Seminario
Transferencia y Resistencia
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Organizado por : PsicoMundo
Dictado por : Lic. Mario Elkin Ramírez
Clase 11
El analista como
padre
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La resistencia como un no querer saber
Encontramos una serie de interesantes referencias a la resistencia y la transferencia en el caso Juanito, publicado bajo el título: Análisis de la fobia de un niño de cinco años, en 1909.
Antes de abordar estas referencias vale la pena decir una palabra sobre el caso. Es publicado como un caso de Freud, no obstante su singularidad radica en que es un caso de un niño que es analizado por su padre y solamente "controlado" por Freud. Es en realidad un caso de control. Aunque tampoco podemos afirmarlo con rigor, porque Freud vio un par de veces a Juanito, lo cual no es muy habitual en la práctica del control, llevar su analizante donde el analista controlador.
Lo primero que impacta hoy es que Freud hubiera permitido que un padre analizara a su hijo, cuando, es conocido que no debe haber lazos de parentesco o amistad entre analista y analizante. Pues bien, hoy es sabido que Freud analizó a su hija Ana. Paul Roazen que ha dedicado su vida a saber sobre la familia Freud, así lo estableció en su texto Mes rencontres avec la famille Freud. Es el pecado original del psicoanálisis. En todo caso Estella Solano, en una ponencia en el Encuentro Internacional del Campo Freudiano celebrado en Caracas, mostró en tres casos "Ana, Melita y Erminia" las consecuencias funestas de esta práctica. En Ana si bien Freud encontró su Antígona; ustedes saben que Ana nunca se casó ni se le conoció hombre y en ella también Freud encontró también la primera que desvió su obra hacia la psicología del yo. En cuanto a Melanie Klein quien también analizó a su hija Melita, encontró en ella su peor detractora y opositora a sus teorías en la Sociedad Británica de Psicoanálisis, donde sus discusiones eran tan apasionadas aunque "teóricas" que hacía penosa la asistencia a sus sesiones científicas. Y finalmente Erminia Helmonts quien murió ahorcada por su sobrino y analizante Fritz. No es pues una práctica muy recomendable, hay un contragolpe agresivo.
De Juanito, se sabe fue después regisseur en la Opera, parece ser que con gran éxito, pero sobre su análisis recayó una profunda amnesia, según lo testimonió en un Encuentro Internacional del Campo Freudiano en París, Nancy Katan, quien encontró a la viuda de Juanito. Si aquí no verificamos el contragolpe agresivo necesariamente es por la intervención de Freud como tercero.
En la descripción del caso Freud declara que "Juanito responde aún sin consciencia de culpabilidad, pero adquiere en esta ocasión el complejo de castración, cuya existencia nos vemos forzados a deducir en tantos análisis de sujetos neuróticos, a pesar de la tenaz resistencia que los enfermos oponen a reconocerla."(1)
Hubo justamente una idea de Ana Freud, que decía que los niños no tenían Superyó y por eso el psicoanálisis debía ser encaminado en ellos a una pedagogía que formara el Superyó. Pero en la época el Superyó no existía, hay que esperar 1923, sin embargo Freud hablaba de consciencia de culpabilidad. No obstante, adquiere el complejo de castración, complejo a cuyo reconocimiento el enfermo opone una tenaz resistencia. Hay entonces un movimiento de la resistencia tendiente más bien al desconocimiento del complejo de castración. A este propósito dice Lacan que:
"La profunda complejidad de las relaciones del hombre a la mujer, procede precisamente de lo que podríamos llamar en nuestro rudo lenguaje, la resistencia de los sujetos masculinos a admitir efectivamente que los sujetos femeninos están verdaderamente desprovistos de algo, y con mayor razón que están provistos de otra cosa (...) Aquí tiene su raíz un desconocimiento mantenido a veces con tenacidad, que influye toda la concepción del mundo del sujeto, especialmente en su concepción de las relaciones sociales" (2)
Se trata de un desconocimiento que nos emparenta la resistencia con las formas del no querer saber, tales como la represión que es un no querer saber neurótico, que envía al inconsciente los contenidos displacientes para el sujeto; la forclusión, que es un no querer saber radical del Nombre-del-Padre, y que produce la psicosis; el desmentido, que en la perversión se comporta en un "si, -la madre está castrada- pero no lo está" -es el razonamiento que se continúa en lo inconsciente y crea por ejemplo el fetiche como otra vía para no aceptar la castración femenina, ni la suya; la denegación, que afecta el juicio de existencia en la misma vía y el de atribución y donde un "no es" corresponde a la afirmación íntima de aquello que niega. Pero además se trata de un desconocimiento con consecuencias por cuanto en su tenacidad influye toda la concepción del mundo del sujeto, lo cual es enorme, y además su concepción de sus relaciones sociales, es decir la relación al Otro y la relación al mundo. En Juanito lo vemos, porque para no aceptar la castración femenina encuentra no el objeto fetiche, sino el objeto fóbico, en este Seminario de Lacan -el IV- esta diferencia es importante. Ahora bien, vemos como esa resistencia, como no saber de la castración materna influye su concepción del mundo. Juanito pinta todos los seres animados e inanimados, provistos de un hace-pipi es decir que se sitúa en un lugar de la sexuación donde para todo x, la función fálica es positiva, todos lo tienen, lo cual en otro lugar Lacan lo escribe así: " ´ F ´ . Pero además la no negativación de la función fálica que produciría la castración influye igualmente las relaciones sociales, es decir en general la relación al Otro, tal como se encuentra escrito en la última parte de la metáfora paterna:
Luego, continúa Lacan:
"Es muy importante concebir las particularidades de la relación de Juanito a su analista. Si queremos comprender esta observación debemos ver que tiene algo absolutamente excepcional entre todos los análisis de niños. La situación se desarrolla de manera tal que el elemento del padre simbólico es bastante distinto del padre real y, como ven, del padre imaginario. Es sin duda a esto (...) que debemos la ausencia notable de fenómenos de transferencia por ejemplo, y al tiempo de los fenómenos de la repetición, y es por eso que tenemos la relación en estado puro del funcionamiento de los fantasmas (...)."(3)
Y bien, lo que tiene de particular es que el analista es al mismo tiempo el padre lo cual es excepcional y poco recomendable, pero que deja una enseñanza, es preciso en todo análisis con niños orientarse respecto a los tres padres: el real, el simbólico y el imaginario. En este texto Real tiene el sentido de realidad, es el padre de Juanito, y es ese quien a la vez se pretende su analista. Después real estará emparentado con el goce, y la realidad con lo imaginario, pero no es el sentido aquí. El padre imaginario es una forma del buen Dios; y el simbólico (...) sorpresa! Freud, en alguna de sus intervenciones.
Aquí entonces el padre real es igual al analista, lo cual nos dice Lacan explica de un lado la ausencia de fenómenos de transferencia y del otro la ausencia de fenómenos de repetición. Veamos esto en detalle. La transferencia está basada como lo hemos visto, a partir de un error sobre la persona, en este momento es posible decir simplemente que el sujeto transfiere por ejemplo sobre la persona del analista los significantes que representan al padre, pero en Juanito encontramos la dificultad de esa transferencia, por estar encarnados, el analista en este caso no puede hacer semblante de encarnarlos porque los contiene en efecto para el paciente. Eso nos hace confundir el amor de transferencia con el amor hacia el padre, no podemos distinguir aquí, cual correspondería a cual, porque en verdad son lo mismo, y el amor y odio hacia el padre no se revive sino que en este caso se continua sencillamente viviendo. De aquí surge por ejemplo una generalización absurda que hace Ana Freud, cuando dice que el niño establece transferencia por cuanto aún está construyendo su Edipo, sus relaciones con los padres y entonces no puede aún transferirlas, es lo que de nuevo la hace confundir el análisis con la pedagogía. Pero la práctica desmiente este prejuicio, por lo demás es aún pensar el Edipo como fase, como tiempo cronológico, y no como estructurado en un momento lógico, ni tan precoz como Melanie Klein ni a los cuatro años como Ana y el mismo Sigmund Freud proponían.
