lógica porque la significación gramatical de la frase, por estar formulada en subjuntivo, nos evoca en lógica aristotélica un universal y en lógica modal, el carácter necesario.

Avancemos un poco más.

"Pero en contraste, incluso en el mismo plano, en un segundo tiempo, ella [la segunda frase] denuncia su semblante [el semblante de la primera]: (...)"

O sea, esta frase –la segunda– tiene una manera de ser leída que denuncia el semblante de la primera. Les aclaro algo, Diana Rabinovich en la edición española de L’étourdit, pone abajo: "Proponemos entender aquí semblante como engaño". Y yo estoy de acuerdo con ella. Es decir que e sta frase, mientras que, por un lado, afirma el carácter universal y modal de la primera, por otro lado, denuncia que eso es falso. Denuncia que hay gato encerrado en esa frase. ¿Cómo lo denuncia? ¿En qué lo denuncia?

"...al afirmarlo, [al afirmar que es to es así para todos los casos], por el hecho que su sujeto sea modal, y al probarlo por el hecho de que se module gramaticalmente como: que se diga. Lo que evoca no tanto a la memoria sino, como se dice: a la existencia".

Es decir, acá se nos presenta un problema. El "queda olvidado... ¿es que yo me lo olvidé o es que no existió nunca? Este es el punto que Lacan propone: gramaticalmente, la frase nos engaña, por su significación.

Y entonces dice:

"La primera frase no está entonces en ese plano tético de la verdad que el primer tiempo de la segunda asegura por medio de tautologías (en este caso dos)."

El plano tético de verdad adviene cuando yo digo "ésto es ésto". El plano tético es el que, por ejemplo, Jean Claude Milner le asigna a lo real: "lo real es lo que es" -eso es el plano tético, es un juicio planteado de manera absoluta, independiente de cualquier otra aserción, es una idea de Fichte, un matemático alemán.

Entonces, la primera frase no está en un plano tético de verdad, o sea, no puede afirmarse por sí misma, aunque la primera parte de la segunda oración parezca que lo asegura, pero, dice Lacan, como siempre por medio de tautologías.

¿Cuáles son las dos tautologías que hay? Pensémoslo. El universal del olvido y el universal del decir: para todos los que digan se olvida y para todo lo que se olvida es porque se dijo. Son tautológicas, dice Lacan, funcionan de manera circular y cerrada; éste es el semblante que él denuncia.

Entonces, acá hace el pase de magia, a ver si lo podemos seguir. Dice:

"Lo que es evocado es que su enunciación [o sea, "el decir"4] es momento de existencia. Es que, situada en el discurso, esa enunciación ‘ex-siste’ a la verdad."

Lo que Lacan propone es que el momento enunciativo está por fuera de la verdad porque es un hecho de "ex–sistencia". Entonces, todo el problema del "que se diga" es el problema que nos articula con la ex–sistencia ¿de qué? Les propongo: del sujeto. Todo lo que tenga que ver con la posición enunciativa nos abre la puerta a la ex–sitencia del sujeto. Mientras que todo lo que tenga que ver con "lo dicho" nos da el acceso a la verdad. Considerando que las dos posiciones están en exclusión.

Un paso más y ahí dejamos. Hasta allí quiero llegar.

Dice:

"En esto la gramática mide ya fuerza y debilidad con las lógicas que de ellas se aíslan."

Empieza la batalla entre la gramática y la lógica, dice Lacan, porque la gramática, el modo en que el lenguaje se estructura y produce significaciones, a nosotros nos da una posición que es distinta de la posición a la que se accede por la vía de la lógica. Sigue el argumento:

"Al extender este proceso nace mi fórmula [dice que es de él] que no hay universal que no deba dominarse [que no deba contenerse, que no deba acotarse], por una existencia que lo niegue."

Es decir, no hay universal, no hay " que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha y en lo que se entiende", no hay universal en ese punto, si no hay una existencia que lo niegue. Y mi propuesta para ustedes es que busquemos cuál es la existencia que niega el "que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha y se entiende".

