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Seminario
La dirección de la cura en el análisis con niños:
la pulsión y el objeto

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Organizado por PsicoMundo y Fort-Da

Dictado por : Marité Ferrari


Clase 4


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El objeto anal

En el Seminario " La angustia", en las clases 22 y 23 , Lacan se plantea la construcción de un grafo con diferentes pisos, para ubicar en cada uno de ellos los diferentes objetos, en tanto diferentes modalidades de presentación del objeto a. Está implícita una cierta discusión con Abraham, para quien hay una " evolución" entre los diferentes objetos y modos de satisfacción pulsional. En esta lectura evolutiva, se sostiene cierto progreso que conducirá a la adquisición del estadio genital, donde el sujeto unificaría en la zona y en la elección de objeto, la previa fragmentariedad pulsional. Lacan escribe este grafo para demostrar por el contrario, la existencia de una lógica que escapa a lo evolutivo: la relación entre el sujeto y el Otro por un lado, y la relación entre los objetos parciales y el falo, por el otro. En la relación entre los objeto y el falo , Lacan retorna a Freud, quien en " La organización genital infantil", plantea de qué modo la amenaza de castración resignifica las anteriores pérdidas. Su aporte original, en cambio, pasa por plantear una idéntica función para las diferentes modalidades del objeto: la de representar la constitución del sujeto en el lugar del Otro, la producción del sujeto a partir de ese corte en el campo del Otro.

En el primer piso del grafo Lacan escribe el objeto oral y en el segundo el objeto anal. Al lado del objeto anal escribe la demanda del Otro, y propone que " no hay manera de aprehender cuál es la verdadera función de ese objeto anal si no lo sienten como resto en la demanda del Otro ". Se ubica una demanda del Otro, demanda educativa por excelencia, que exige una renuncia pulsional, expresada en la dialéctica retención-expulsión, a pedido del Otro. Alguien demanda una regulación, lo que indica entonces la intervención de la metáfora paterna, para poder hacer metáfora, metáfora del deseo obsesivo: las heces por el falo. Es muy interesante la secuencia retención-expulsión porque indicaría una oposición simbólica inscripta en la demanda del Otro. Es la palabra del Otro la que indica cuándo retener y cuando expulsar, instalando una diferencia en lo que hasta entonces era el continuo de la función excremencial. Recién cuando el Otro solicita esta pulsación se produce el objeto anal como causa de deseo. Antes, en la pura función excremencial no había posibilidad de gozar con esa caca. Adviene causa de deseo cuando la intervención de la demanda del Otro impone la secuencia y la pérdida necesaria del excremento, pero ya como semblant de falo- como barra fecal- diría Freud. Es entonces que el sujeto queda advertido del valor agalmático de esa caca que está obligado a retener para después soltar, perder según se le pida. Lacan puntualiza muy especialmente esta cuestión del agalma, esta posición metafórica de la caca en relación al falo. Si se pide retenerlo y luego soltarlo, se trata de algo valioso que orienta al sujeto en relación al deseo del Otro, pero por la vía de lo que éste demanda. No es lo mismo en encuentro con el deseo del otro por la vía de la demanda articulada que exige una renuncia, que el encuentro con el imperativo de goce que se le atribuye al ese primer Otro de la pulsión oral, Otro amenazador que prodría devorar , reducir a nada al sujeto. Este Otro de la pulsión anal es Otro que demanda, si demanda algo es porque algo le falta, es decir, algo del nombre del padre puede allí hacer nudo. Y eso que falta alguna relación con el falo deberá sostener; de allí el valor agalmático de la caca, en tanto semblant de falo.