Pero además, en esta época tampoco se distinguía la transferencia de la repetición, por cuanto, el no repetía una relación al padre en la transferencia, solamente la vivía. Pero esta circunstancia, nos explica además Lacan, es lo que da cuenta de la pureza del funcionamiento de sus fantasmas, es algo que aún no comprendo, sino en los términos de ver como el padre, como padre, está implicado activamente, en sus intervenciones en la construcción de los fantasmas y su referencia no es metafórica sino literal. Es el único análisis donde la transferencia no está basada en el error sobre la persona aquí, recordémoslo:
"El interés de esta observación es también mostrarnos -según Lacan- que la Durcharbeitung no es, contrariamente a la opinión comúnmente recibida, una simple rumiación hasta que algo que sólo había sido asimilado intelectualmente terminará penetrando la piel del sujeto como una ranura o una impregnación. Si la Ducharbeitung es algo necesario, es sin duda porque es necesario, que un cierto número de circuitos, en varios sentidos de la palabra, sean recorridos para que la función de simbolización de lo imaginario sea eficazmente satisfecha" .(4)
La Ducharbeitung es el trabajo de elaboración o per-elaboración. y que aquí Lacan no asimila a una "comprensión emocional" en vez de la "comprensión intelectual", como generalmente se dice, sino a un recorrido por las redes asociativas, por los circuitos, en la vía de simbolizar lo imaginario, incluso lo imaginario de la transferencia. O simplemente el saber imaginario que sólo en la medida en que se simboliza, se vuelve un saber con consecuencias en la medida en que transforma el sujeto. Este es uno de los argumentos de lo que se llamaron las sesiones de duración variable que Lacan innovó, no el estándar de 45 minutos que al fin y al cabo era la técnica que más se adaptaba a Freud, pero vemos que Freud se tomaba libertades, y muchas veces no cumple las reglas que pretende establecer, es cierto que esta no es una justificación que sirva para hacer cualquier cosa, pero tampoco para petrificar el análisis en la rigidez insensata.
Lacan observa que hay un tiempo lógico en el discurso, que hay un instante de ver, un tiempo de comprender, un momento de concluir, y que estos momentos lógicos no pueden regirse por un reloj que cada 45 minutos despierte al analista. Dentro de ese tiempo lógico, está la escansión cuando el sujeto dice algo particularmente significativo según el complejo al que se acerca, dejarlo continuar es permitir que banalice aquello de lo que se trata, si se le hace la escansión, el sujeto puede sorprenderse de lo que acaba de decir, muchas veces protesta porque todavía tiene qué decir y se siente frustrado porque no ha podido descargarse, pero el psicoanálisis no es la abreacción, y el que no todo sea dicho allí, permite que el sujeto fuera de la sesión continúe trabajando. Disminuir el tiempo de la sesión es permitir que el tiempo de la elaboración se enriquezca.
"Es por eso - continúa Lacan - que vemos a Juanito seguir una vía laberíntica -en tanto que podemos reconstruirla, ya que es en todo momento quebrada, entrecortada por las intervenciones del padre, que no son siempre muy bien dirigidas, ni respetan demasiado al sujeto, como Freud lo subraya" (5). El recorrido de la vía laberíntica es la manera como Juanito hace su Ducharbeitung, en esa especie de creación mitológica. Literalmente Ducharbeitung quiere decir trabajo de travesía, lo cual para nosotros lectores de Lacan no puede dejar de evocarnos, lo que luego se concibe como travesía del fantasma, también es un trabajo de travesía, de elaboración lógica con consecuencias de modificación del goce del sujeto. Pero dicha elaboración en Juanito, dice Lacan, que es quebrada, interrumpida, entrecortada, por el padre. Si nos atenemos a la definición hasta aquí prevalente en Freud, de que resistencia es todo aquello que se opone, interrumpe la asociación libre, en la vía del sujeto hacia la verdad, encontramos que es del padre de Juanito de quien proviene la resistencia.
Es el inconveniente de compartir el techo con el analista, estando expuesto de manera enloquecedora a sus constantes interpretaciones, es el colmo de la presencia del analista, y más que un chiste, es algo que se presenta a nivel real en los hijos de algunos analistas, muchas veces se recoge en la clínica que al contrario de la creencia popular ingenua no son los padres ideales, porque el padre ideal, es sólo eso, un ideal; El padre de Juanito lo ametrallaba a punto de interpretaciones, interrumpía la elaboración del mismo. Una regla técnica es deducible de este pasaje, y es que las intervenciones del analista deben respetar al sujeto.
Fantasía, prejuicio y verdad
En otro pasaje Lacan señala que:
"En lo psíquico no existe la arbitrariedad y la falta de autenticidad de las manifestaciones infantiles proviene de la predominancia de su fantasía, como en los adultos la preponderancia de sus prejuicios (...) Es perfectamente posible distinguir cuando [Juanito] falsea o retiene la verdad bajo la coerción de una resistencia, cuando acepta, indeciso aún en su fuero interno, las opiniones de su padre y cuando comunica sinceramente libre de toda presión, su íntima verdad hasta entonces sólo de él conocida" .(6)
Es una consideración importante, en el psicoanálisis con niños es preciso considerar el valor de la fantasía en los mismos, pues no se trata de desestimar dichas producciones, sino considerar que si el niño "miente", en esa creación hay valor de verdad, esa es su autenticidad, una verdad coartada por la resistencia y que sólo de esta manera pueda presentarse a la consciencia, entonces más que guiarse por el valor de verificación objetiva de dichas fantasías, se trata de reconocer en las mismas valor de verdad para el sujeto.
Pero si esta es la función de la fantasía en el análisis con niños, igual pasa con los prejuicios en el adulto, si se aferra a ellos es porque tienen para él un valor de verdad, y son a tratar con igual respeto que las fantasías del niño. Dentro de esos prejuicios se encuentra creencias, juicios del sujeto, sobre la castración femenina, sobre la armonía sexual, sobre las figuras del padre, sobre lo que es una mujer etc. Ahora bien, una definición anterior de la contratransferencia era la suma de prejuicios del analista. Esto nos permite interrogarnos por el deseo del analista en el padre de Juanito. ¿Qué lugar tenía su hijo para este padre? ¿Para qué quería analizarlo? ¿Para quitarle "la tontería", es decir con una ambición curativa, profiláctica o educativa? ¿Acaso, para verificar la teoría de Freud? ¿Para compensar sus inconsistencias? Hay que pensar que todos estos son prejuicios del padre, y por eso su acción analítica se confunde con dichos prejuicios, hay igualmente de su parte confusión de su contratransferencia con su acción como padre. Lo que lo hace pasar fácilmente del análisis a la sugestión, como sucede en muchos análisis con niños. Por eso Juanito acepta indeciso en su fuero interno, las opiniones del padre, y ya Dora nos había enseñado que la resistencia es una defensa contra la sugestión del analista. Pero aquí además vemos desde otro ángulo que la resistencia coarta la verdad del sujeto. El sujeto se resiste a sus verdades, se resiste a la simbolización en el sentido de encontrar un saber no imaginario, sino un saber con consecuencias de transformar su goce.
Sugestión y transferencia en el caso Juanito
Lacan se había preguntado si se trataba o no en este análisis de la sugestión:
"¿Hasta qué punto son auténticos estos temas imaginativos de Juanito? El propio Freud dice que bien podrían ser obra de alguna sugestión. Pero el término de sugestión, ¿acaso debe tomarse aquí en su sentido más simple? - es decir que lo articulado por un sujeto pasa a otro en estado de verdad admitida admitida, o al menos aceptada, a la que se añade cierto carácter de creencia, y constituye de alguna manera un disfraz de la realidad." (7)
El debate se centra finalmente sobre la noción de autenticidad del material del sujeto, que le corresponde a él y que corresponde al Otro. Con una complicación y es que el inconsciente es el discurso del Otro. En un análisis un sujeto se pasa hablando de cómo construyó su inconsciente a partir de palabras ajenas. De palabras de un Otro que hizo suyas. Pero aquí además encontramos el inconsciente como un saber, un saber que el sujeto no sabe; además y este es el punto, una definición de la sugestión como el paso de un saber articulado por un sujeto, en el caso, el padre, a otro sujeto, Juanito, en quien ese saber se cifra en términos de verdad admitida, aceptada y a la que se le agrega la creencia. Una creencia que además viene en el lugar de la realidad.