Bueno, hace un tiempo encontré en la revista Littoral N° 13, fechada en Octubre del ‘91, que se llama "El niño y el psicoanalista" un artículo titulado "Con un niño, un analizante pasa"- lo voy a hacer circular porque es un texto brillante, hermoso, de una analista francesa que se llama Martine Gauthron. En ese texto, ella piensa que la entrada de un practicante a la clínica psicoanalítica tiene que ser por la clínica de niños. Pareciera que en Francia, en alguna época, todos los analistas se iniciaban trabajando en instituciones con niños -encontré esta coincidencia en testimonios de muchos psicoanalistas. No fue ese exactamente mi camino profesional, pero sí coincido con ella en que el mejor modo de tomar contacto con la experiencia desde el lugar del analista, el que favorece mejor desplegar los problemas que tal posición supone, es la clínica psicoanalítica con niños. Ya lo desarrollamos en alguna de nuestras reuniones pasadas.

Les decía que el texto es bellísimo. Tiene mucho de testimonio, ahí habla una analista que "sabe" algo de la experiencia del analizante. Entre otras cosas, dice:

"El niño tiene una escucha particular de la lengua, que tiene puntos en común con nuestra escucha analítica de pacientes. El analista está atento al aspecto polisémico de la lengua. Un efecto inesperado de la lengua hablada por un niño es el de confrontarnos a nuestra utilización de la lengua psicoanalítica."5

Es decir, ella propone que el modo en que los niños se vinculan a la lengua tiene puntos en común con el modo en que un analista se debe vincular a la lengua. No es una idea menor. Cuando yo la leí por primera vez, la dejé marcada y ahí quedó bajo el modo de una pregunta: ¿cuál es la posición particular de la que ella hablaba? -porque ella no da ningún ejemplo respecto del lenguaje que podría tener un niño que evocara en algo a la posición del psicoanalista.

Por motivos de investigación, este año revisé el historial de Freud sobre Dora y, curiosamente, ante un párrafo al que se hace frecuentemente referencia (aunque no se lo lea) encontré una primera respuesta para la pregunta que me había quedado planteada.

Freud me propuso el ejemplo que yo necesitaba para comprender la idea de Martine Gauthron. En ese párrafo tan aludido en el que Lacan dice ubicar la maniobra freudiana de la "rectificación subjetiva", Freud expone el siguiente argumento y su correspondiente ejemplo. Vamos a revisar las dos traducciones canónicas de Freud en nuestra lengua -porque en este párrafo presentan diferencias considerables. En la traducción de don Luis Ballesteros y de Torres, yo tengo la rarísima edición de 1948 en dos tomos (que es incompleta, obviamente), en el tomo segundo, página 523, dice:

"Este modo de defenderse contra un reproche referido a uno mismo, transfiriéndolo a otra personas muestra algo innegablemente automático y tiene su modelo en la conducta de los niños pequeños, que siempre que se les reprocha alguna mentira responden: «El mentiroso eres tú.» El adulto respondería intentando subrayar algún defecto real del adversario, en lugar de emplear como defensa la repetición del mismo reproche."

Está trabajando sobre una lógica de los reproches. Pero sitúa un como ejemplo central la conducta de los niños al recibir una acusación: la devuelven tal cual al acusador, en forma directa, sin cambiar el contenido, prescindiendo de la relación que el acusador tenga con lo efectivamente ocurrido. Dice Freud que un adulto no haría eso porque, si un adulto mintiera y alguien le dijera "Vos sos un mentiroso", buscaría algún argumento verdadero para devolverle la gentileza, por ejemplo "Y vos sos un gordo pelado" -pero no devolvería exactamente lo mismo. Supongan la situación: un caballero que mide 1,80 metros le dice a su hijo "Callate enano", a lo que el niño responde "Callate vos enano" -¡y el tipo mide 1,80 metros!