Lacan plantea " A nivel del estadio oral se funda lo que está en juego en relación al pezón , y puesto que el sujeto se constituye en el origen así como se completa en el mandamiento de la voz, el sujeto no sabe, no puede saber hasta qué punto él mismo es ese ser adherido al pecho de la madre...Cree que el objeto a es el Otro, que al tener que vérselas con el objeto a, tiene que vérselas con el Otro, con la madre...Por lo tanto, con respecto al nivel anal, por primera vez tiene ocasión de reconocerse en algo, en un objeto alrededor del cual gira la demanda de la madre: guardalo, dalo. Aquí nos hallamos por primera vez a nivel de un reconocimiento. Lo que está allí , en esa primera relación con la demanda del Otro, es a la vez él y no debe ser él, por lo menos , e incluso más allá, no es de él." Aquí entonces veremos perfilarse la ambivalencia obsesiva, el objeto que el otro demanda guardar para luego soltar: es de mí, o no es de mí. Es algo propio, que debe dejar de serlo a voluntad del Otro.

Lo que nos interesa desde la propuesta freudiana de la " resignificación fálica " de las anteriores pérdidas, es justamente de qué modo la renuncia a este objeto queda articulada a la escritura del menos fi, es decir del falo como negativizado, como objeto causa de deseo. La evacuación va a graficar , a poner en acto, la pérdida del falo- Freud señala que sin la experiencia de tener que soltar esa barra fecal, el niño no podría llegar a representarse la posible pérdida del falo, y entonces la amenaza de castración no tendría efecto en él. Lacan va un poco más allá, ya en la secuencia retención-expulsión y en la propia demanda de limpieza ubica una escritura de la castración. La demanda de limpieza ubica un nivel de funcionamiento del nombre del padre,se exige la renuncia a un goce.

Una cuestión crucial es la relación de lo anal a la oblatividad. Para Lacan , el hombre no puede dar el falo : la mascarada masculina consiste en esa impostura de pretender tenerlo . El cambio el don aparece como metáfora del objeto anal. El sujeto puede dar la mierda, en tanto, ambivalentemente es de él y no puede ser de él en los dos tiempos, el de la retención y el de la cesión. La oblatividad está en serie con la retentividad, expresando una oposición significante que define la ambivalencia obsesiva: lo da o lo retiene , siempre en relación a ese Otro a quien debo aportarle eso que demanda, obturando así su deseo.

El sujeto obsesivo se encuentra con la paradoja de que ese objeto valioso que no puede impedirse retener: la mierda, es a la vez deyecto, objeto a expulsar. De allí entonces la duda obsesiva, la compulsión, la anulación: es de él o no es de él, lo retiene o lo da, lo ama o lo odia.

Pero en los tiempos de constitución de la infancia nos encontraremos con las visisitudes de la constitución del objeto anal, no con el producto final de la estructura obsesiva, donde la pulsión juega sus cartas articulada al fantasma..

La encopresis como acting que demanda corte y escritura de la castración

Un trastorno habitual con el que nos encontramos en la clínica con niños es la encopresis, que generalmente se presenta como secundaria, es decir como pérdida de la función de control a posteriori de un tiempo donde el contro esfinteriano llegó a producirse. Leamos entonces, la demanda articulada del Otro llegó a armar la serie retención-expulsión y el sujeto quedó confrontado a cierta pérdida de goce: ese de tener que soltar aquello valioso que se había acumulado. Esa pérdida aparecerá como causa de deseo, deseo de retener eso que contiene las trazas del deseo del Otro, por la vía de la demanda

.En el caso de que tuviéramos una encopresis primaria, bastante más allá del tiempo en la que debiera estar instalada la función de control , estaríamos ante un trastorno severo, donde podríamos pensar la ausencia de la metáfora paterna: el nombre del padre no ha funcionado en el discurso materno.

En los casos que habitualmente recibimos, nos encontramos con pequeños en tiempos del Edipo, o en latencia, que tienen episodios donde fracasa la función de control: la llamada encopresis por retención, donde el exceso de retención lleva a producir " restos" que denotan la imposibilidad de manejar el tiempo de soltar según está demandado. El niño es designado como el que mancha su ropa interior, diríamos que se hace representar - en acting- por esos restos que dan a ver algo que debería haber sido soltado en otro lugar. En otros casos la encopresis es por expulsión, el niño tiene un desborde donde da a ver- en rigor a oler- algo del fracaso en la cesión de lo que no debería ser de él. En otros , la encopresis se vincula con episodios donde el pequeño ensucia, deja rastros, restos de su caca en diferentes espacios propios- sus juguetes- su cama- su habitación , donde se mezca lo que debería ser de él, con lo que no debería ser de él,articulado con cierta rebeldía hacia la demanda de limpieza de otro, a quien se procura poner en falta con estos actings.