Es preciso un trabajo sobre la suposición y la incredulidad, para diferenciar la clínica de la transferencia en la neurosis y en la psicosis, y cómo de algún modo el neurótico cree en el supuesto sujeto saber, por lo menos durante un tiempo, y esto le permite analizarse, mientras que en la psicosis, se trata de una incredulidad fundamental en el Otro que hace cuestionar incluso a Freud sobre las posibilidades de transferencia en la psicosis, y que hace decir a Lacan la erotomanía de transferencia, es algo sobre lo que volveré en su momento, pero que evoco aquí con relación a la sugestión, como la adopción de un saber articulado del Otro como verdad en la cual creer y que además suplanta la realidad.
En este sentido a la pregunta si hay sugestión en el caso Juanito, podemos decir sí y no; no en tanto lo acabamos de ver, Juanito no pierde su sentido crítico, y si en ocasiones acepta las opiniones del padre, no siempre lo hace desde su fuero interno. Pero sí en cuanto lo que la cita señala a continuación.
"El propio término de sugestión implica alguna duda sobre la autenticidad de una determinada construcción, en la medida en que es recibida por el sujeto, lo que introduce una cierta crítica fácil y sin duda legítima ¿por qué no? ¿No merece ser tomada en consideración? ¿A quién más que a nosotros corresponde decirlo, si la organización simbólica del mundo, con los elementos culturales que la sostienen, no pertenece por su propia naturaleza a nadie y todo sujeto debe recibirla? ¿No es éste el fundamento indiscutible de la noción de sugestión?." (8)
Las construcciones de Juanito son míticas, la de los caballos, la bañera, los carros, etc. Y como es evidente en la de los caballos hay una sugerencia del padre de un significante. Pero el problema va más allá ya que esta referencia es una evocación de un texto al que seguramente nos referiremos más adelante, a saber: Construcciones en el análisis, allí se plantea un problema que nos concierne. Pues Freud evoca la construcción como técnica auxiliar que releva la interpretación cuando ésta alcanza su límite.
Resistencia de la estructura
En efecto, Freud había reconocido los límites de lo simbólico, donde nosotros situamos una resistencia estructural, por cuanto es el límite de la asociación, sigue lo real, Freud lo nombra a su manera, ombligo del sueño, y en este texto una amnesia infranqueable en términos de interpretación. En el fondo es el mismo problema: En la medida en que el análisis es un asunto sólo de palabras, ¿Cómo tocar con palabras, es decir con la interpretación, algo que no tiene una estructura simbólica?, Freud da una respuesta: la construcción. Da un ejemplo, pero pienso más provechoso tomarla de Juanito, cuando en la famosa sesión del 30 de Marzo Freud le dice a Juanito que antes de su nacimiento él sabía que iba a venir un Juanito que amaría demasiado a su madre y rivalizaría con su padre. Ya veremos las consecuencias de esto, pero aquí vemos que es una construcción que así sea certera en cuanto se refiere al Complejo de Edipo de Juanito, es una sugestión, es un saber articulado por un Otro, que el sujeto recibe perplejo. En Construcciones en el análisis Freud dice que es el analista quien realiza la construcción y se la plantea al paciente. Esto conlleva dos dificultades: la primera es que el analizante le ahorra el trabajo al analizante, lo que por presentársele como un saber articulado cae en la sugestión y en segundo lugar, que la verificación de la construcción es igualmente problemática, ya que bajo sugestión el analizante puede recibir esto como una verdad admitida y adoptada, lo cual pues de provocar un punto de fijación a un goce, -como en el caso de Ruth Levobici que evocamos hace algún tiempo- o una teoría coherente que por ejemplo en una estrategia obsesiva, permita al sujeto atrincherarse tras ella para no trabajar más, pero si igualmente rechaza la construcción esto puede verse como una denegación que pudiera confirmar que se dio en el clavo. Pero esta última opción es igualmente polémica. Así el único criterio de verificación es para Freud las asociaciones que la construcción suscite, que son las que vienen a confirmar o desconfirmar el valor conjetural de la construcción.
Lacan invierte un poco las cosas, el analista por supuesto construye. Construye el caso por ejemplo para hacer un control, o para presentarlo en unas Jornadas, etc. Pero es una construcción que no tiene como objeto presentársela al analizante, ella es seguro que así no tiene ningún valor de transformación para el sujeto, así sea certera se convierte en saber imaginario, como una etiqueta, o una racionalización. Lacan entonces propone que dicha construcción es el analizante quien la hace, la llama construcción del fantasma, y hace de esto y de la travesía la alternativa de un final de análisis. Pero, además, y es lo que nos interesa, elimina todo riesgo de sugestión por parte del analista.
Porque la sugestión es una permanente tentación para el analista, en otras terapias se cede a esa tentación, en las famosas devoluciones del caso, donde el sujeto enseguida se encarta con lo que le dijeron en pocas sesiones, o simplemente banaliza ese saber. Es una tentación de los comienzos de un analista practicante, cuando ha comprendido alguna cosa de un caso y le baila en la lengua el deseo de decírselo a su analizante, en nombre por ejemplo de su bien. Sin embargo, es más aconsejable callárselo así lo sepa, y permitir que el analizante haga su propio trabajo, su construcción, ya que si es él quien la hace, ésto tendrá un valor diferente, de conquista de su propia verdad, y en sí mismo, cobrará un valor de verdad susceptible de transformar el sujeto.
Pero la cita de Lacan, además nos coloca en una definición general de la sugestión que la vuelve positiva. Nos dice que la sugestión tiene por fundamento los elementos culturales que el sujeto recibe y con los que construye su organización simbólica.
En ese sentido, toda la Paideia se basa en la sugestión, se trata de saberes, basados desde la antigüedad griega hasta nuestros días, en la construcción del ideal. Desde Homero cuya Paideia se basaba en la conquista de la Areté, la excelencia, o virtud, a partir de la acción en la guerra, y la palabra en el Agora. Hasta nuestras modernas Escuelas. No en vano la palabra francesa nombra igualmente el amo y el maestro: Maître. En ese sentido, el inconsciente es una sugestión del Otro. Y el psicoanalista no escapa a la sugestión. La consecuencia es que su práctica debe reducirla al mínimo. Más bien que su interpretación tenga por efecto la construcción en el analizante.
No es el caso de Juanito, nos dice Lacan:
"No sólo existe la sugestión en el caso Juanito, sino que la vemos desplegarse a cielo abierto. El estilo interrogatorio del padre se presenta en todo momento como una verdadera inquisición, a veces acuciante, que incluso tiene el carácter de una dirección de las respuestas del niño. Como Freud subraya en muchas ocasiones, el padre interviene de forma aproximada, al bulto, incluso con evidente torpeza. En su forma de registrar las respuestas del niño se aprecian todo tipo de malentendidos, y trata de comprenderlas demasiado y demasiado de prisa, cosa que Freud subraya igualmente. Resulta evidente cuando se lee la observación - las construcciones de Juan están lejos de ser independientes de la intervención paterna, con sus fallas constantes, indicadas por Freud, hay una sensible correspondencia, como también la hay en lo que se refiere a su comportamiento. Se ve incluso, a partir de cierto momento, como se acelera, se embala, y entonces la fobia adquiere un carácter de hiperproductividad muy notable."
Es el resultado, cuando el deseo del analista se aliena, o con un deseo de comprender, además demasiado pronto, o cuando se basa en los prejuicios del padre. Es decir en su mezcla de contratransferencia y afán educativo y profiláctico.