Para la misma idea, el tomo VII de la edición de Amorrortu, traducida por Etcheverry, página 32, dice:

"Esta manera de protegerse de un autorreproche dirigiéndolo a otra persona tiene algo de innegablemente automático. Halla su modelo en el redargüir de los niños, que sin vacilar responden «Eres un mentiroso» cuando se los culpa de haber mentido. El adulto, en el afán de devolver un insulto, rebuscará alguna debilidad real del oponente, sin hacer recaer el acento en la repetición del mismo."

En esta traducción aparece un término que no estaba en la otra: "redargüir". Según el diccionario de la Real Academia Española, significa "convertir un argumento en contra de quien lo produce ". Efectivamente, está bien usado en la traducción, se trata de una precisión más a la que la traducción de Etcheverry nos tiene acostumbrados. Eso sí, si bien redargüir es modificar un argumento en contra de quien lo produjo, el modo de hacerlo no está contenido en el verbo -seguramente existen muchas formas para transformar un argumento en contra de su autor.

Aquí es donde Freud me resolvió parte del problema. Porque para comparar la conducta del niño con la del adulto, separa el contenido del acto enunciativo. Y afirma, finalmente, que puesto que los niños están dispuestos a redargüir los reproches, el contenido no les interesa en lo más mínimo -y lo devuelven exactamente igual aunque éste no tenga nada que ver con la realidad. Podemos deducir, entonces, que lo que le interesa al niño es el acto enunciativo en sí, no importa si lo que él dice es verdadero o no es verdadero, no importa el contenido, no importa "lo dicho" en la frase que te devuelve, no importa si es acorde a la realidad, lo único que importa es decirla.

Cuando leía estas páginas recordaba unas líneas del historial del "Hombre de las ratas" en las que Freud contaba que el paciente, siendo niño, había insultado a su padre con una cadena significante muy particular: "hijo de puta", "boludo", y como no sabía más insultos siguió así: "lámpara", "mesa", "silla". ¿Observan allí que el contenido del insulto era totalmente estúpido, no tenido en cuenta, no considerado para nada? Lo importante era el acto enunciativo de insultarlo, o sea, bastaba el acto enunciativo del insulto para que el chico se quedara contento con éso.

Yo me preguntaba si, tal vez, esto que Martine Gauthron en el artículo de la revista Littoral llama "posición particular del niño ante la lengua, similar a la del psicoanalista", no se podría leer por este lado, es decir, por la prescindencia que el niño tiene respecto de lo dicho: o sea, no le importa mucho al niño lo que dijo, sino más bien decirlo. Me acordaba, por ejemplo, de todas las veces que mi hijo me dice que no me quiere más y al minuto me viene a buscar para jugar... ¿Qué quiere decir ese "no te quiero más"? ¿Vale por contenido o vale por "ruido de canal" a un acto enunciativo de decir?

Bueno, yo tiendo a pensar -hasta acá- que la posición de lo que se podría entender como un lenguaje infantil hace hincapié en el acto enunciativo, en "el decir" y no le presta mucha atención al contenido de "lo dicho". Es sólo una manera de posicionarse ante lo que uno dice, no es un problema de edades, no es un problema evolutivo, ni cronológico -tampoco de desarrollo. Muchas veces se habla delante de los niños suponiendo que ellos no acceden al contenido y hay sorpresas... Muchas veces, nosotros, adultos, sabemos perfectamente todo lo que alguien nos va a decir, pero deseamos y exigimos que nos lo diga. Por lo tanto, no es un problema etario. La próxima intentaremos resolver esto.

Bueno, les propongo como una hipótesis provisoria que el lenguaje infantil hace hincapié en el acto enunciativo en detrimento del contenido. Pero es un hipótesis provisoria. Reflexionemos un poco, y seguimos en unos días viendo qué puede aportarnos Lacan sobre todo este asunto en sus seminarios.

Hasta entonces.

Notas

1 Milner, Jean-Claude. "El periplo estructural" (2002). Amorrortu Editores, Buenos Aires, 2003. Pág. 147.

2 Ibidem.

3 Ibidem.

4 Señala la izquierda del cuadro

5 Gauthron, Martine. "Con un niño, un analizante pasa " en Littoral 13, octubre 1991, E.P.E.L., Córdoba, 1991, pág.14.-


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