¿Por que definir este trastorno como acting y no como síntoma?

Si decimos que la encopresis es acting, lo que estamos diciendo es que se trata de un tiempo donde el sujeto se precipita como objeto dentro de la escena de Otro, procurando hacerle agujero, falta, para poder desde esa falta, advenir a alguna subjetividad. En tanto acting está en relación a la angustia,en el sentido en que el sujeto no ha podido armar fantasmáticamente una respuesta a eso que el Otro desearía, por ejemplo no ha podido armar un síntoma obsesivo articulado a una fantasma de oblatividad. Entonces, ante el encuentro con el deseo del Otro, ante la imposibilidad de armar una respuesta fantasmática al ¿Qué me quiere? se precipita al acting, se arroja a la escena del Otro en condición de objeto. ¿Cómo lo hace en la encopresis? Tomando las vestiduras de ese objeto, la caca, ofreciéndose como tal ante la mirada del Otro. Se da a ver esta posición fallida de esa demanda que indica: esto no debe ser de ti, aunque te haya ordenado guardarlo. Dando a ver esto, que denota el fracaso de la escritura de la castración: debes renunciar a ello, el sujeto procura dejar al Otro en falta. Ante el encuentro con esos restos de materia fecal, con estos signos de un goce en exceso- esta retención en exceso, que denota un goce retentivo a ceder, el padre o la madre del pequeño se angustia. La angustia les hace vacilar cierta consistencia de goce fantasmático en la que venían instalados. Algo que viene a conmover esta estructura fantasmática parental da la chance al sujeto para quedar alojado en el Otro, de poder hacer el tour pulsional que le permita reordenar su goce, producir un corte, una pérdida, y poder obtener la satisfacción pulsional que consiste en rodear el borde, el agujero, la falta. Inevitablemente la madre o el padre que se encuentran con estos restos se ubican como demandantes hacia algún otro, el pediatra, el colegio, el analista. Se ven en falta, y movidos por la angustia, dirigen su demanda a Otro para poder volver a saber hacer con este hijo que ensucia.

Si hay allí un analista que pueda escucharlos y que ofrezca un dispositivo para que se diga esto que está desplegado en lo real de la escena, entonces, será el tiempo de la construcción del síntoma en análisis , tanto del lado de los padres, como para el pequeño. La dirección de la cura entonces consistirá de hacer pasar el acting a la encrucijada del síntoma, del síntoma en transferencia. Allí se podrá hacer corte, escriturar algo del orden de la castración, hacer ceder un goce.

Algunas viñetas clínicas

En un caso, el pequeño padece de encopresis por retención. Según los dichos familiares, lo que le pasa al pequeño es exactamente lo contrario de lo que le pasa a su hermano mayor: estaría llamado a fracasar allí donde el otro triunfó . ¿Le tocaría el lugar del deyecto?

El pequeño de siete años dice una frase reiterada ante cada uno de los objetos que la analista le ofrece para jugar en el consultorio: Esto es una mierda.

Correlativamente con esto, el padre tiene comentarios denigrantes hacia el psicoanálisis. También la madre tiene comentarios denigrantes hacia el padre, que la condena a ver su permanente desorden .