Volviendo al caso, Lacan revela:
"que todas estas singularidades provienen de que la angustia no se refería originariamente a los caballos, sino que fue traspasada a ellos secundariamente, fijándose entonces a aquellos puntos del complejo de los caballos que se demostraron apropiados para determinadas transferencias (...) Hemos averiguado la ocasión actual que provocó la eclosión de la fobia. Fue cuando Juanito vio caerse un caballo grande y pesado, y por lo menos una de las interpretaciones de esta impresión parece ser acentuada por el padre, esto es, Juanito abrigaba por entonces el deseo de que el padre cayese así (...) y muriera."(10)
Fue entonces el hecho de que la interpretación del padre sugiere un Significante unario, caballo, que Juanito, que hasta entonces sólo había tenido una angustia flotante, presentara ahora una fobia a los caballos. Fue el padre quien ligo la caída del caballo con el deseo de muerte posible de Juanito contra él, y así lo acentuó. La fobia fue efecto de la interpretación del padre. El se la sugirió de algún modo.
Pero, ¿qué es la fobia? Freud logrará más adelante, en su texto Inhibición, síntoma y angustia, hacer una diferenciación entre el susto, el miedo y la angustia. Mientras que el susto es equiparable a una irrupción proveniente del mundo exterior e inesperada, sorpresiva. La angustia, desde esta concepción, corresponde a una sensación de peligro pero sin objeto, después Lacan dedicará un Seminario a trabajar el problema de la angustia y dirá que al contrario, la angustia es la manifestación subjetiva de la presencia del objeto (a), pero en la concepción freudiana, la angustia es un afecto sin objeto, flotante. Tal era la "tontería" de Juanito, una angustia que no se adhería a nada, era flotante, un malestar. El miedo en cambio, localiza en el mundo exterior el objeto peligroso que lo provoca, y ante el cual el sujeto puede huir o hacer frente.
La fobia en ese sentido corresponde más al miedo, o por lo menos su función es la de localizar en un, digamos provisionalmente, objeto exterior del cual poder huir, y clásicamente se ha dicho cumple una función de proyección de un deseo hacia un objeto del mundo exterior, del que se ven retornar lo amenazante por dichos deseos. Es en términos generales la concepción freudiana. Con Lacan, la fobia no es el miedo a un objeto, sino a un significante. Es el significante caballo el que le murmura el padre y a el se aferra el miedo de Juanito.
Pero, la fobia cumple una función. No es una estructura, ni es neurosis, ni psicosis, y en este Seminario Lacan hace una sutil pero interesante diferencia entre el objeto fóbico y el objeto fetichista, luego entonces, tampoco la fobia es una perversión. es una placa giratoria nos dice Lacan, esto es, que puede evolucionar hacia cualquier estructura clínica, en ese sentido aparece en el momento, por decirlo así, de elección de estructura, o decir que se trata de un fenómeno transclínico. Por eso pueden encontrarsen fobias en la psicosis, recuerden la fobia que tenía el niño lobo de los Leffort al agujero del baño, también en la neurosis como es el caso de Juanito.
Ahora bien, para Lacan una fobia aparece como una suplencia imaginaria de la falla del padre, cuando no actúa de modo simbólico para el sujeto. Es clara la dificultad del padre de Juanito para prohibirle la masturbación, para instalar en él la prohibición respecto al acceso a la madre, y a la separación del niño de la misma. Así, encontramos una paradoja en el caso y es que el padre de Juanito crea la suplencia fóbica de aquello que provocó propia su inconsistencia.
Pero la fobia igualmente es una barrera -como lo será en la neurosis el fantasma- contra la angustia que suscita el deseo del Otro. Por eso encuentro válido el que nos preguntemos por el deseo del padre, confundido aquí con el deseo del analista de un lado, y del otro, como lo hace Lacan por pensar cual es el lugar que deduce Juanito tener en el deseo de la madre, que bien parece ser un lugar eminentemente fálico. Juanito es embargado por la angustia ante la expresión del deseo de la madre como Otro, en el que él se ve llamado como niño a saturar en la madre su imagen fálica, se ve llamado a ser su "tapa-agujero".
Pero la función verdadera de la fobia como significante que da miedo, es sustituir al objeto de la angustia, que luego del señalamiento del padre se cristalizó en los caballos. Pero que en tanto significante múltiple viene a suplir la falta en el Otro. La falta en este padre inconsistente, incapaz de establecer una prohibición, y reducido por Juanito a una jirafa que grita, pero no que prohibe. Por eso aparece en él la angustia, que en el fondo, como toda angustia, es angustia de castración. En él la castración de la madre está en juego y por el mensaje invertido, su propia castración. Negar aquella, al sustituirla por el objeto fóbico, es asegurarse contra la propia castración.
La fobia se refiere a las carencias del padre, carencia en el sentido de que no permitió que algo de la ley pasara al niño, lo que implica una falta en la instauración del (- j ), una falla que no es la forclusión ni el desmentido; Pero que fracasa en la función de unir el deseo a la ley, falta el menos. Mientras que normalmente su instauración constituye una prohibición que pacifica al sujeto. Así, el significante fóbico sustituye el desfallecimiento de la función paterna que no apacigua el sujeto sino que lo angustia por que exacerba el embarazo que el sujeto tiene del falo.
En el mismo sentido de la sugestión, Lacan agregará después:
"Así, a lo largo de toda la observación de Juanito, vemos cómo reacciona ante la intervención del padre real. Su cultivo intensivo bajo el fuego cruzado de la interrogación paterna demuestra haber sido favorable a un verdadero cultivo de la fobia. Nada nos permite pensar que la fobia hubiera tenido tal continuación y tales ecos sin la intervención paterna, ni que hubiera tenido, en su núcleo, semejante desarrollo, esa riqueza, ni tampoco posiblemente esa insistencia tan imperiosa durante cierto tiempo. El propio Freud admite, asumiendo la parte que le corresponde, que momentáneamente pudiera haberse producido una inflamación, una precipitación, una intensificación de la fobia bajo la acción del padre." (11)
La intervención del analista, en este singular caso coincidente con el padre de la realidad, tiene por efecto no sólo la sugerencia del significante fóbico sino además su intensificación en virtud de que Juanito vive bajo el mismo techo que el analista y bajo el fuego cruzado de sus intervenciones, y esto si bien estimula y enriquece la producción elaborativa de Juanito bajo la forma mítica, ese intervencionismo también coloca el sujeto en impase.
En otro pasaje, Juanito dice a su padre que vio a su madre desnuda y en camisón: "Entonces el padre que - según Lacan- no se distingue por una excesiva agudeza en la percepción de las cosas, le dice -pero una de dos, está desnuda o en camisón. Pero ahí está todo el problema -para Juanito ella está a la vez desnuda y en camisa". (12)
Si en el inconsciente no hay contradicción, vemos que se trata de una intervención que retrotrae el sujeto a una lógica formal, pero esto oculta en el sujeto su división, la posibilidad de que exprese al tiempo en su razonamiento las tendencia en él satisfechas, el deseo de verla desnuda y la resistencia que se opone a dicho deseo. Pero para Lacan, esto señala además "la imposibilidad de garantizar el orden del mundo con una intervención autoritaria". Es algo que puede servir de advertencia al analista para que se cuide de este tipo de intervenciones. Su tendencia no puede ser sino la adaptación, lo que la convierte en una intervención desde la sugestión.
Lacan continúa en el mismo lugar del Seminario: "Evidentemente, el padre imaginario existe desde hace mucho, desde siempre, es una cierta forma del buen Dios, pero eso no resuelve nuestras dificultades, lo sabemos de una forma no menos comprobada y permanente". Ya empezamos a ubicar entonces los padres de Juanito, tenemos el de la realidad, ávido de analizarlo, y el imaginario como el buen Dios. ¿Y el simbólico? ya aparecerá.
"Antes de esta tentativa, el padre había hecho una primera aproximación intentando, como Freud le había dicho, de reducir la culpabilidad de Juanito. Le hace una primera aclaración concerniendo la relación que hay entre el caballo y algo prohibido, que es tocarse el sexo. Esta intervención, que apuntaba en suma a apaciguar la angustia de culpabilidad, como analistas, luego de veinte o treinta años de experiencia, sabemos que siempre está condenada al fracaso, y que de ningún modo se debe abordar frontalmente la culpabilidad, salvo transformándola en diversas formas metabólicas."(13)
Más adelante podrá Lacan aclarar que de lo que se trata en cierto tipo de intervenciones no es de desculpabilizar sino de desangustiar, ya que la culpabilidad siempre tiene verdaderas razones de ser. Y una intervención que tienda a banalizar la culpabilidad o a afrontarla puede producir como mínimo un cierre del inconsciente. Es sutil entonces esto de desangustiar sin desculpabilizar, a través de formas metabólicas, es decir de sus transformaciones. Esto es otra versión de lo que se enuncia a propósito de la interpretación al lado, no en el blanco, porque puede fijar el sujeto a una forma de goce, o aterrarlo hasta provocar un acting; la interpretación al lado, permite que en la per-elaboración deduzca él mismo el blanco y saque sus consecuencias. No obstante en el caso, Freud había aconsejado desangustiar al sujeto por este procedimiento, el padre aclara - y este es un buen ejemplo de adoctrinamiento - la relación construida por él y por Freud, entre el miedo al caballo y la masturbación como prohibida. Pero si bien puede ser una construcción importante para comprender el caso, no es seguro que fuera necesario comunicársela a Juanito para colocarse por fuera del adoctrinamiento. El problema del adoctrinamiento es un tema sobre el que volveremos al trabajar las intervenciones de Freud en el caso del Hombre de las ratas.
"Con Juanito no podía ser de otro modo- continua Lacan- En cuanto el padre le dice que el caballo no es aquí sino un sustituto terrorífico de algo de lo que no debe hacerse un mundo, el niño, que hasta aquí no tenía miedo de los caballos, está obligado dice él a observarlos". Esto es, que aquello que le es permitido se vuelve para Juanito obligatorio hacer. Ver los caballos.
La dimensión significante de la transferencia: una acepción olvidada
"Con este primer aporte, aún poco alentador, del padre, vemos con todo la estructura significante ponerse en marcha en el niño. Dicha estructura resiste a las intervenciones del padre, pero va no obstante reaccionar a sus intervenciones, incluso torpes y confusas, y producir esa serie de creaciones míticas que, por una serie de transformaciones van a integrar poco a poco en el sistema de Juanito el elemento nuevo que necesita ir más allá de la intersubjetividad del espejismo, por tanto fundamental, con la ayuda de la cual, Juanito se sorprende, al presentarse como parte del juego, siempre presente, el primer elemento de su relación con la madre, ese tercer objeto fálico que debe finalmente integrarse él mismo."(14)
Hay poderes de la palabra, incluso la palabra torpemente dicha, con todo pone a funcionar la maquinaria significante. Pero en este punto encontramos algo que me llama particularmente la atención. Lacan dice "la estructura resiste a las intervenciones del padre", en esta expresión la resistencia tiene ya un valor estructural, se trata de una resistencia estructural a la sugestión del analista. En Juanito dicha resistencia , sin embargo, está acompañada de una reacción que lo empuja a la elaboración, al trabajo.
El 30 de Marzo El padre lleva a Juanito donde Freud, dando cuenta de esta cita, Freud escribe:
"Le interpreté, al mismo tiempo fragmentariamente, su miedo a los caballos. El padre tenía que ser el caballo al cual, y por excelentes razones internas, tenía miedo. Ciertos detalles - la cosa negra en los labios y la otra cosa delante de los ojos (bigote y lentes como privilegios del hombre adulto)- me parecieron haber sido directamente transferidos de la persona del padre a los caballos (...) Con esta aclaración vencí la resistencia que más eficazmente se oponía a que los pensamientos inconscientes de Juanito penetrasen hasta su consciencia, ya que en su caso el padre y el médico coincidían en una sola persona. A partir de aquí, la perturbación siguió ya una marcha decente, el material fluyó en abundancia y Juanito encontró valor para comunicar los detalles de su fobia y no tardó en intervenir independientemente en el análisis." (15)
Hasta aquí hemos considerado, de algún modo, que el terapeuta de Juanito es el padre, en algunos pasajes Freud mismo lo señala; pero aquí las cosas toman otro giro. Freud interpreta a Juanito. Y quien interpreta es el analista. Es una interpretación del miedo a los caballos que avala las intervenciones brutales del padre que privilegiaron este significante en Juanito. Desde el punto de vista de su coherencia lógica es una interpretación impecable. En efecto, Los divinos detalles de la fobia hace que la cosa negra en los labios y los ojos sean transferidos del padre al caballo. Parte pues del discurso, del contenido del discurso del sujeto, es una interpretación que se precia por su coherencia. Además nos dice que es una interpretación fragmentaria, no es toda, colmadora, una interpretación aclaradora y tendiente a desangustiar, pues vence la resistencia y que la perturbación continúe su marcha decente tal vez haya que entenderlo como que pacificó a Juanito y lo sacó de la exacerbación, la agitación de la intervención paterna en que se hallaba según lo hemos visto.
Es Freud quien vence con su interpretación la resistencia, es él quien vuelve consciente lo inconsciente, luego es él el analista, y no su padre. ¿Qué lugar entonces para el padre? Es una pregunta que surge por cuanto ese padre comienza a ser en este análisis un tercero estorboso, embarazador, perturbador, molesto. Esto supone que si el analista es Freud sobre él debía haber recaído una transferencia inicial. Juanito sabía que el padre le confería saber al profesor, e incluso le recomendaba tomar nota de sus ocurrencias para que se lo comentara al profesor. Parece que además la madre de Juanito estaba en análisis con Freud, había pues en esta familia una "transferencia colectiva", si se me permite la expresión, me autorizo a decirlo así por cuanto Freud diez años después en su Psicología de las masas y análisis del yo, explica el mecanismo del funcionamiento de los grupos en la sustitución del ideal del yo de cada uno de los miembros del grupo, por la figura del líder, hay un lazo común al líder que da cohesión a la masa -bien que los padres de Juanito terminaron divorciados esto coloca a Freud en la serie del líder, el objeto de amor y la hipnosis. De la misma manera entonces que se le puede en una familia transmitir a un hijo la creencia en Dios, se le puede transmitir la admiración familiar a un personaje y el conferimiento de un saber sobre ellos.
Pero, ¿Qué lugar para el padre? el lugar de un tercero en el análisis, Lacan dice que un análisis no es un asunto de dos, mínimo de tres el analizante el analista y el Otro. Desafortunado Juanito que aquí el Otro sea además una presencia encarnada en su padre, pero en cualquier análisis, también está el Otro, todo aquel de quien se habla, el padre, la madre. Por eso Lacan puede decir que el inconsciente es el discurso del Otro, en un análisis es del Otro de quien se habla en la medida en que es un Otro que ha constituido el inconsciente del sujeto, estamos cosidos con palabras ajenas que nos determinan.
En este análisis, nos decía Lacan era imposible diferenciar los fenómenos de transferencia y resistencia por la particularidad de que ellas se dirigían al padre y al terapeuta que sino uno sólo. En rigor, lo hemos dicho, es imposible la transferencia de este modo porque si ésta se basa en el error sobre la persona donde a un extraño, en un error necesario, se le transfieren características, significantes, por ejemplo del padre, aquí ese movimiento no es posible, y lo despertado en realidad es una continuación del amor y del odio al padre sin posibilidad de transferirlos. Pero a la vez este padre sirve de soporte a la transferencia a Freud. Sino es imposible la transferencia al padre, en cambio es posible a Freud y veremos que en efecto ella existía, más aún, tanto existía que Freud se autorizaba a interpretarle y de tal modo que su interpretación tenía efectos terapéuticos. Mientras que una interpretación sin transferencia deja el sujeto indiferente, y mas bien puede tomarlo como una impertinencia o un insulto.