Si " todo es una mierda", es la mierda el objeto valioso, fálico, la medida de valor de todas las cosas . En la lógica proposicional de Juanito " todos los seres vivientes tienen la cosita de hacer pipi", la dirección de la cura consistía en poder encontrar la excepción, " hay algunos , como la hermanita, que no lo tienen", por ende, " no todo es fálico" permite asegurar la renuncia a la madre como objeto , el corte y la pérdida de goce en el síntoma fóbico, por la vía de que" no todo es ser el falo de mamá".. La dirección de la cura se orienta a escriturar este descompletamiento de la madre fálica. No todo es falo. En este caso la lógica indicaría que habría que agujerear el universal " todo es una mierda", para escribir, " hay algo que no es mierda", " para arribar a " que no todo es mierda- no todo es ser mierda para el Otro". Se trata entonces de que el niño el quede retenido en la posición de ser la caca de la mamá, es decir el otro del hermano brillante, uno encarnando lo que la madre puede tener y el otro lo que no debe tener, el deyecto. Esta oposición entre lo valioso a retener y lo abyecto a expulsar debe ser puesto en acto en la transferencia. Para lo cual el analista deberá prestarse en acto para que el síntoma se despliegue en transferencia.

De las coordenadas del acting a " que se diga", en el juego,en el discurso. Para que el pequeño descubra que hay un más allá del deseo de la madre, un desfiladero donde pueda sustraerse a la condición de ser en este caso, su mierda.

En otro caso- al que le interese el material completo está en un artículo que escribí para la revista "Fort/da del mismo sitio web- se trata de un niño de diez años que además de padecer episodios de " ensuciarse" únicamente en el camino de vuelta a casa, tiende a ensuciar algunos espacios de su dormitorio. Por ejemplo debajo de la cama, o ciertos juguetes.

En este caso, era tan fuerte la denigración de la madre hacia la figura paterna como la rebeldía feroz que el chico expresaba hacia la madre y todas las figuras que entraran en alguna serie con ella: docentes, autoridades. El acting estaba orientado a hacer explotar de ira a una madre que era vista por el niño- y esencialmente por el padre.- como excesivamente apegada al orden, excesivamente exitosa, sostén económico de la casa, excesivamente autosufiente con respecto a la figura masculina. Este a su vez se hacía cargo de ciertos lugares femeninos, como limpiar la ropa sucia del hijo, para evitar lo que era temido como el estallido de furia de la madre.Era muy evidente la impronta imaginaria en este intento despiadado de hacerle faltar algo a esta mujer, hacer desconsistir este falo materno, la madre perfecta, la mujer que no necesita de un hombre. Falta desmentida por el apuro paterno de borrar las huellas. A mayor borramiento, mayor insistencia por dejar otras, de allí que lo que en principio eran marcas en la ropa que era lavada, pasaban a ser huellas en otros objetos- cuyo rasgo principal era el de ser sumamente difíciles de lavar. En este punto el acting procuraba hacer un corte, hacerle faltar algo a ese Otro fálico, pero al precio de sostenerse en la posición del deyecto, de ser ese objeto hecho presente en el lugar donde debería faltar. En este caso, la dirección de la cura implicaba poder lograr hacer desconsistir esa imagen incastrable de la madre,a la vez que se daba el lugar para que la madre pudiera encontrarse con la angustia que le provocaban estas escenas, de las que inequívocamente se sentía destinataria. El viraje de la furia a la angustia en la madre hacía posible un acotamiento en el exceso de goce, y una disminución en la proliferación imaginaria. Más allá de las diferencias, la estructura de pasaje del Todo al No-todo, es decir la escritura de la castración, marca los andariveles de la dirección de la cura.

También en este caso ,del acting se pasó al despliegue del síntoma en transferencia, cuando el chico comenzó a ensuciarse camino a la sesión. Allí se trataba de que la analista pudiera ver – oler- lo que allí se mostraba, sin borrar las huellas, pero a la vez , mostrarse no furiosa sino en falta: algo necesitaba hacer con estos restos para que los demás pacientes no tuvieran que estar condenados a soportar este goce. En este punto funciona la demanda como articulada al Nombre del Padre: eso del orden del deyecto tiene otro lugar, porque así está demandado . No todo lugar es para la mierda, hay sólo algunos donde es posible soltarla. Si se escribe esta proposición,entonces el sujeto podrá separarse, sustraerse de esta posición de objeto retenido en las coordenadas del fantasma parental, y así en el intervalo hacerse representar por agún significante para otro.Con estos restos, poner en causa su deseo.

Marité Ferrari

Mayo 2002


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