Freud es quien es llamado a vencer la resistencia, ya que en el caso Juanito, señala, el padre y el médico coincidían en una sola persona. Esto evoca otra coincidencia más feliz, y era la que con entusiasmo Freud señalaba existía en Zoe, el personaje de la Gradiva, quien a la vez de comportarse como una terapeuta con Hanold, encarnaba el objeto de amor perdido de la infancia, y quien en consecuencia podía responder a la demanda de amor. Pero señalaba a propósito de esto que siendo un caso ideal, esto no pasaba en el análisis, por cuanto el analista era un extraño y volvería a serlo luego del análisis. Tal vez en la ilusión de que algo así fuera posible avaló este tipo de análisis.
En ese mismo lugar del texto de Freud encontramos una nota que dice:
"el miedo del padre desempeña también, en los análisis de personas con las cuales no nos une lazo familiar alguno, un papel importantísimo como resistencia contra la reproducción del material patógeno inconsciente. Las resistencias tienen la calidad de "motivo" y además, como sucede en este caso, una parte del material inconsciente está capacitada intrínsecamente, para desarrollar una acción inhibitoria sobre la reproducción de otra parte del mismo." (16)
Se trata del miedo al padre como fuente de resistencia contra la tarea de volver consciente el material patógeno inconsciente, se trata de un miedo a un padre imaginario, al que puede colocarse en contraste - tal como lo hace Freud- un padre simbólico, en la vía de la interpretación. La interpretación de Freud confirma que la figura aterradora es el padre imaginario transferido al caballo, a partir de ciertos detalles; y eso pacifica al sujeto, le da una palabra para elaborarlo. Juanito adolece de un padre simbólico que con una prohibición enérgica ligue el deseo a la ley, esa es la causa de su fobia, donde busca la prótesis que sustituya el padre inconsistente, que no se ha atrevido a imponer una prohibición que pacifique al sujeto.
Lacan continúa su apreciación en estos términos:
"La noche del mismo día [3 de Abril] , el padre dice en suma que si su hijo ha tomado en su comportamiento más ahínco bajo el efecto de la interpretación de Freud el 30 de Marzo- la fobia ha tomado también mayor amplitud, y parece enriquecerse, en una ambigüedad indicernible, de detalles cuya incidencia se hace más fina y más complicada, a medida que Juanito sabe en adelante confiar mejor el modo bajo el cual lo empuja y soborna". (17)
Si para Freud su intervención hizo que la fobia tomara un curso "decente", para Lacan toma al contrario mayor ahínco su fobia, y se enriquece, se vuelve complejo, esto en virtud de que también el inconsciente se sofistica, no es lo mismo el inconsciente de alguien que ha comenzado un análisis y alguien que no lo ha hecho, sus resistencias se hacen más sutiles, igualmente sucede con el hecho de que Juanito conozca mejor su fobia. Más arriba se decía que Juanito seguía una vía laberíntica del significante; pues bien se trata en efecto del laberinto de las asociaciones, con una aclaración, y es que al igual que el laberinto de Minos, hay un hilo de Ariadna para el sujeto, a saber, la dirección de la cura.
"A lo que tendemos en primer término -dice Freud en el caso- no es a obtener un resultado terapéutico, sino a colocar el enfermo en situación de aprehender conscientemente sus impulsos optativos inconscientes. Para ello, basándonos en sus manifestaciones y con ayuda de nuestro arte de interpretación, situamos ante su consciencia, expresado en nuestra forma verbal el complejo inconsciente. La analogía entre lo que así oye el paciente y aquello que busca y que a pesar de todas las resistencias pugna por abrirse paso hasta la consciencia le hace posible hallar lo inconsciente. El médico le precede cierto trecho en la comprensión de sus problemas, pero el paciente llega a ella por caminos propios reuniéndose con él en la meta fijada. Los principiantes en psicoanálisis suelen incurrir aquí en error. Suponen que el momento en que descubren un complejo inconsciente del enfermo es el mismo en que el enfermo lo aprehende y esperan demasiado al pretender curar al sujeto con la comunicación de aquel descubrimiento, pues en realidad tal comunicación no puede servirle más que para ayudarle a encontrar el complejo inconsciente en aquel lugar de su inconsciente en el que se halle anclado". (18)
Es un pasaje soberbio de técnica psicoanalítica, por eso lo evoco. Es en este contexto preciso que dice que el objetivo primero del análisis no es curar. El paciente viene, es cierto, porque sufre y demanda la supresión de ese dolor, pero hay un movimiento interesante y es que el analista le cambia su demanda de curarse por la demanda de saber, de aprender, de asir la causa de su sufrimiento, esto anticipa su consejo de cuidarse del furor sanandi, porque el furor de curar cierra el inconsciente, mientras que el saber de la causa de ese sufrimiento es la vía que lo abre. Es lo que permitirá decir a Lacan que el psicoanálisis cura por añadidura, primero hay que comprender para luego curar.
En primer término el psicoanálisis coloca la aprehensión de sus pulsiones a partir de sus dichos expresión de aquellas y mediante la interpretación, considerada aquí por Freud un arte, y que de paso dice que es verbal, analógica y enigmática añadiremos. Es importante este punto. Pues le da un carácter conjetural y no asertivo a la interpretación, es un mensaje análogo a lo que el sujeto busca, no se propone como aquello que busca, sino como algo semejante, esa analogía permite que el sujeto haga el trabajo de vencer la resistencia y haga emerger lo que busca, en Juanito los componentes del complejo de Edipo, por ejemplo. Como no se trata de algo asertivo el analista no se coloca como el adivino en su omnipotencia del pensamiento, ni en la vía de la sugestión que pretende hacer coincidir el dicho del terapeuta con lo que el paciente buscaba.
Pero, además la cita dice que el analista precede en la comprensión al analizante. Es este tipo de pasajes lo que nos demuestra la prolijidad de la lectura de Lacan, cuando nos habla de momentos lógicos. Freud dice que en un tiempo cronológico el analista comprende más rápidamente que el paciente, los problemas de los que sufre. No obstante debe abstenerse de comunicar en ese momento lo comprendido, para permitir que el analizante llegue por sí mismo a dicha comprensión.
Lacan explícita un instante de ver, un tiempo de comprender y un momento de concluir. Aquí Freud señala que hay un desfase entre el tiempo de comprender del analista y el del analizante, en consecuencia ésto exige que la interpretación, en el momento de concluir del analista, permita que el tiempo de comprender del analizante se haya dado. Si en cambio se une el tiempo de concluir al instante de ver, o se sugestiona, o se deja el sujeto perplejo y embarazado, o se provoca un acting que lo desconecta del pensar, cortocircuitando el tiempo de comprender para unir el instante de ver al momento de concluir. Lo hemos dicho, hay un Kayros de la interpretación, un momento oportuno. Al señalar este desface entre el analista y el analizante en los principiantes también Freud reconoce los poderes de la palabra, pero en tanto esta se sale de la magia, que pretende curar con su sola enunciación, para mostrar que se trata simplemente de un señalamiento de una dirección que el analizante puede seguir para llegar a su verdad, mientras que aquí se le da un único objetivo a la comunicación de lo reprimido descubierto, levar el ancla, salir del estancamiento, vencer la resistencia, movilizar el sujeto de la inercia del goce diremos ahora. Mientras tanto la cura tendrá un valor de residuo, en tanto nadie podrá curarse de la estructura, allí también podemos pensar que hay una resistencia de la estructura, en el punto en que hay un incurable, la estructura misma, el histérico continuará histérico luego de un análisis, pero conociendo su fantasma lo que le exige la creación de una nueva ética.
Lacan continúa la reflexión del caso, precisamente con relación a:
"un momento del final del tratamiento, en su acmé, [donde] hay esa famosa conversación con su padre, donde él dice algo como - tu debes estar furioso contra mí, tu debes odiarme por ocupar tu lugar, acaparar la atención de mi madre, y por ocupar tu lugar en su cama. Y es a pesar de la denegación del padre, que le dice que él jamás fue malo. Das muss wahr sein, dice aún Juanito, eso debe ser verdad. Así, el niño, sin duda alguna debidamente adoctrinado después de algún tiempo, hace surgir el mito edípico con un imperativo especial." (19)
Es aquí donde podemos percibir el viraje que hemos señalado respecto al terapeuta de Juanito, pues su padre no interpreta, deniega, muestra su división como padre, continúa negándole a Juanito el acceso a la castración, no obstante Juanito le responde que a pesar de su denegación, eso debe ser verdad, y tanto lo es que esta construcción hace emerger en él el complejo edípico, en una lógica impecable. Lo de debidamente adoctrinado, puede leerse "educado" en las teorías freudianas que era el ambiente natural que respiraba en su casa, pero como lo hemos anunciado es más prolífico referirnos al adoctrinamiento en relación a otro caso donde es más evidente, el del Hombre de las ratas.
Lacan continúa: "Se ve que por mucho que presionen al niño para hacerle confesar, aunque le sugieran todas las equivalencias, todas las soluciones posibles, sólo obtienen a cambio, evasivas, alusiones, pretextos. A veces se tiene incluso la impresión de que, en cierto modo el niño se burla" (20)
Ya hemos resaltado suficientemente la dimensión de sugestión que hay en el caso, y continúa confirmándose para nosotros que la resistencia - aquí evasivas, alusiones, pretextos- aparecen como reacción ante la sugestión, y por esto el infante puede incluso burlarse; Pero es interesante resaltar la dirección de la cura, esta vez del lado de Freud, ella consiste en conducir el sujeto a la confesión de un secreto. Es algo que se encuentra desde el origen, también las histéricas enfermaban, según Freud, por un secreto que él se empeñaba en encontrar, en esto se revela algo del deseo de Freud, su pasión por la verdad, una pasión que durante mucho tiempo confundió verdad y realidad objetiva; entonces su investigación se orientó a la búsqueda de acontecimientos reales infantiles, sea recuerdos, sea traumas que sirvieran de pivote. El descubrimiento de la realidad psíquica le da otro estatuto a la fantasía, la verdad puede entonces tener una estructura de ficción, y ser sólo válida para el sujeto. El deseo de Freud en esta dimensión es el deseo del investigador, que muchas veces hizo obstáculo a las curas de Freud, quien alguna vez declaró que si un caso no le ofrecía nada nuevo que investigar se desinteresaba de él.
"La función simbólica -dice Lacan- está ligada para Juanito a un cuestionamiento esencial -¿Qué se pierde? ¿Qué puede irse por el agujero? Estos son los primeros elementos de lo que podemos llamar una instrumentación simbólica, y a continuación van a integrarse al desarrollo de la construcción mítica de Juanito, bajo la forma de la bañera que, en su primer sueño, el instalador viene a destornillar." (21) Juanito se analiza a pesar de su padre en el lugar del analista, él construye una instrumentación simbólica, una manera de interpretar lo que le pasa, la jirafa arrugada, la que grita, los carros cargados, vacíos, la bañera, formas míticas de dar cuenta de sí y de su problemática, lo vemos trabajando. También se le ocurrirá luego que el fontanero le podrá:
"destornillar igualmente su trasero, y su propio pene, para gran alegría tanto del padre como de Freud, todo sea dicho. Esta gente tiene tanta prisa por imponer su significación a Juanito, que ni siquiera esperan a que acabe de expresarse a propósito del destornillado de su pequeño pene, para decirle que la única explicación posible, es naturalmente que se trata de darle uno más grande. Juanito no dice eso en absoluto y no sabemos si lo hubiera dicho de haberle dejado hablar. Nada indica aquel lo hubiera dicho. Juanito simplemente habló del reemplazo de su trasero. Desde luego, en este caso resulta palpable la contra-transferencia. Es el padre quien emite la idea que, si le cambian el pene, es para darle uno mayor. He aquí un ejemplo de las faltas que se cometen constantemente. Lo habitual, después de Freud, ha sido no privarse de perpetuar la tradición, según un modo de interpretación donde se busca siempre en no se qué tendencia afectiva lo que motivaría, justificaría, lo que es dicho, que sin embargo tiene sus propias leyes, su estructura y gravitación propias, y debe ser estudiado como tal." (22)
Lacan ironiza, dice que esta producción de Juanito se hizo para gran alegría de Freud y del padre, y en efecto vemos el entusiasmo del padre ante esta construcción, evidentemente porque confirma la teoría freudiana de la castración. Pero la contratransferencia se revela, es decir la suma de prejuicios del terapeuta, en este caso la posición denegadora del padre de la castración del hijo, a quien había decidido educar con la estricta represión necesaria, pero no más. Porque la ocurrencia de que era para darle un pene más grande es del padre que continúa negándole a Juanito la posibilidad de anudar su deseo a la ley, a través de la prohibición onanista e incestuosa. Pero también en esa contratransferencia vemos actuar el mismo prejuicio teórico que malogró en Freud el caso Dora, el afán de confirmar el Complejo de Edipo, Lacan no deja de señalar la prisa por imponer una significación y en esto no deja hablar al sujeto, es decir el analista continúa resistiéndose a que el analizante continúe, bien sea en aras a ayudarle, o en aras de la profilaxis, pero es una ayuda que perjudica al sujeto, al no dejarlo llegar allí por sus propios medios, el fundamento de esta contra-transferencia es el prejuicio que se desprende de analizar como un padre, y el saber universal, preformado del Complejo de Edipo y el complejo de castración que por la prisa de su verificación, se niega lo atípico, lo particular, lo propio del sujeto, por cuanto si hubieran dejado hablar a Juanito es probable que con la historia del destornillado del trasero algo distinto hubiera aportado, así a la postre hubiera verificado el saber universal sobre el Edipo.
Podemos además inferir además aquí lo que no es la interpretación, y en ese sentido proceder de manera apofántica. La interpretación no es la producción de significación por parte del analista. No es asociar en el lugar del paciente, tal como lo hace el padre de Juanito, con la historia del pene más grande. En ese sentido la interpretación es (a)significativa. No el aporte de un saber nuevo desde el analista. Otras veces no será conjetural, sino que afirmará o negará una proposición, esto es una interpretación apofántica, tal es la que le hace Freud a Juanito al decirle que antes de su venida al mundo ya sabía que tendría un Complejo de Edipo. Y mientras la figura del padre imaginario angustia y produce resistencia, -Freud decía que el miedo al padre era fuente de resistencia- es la interpretación en el nombre-del-padre, es decir la intervención en nombre del padre simbólico lo que pacifica al sujeto.
"un pasaje que se sitúa luego del primer diálogo con su padre, donde Juanito comienza a hacer salir de la fobia lo que Freud llamó sus implicaciones significantes. Lo que Juanito es capaz de construir alrededor, es rico de todo un aspecto mítico, o incluso romancesco, pues esta fantasmatización no es simplemente del pasado. Ella concierne también lo que quería hacer con el caballo, sin ninguna duda ella acompaña y modula su angustia, pero tiene también su fuerza propia de construcción." (23)
Es interesante retener como lo señala Lacan que el trabajo de Freud recae en una dimensión significante, la producción mítica, totémica que produce Juanito a partir de las intervenciones de su padre, que mal que bien lo empujan a trabajar y lo desangustian, ya que la ley pacifica al sujeto encartado con sus pulsiones.
"Después de la entrevista de Juanito con su padre (...) Freud indica en otro momento que la fobia toma aquí mayor ímpetu, que se desarrolla y muestra sus diversas fases. Escribe esto - aquí experimentamos lo difusa que es en realidad esta fobia. Se refiere al caballo, pero también al coche, así como al hecho de determinada naturaleza, coches cargados o descargados- y patatín y patatán, este es el tono que emplea Freud. Digamos sencillamente que todas estas particularidades dan en la clave, porque la angustia no tiene absolutamente nada que ver con los caballos -sino que secundariamente se ha trasladado a ellos y se ha fijado en el lugar- no del caballo, sino del complejo de los caballos, más exactamente- en los elementos del complejo de los caballos, a los que se ha podido trasladar por lo tanto todo lo que se mostrará adecuado a determinadas transferencias (...) Así está formulado en Freud en la forma más expresa- tenemos aquí dos polos. El polo que es primero, es aquel de un significante que servirá de soporte a toda la serie de transferencias, es decir, a una reorganización del significado según todas las permutaciones posibles del significante. En principio (...) el significado será al final diferente de lo que era al principio. Algo habrá pasado al significado. En virtud del significante, el campo del significado se reorganizará y se extenderá de una forma cualquiera." (24)
Encontramos aquí una noción supremamente importante y nueva, a mi juicio, de la transferencia. En efecto nos confirma que si es justificado decir que el caballo es el padre, por cuanto los detalles significantes -la cosa negra en los ojos y labios- permiten la transferencia del padre al complejo de los caballos. Veíamos la transferencia en este sentido simplemente como una acepción precursora antes de que designara la relación propiamente intersubjetiva de la relación analítica. Sin embargo, aquí retorna. E incluso Lacan la beneficia con una definición: la transferencia es la reorganización del significado según todas las permutaciones posibles del significante. Esto significa a mi modo de ver que hay una dimensión significante de la transferencia y que, al igual que la resistencia, como fenómeno de límite de la significación funciona en ese ámbito simbólico.
En realidad no hay dos transferencias y dos resistencias funcionando las unas en la intersubjetividad y las otras en el discurso del sujeto, son las mismas. Pero funcionan simultáneamente. Esto es la resistencia en la dimensión intersubjetiva surge por la presencia de un indecible en el sujeto o por una intervención sugestiva del analista y esto se manifiesta en el discurso del sujeto a través de una interrupción, silenciamiento, entre otras. Mientras que la transferencia, su manejo, tendería a salirse de la dimensión imaginaria de la intersubjetividad para tender a una reorganización del significado a partir de la permutación de los significados, y esto último se logra mediante la interpretación que es el correlato de la transferencia. La interpretación logra la conexión entre los dos campos de la transferencia, entre el campo intersubjetivo y el que se juega en el orden del discurso del sujeto. Otra lectura complementaria diría que la manifestación de la transferencia en el discurso del sujeto es la asociación libre, esta fluye cuando hay permutación de significantes, cambio de lugar de los mismos que producen el reordenamiento de los significados del sujeto.
Así por ejemplo, un sujeto narra bajo transferencia una anécdota que había permanecido como graciosa en la historia familiar y que recordaba que cuando él tenía apenas dos años de edad, al ser contrariado se tiraba al suelo y le decía a la madre el equivalente ecolálico de "niño muerto", considerándolo gracioso finalmente obtenía lo que quería. Pero luego bajo transferencia, cuando en el análisis se dio cuenta que se hacía el muerto, ausentándose por grandes períodos para no trabajar algo esencial, pudo recordar que había un secreto de familia y es que antes de su nacimiento como primogénito, su madre había tenido varios abortos. Luego la permutación de los significantes modificó la significación de este recuerdo gracioso, en algo doloroso, puesto que se dio cuenta que con ese juego interpelaba la madre en su deseo, y la reenviaba a la culpabilidad por sus abortos anteriores, semi-provocados por el descuido de sus partos y su no muy decidido deseo de infantar.
Hay pues una dimensión simbólica de la transferencia que es finalmente con la que el analista puede maniobrar, así procedía Freud cuando alguien comenzaba a hablarle de las cortinas o la música del piano del salón de al lado, él le decía, nada de eso usted se ha topado con algo en su discurso que no quiere trabajar, es reenviar a la permutación significante, en el que consiste finalmente la Durarbeitung, para producir nuevo significado a partir de su reorganización. Son cosas que si no se tienen en cuenta se pagan luego. Un poco en la misma línea de la sentencia de Anaximandro, quien decía que había una Diké que hacía que todo lo que se transgrede luego se paga, una ley una justicia. Heideger hace un magnífico comentario de esa sentencia, pero para nuestro caso, enseña que por una lógica interna del análisis no puede descuidarse la transferencia. Así por ejemplo una persona que angustiada de no ver al otro desde el diván decide continuar las entrevistas frente a frente, el analista se dice que si trabaja también no hay problema, pero al cabo del tiempo, ese frente a frente hace que el analista comience a ser pensado como a, como semejante, como rival, hace presencia, y los comentarios sobre su vida personal comienza a hacer que el analizante les de un valor inusitado, que le excusan no trabajar su propio complejo de castración, y abandona el análisis. Si el analista no hubiese cedido seguramente las cosas hubieran podido tener otro curso.
Volviendo al caso, encontramos que para Freud el complejo de Edipo es el que aporta la dimensión simbólica en el sujeto, de allí que su acto interpretativo introduce en Juanito algo del padre simbólico que el padre de la realidad, a pesar de su presencia embarazadora y constante no había impreso, es el punto donde Lacan continúa:
"Estamos con el padre. Hemos casi inscrito en este esquema el lugar que debería ocupar, pues es por medio de él, a través de la identificación a él, que Juanito debería encontrar la vía normal de ese circuito más largo sobre el cual es tiempo de que pase. Tanto es así que lo confirma lo que viene a redoblar la célebre consulta del 30 de Marzo (...) Se trata de la consulta en casa de Freud a la cual Juanito fue llevado por su padre. Para mí, es la ilustración de esa duplicación, incluso la triplicación de la función paterna sobre la cual insisto como esencial a toda comprensión del Edipo. Tanto como propiamente del tratamiento analítico, en tanto tal, en la medida en que hace intervenir el nombre del padre. El padre conduce a Juan delante de Freud, que representa el super-padre, el padre simbólico. En el momento en que Freud, no sin subrayarlo él mismo con cierto humor, profetiza y aborda de entrada el esquema del Edipo, Juanito lo escucha con un interés divertido, del estilo - ¿Cómo puede saber todo eso, si el profesor no es confidente del buen Dios? La relación propiamente hablando humorística que sostiene, a lo largo de la observación, la relación de Juanito con ese padre lejano que es Freud, es ejemplar, y marca a la vez la necesidad de esa dimensión trascendente, y cuanto se equivocaría a encarnar siempre en el estilo del terror y del respeto. No es menos fecunda en este otro registro, donde su presencia permite a Juanito desplegar su problema." (25)
En el análisis y entonces en la transferencia, es necesario la distinción de el padre real, el imaginario y el simbólico, y sobre el analista, seguramente, recaerá la transferencia de los mismos, es su estrategia no interpretar sino desde el lugar del simbólico.
El psicoanálisis como ciencia jovial
Pero hay aquí un elemento que llama nuestra atención, y es la dimensión humorística de Freud sobre la cual Lacan subraya la necesidad. Es un poco como la necesidad de que el análisis, en un eco nietzscheano, devenga una gaya ciencia, una ciencia jovial, digamos un saber jovial. Esto quiere decir que necesariamente un análisis no tiene que desarrollarse en el ámbito transferencial de la solemnidad y la tragedia, incluso en el pase se habla del final en el cual el sujeto vuelve la mirada a la tragedia que ha padecido, y esta deviene cómica. Hay que diferenciar, claro está el chiste, lo cómico, y el humorismo, siendo este último algo más del orden de un estilo de vida, si bien el fantasma también es un estilo de vida, su tragedia, el humor puede ser otro, liberado del peso trágico, el analizado puede vivir su vida de otro modo.
Notas
(1) Freud, Sigmund, Análisis de la fobia de un niño de cinco años, Obras Completas, Biblioteca Nueva, Madrid, Tres Tomos, p.1136
(2) Lacan, Jacques, El Seminario, libro IV, La relación de objeto y las estructuras freudianas, Paris, Seuil, 1994, p.273
(3) Ibid. p.276
(4) Ibid.
(5) Ibid.
(6) Freud, Ibid. p.1609
(7) Lacan, Ibid p.256
(8) Ibid.
(9) Ibid.
(10) Ibid, p. 1389
(11) Lacan, Ibid. p. 258
(12) Lacan, Ibid. pp. 280-282
(13) Ibid
(14) Ibid
(15) Freud, Ibid. p.1428
(16) Ibid.
(17) Lacan, Ibid. p.285
(18) Freud, Ibid. p. 1427
(19) Lacan, Ibid. p.286
(20) Lacan, Ibid. p.287
(21) Ibid. p.299
(22) Ibid
(23) Ibid. p.305-306
(24) Ibid
(25) Ibid. p. 324